Tres actos violentos por día en la primera vuelta electoral de Brasil, según encuesta

La encuesta de Pública muestra que más de 50 % de los casos se debían a desacuerdos políticos entre víctimas y agresores | Ilustración de Agência Pública

Este artículo fue redactado en portugués por Anna Beatriz Anjos, Caio de Freitas Paes, Clarissa Levy, Giulia Afiune, José Cícero, Júlia Rohden, Laura Scofield, Mariama Correia, Matheus Santino, Nathallia Fonseca, Rafael Oliveira y Yolanda Pires, y se publicó originalmente en Agência Pública el 5 de octubre de 2022. Se reproduce aquí en virtud de una asociación con Global Voices, a partir de la traducción al inglés de Liam Anderson.

Entre el inicio oficial de la campaña electoral en Brasil, el 16 de agosto, y la primera vuelta el 2 de octubre, hubo al menos 148 casos de violencia electoral, según refleja una encuesta exclusiva de Agência Pública, lo que representa un promedio de tres ataques diarios contra votantes, candidatos, periodistas y personal de los institutos de estadísticas.

En unas elecciones profundamente polarizadas, la primera vuelta dio el primer lugar a expresidente Luiz Inácio Lula da Silva (Partido de los Trabajadores, PT) con el 48,4 % de los votos, seguido del presidente en ejercicio, Jair Bolsonaro (Partido Liberal, PL), con el 43,2 %. La segunda vuelta es el 30 de octubre.

Resultan llamativos el grado de violencia y el uso de armas de fuego. Durante este periodo, al menos seis personas fueron asesinadas por sus posiciones políticas, y otras nueve pasaron por intentos de asesinato. En esta encuesta, Pública solo incluyó los ataques en persona, no los ataques por teléfono, correo electrónico ni redes sociales.

La encuesta tampoco incluye el caso de Marcelo Arruda, tesorero del Partido de los Trabajadores (PT) de la división de Foz do Iguaçu, en el estado sureño de Paraná. Un partidario de Bolsonaro lo mató de un disparo durante su fiesta de cumpleaños con temática del PT, pero el hecho tuvo lugar en julio, antes del lanzamiento oficial de la campaña.

De los 148 casos registrados, en 25 se usaron armas de fuego. Cuatro ataques fueron con cuchillos u objetos punzantes, y tres de las personas asesinadas fueron apuñaladas; 73 casos incluyeron violencia física; se contaron 99 casos de violencia moral o psicológica (insultos y amenazas); y en 29 casos hubo daños contra la propiedad, como vehículos y comités de campaña.

Número de casos por tipo de violencia.

Más de 50 % de los casos se debieron a desacuerdos políticos entre víctimas y agresores. En 36 % de los casos, los autores de los ataques eran simpatizantes del actual presidente Jair Bolsonaro (PL, Partido Liberal), y 8 % eran simpatizantes de Luiz Inácio Lula da Silva (PT, Partido de los Trabajadores). En 61 % de los casos, no fue posible identificar al atacante. No hay registros de ataques perpetrados por simpatizantes de otros candidatos presidenciales.

Hubo violencia electoral en todas las regiones del país, pero las cifras más altas fueron en el sudeste (la región más poblada, que abarca los estados de San Pablo, Río de Janeiro, Minas Gerais y Espíritu Santo), donde tuvieron lugar el 45 % del total de incidentes.

Solo en San Pablo ocurrieron 21 % de los casos. Puede deberse tanto al tamaño de la población (la ciudad de San Pablo tiene unos 12,3 millones de habitantes) como a la cantidad de medios ubicados allí, lo que podría influir en la encuesta ya que, en parte, se apoyó en informes de  medios.

Además de las agresiones a votantes, hubo 54 ataques a figuras políticas o candidatos, 32 ataques a encuestadores, diez ataques a periodistas y dos ataques a funcionarios, en este caso, de colegios electorales.

La violencia política contra mujeres se dio en 58 de los casos registrados durante la campaña. Los perpetradores eran, en su mayoría, hombres: en 74 % de los casos, al menos un atacante era hombre. También registramos tres casos de violencia sexual durante las elecciones.

Uno de los casos fue el de Isa Penna, diputada estatal de São Paulo, quien perdió la contienda para diputada federal. Penna presentó una denuncia por agresión verbal y acoso ocurrido en un evento electoral el 24 de septiembre. Dijo que un hombre se le acercó, la agarró por la cintura, le tomó una foto y le dijo: ¡Eres una p*, estás loca, eso con Cury nunca pasó! (en referencia a otro episodio de ataque sexual que sufrió en 2020, cuando la acosó el diputado estatal Fernando Cury). El hombre fue arrestado y acusado de acoso sexual.

La encuesta también identificó once casos de violencia por razones racistas.

Seis asesinatos registrados

Uno de los casos más brutales fue el de Benedito Cardoso dos Santos, quien era simpatizante de Lula. Fue asesinado con más de setenta puñaladas y hachazos por un colega bolsonarista el 7 de septiembre en el estado de Mato Grosso, en la región centro-oeste de Brasil.

Tras su arresto al día siguiente del asesinato, el bolsonarista confesó haber matado a Santos por un desacuerdo político, en una declaración citada en la investigación. Sin embargo, el policía a cargo del caso negó que se tratara de un crimen político. Según él, fue un homicidio común (¡!) motivado por una discusión sobre política.

Otra víctima fue un simpatizante de Bolsonaro, Hildor Henker, de 34 años, asesinado la tarde del 24 de septiembre en el estado sureño de Santa Catarina por un hombre que, al parecer, era simpatizante del PT. Eran amigos, y aparentemente, el asesinato tuvo lugar tras una discusión afuera del bar donde estaban.

El caso aún se está investigando, y la Policía baraja la hipótesis de que el crimen ocurrió tras una discusión sobre política, pero no han descartado otras posibilidades, como disputas familiares, aunque los hombres no estaban emparentados. En una publicación de Facebook, una de las hermanas de la víctima dijo que fue un asesinato por política. La familia se niega a hacer comentarios.

Ataques

Desde antes de la campaña electoral, los dispositivos de voto electrónico han sido criticados con frecuencia por los bolsonaristas y, especialmente, por el propio presidente. Bolsonaro acusó repetidamente de fraude al sistema electoral de Brasil, que ha usado dispositivos electrónicos desde hace más de veinte años.

Esto se hizo patente el día de la primera votación, el 2 de octubre, cuando se registraron once casos de violencia electoral, incluso tres ataques a dispositivos de votación.

En un caso, un hombre usó un pedazo de madera para romper el dispositivo en el que acababa de emitir su voto. El incidente quedó registrado en video, y el hombre fue arrestado.

En los otros dos casos documentados, arruinaron los dispositivos de votación con pegamento. Un hombre usó pegamento para que fuera imposible presionar el botón número 3 (el número electoral del Partido de los Trabajadores era 13).

En otra ocasión, un encuestador y el presidente de una mesa electoral recibieron insultos de un votante que se puso furioso cuando le pidieron que dejara su celular en la mesa mientras votaba. La corte electoral brasileña prohibió el uso de celulares en las mesas de votación para proteger el secreto del voto y evitar que se grabaran videos que pudiesen usarse para difundir alegaciones de fraude en los dispositivos de voto electrónico.

Según relata Julia Moreira, también trabajadora del colegio electoral, el hombre solo aceptó dejar el celular cuando otro de los trabajadores fue a buscar a un guardia de seguridad o a un policía, pero arrojó el celular contra una silla mientras gritaba. Presuntamente, también pateó la silla que estaba frente al dispositivo de votación.

Moreira contó que era la quinta elección consecutiva en que trabajaba en un colegio electoral, pero que nunca había presenciado algo así. Dijo que lo que vio era el resultado de cuatro años de un gobierno que valida e, incluso, promueve la violencia.

Esta violencia se asocia a la desinformación sobre la credibilidad del sistema electoral brasileño. ¡Es muy preocupante, porque sembrar el clima de desconfianza, tratar de romper las reglas establecidas y faltar el respeto a quienes trabajamos en las mesas electorales son intentos de deslegitimizar todo el proceso electoral y sus resultados!, declaró.

Violencia contra investigadores

Aquí no hay falsa Datafolha [uno de los principales institutos estadísticos de Brasil], ¡aquí hay datapovo [povo significa ‘pueblo’]!, dijo Bolsonaro en un discurso en el bicentenario de la Independencia de Brasil, el 7 de septiembre, frente a una multitud de simpatizantes en Brasilia. La frase se volvió una consigna popular entre sus seguidores.

Luego de las habituales críticas y cuestionamientos del presidente a las encuestas de opinión, que semana tras semana lo han puesto en segundo lugar por detrás de Lula, en intención de voto para la presidencia, ha habido al menos 32 ataques contra el personal de los institutos de estadísticas, e incluían insultos, ataques y acoso.

En un caso, el 16 de agosto, una investigadora de Datafolha terminaba su última entrevista del día en Belo Horizonte, estado de Minas Gerais, cuando cuatro hombres empezaron a correr detrás de ella mientras llamaban al instituto «comunista» e «izquierdista», y trataban de quitarle el dispositivo que usaba para las encuestas. Durante el ataque, tropezó, se cayó, se lastimó las rodillas y rompió el dispositivo. Los hombres que la perseguían se fueron cuando otra mujer se detuvo a ayudarla.

Muchos encuestadores denunciaron que se les acercaba gente para pedir que los entrevistaran, algo que las normas del instituto prohíben para las encuestas electorales para garantizar la aleatoriedad de la muestra. Ante la negativa, se enfurecían y pasaban a los ataques.

En el estado de San Pablo, un bolsonarista que pedía ser encuestado le propinó patadas y golpes a un encuestador de Datafolha y lo amenazó con un cuchillo de pesca.

El sociólogo David Marques, coordinador de proyecto del Foro Brasileño de Seguridad Pública, explicó que la violencia política no es nada nuevo en Brasil. Sin embargo, el mayor número de casos en estas elecciones ha contribuido a un clima de miedo generalizado, según revelan las encuestas recientes.

Una encuesta de la Red por la Acción Política en Sostenibilidad (RAPS) y el Foro Brasileño de Seguridad Pública, fundamentada en datos recopilados por Datafolha, revela que s de cada diez brasileños tienen miedo de sufrir ataques por expresar sus opiniones políticas. Otra encuesta del instituto Quaest reveló que el 57 % de los entrevistadps pensaban que este año era más peligroso decir por quién votarán.

Y según una tercera encuesta de Datafolha, 9 % de las personas entrevistadas dijeron que quizá no acudirían a votar por miedo a la violencia política.

Para Marques, los últimos cuatro años con Jair Bolsonaro en la presidencia han estado sumamente marcados por una retórica política agresiva. «Los líderes de algunos grupos políticos se han apoyado en esta retórica de la agresividad, del miedo como instrumento de lucha política, y la investigación demuestra que lograron sus objetivos: la población tiene mucho miedo», finalizó.

Como en 2018 y 2020, Pública continúa dando seguimiento los casos de violencia electoral hasta la segunda vuelta a través de las noticias publicadas en medios locales y nacionales, y las denuncias de nuestros lectores.

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