En Bosnia, muere Moris Albahari, uno de los últimos hablantes de ladino

Moris Albahari en 2012. Captura de pantalla del documental «Salvado por el lenguage» de Susanna Zaraysky y Bryan Kirschen, usada con autorización.

Moris Albahari, uno de los últimos hablantes de la lengua ladina en Bosnia y guardián de la tradición judía, murió en Sarajevo a los 93 años, según informa N1 TV.

El ladino o judeoespañol es una lengua romance derivada del español antiguo, que se extendió por el Imperio otomano, el norte de África y otros países europeos tras la expulsión de los judíos sefardíes de España en 1492. La lengua se considera en peligro de extinción.

Según el reportaje de la BBC «Los bosnios que hablan español medieval«, solo cuatro personas vivas seguían hablando ladino o (como lo llaman) jidyo en Bosnia en 2018, y uno era Moris Albahari.

Albahari nació en 1930, y a los 11 años escapó del transporte a los campos de exterminio nazis durante el Holocausto, y se unió a los partisanos yugoslavos. Además de una larga carrera en la aviación, que incluyó la gestión del aeropuerto de Sarajevo, era famoso por compartir sus vastos conocimientos sobre la historia y la cultura de los judíos sefardíes en los Balcanes.

Los medios de bosnios también lo describían como «guardián de la Haggidah», famosa colección medieval de normas y tradiciones judías.

La comunidad judía de Sarajevo anunció en Facebook que Albahari, llamado cariñosamente «čika Moco» (tío Moco), había fallecido el sábado 22 de octubre. Su obituario incluía una cita suya que, en su opinión, reflejaba su relación con los demás seres humanos:

Posebno želim da vrata naše zajednice budu otvorena za sve dobronamjerne sugrađane, bez obzira koje su vjere ili nacije. Uvijek ih dočekujem raširenih ruku u želji da se besmislena mržnja pretvori u ljubav među ljudima. Moj kredo najbolje izražava jedna od divnih izreka iz Pirke avot (izreke otaca) a to je traktat iz Mišne: BUDI POPUT ARONOVlH UČENIKA. LJUBI MIR I STREMI KA MIRU, VOLI LJUDE I PRIBLIŽI IH TORI.

Deseo especialmente que las puertas de nuestra comunidad permanezcan abiertas a todos los conciudadanos de buena voluntad, independientemente de su fe o nacionalidad. Siempre los recibo con los brazos abiertos, con el deseo de que el odio sin sentido se convierta en amor entre las personas. Mi credo se expresa mejor a través de un dicho de Pirkei Avot (Capítulos de los Padres), tratado de la Mishna: «Sean de los discípulos de Aarón, amen la paz y persigan la paz, amen a sus semejantes y acérquenlos a la Torá».

En 2015, parte de la historia de la vida de Albahari fue recogida por el documental «Salvado por el idioma«, dirigido y producido por Susanna Zaraysky y Bryan Kirschen.

La película se describe como la historia de cómo «Moris usó el ladino para comunicarse con un coronel italiano que lo ayudó a escapar a un refugio partisano tras huir del tren que llevaba a los judíos yugoslavos a los campos de exterminio nazis. Al hablar en ladino con un piloto estadounidense que hablaba español en 1944, pudo sobrevivir y conducir al piloto, junto con sus colegas estadounidenses y británicos, a un aeropuerto partisano seguro».

Me entristece darles la noticia de que Moris Albahari, uno de los últimos hablantes de ladino en Bosnia, murió este fin de semana. Descansa en paz, Moris. Gracias por permitirnos a Susanna Zaraysky y a mí entrar en tu vida y compartir tu historia de sobrevivencia con el mundo

«Salvado por el idioma» también presenta varias canciones en ladino y está disponible gratis en YouTube.

Los últimos cuatro hablantes de judeoespañol/ladino jidyo en Sarajevo (de izquierda a derecha): David Kamhi, Ern Debevec, Jakob Finci, Moris Albahari. Foto de «Salvado por el idomas» de 2012, usada con autorización de Bryan Kirschen.

Antes de 1941, vivían en Bosnia Herzegovina unos 14 000 judíos, y 12 000 murieron en el Holocausto. Según datos del Departamento de Estado de Estados Unidos, 2000 judíos bosnios emigraron a Israel o a países occidentales durante las guerras yugoslavas de la década de 1990. Los últimos datos del censo indican que, de unos mil judíos que viven en el país, entre 600 y 700 residen en Sarajevo.

En 1946, el periodista y escritor estadounidense Robert St. John (1902-2003) visitó Yugoslavia y publicó el diario de viaje «El pueblo silencioso habla» en 1948. Uno de los capítulos trata de la horrible experiencia de los «12 000 judíos que consideraban a Sarajevo su hogar antes de la llegada de los nazis». Eran comerciantes, propietarios de fábricas, intelectuales y trabajadores. Eran el tipo de judíos que se encontraban en casi cualquier ciudad europea antes de la guerra… Quedan quinientos».

Durante su viaje de 1946, St John habló con los miembros sobrevivientes de la familia Abenaum, señaló que para entonces ellos y otros judíos sefardíes habían vivido en Sarajevo durante 450 años.

Una de las sobrevivientes del holocausto, una joven sin nombre que estuvo en un rincón oscuro durante toda la entrevista, dijo que tenía 17 años cuando fue capturada por los nazis y sus colaboradores locales del Ustaše. Escapó del campo de concentración, se unió a la resistencia antifascista y después de la guerra consiguió un trabajo como telefonista. Destacó el papel de la herencia ladina durante su penosa situación.

I can tell you about those Nazi camps. I was there. They killed my father, my mother, and my grandmother. I was in one of those places for two years. Finally, when the mass killings began, I lost my mind. For many months I don't remember anything. They said, later, I was completely insane. But then my wits returned to me an I escaped. I located a Partisan band in the hills and I joined up. I served with the Partisans for the rest of the war.

[…]

There's an old Spanish song which says, ‘I would like to write my remembrances, but I would need a sea of ink and a sky for the paper,’ We sang that song while we were in exile. While we were in those camps. Each of us could write a long book, but we would need a seaful of ink and a skyful of paper.

Puedo hablarte de esos campos nazis. Yo estuve allí. Mataron a mi padre, a mi madre y a mi abuela. Estuve en uno de esos lugares durante dos años. Finalmente, cuando empezaron los asesinatos en masa, perdí la cabeza. Durante muchos meses no recuerdo nada. Más tarde dijeron que estaba completamente loca. Pero luego recuperé la cordura y escapé. Ubiqué una banda de partisanos en las colinas y me alisté. Serví con los partisanos durante el resto de la guerra.

[…]

Hay una vieja canción española que dice: «Me gustaría escribir mis recuerdos, pero necesitaría un mar de tinta y un cielo para el papel». Mientras estábamos en esos campos. Cada uno podría escribir un largo libro, pero necesitaríamos un mar de tinta y un cielo de papel.

La canción popular en cuestión es «Secretos«. Una versión está incluida en un álbum de canciones sefardíes que publicó la música y educadora israelí Claudia Nurit Henig en 1997, y está disponible en línea en YouTube:

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