Diez años después, la «fuerza de los colmillos» de Sumatra mantiene la paz en famoso parque nacional

Mahout Masrukin (front) rides the elephant Karnangin on patrol in Way Kambas National Park. Photo by Andi Aisyah Lamboge

Cornaca Masrukin (delante) monta el elefante Karnangin en una patrulla en el parque nacional de Way Kambas. Foto de Andi Aisyah Lamboge, utilizada con autorización.

Tres metros por encima de un camino de la selva, los cornacas se balancean lentamente sobre sus elefantes mientras inspeccionan el barro y la hierba espesa en el piso en búsqueda de señales de elefantes salvajes y trampas y cepos puestos por cazadores.

Masrukin y Edi Sutrisno, cornacas de la Unidad de Respuesta a los Elefantes en el parque nacional Way Kambas de Indonesia, salieron de la selva después de una patrulla de tres horas con sus elefantes Karnangin y Karnangun.

«Amamos a los elefantes y no queremos que se extingan», declaró Masrukin, de 53 años, a Global Voices durante una visita reciente al parque Way Kambas, uno de los mayores parques nacionales del país.

En los últimos diez años, la Unidad de Respuesta a los Elefantes ha asignado grupos de respuesta en el parque y ha dirigido campañas educativas en aldeas para mitigar los conflictos entre humanos y elefantes que nacen por la conversión de los bosques de tierras bajas en tierras de cultivo, lo que puso a los agricultores en contra de los elefantes que buscaban alimento en su antiguo hábitat.

Hoy en día, junto a sus actividades de prevención de conflictos entre humanos y elefantes, la Unidad de Respuesta aborda otras amenazas a la biodiversidad de la región, como la caza ilegal y furtiva de animales salvajes, hasta la sobreexplotación de productos forestales no madereros y los incendios forestales no controlados.

“El método de la Unidad de Respuesta consiste en expulsar a los elefantes salvajes con elefantes domesticados. La mentalidad wellmahout es normal para controlar a los elefantes domesticados para que lidien con los salvajes, pero no podrá incrementar la población de animales salvajes si la conversión de las funciones forestales sigue siendo alta», explicó Nazaruddin, quien recibió un premio del presidente de Indonesia Joko Widodo (Jokowi) como cornaca destacado en 2018.

“Esperamos que los asistentes cornacas puedan capacitarse como trabajadores en el Ministerio. Necesitamos esto porque los cornacas de los funcionarios tienen más de 40 años. Deben regenerarse y esto no es muy fácil», agregó. Toma tres años volverse un cornaca, indicó Nazaruddin.

Especie en peligro crítico de extinción

El parque nacional Way Kambas cubre alrededor de 1300 kilómetros cuadrados de selva tropical y pantanos costeros en la provincia de Lampung en el extremo sur de Sumatra. Este parque es el hogar de más de 400 especies de aves y 50 especies de mamales, entre los que se encuentra el tigre, rinoceronte y elefante sumatra.

Parque nacional Way Kambas, provincia de Lampung (unos 240 kilómetros al noroeste de Yakarta, a través del estrecho de Sunda) abarca un área de más de 125 000 hectáreas.

Hay entre 2400 y 2800 elefantes sumatras (Elephas maximus sumatranus), que es el 20 % de la población hace 75 años. Los conservacionistas culpan de esto al fuerte descenso a la deforestación desenfrenada, la caza furtiva y los conflictos entre humanos y elefantes.

Ante la disminución de su hábitat, los elefantes suelen invadir las tierras de cultivo en busca de alimento. Los aldeanos, al ver una amenaza para sus recursos de sobrevivencia, han capturado o matado elefantes salvajes a pesar de su condición de protección en virtud de las leyes de vida silvestre de Indonesia.

En 2011, la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) incluyó al elefante de Sumatra en su «Lista Roja» de especies amenazadas. Ese mismo año se abrió el primero de los cuatro campamentos base de la Unidad de Respuesta de Elefantes en el parque nacional Way Kambas, que ahora alberga entre 185 y 210 elefantes salvajes.

Nazaruddin, cuyo amor por los elefantes empezó hace 40 años cuando cuidó a un elefante bebé que rescató del pozo al que había caído, explicó que el control de los conflictos entre elefantes y humanos ha evolucionado a comparación de los inicios de 1980. En ese año, los esfuerzos de la Operación Tata Liman estaban limitados a arrear elefantes salvajes de vuelta a las zonas protegidas de los parques nacionales, pero apenas se instruía a los aldeanos de la importancia de los elefantes en un ecosistema balanceado.

Desde entonces, la unidad de respuesta ha hecho patrullas periódicas con elefantes domesticados que fueron entrenados en el centro de adiestramiento de elefantes del parque nacional y ha reclutado a jóvenes cornacas de las aldeas cercanas. Gran parte de su trabajo aún consiste en alejar a los elefantes salvajes de los cultivos y aldeas, pero ahora hay un intento serio de educación.

Esto se trata de la formación de grupos comunitarios en estrategias de mitigación del conflicto entre humanos y elefantes, construcción de torres de vigilancia y puestos de observación a lo largo de la frontera del parque. Esto ha simplificado la vigilancia de elefantes salvajes y tomar acciones si es necesario.

“La comunidad está educada e involucrada con la unidad de respuesta», declaró Nazaruddin, jefe de la Sección de Gestión del Parque Nacional de Bungur de la Segunda Región de parque nacional Way Kambas.

Nazaruddin también es el jefe del foro de Comunicación Cornaca en Indonesia, sector en línea para los más de 500 cornacas del país.

Además de la unidad de respuesta, los cornacas son contratados para trabajar en los centros de entrenamiento de elefantes, parques nacionales y zoológicos. En parque nacional Way Kambas, Nazaruddin y otros 14 cornacas trabajan en el parque junto a 32 asistentes de cornaca, en su mayoría jóvenes de las comunidades de la zona de protección que reciben formación de la unidad de respuesta.

A patrol of six elephants from ERU Camp Tegal Yoso takes a morning bath with their mahouts. Photo by Andi Aisyah Lamboge

Patrulla de seis elefantes del campamento de la unidad de respuesta de Tegal Yoso toman su baño matutino con sus cornacas. Foto de Andi Aisyah Lamboge, utilizada con autorización.

Fuegos artificiales y linternas

La unidad de respuesta hace sus operaciones en cuatro campos del parque nacional, donde 27 elefantes y sus cornacas patrullan los límites del parque y trabajan con las comunidades locales.

En una noche normal, los cornacas y los aldeanos pueden estar de guardia durante muchas horas. Cuando un elefante sale de la selva, utilizan linternas, lanzan bolas de fuego hechas con cocos y queroseno, y hacen sonar cañones de bambú o petardos como advertencia.

El trabajo de Nazaruddin suele llevarlo a controlar incidentes que involucran a humanos y elefantes.

En octubre de 2022, se subió a su camioneta y condujo 44 km desde su casa en Raja Basa Lama hasta la aldea nordeste de Tanjung Tirto. Un agricultor había visto una manada de elefantes salvajes avanzando hacia su campo de arroz y alertó inmediatamente a la unidad de respuesta a través de su grupo de chat de WhatsApp. Nazaruddin llegó una hora después y, con la ayuda del agricultor, logró alejar al elefante de la aldea.

Nazaruddin (wearing glasses) stands in front of his ERU office, accompanied by his colleague Nurhadi. Photo by Andi Aisyah Lamboge

Nazaruddin (de lentes) parado al frente de su oficina de la unidad de respuesta junto a su compañero Nurhadi. Foto de Andi Aisyah Lamboge, utilizada con autorización.

Tanjung Tirto es una de las nueve aldeas de la zona de protección del parque nacional en la que los elefantes suelen destruir los campos de los agricultores cuando buscan comida. Educar a las comunidades sobre cómo manejar con seguridad estos encuentros es una prioridad para la unidad de respuesta, explicó Nazaruddin, que tuvo una charla recientemente en una municipalidad del pueblo.

La reunión con 30 personas se enfocó en el desarrollo de un plan conjunto para controlar las interacciones entre los aldeanos y elefantes. Durante esta reunión, Surono, secretario de la aldea, declaró que era importante que la comunidad y las autoridades de conservación de los bosques trabajaran juntas.

Sofyan, miembro de la Policía Forestal Asociada a la Comunidad, dijo en la reunión que se necesitaban más fuegos artificiales para advertir a los elefantes invasores.

Muhammad Jazim Nasruddin, integrante de la unidad de respuesta, declaró que los incidentes que involucraban a humanos y elefantes bajaron en un 60 % desde 2011, además de un daño menor a los cultivos como resultado de que los aldeanos trabajan con la policía forestal para ahuyentar a los elefantes del sector hacia la selva.

Attendees at a meeting in Tanjung Tirto Village pose for a picture after discussing local strategies to mitigate human-elephant conflict. Photo by Andi Aisyah Lamboge

Asistentes a una reunión en la aldea de Tanjung Tirto posan tras debatir las estrategias locales para mitigar el conflicto entre humanos y elefantes. Foto de Andi Aisyah Lamboge, utilizada con autorización.

Algunos campos de arroz alrededor de Tanjung Tirto están cerca de la selva y a menudo son el escenario de incidentes entre humanos y elefantes, indicó un líder del grupo de agricultores forestales local. Los grupos de agricultores han sido los protagonistas en los programas de silvicultura social en toda Indonesia desde la década de 1970, y a veces actúan como mediadores en las disputas sobre el uso de los bosques y las comunidades locales.

«No podemos evitar conflictos, así que es importante que eduquemos a los agricultores de los elefantes y cómo lidiar con ellos cuando entren a los campos de arroz y pueblos», explicó Firdaus Armansyah de grupo de agricultores de Way Nusantara.

Seguimiento de alta tecnología

La tecnología también juega un rol importante en las actividades de la unidad de repuesta, lo que incluye el uso de dispositivos GPS para seguir los movimientos de elefantes salvajes.

Nazaruddin explicó que los rastreadores GPS funcionan actualmente a partir de seis elefantes salvajes y la unidad de respuesta tiene previsto adquirir otros tres dispositivos en 2023.

Distribution of elephant groups with GPS Collars in Way Kambas National Park. Photo from Google Earth. Source: WKNP data processor. Created by Arpan Rachman

Distribución de grupos de elefantes con collares GPS en el parque nacional de Way Kambas. Foto de Google Earth. Fuente: procesador de datos del parque nacional  Way Kambas. Imagen creada por Arpan Rachman

“El collar GPS hace más fácil seguir el movimiento de elefantes salvajes y determina dónde están para advertir a los aldeanos», explicó, y añadió que han logrado rastrear manadas de 15 elefantes y que planean dar seguimiento a grupos más pequeños en el futuro.

También hay estudios para utilizar tecnología de detección de sonidos para localizar elefantes salvajes y alertar a la comunidad de su presencia, indicó Muhammad Ali Imron, jefe del Laboratorio de Fauna Silvestre de la Facultad de Silvicultura de la Universidad Gadjah Mada.

Esta tecnología pretende detectar el sonido de elefantes en la selva y mandar alertas a través de un teléfono móvil a, por ejemplo, un funcionario local de conservación que pueda trabajar con la comunidad para mitigar un posible conflicto, declaró Imron.

«Estamos utilizando tecnología bioacústica e inteligencia artificial para detectar sonidos de los elefantes», indicó Imron, y añadió que estos sonidos tienen características únicas que no puede escuchar el oído humano en algunos casos.

An elephant patrol from the ERU Camp Tegal Yoso crosses a river. Photo by Arpan Rachman

Patrulla de elefantes de la unidad de respuesta del campamento Tegal Yoso cruza un río. Foto de Arpan Rachman

Este artículo se ha redactado y elaborado en el marco de un programa de desarrollo de habilidades mediáticas impartido por la Fundación Thomson Reuters. El contenido de este artículo es responsabilidad exclusiva del autor y del editor.

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