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Asesinato de dos homosexuales por adolescente de extrema derecha indica deterioro de situación de la comunidad LGBTQ+ de Eslovaquia

Categorías: Europa Central y del Este, Eslovaquia, Derecho, Gobernabilidad, LGBTQI+, Medios ciudadanos, Mujer y género, Celebramos los derechos LGBTQ+ en todo el mundo

Martin Samotný, dueño del bar gay Tepláren en Bratislava en el que dos miembros de la comunidad LGBTQ+ fueron asesinados el 13 de octubre. Captura de pantalla del canal de YouTube de SME [1].

Eslovaquia se vio sacudido tras el asesinato el 13 de octubre de dos hombres en un bar gay de Bratislava, la capital, a manos de un joven vinculado a movimientos de extrema derecha. Aunque el Gobierno ha mostrado su apoyo y ha expresado su solidaridad con la comunidad LGBTQ+, Europa Central sigue siendo una región en la que la discriminación y el discurso de odio contra las personas queer siguen siendo habituales.

El incidente tuvo lugar en la entrada del bar gay Tepláreň [2], en el centro de Bratislava. Además de los dos hombres muertos a tiros, una tercera persona resultó herida en el ataque. El sospechoso fue identificado como Juraj Krajčík [3], de 19 años, hijo de un político de extrema derecha. Antes del tiroteo, Krajčík había publicado mensajes anti-LGBTQ+ y antisemitas en Twitter. Según este informe de la BBC [4], el tirador fue encontrado muerto al día siguiente.

Aunque el país tiene una tasa de homicidios [5] comparativamente baja, no son desconocidos los crímenes violentos dirigidos a minorías como los miembros de la comunidad romaní [6], o a personas que investigan las actividades de los poderosos, como el periodista de investigación Ján Kuciak [7]. Eslovaquia es también un país predominantemente católico en el que la Iglesia mantiene una fuerte postura anti-LGBTQ+ [8], y en el que los partidos de extrema derecha arraigados [9] difunden un discurso de odio dirigido a las minorías étnicas, religiosas y sexuales.

Ola de apoyo a las víctimas

La actual presidenta eslovaca, Zuzana Čaputová [10], es conocida por sus opiniones tolerantes y su apoyo a las minorías. El día del asesinato condenó el acto en Twitter, dijo: «El odio mata».

Mis pensamientos están con la familia y los amigos de las víctimas del horrible ataque de ayer en Bratislava y con todos los miembros de la comunidad #LGBTIQ+ que se vieron afectados.

Las palabras pueden convertirse en armas. El odio mata. Como políticos, debemos sopesar cada palabra que decimos antes de que sea demasiado tarde.

📷 tasr

Después, se publicó un emotivo video en el que se ve a Čaputová [14] abrazando a Roman Samotný, el propietario del bar:

La presidenta honró a las víctimas del tiroteo en el lugar de los hechos. Lloró abrazando al dueño.
———
Uff… y yo casi nunca me pongo emotivo.

El 15 de octubre se celebró una vigilia en el centro de Bratislava para conmemorar a Juraj y Matúš, como se conocía a las víctimas. Se reunieron unas 20 000 personas [3]. Las autoridades eslovacas también hicieron acto de presencia.

Roman Samotný ha declarado [17] que tiene previsto cerrar Tepláreň, uno de los pocos establecimientos de Bratislava que se consideraba un espacio seguro para la comunidad LGBTQ+.

De discriminación legal a discurso de odio institucionalizado

Aunque la República Checa, Hungría, Polonia y Eslovaquia, conocidos colectivamente como el Grupo de Visegrád [18], son todos miembros de la Unión Europea y tienen una legislación que prohíbe la discriminación por motivos de género, la desigualdad legal persiste en los cuatro países. En República Checa, donde están permitidas las uniones cívicas entre personas del mismo sexo y que acoge uno de los mayores desfiles del Orgullo Gay [19] de la región, el presidente Miloš Zeman ha declarado claramente [20] que vetaría una propuesta de legalización del matrimonio gay si fuera aprobada por el Parlamento. En Eslovaquia, las uniones cívicas del mismo sexo y el matrimonio gay no están legalmente permitidos. En Hungría, las uniones civiles entre personas del mismo sexo son legales desde 2009 [21], pero el matrimonio gay se prohibió constitucionalmente en 2012 [22]. En Polonia, varios proyectos de ley que buscan reconocer legalmente de las parejas del mismo sexo [23] no han sido aprobados.

Tanto en Polonia como en Eslovaquia, la Iglesia católica es una de las principales fuentes de estigmatización de las personas LGBTQ+.

Cuando Zuzana Čaputová se presentó como candidata presidencial en 2019 y dejó claro su apoyo a la comunidad LGBTQ+, miembros de la Iglesia católica eslovaca declararon que votar por ella sería «pecaminoso [24]«.

En 2020, el arzobispo de Cracovia, la segunda ciudad más grande de Polonia, describió públicamente los derechos de los homosexuales como la nueva «plaga» y llamó a los ciudadanos polacos a luchar contra ellos.

En Hungría, la comunidad LGBTQ+ se ha convertido en uno de los principales objetivos de diversas campañas del partido gobernante Fidesz [22] del primer ministro Viktor Orbán, que han dado como resultado la prohibición de los estudios de género en los planes de estudio universitarios y la eliminación del derecho a cambiar los documentos de identidad en función del género reasignado, así como el desmantelamiento de la Autoridad de Igualdad de Trato [25] encargada de proteger a los ciudadanos contra la discriminación racial y de género.

Las acciones y declaraciones de estos políticos e instituciones religiosas han creado un entorno en el que la incitación al odio se ha convertido en la corriente principal de los medios sociales y del discurso político y religioso, como observa la escritora checa Radka Denemarková [26] en su página de Facebook [27]:

Všichni útočníci živili svou nenávist ze lží, předsudků, stereotypů, náboženského fanatismu, dezinformací. A ze štvavých proslovů politiků.V Čechách máme kandidáta na prezidenta, který taky veřejně štve proti LGBT komunitě. Není bohužel sám. Nejde jen o jeho nedávná slova. Před čtyřmi lety řekl, že by nejmenoval lesbu nebo gaye jako ústavní soudkyni nebo ústavního soudce! To je odporné a fašizující myšlení spodiny. Nepatří do civilizovaného světa.

Los atacantes han alimentado su odio de todas las mentiras, prejuicios, estereotipos, fanatismo religioso y desinformación. Y de los discursos airados de los políticos. En República Checa, tenemos un candidato presidencial [Andrej Babiš [28]] que también se ensaña con la comunidad LGBT. Desgraciadamente, no es el único, y no son sólo sus últimas palabras. Hace cuatro años, dijo que no nombraría a una lesbiana ni a un gay como juez constitucional o magistrado constitucional. Este es el pensamiento repugnante y fascista de la escoria que no pertenece al mundo civilizado.

Tal vez el mayor peligro para las personas queer en Europa Central sea la negación de su existencia en sus propias sociedades.

El bar gay Tepláreň de Bratislava. Foto de Filip Noubel, usada con autorización.

El 14 de octubre, al día siguiente del incidente en su bar, Roman Samotný concedió una entrevista al diario independiente eslovaco Denník N [29]:

Biskup hovoril, že naše bozky nepatria do vysielania RTVS, lebo tým poškodíme deti. Poslanec parlamentu nám chcel dávať mlynské kamene na nohy a hádzať nás do vody. Ten istý chce zakázať, aby sa o nás čo i len hovorilo na školách. Iný chce zakázať náš symbol dúhovej vlajky na verejných budovách. Čelíme systematickej snahe o vymazanie z verejného priestoru.

El obispo dijo que nuestros besos no deben estar en la emisión de la RTVS [televisión y radio estatales], porque perjudicaríamos a los niños. Un diputado quería ponernos piedras de molino en los pies y tirarnos al agua. La misma persona quiere prohibir que se hable de nosotros incluso en las escuelas. Otro quiere prohibir nuestro símbolo de la bandera del arcoíris en los edificios públicos. Enfrentamos un esfuerzo sistemático por borrarnos del espacio público.