Vidas interrumpidas: El costo humano de la resistencia en Bielorrusia

Ilustración de GV con openai.com

Activistas y figuras académicas que trabajan dentro y fuera de Bielorrusia han tratado de atraer la atención internacional hacia las resistencias populares contra la dictadura más hostil de Europa y la invasión rusa sobre Ucrania, que usa a Bielorrusia como aliada. Es más, se presume que hicieron estallar vías de ferrocarril para impedir que los tanques y equipamientos rusos llegaran a Ucrania, pero tras su captura, ahora enfrentan la pena de muerte en Bielorrusia.

El 1 de noviembre de 2022, Hanna Liubakova, asociada bielorrusa integrante del Atlantic Council, periodista y formadora en medios, publicó un hilo de Twitter sobre los casos más recientes e impresionantes de prisioneros políticos en Bielorrusia. Recuerda que la resistencia nunca se detuvo, y que el pueblo bielorruso protesta todo lo que puede contra la invasión rusa sobre Ucrania. Esas personas tienen la valentía de hacerlo a pesar de que enfrentan largas condenas en prisión o, incluso, la pena de muerte. Este es el hilo de Liubakova:

Pasemos a los hechos.

Vital Melnik es un guerrillero del ferrocarril a quien dispararon en las rodillas. Ahora lo acusan de terrorismo, de insultar a Lukashenko y de adquisición ilegal de armas. El caso se derivó al juzgado. El terrorismo en Bielorrusia puede conllevar la pena de muerte.

Pasemos a los hechos.

Vital Melnik es un guerrillero del ferrocarril a quien dispararon en las rodillas. Ahora lo acusan de terrorismo, de insultar a Lukashenko y de adquisición ilegal de armas. El caso se derivó al juzgado. El terrorismo en Bielorrusia puede conllevar la pena de muerte.
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En este momento, están juzgando a tres hombres en la corte de Homiel, acusados de terrorismo, traición y participación en una organización extremista. El motivo del arresto fue un gabinete de retransmisión de la vía que estaba en llamas. El comité investigador declaró oficialmente que pueden recibir la pena de muerte.

Siarhei Kanavalau era un empleado ferroviario, arrestado y acusado de un «acto terrorista». El régimen aseguró que PLANIFICABA destruir el sistema que permite el movimiento ferroviario. Fue sentenciado a quince años.
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Siarhei Hlebka, de Stoupcy, fue sentenciado a once años de prisión. Según el régimen, el 2 de marzo, incendió dos troncos sobre las vías para impedir el movimiento de equipos militares rusos. Recibió fuertes golpizas durante su detención.

Aliaksei Shyshkavets, de Asipovichy, también fue sentenciado a once años de prisión. En el informe de las fuerzas de seguridad, ni siquiera está claro si realmente destruyó partes de las vías o solo lo PLANIFICÓ. Aun así, once años de cárcel.
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La estudiante Danuta Piarednia fue sentenciada a seis años y medio de prisión por difundir un artículo que criticaba a Putin y a Lukashenko, y la guerra contra Ucrania. Danuta estudiaba filología romano-germánica en Mahiliou. Fue acusada de incitar daños a la seguridad nacional de Bielorrusia.

Estos casos son un crudo recordatorio de que la resistencia bielorrusa contra su propio Gobierno y la guerra en Ucrania está activa y no se detiene. La atención sobre Ucrania, en algunos casos, ha desviado la atención de Bielorrusia, tal como lo explica Almut Rochowanski, experta en sociedad civil posoviética, en entrevista con Global Voices:

My Belarus contacts tell me that their uprising is still ongoing, their revolution is still ongoing. Lukashenko is an illegitimate president for them. But then I recently attended a session with European foreign policy experts. And the way they see it, the uprising is over, and it failed.

Mis contactos de Bielorrusia me aseguran que su rebelión sigue en pie, que su revolución continúa. Para ellos, Lukashenko es un presidente ilegítimo. Pero, hace poco, participé de una sesión con especialistas en política exterior europea, y desde su perspectiva, la rebelión se terminó y fracasó.

También hay denuncias de casos de discriminación contra bielorrusos por su ciudadanía y la suposición de que pueden ser partidarios de Lukashenko o de la guerra en Ucrania. Sin embargo, las historias que relata Liubakova demuestran el coraje de activistas y personas comunes que siguen resistiendo el régimen de Lukashenko en Bielorrusia. La represión continúa a diario, y el mundo no debería olvidar a estas personas.

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