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Pérdidas y daños en el Caribe: lo vemos, lo sentimos, lo sabemos

Categorías: Caribe, Antigua y Barbuda, Barbados, Trinidad y Tobago, Ambiente, Ciencia, Derechos humanos, Economía y negocios, Medios ciudadanos, Política, The Bridge, Pequeñas Naciones Insulares en Desarrollo enfrentan la crisis climática
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Mia Mottley, primer ministra de Barbados, en la COP27 en Egipto, 7 de noviembre de 2022, pregunta “¿Cuándo van a liderar los líderes?” Fotografía [1] de UCL Institute for Innovation and Public Purpose en Flickr (CC BY-NC 2.0 [2]).

Al inicio de la Convención Marco de Naciones Unidas (COP27 [3]) sobre Cambio Climático (CMNUCC) 2022 en Sharm el-Sheij, en Egipto, se dio un paso histórico. Finalmente, se añadió [4] Pérdidas y Daños (PyD) a la agenda.

¿Qué es exactamente PyD? Cubre los impactos del cambio climático que ocurren a pesar de los esfuerzos de adaptación y mitigación. “Pérdida” hace referencia a los impactos negativos cuya reparación o restauración es imposible, y “daños” hace referencia a los impactos negativos cuya reparación o restauración es posible. Las causa de estos efectos negativos incluyen eventos extremos y eventos de inicio lento.

En el momento en que supe que se hablaría de este asunto en la COP27, recordé inmediatamente la COP21 en París, cuando una multitud de jóvenes de países en desarrollo y países desarrollados se unieron, masivamente, en el viento gélido, protestaron y demandaron que se priorizaran las pérdidas y los daños.

Durante años, los países desarrollados (países ricos que se han beneficiado del desarrollo industrial y son algunos de los que más emiten gases de efecto invernadero que contribuyen al cambio climático) han puesto barricadas, lo que impide toda discusión sobre PyD, para disgusto de los países en desarrollo (aquellos países que ya enfrenta la peor parte de la crisis climática).

En su discurso en la inauguración de la Semana del Clima en la ciudad de Nueva York, el nuevo secretario ejecutivo de Cambio Climático de Naciones Unidas, Simon Steil, describió [5] la COP27 como “la primera oportunidad del mundo en la era de la implementación del Acuerdo de París para demostrar el progreso”.

Para muchos, esta COP no podría considerarse efectiva en lo más mínimo si los PyD no estuvieran en los planes de discusión. Sin el dialogo sobre PyD, ¿cómo podría lograrse la implementación para enfrentar los impactos climáticos? Para los países caribeños, la misión de la COP27 es liderada con la bandera de la justicia climática, particularmente a través de la agenda de pérdidas y daños.

¿Por qué «pérdidas y daños» tan importante para las naciones caribeñas? Pensemos en el impacto residual del cambio climático, donde los esfuerzos de mitigación y adaptación son insuficientes para evitar o aliviar, incluida la desertificación o el aumento del nivel del mar. Básicamente, PyD es una respuesta directa a la insuficiencia de los esfuerzos de mera adaptación y mitigación.

Fue la Alianza de Pequeños Estados Insulares [6] (APEI) la que comenzó a defender la causa de PyD en 1991, en el período previo a las negociaciones sobre el establecimiento de la CMNUCC11 [7]. APEI lideró el camino con la propuesta de crear un fondo internacional para ayudar a los países en desarrollo costeros más vulnerables y de baja altitud, con compensación para países como islas Mauricio, Seychelles, Maldivas, Samoa, Palaos, entre otros, en términos de pérdidas y daños derivados del aumento del nivel del mar. Desde ese entonces, APEI ha pedido constantemente un mecanismo que posea la capacidad y la eficacia para compensar a estos países.

En los últimos años, ha aumentado constantemente la presión para institucionalizar un mecanismo de la CMNUCC para PyD en respuesta a deficiencias de la política de mitigación y de la insuficiencia del apoyo a la adaptación para países que ya viven los peores efectos del cambio climático. Es por eso que los líderes del Caribe se han [8] esforzado y continúan esforzándose [9] por lograr grandes avances en la COP27 con respecto a PyD.

Para el Caribe y países insulares, PyD es un obstáculo debilitante en el camino para lograr desarrollar fomentar la prosperidad económica. Según informó [10] el CCRIF, se calcula que las pérdidas anuales esperadas por los efectos de desastres provocada por estos peligros estarían en el rango de 9 % de producto interno bruto (PIB) para el 2023, dependiendo del país y el estado del cambio climático.

La crisis climática se ha manifestado a través de impactos perjudiciales en todo ámbito de la vida en el Caribe, incluidos efectos en agricultura, producción de comida [11], salud, ecosistemas [12], turismo [13], disponibilidad de agua dulce [14], producción de energía [15], medios de vida [16], productividad humana, infraestructuras importantes y desarrollo económico [17].

Según un informe de la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura [18], el Caribe ha experimentado perdidas directas e indirectas por sobre 3000 millones de dólares por los desastres naturales asociados con los eventos climáticos solamente entre la década de 1970 hasta los años 2000.

Mientras escribo este informe desde el centro de computación en el exterior de la sala plenaria principal de la COP27 donde se dieron todos los discursos idealistas hace algunos días, me preocupan las masivas pérdidas y daños que mis conciudadanos enfrentan actualmente en Trinidad y Tobago por masivas y extensas inundaciones de la noche a la mañana.

Pérdidas y daños. En el Caribe, lo vemos, lo sentimos, lo sabemos.

En vista de las compañías petroleras que obtuvieron decenas de miles de millones en ganancias en 2022 con los precios en bruto disparados a raíz de la invasión rusa a Ucrania, un grupo de pequeñas naciones insulares se unieron al llamado el 8 de noviembre para presionar por un impuesto que obligaría a las empresas petroleras a compensar a los países en desarrollo por el daño causado por desastres naturales a raíz del cambio climático.

«Ya es hora de que estas empresas paguen un impuesto COP global al carbono por estas ganancias como fuente de financiamiento para pérdidas y daños», declaró [19] Gaston Browne, primer ministro de Antigua y Barbuda, y actual presidente de APEI. “Mientras ellos se benefician, el planeta arde”, agregó, hablando en nombre de la Alianza de Pequeños Estados Insulares conformada por 39 naciones, cuya existencia misma se ve amenazada por el aumento del nivel del mar y tormentas tropicales, cada vez más intensas. Mientras tanto, la primera ministra de Barbados, Mia Mottley, abogó por un impuesto del 10 % para las compañías petroleras para financiar pérdidas y daños.

Las naciones insulares no vinieron a Egipto para cruzarse de brazos. Ya no las obstruirán Estados Unidos ni la Unión Europea, que han postergado la discusión de PyD. “Esperamos con ansias que se establezca y se oficialice el fondo para 2024″, expresó Brown.

En el centro del asunto, «pérdidas y daños» es cuestión de justicia.