Kianoush Ramezani: La travesía de un caricaturista político exiliado

Kiannoush Ramezani. Créditos de la foto: Miia Sirén. Utilizada con autiorización.

En 1989, Kianoush Ramezani tenía 16 años y pasaba por el dolor inimaginable de haber perdido a su padre de manera inesperada en una de las famosas prisiones de Irán. Su dolor era exacerbado por la realidad cambiante a su alrededor, en la que el Estado lo privó de voz, cultura y manera de vivir tras la Revolución Islámica de 1979.

En ese momento no tenía idea de que su sensibilidad, creatividad y sed de justicia lo impulsarían fuera de su querido Irán hacia el extranjero, donde se convertiría en uno de los caricaturistas políticos más destacados de Europa y en una voz que habla por millones de iraníes que, como él, han quedado silenciados por la opresión del Gobierno.

Treinta y cinco años después, Kianoush es un caricaturista político con numerosos premios y novelista que vive en Francia desde 2009. En ese país se le dio asilo político en 2010 y ahora es un refugiado bajo la protección del país.

Sus caricaturas editoriales aparecieron en La Croix, The Guardian y Courrier International, entre varios otros medios informativos europeos e internacionales. También recibió varios premios desde su asilo, como el Premio Internacional de Caricatura Editorial en 2012, el premio al Coraje Artístico de Festival Internacional de Comic de Angulema en 2018 y el premio internacional Liber Press en 2022.

En una conversación con Global Voices vía Zoom. Kianoush refleja los hitos decisivos en su travesía como un artista que vive en el exilio y los acontecimientos que lo llevaron al exilio.

Turbulento comienzo

Utilizada con autorización.

Kianoush pasó su niñez atrapado entre dos realidades, la seguridad de su hogar en Rasht, ciudad capital de la provincia de Gilan, en la costa del mar Caspio en Irán, donde estaba rodeado de su extensa familia y del mundo exterior, donde el Gobierno impone estrictas reglas que los ciudadanos deben seguir.

Like millions of other children, I grew up in two parallel and absolutely different worlds. One was the interior world of my family, who strove to maintain some essential aspects of the free life they knew before the so-called Islamic revolution, even though the consequences were super harsh and hard.  On the other hand, there was public life.

I had to protect my family by telling lies, because at school they were trying to tell us who we were by repeating the war's propaganda. They sometimes asked us if we had video cassette players at home, or playing cards, or if we had alcohol.

They abused the situation of the war to really brainwash our generation.

Como millones de niños crecí en dos mundos paralelos completamente diferentes. Uno fue el mundo interior de mi familia, que se esforzaba para mantener algunos aspectos esenciales de la vida libre que conocieron antes de la llamada Revolución Islámica, aunque las consecuencias fueron severas y duras. De otro lado, había una vida pública.

Debía proteger a mi familia por medio de mentiras, ya que en la escuela nos trataban de decir quienes éramos con repeticiones la propaganda de la guerra. Algunas veces nos preguntaban si teníamos videocaseteras en casa, si jugábamos a las cartas o si teníamos alcohol.

Abusaron de la situación de la guerra para lavarle el cerebro a nuestra generación.

Kianoush era un niño sensible que era consciente de lo que ocurría a su alrededor desde una edad temprana. Era difícil ignorar su realidad, especialmente que su padre no podía aceptar la injusticia que se les impuso como resultado de la Revolución Islámica de 1979.

Su sensibilidad se convirtió en rabia después de la abrupta muerte de su padre en prisión en 1989, cuando Kiannoush solo tenía 16 años, casi en la época de las ejecuciones masivas de presos políticos iraníes de 1988:

My father was a rebel. He never accepted any kind of submission, and as a result, he suffered the consequences. He went to prison when I was a teenager and died there.  No one knew why. We never understood what happened to him, it remains a mystery for us to this day.

Mi padre era un rebelde. Nunca acepto ninguna sumisión y como resultado sufrió las consecuencias. Fue a prisión cuando yo era adolescente y murió allí. Nadie sabe por qué. Nunca entendimos qué paso con él, sigue como un misterio para nosotros hasta el día de hoy.

La vida como caricaturista político en Irán

Utilizada con autiorización.

Se matriculó en la Universidad de Gilan y comenzó sus estudios en ingeniería hortícola. Expuso su trabajo artístico durante su primer año y luego comenzó a publicar sus caricaturas en el periódico local. Al final abandonó la ingeniería y optó por dibujar. Su arte se convirtió tanto en su arma como en su voz:

Luckily, I was good at drawing. I always had some picture in my mind. I knew I wanted to be a political cartoonist as a career. It was something I could do, something I could use to express myself. I saw a lot of injustice in society and utilized my cartoons to confront all of those wrongs.

Afortunadamente, era buen dibujante. Siempre tenía alguna imagen en mente. Sabía que quería ser caricaturista político como carrera. Era algo que podía hacer, algo que podía usar para expresarme. Vi muchas injusticias en la sociedad y utilizo mis caricaturas para enfrentar todos esos males.

Ser caricaturista en Irán fue una tarea difícil debido a las numerosas líneas rojas.

Los caricaturistas en Irán son supervisados por el régimen y por la Casa de la Caricatura Iraní, organización que establece las normas para todos los caricaturistas. Kianoush no tenía permitido trabajar, ya que no podía cumplir con reglas. Con dificultades económicas, bajo amenazas directas y encubiertas para él y sus seres queridos, recurrió a la única salida que tenía disponible, las galerías públicas. Sin embargo, hasta eso se volvió demasiado arriesgado:

 I tried hard to publish my work, but in order to do so, I realized that like any other cartoonist I had to practice self-censorship.

I knew that I would be blocked or kicked out from many places, but I simply couldn't accept the rules. I knew that there were heavy risks, but I couldn't stop myself. It was the only window to breathe.

I never had any motivation to leave my country until 2009, when the state became so violent and fearful of anything that it killed, imprisoned, and tortured peaceful green movement protestors. After a few months, they came after my friends one by one. That moved me, and I could no longer stay neutral. After that, I realized I was at risk, and that I needed to leave.

Me esforcé para publicar mi trabajo, pero me di cuenta de que para hacerlo como cualquier otro caricaturista debía practicar la autocensura.

Sabía que me bloquearían o expulsarían de muchos lugares, pero simplemente no podía aceptar las reglas. Sabía que había grandes riesgos, pero no me podía detener. Era mi única ventana para respirar.

Nunca tuve ninguna motivación para dejar mi país hasta 2009, cuando el Estado se tornó violento y temeroso de cualquier cosa que mató, encarceló y torturó a los manifestantes pacíficos del movimiento verde. Después de unos meses, vinieron tras mis amigos uno por uno. Eso me conmovió y no pude seguir siendo neutral. Después de eso me di cuenta de que estaba en riesgo y que tenía que irme.

La travesía de un refugiado

Utilizada con autorización.

El viaje de Kianoush al extranjero comenzó allí, y rápidamente se dio cuenta de las realidades de ser refugiado en una tierra extraña:

When I arrived in France, I realized that there is a terrible image of refugees in society and in the media, particularly among the right wing in France.

Despite the fact that I was suffering like any other refugee because I was in a country where I knew nothing, not even the language, I decided to project a strong image of myself. My misery was now doubled, if not tripled. I needed very basic materials to live, to survive, but I also needed to appear strong and to pretend that everything was fine. I felt that I'm partly responsible for the image I'm painting of myself and other refugees.

That helped me in maintaining my own professional work. I found a way through reporters without borders and then I was able to find my own way slowly.

During those days, however, I was overcome by nostalgia. Every night, I missed my hometown and my family. It was a struggle, but I could not let myself fall apart.

Cuando llegué a Francia me di cuenta de que hay una imagen terrible de los refugiados en la sociedad y en los medios, particularmente entre la derecha francesa.

A pesar de que estaba sufriendo como cualquier otro refugiado porque estaba en un país donde no sabía nada, ni siquiera el idioma, decidí proyectar una imagen fuerte de mí mismo. Mi miseria ahora era doble, hasta el triple. Necesitaba materiales básicos para vivir, para sobrevivir, pero también necesitaba aparentar que todo estaba bien. Sentí que era en parte responsable por la imagen que estaba pintando de mí mismo y de otros refugiados.

Eso me ayudo a mantener mi trabajo profesional. Encontré un camino a través de periodistas sin fronteras y luego pude encontrar mi propio camino lentamente.

Durante esos días, me invadió la nostalgia. Cada noche echaba de menos mi ciudad natal y mi familia. Era una lucha, pero no podía derrumbarme.

La vida diaria de un caricaturista en el exilio

Desde 2019, Kianoush tiene una columna semanal en La Croix, uno de los periódicos franceses más antiguos, en la que dibuja caricaturas políticas sobre Francia, y también dibuja caricaturas sobre Irán de manera regular.

Ser caricaturista no es un trabajo con horario. Es más un labor de 24 horas, siete días a la semana sin fines de semanas ni vacaciones. Las cosas pueden pasar en cualquier momento y siempre debes estar preparado para crear algo en muy poco tiempo.

Afortunadamente, observar el mundo a su alrededor le da bastante material de inspiración de donde dibujar:

In order to be a political cartoonist, you must be a philosopher and observer of your own society and the whole world. We live in a world where something happens every hour.

I think it is critical for cartoonists to have access to a real source of material. And for me, as someone who no longer lives in Iran, I have to trust my sources who live there, and by following them, I can get what I need to be a political cartoonist.

Para ser caricaturista político, debes ser filósofo y observar tu propia sociedad y el mundo entero. Vivimos en un mundo donde algo sucede a cada momento.

Creo que es crucial para un caricaturista tener acceso a recursos reales de material. Y para mí, como alguien que ya no vive en Irán, tengo que confiar en mis fuentes que viven allí, y si las sigo puedo obtener lo que necesito para ser caricaturista político.

Kianoush crea trabajos artísticos increíbles con muchas líneas finas detalladas, pero nunca utiliza texto. Su trabajo provoca respuestas emocionales y desea transmitir el mensaje únicamente a través de su arte:

Personally, I don’t use words in my cartoons. It is a challenge that I set for myself, I sometimes regret it, but I’ve gotten by so far. I would like to express my message only by pictures. You don’t need to read or to know the language to understand the cartoon. It has its own language, a universal language.

Personalmente, no uso palabras en mis caricaturas. Es un desafío que me propuse a mí mismo, a veces me arrepiento, pero me las he arreglado hasta ahora. Me gustaría expresar mi mensaje solo con imágenes. No necesitas leer ni saber el idioma para entender la caricatura. Tiene su propio idioma, uno universal.

Sigue atento a más obras de arte de Kianoush y a sus reflexiones sobre los últimos acontecimientos en Irán.

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