Jóvenes indígenas de México y Marruecos se unen para la COP27

Luz Edith Morales Jiménez a la izquierda, Fátima Zahrae Taribi a la derecha. Imágenes usadas con autorización.

Cuando Fatima Zahrae Taribi, defensora de la justicia climática marroquí de 20 años, conoció a Luz Edith Morales Jiménez, joven defensora de la tierra de Michoacán, México, se preguntó cómo podrían comunicarse. Zahrae habla francés, árabe e inglés, y Morales habla español y purépecha, lengua indígena de su región. Sin embargo, cuando se encontraron en un campamento climático en Túnez antes de la conferencia climática internacional COP27, conferencia ambiental internacional anual de Naciones Unidas, se entendieron sin necesidad de palabras.

“Lo raro fue que yo no hablo español y ellos no hablan inglés, así que tuvimos que averiguar cómo comunicarnos. Como dice el dicho, las acciones hablan más que las palabras, y así nuestra única opción era hacer acciones juntas y hablar a través de nuestros ojos y emociones”. Zahrae le dijo a Global Voices a través de Instagram. “No podía creer que nos conectáramos a un nivel tan profundo sin palabras”.

Aunque el océano Atlántico separa a estas dos jóvenes de diferentes orígenes indígenas, han experimentado efectos comparables del colonialismo, el despojo de tierras y el cambio climático.

El padre de Morales era un indígena purépecha que trató de proteger sus tierras ancestrales de la invasión de proyectos de desarrollo que talarían bosques primarios para el monocultivo de aguacates. La Policía mexicana lo mató a tiros en 2017. Otras tres personas murieron y 10 sufrieron torturas. Sin embargo, cinco años después, las autoridades no se han ocupado del caso. Desde entonces, su hija ha luchado por justicia.

Mujeres de países en desarrollo se reunieron en el Campamento de Justicia Climática en Túnez en septiembre de 2022

Mientras tanto, Zahrae proviene de una extensa línea de indígenas amazigh marroquíes que hablan su propio idioma pero han resistido políticas discriminatorias para adherirse al «arabismo».

Para el pueblo indígena amazigh, responder a las dificultades que plantea el cambio climático puede significar la diferencia entre la vida y la muerte para comunidades enteras.

El uso de métodos de cultivo industrial de riego intensivo ha hecho que los limitados recursos hídricos de la nación sean más evidentes. A medida que la inseguridad alimentaria y la escasez de agua se vuelven más comunes, los funcionarios luchan por encontrar soluciones creativas, lo que es particularmente complicado en las regiones marroquíes, donde los pueblos indígenas están vinculados a la tierra.

Las poblaciones amazigh deben enfrentar dificultades, como prejuicios e índices de pobreza superiores al promedio y desafíos ambientales más obvios como el mantenimiento de los bosques a medida que la sequía estructural se intensifica en todo el Magreb, el Sahel y más allá como resultado de la crisis climática.

El abuelo de Zahrae se desempeñó como custodio de tierras y dedicó su vida a defender el derecho del pueblo a su tierra de los colonos franceses. Zahrae asumió la tarea de continuar protegiendo la tierra después de años de deterioro de la sequía.

“Me considero una continuación de su alma, ya que soy una protectora de la tierra contra otro enemigo: el cambio climático”, dijo Zahrae.

COP27 en Sharm El Sheikh

Las dos jóvenes se conocieron en el Campamento de Justicia Climática en Túnez en 2022 y se reconectaron en la COP27, que se lleva a cabo en Sharm-El-Sheik, Egipto, entre el 6 y el 18 de noviembre.

COP es la mayor conferencia climática internacional de Naciones Unidas, que reúne a jefes de Estado, organizaciones sin fines de lucro, líderes empresariales y activistas para tomar medidas para lograr los objetivos climáticos colectivos del mundo según lo acordado en el Acuerdo de París de 2015.

Este año, la COP27, reúne a más de 190 países en el contexto de las crisis mundiales. Los costos de los alimentos y la energía ha llegado a niveles sin precedentes como resultado de los efectos del COVID-19 y la invasión rusa de Ucrania, y casi todas las regiones del planeta están sufriendo catástrofes climáticas extraordinarias, que incluyen lluvias, calor, incendios y tormentas sin precedentes.

Los principales objetivos de la COP27 incluyen el desarrollo de planes financieros para abordar el cambio climático y reducir las temperaturas globales en al menos 1,5 grados centígrados mediante la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero.

Papel y carga de los pueblos indígenas en la mitigación del cambio climático

Los pueblos indígenas suelen pagar un alto precio por su inquebrantable dedicación al ambiente. Para Zahrae y Morales, el cambio climático es el síntoma de problemas estructurales en curso. Ambos enfrentan “racismo, violencia de género, extractivismo y muerte impuesta”, dice Morales a través de WhatsApp.

“Las comunidades indígenas siempre son las que conservan la mayor parte de la diversidad que existe en el planeta, sin pedir nada a cambio, somos resistencias vivas que desde tiempos ancestrales han sobrevivido a todo los megaproyectos de las grandes ciudades, somos los que damos vida y salvaguardamos todo lo que queda de la naturaleza”, continúa. Exige que los líderes cumplan con sus promesas hacia los pueblos indígenas.

Más del 80 % de la biodiversidad del mundo está protegida por los pueblos indígenas en todo el mundo, a pesar de su participación estimada del 5 % en la población. La biodiversidad juega un papel crucial en mitigar el cambio climático y asegurar la sobrevivencia humana. Sin embargo, el compromiso continuo de los pueblos indígenas con la tierra y los ecosistemas a menudo tiene un alto precio.

En América Latina, los defensores de la tierra, que a menudo son indígenas, son asesinados de manera rutinaria. En 2021, 54 defensores de la tierra y el ambiente perdieron la vida en México, según la organización sin fines de lucro Global Witness. “México fue el país con el mayor número registrado de asesinatos, con defensores asesinados cada mes, con un total de 54 asesinatos en 2021, frente a los 30 del año anterior”, se lee en su informe más reciente.

Muchos más son acosados, criminalizados e intimidados por el Gobierno, empresas y otros actores. Están particularmente en riesgo cuando se oponen a megaproyectos de minería y energía renovable (como grandes parques eólicos o plantas hidroeléctricas), monocultivos industriales y otros proyectos privados o públicos que amenazan a sus comunidades, bosques y fuentes de agua.

En el norte de África y Medio Oriente, los desafíos de defender el ambiente y el clima a menudo conllevan el riesgo de terminar encarcelado o desaparecido a la fuerza. En Egipto, por ejemplo, donde se lleva a cabo la conferencia, se estima que hay 60 000 presos políticos tras las rejas. El país ha sido acusado de impedir que las organizaciones ambientales lleven a cabo políticas independientes, promoción y trabajo de campo necesarios para salvaguardar el ambiente natural de la nación.

A pesar de haber contribuido en menor medida al calentamiento global y la degradación ambiental, los pueblos indígenas y otros pueblos históricamente colonizados y marginados se encuentran en la primera línea de los efectos del cambio climático. Los defensores que utilizan el término «justicia climática» buscan rectificar este desequilibrio. Los niveles de los océanos están subiendo. La contaminación, las olas de calor extremo y las sequías son peligros para la salud y los cultivos.

Los lugareños de ambas regiones también señalan el acaparamiento de agua con fines comerciales o políticos, lo que genera conflictos. Las mujeres, en particular, corren el riesgo de sufrir vulnerabilidad y violencia ante el cambio climático.

«Milpamérica resiste» en referencia a los pueblos indígenas.  «Cura de la Tierra, somos agua que apaga la fiebre de la madre tierra».

Estos son algunos de los factores que motivan a Zahrae a crear un entorno más seguro para la defensa del clima. «Mi primer paso fue encontrar maneras de hacer que sea accesible, justo y seguro para que las personas aboguen por la causa en la que creen». Zaharae inició la Juventud Marroquí por el Cambio, comunidad en la que los jóvenes marroquíes pueden reunirse y hablar sobre los problemas que enfrentan, como el cambio climático.

Morales, por su parte, participa activamente en Futuros Indígenas, red de activistas y periodistas indígenas de México y América Central que empoderan a los pueblos indígenas para dar a conocer sus propias narrativas sobre el cambio climático.

Cuando se le preguntó cómo las mujeres de los países en desarrollo pueden aprovechar sus experiencias de vida similares, Morales dice: «Siempre he creído que la unión hace la fuerza, entonces se puede aprovechar de esta manera, apoyarnos entre todos para poder luchar contra esta crisis que vivimos».

Para Zahrae, conocer a Morales y otros jóvenes activistas climáticos fue clave. “Gracias a estas personas, mi esperanza y confianza en la humanidad han sido restauradas y ahora puedo enfrentar los próximos desafíos con una sonrisa en mi rostro y serenidad en mi corazón”.

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