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Fotógrafo Aleksandr Yakimchuk recrea Odesa en blanco y negro

Categorías: Europa Central y del Este, Ucrania, Arte y cultura, Fotografía, Historia, Medios ciudadanos, Rusia invade Ucrania

Aleksandr Yakimchuk. Foto de Filip Noubel, utilizada con autorización.

Más que una ciudad, Odesa es un mito que quizás se describe mejor a través del lente de la fotografía análoga. Global Voices se reunió con Aleksandr Yakimchuk, fotógrafo de Odesa, para explorar la ciudad de 200 años de antigüedad.

Yakimchuk vive en Odesa, puerto de la costa del mar Negro y el tercer centro urbano de Ucrania. La ciudad establecida hace más de dos siglos, es famosa por su rica arquitectura, literatura e historia artística que acaba de solicitar su inclusión en la lista del Patrimonio Mundial de la UNESCO. [1]

Global Voices visitó a Yakimchuk una mañana lluviosa de domingo y conversó con él en ruso. En su pequeña habitación ubicada en la parte antigua de la ciudad en un apartamento comunitario, donde las paredes están cubiertas hasta el techo de fotos en blanco y negro. Algunas son suyas, otras de compañeros fotógrafos en Odesa y otros lugares. En la pequeña cocina, una ampliadora gigante se alza orgullosa entre pilas de negativos y libros. Yakimchuk vive para y dentro de la fotografía.

Cuando se sienta en la alfombra de la pequeña habitación, salón y galería de fotos, toma una pila de fotos Polaroid y empieza a reflexionar sobre los meses desde el comienzo de la invasión de Rusia a Ucrania [2]:

This is my new project, now that I can no longer take black-and-white photos. I take pictures of friends, but also of unknown people with a Polaroid [3]. Before I do that, I ask them what they are thinking about at this very moment, and as they prepare their answer, their face changes. That’s when I press the button. When the photo emerges on the paper within a few minutes, I ask them to write a few words that echo their state of mind. Now I have about 200 portraits.

Este es mi nuevo proyecto, ahora que ya no puedo tomar fotografías en blanco y negro. Tomé fotos de mis amigos, pero también de desconocidos con una Polaroid [4]. Antes les pregunté qué estaban pensando en ese momento y mientras pensaban sus respuestas, sus caras cambiaban. Entonces presionaba el botón. Cuando la foto salía en el papel al cabo de unos minutos, les pedía que escribieran algunas palabras que reflejara su estado de ánimo. Ahora tengo alrededor de 200 retratos.

Entonces se desplazó por la pila como si jugara con una baraja de cartas, y continuó:

This is the picture of a woman I didn’t know I saw on a bench breastfeeding her child, here, near my house. When I saw her, I had already started my project, but it suddenly all made sense. She was like a Joconda on a bench, and I understood that the people I photograph are prophets. They tell me that there is hope, that we will win this war, that love and humanity will prevail.

Esta es la foto de una mujer que no conocía a quien había visto en un banco amamantando a su hijo, cerca de mi casa. Cuando la vi, ya había comenzado mi proyecto, pero de pronto todo tomó sentido. Era como una Gioconda en un banco y entendí que las personas que fotografío son profetas. Me dicen que hay esperanza, que ganaremos esta guerra, que el amor y la humanidad prevalecerán.

Las fotografías en blanco y negro son donde pertenezco

Foto de un patio de Odesa de Aleksandr Yakimchuk, foto de su álbum en línea [5], utilizada con autorización.

Pero antes de que Yakimchuk encontrara este nuevo enfoque en las cámaras Polaroid, sufrió una crisis artística cuando descubrió que no podría seguir tomando fotografías en blanco y negro. Explica que al principio se acercó a la fotografía de manera bastante lenta. En su viaje inicial, se inspiró en la escuela checa de fotografía, empezando por Jaromír Funke, [6] Josef Sudek [7], František Drtikol [8].

Gradualmente se dio cuenta de que Odesa con su herencia rica en arquitectura, origen multicultural e interminables cambios de identidad, debía mostrarse en blanco y negro justo igual que otras ciudades europeas como Paris, Viena o Praga. Cuando cumplió 30 años volvió a la fotografía en blanco y negro que revelaba en casa, algo que había hecho de adolescente. Por un breve periodo, utilizó fotografía digital, pero pronto entendió que en su cosmovisión, la fotografía es parte del material cultural, algo que se debe tocar y mantener como una presencia física. Sacó una pila pesada de negativos, y añadió: “esto es lo que tomé en Odesa, son alrededor de 30 000 fotos. Necesito poder trabajar cada pieza con lo que tengo y trabajarlo”.

Después de 2010 solamente trabajó con la fotografía análoga, revelaba los negativos en casa y tomaba fotos de Odesa inspiradas por maestros como Robert Doisneau [9] y Henri Cartier-Bresson. [10]

Yakimchuk agrega:

I was looking for authenticity, because this is where you can create your paradise, as Doisneau once said. This is how I created my own Odesa: After two-three years, I discovered by analyzing my photos that I could jump into that world and dissolve myself in it; live in Odesa inside that beauty. My first photo exhibition in Odesa in 2014 was called “My beloved city — my conversation.”  After that I created a private photography school, and had more exhibitions, including in London and Istanbul, and even ran a gallery for a year, just before the war, because there are almost no spaces solely devoted to photography in Ukraine.

Estaba buscando autenticidad, porque como dijo una vez Doisneau, es donde puedes crear tu paraíso. Así es como creo mi propia Odesa: después de dos o tres años, analizando mis fotos descubrí que podía saltar dentro de ese mundo y disolverme ahí, vivir en Odesa dentro de esta belleza. Mi primera exhibición fotográfica en Odesa en 2014 se llamó “Mi amada ciudad, mi conversación”. Después de eso formé una escuela privada de fotografía y tuve más exhibiciones, como en Londres y Estambul e incluso dirigí una galería por un año, justo antes de la guerra, porque casi no hay espacios dedicados solamente a la fotografía en Ucrania.

La mayor parte de su colección se exhibe en álbumes en su cuenta de Facebook [5] y muestra personas, animales, calles y espacios públicos de Odesa como una fuente constante de inspiración, una memoria viviente de la ciudad.

Foto de un mercado de Odesa de Aleksandr Yakimchuk, de su álbum en línea [5], utilizada con autorización.

El trabajo de Yakimchuk también está disponible en su cuenta de Instagram [11].

Descubrimiento único: Obra del fotógrafo Vincent Krugel

Foto de los archivos de Kugel de Filip Noubel y utilizada con autorización.

Esta pasión por la fotografía análoga en blanco y negro y por Odesa llevó a Yakimchuk a otro proyecto histórico único: la publicación de una colección de fotografías de Odesa desde 1913 a 1953 de Vincent Kugel, que se mudó allí desde su Riga natal. Sus fotografías ofrecen una visión poco común de los odesanos de todas las clases sociales y un retrato cambiante de la ciudad a medida que cambiaban gobiernos e ideologías, desde la Rusia zarista, pasando por la guerra civil, hasta la Unión Soviética estalinista. Como puerto muy abierto e internacional desde el comienzo, Odesa mantiene una relación espacial con la fotografía: ya en 1894 acogió los primeros cursos de fotografías del imperio.

El redescubrimiento de Kugel [12] es algo que Yakimchuk recuerda con cariño y se identifica con el hecho de que ambos son fotógrafos de calle:

Those photos lay in a suitcase for 60 years, and I was given this incredible opportunity to work on that archive thanks to the grand-daughter of Kugel, and to publish them for the first time. This is a unique testimony about the history of Odesa, but also of black-and-white photography.

Esas fotos estuvieron guardadas en una maleta por 60 años y tuve esta increíble oportunidad de trabajar en este registro gracias a la nieta de Kugel y publicarlas por primera vez. Es un testimonio único sobre la historia de Odesa, pero también de la fotografía en blanco y negro.

Foto de los archivos de Kugel de Filip Noubel y utilizada con autorización.

Al reflexionar sobre su trabajo de más de diez años, no está seguro de su siguiente paso: cuando comenzó la segunda invasión de Rusia a Ucrania el 24 de febrero de 2022, tomó algunas fotos en blanco y negro, siguiendo su tradición, pero pronto se dio cuenta de que estaba emocionalmente abrumado y que no podría seguir por mucho más tiempo de la misma manera, así que se detuvo por completo.

Foto de Aleksandr Yakimchuk de Odesa en las primeras semanas de la invasión rusa de 2022. Foto tomada del álbum en línea [13] y utilizada con autorización.

Y concluye:

I take black-and-white photos again of my beloved city? I am not sure. At this point, all I want is I want to take photos of nature. The war made me seek silence. There is silence that comes with our daily curfew, from 11PM to 5AM. I know find joy in simple elements and feelings that have been sharpened by this war. I have in mind the pictures of kisses Doisneau [14] took right after the Second World War.

¿Volveré a tomar fotos en blanco y negro de mi querida ciudad? No estoy seguro. En este punto, todo lo que quiero es fotografiar la naturaleza. La guerra me hizo buscar el silencio. Hay un silencio que viene con el toque de queda diario, desde las 11 p.m. a las 5 a.m. Sé encontrar la alegría en elementos y sentimientos sencillos que se han agudizado con esta guerra. Tengo en mente las fotos de besos que Doisneau [14] hizo justo después de la Segunda Guerra Mundial.