La diáspora venezolana busca cómo salvar vidas en Venezuela desde Londres

Ilustración de Global Voices

Venezuela tiene una de las tasas de emigración más altas del mundo, con más de 6 millones de venezolanos que han salido del país huyendo de la severa emergencia humanitaria compleja. Aunque hasta finales del siglo XX la población venezolana era, más bien, receptora de migrantes, ahora se considera “la segunda crisis de desplazamiento externo de mayor magnitud en el mundo”. 

Para muchos venezolanos en el exterior surge la preocupación de cómo ayudar a su país, golpeado por el hambre, la hiperinflación y un sistema sanitario en ruinas. Sabrina Velandia, una investigadora de derechos humanos y colaboradora de Global Voices, miró las crisis – incluyendo la del COVID-19 – desenvolverse desde lo lejos, buscando la manera de tener un impacto desde Europa, sin tener la necesidad de adentrarse en algún movimiento político. 

Sabrina Velandia encontró su respuesta en la ONG Healing Venezuela, basada en Londres, donde ella vive. Para ella, Healing Venezuela es “uno de los mejores ejemplos de la diáspora venezolana organizada en el exterior”. El propósito de esta organizacion que ha recibido diversos premios internacionales es apoyar a la población a través de una variedad de programas y proyectos que contribuyen con el sistema de salud y la alimentación de niños y niñas en riesgo de desnutrición. Esta entrevista fue editada para mayor claridad.

Global Voices (GV): ¿Cuándo llegó al Reino Unido y cómo tuvo la idea de conectarse a Venezuela nuevamente?

Sabrina Velandia (SV): Hace dos lustros dejé mi país por primera vez, pero no fue sino hace un par de años, en el cuarto país de acogida, que me sentí verdaderamente parte de la diáspora venezolana. El Reino Unido me recibió, paradójicamente, durante el llamado «año del confinamiento«, en medio de la pandemia del COVID-19. Consciente de la devastación causada por el COVID-19 en la salud de millones de personas — especialmente, en aquellos lugares donde existía, ya, una crisis sanitaria, como Venezuela — uno de los primeros planes que tuve en mente fue colaborar con alguna organización que me permitiera contribuir con mi país en esta nueva ‘prueba de fuego’ de la larga lista de calamidades venezolanas.

Foto de una profesional de la salud agradeciendo a Healing Venezuela

GV: ¿Cuál es el estado actual del sistema de salud en Venezuela y cómo lo afectó el COVID?

SV: Diversas organizaciones internacionales y venezolanas dedicadas a la defensa de los derechos humanos y el acceso a la salud han alertado, desde hace años, sobre el “progresivo y grave deterioro del sistema de salud en Venezuela”. En 2021, el Índice Global de Seguridad Sanitaria (GHS Index), al medir comparativamente las capacidades de 195 países del mundo para prevenir y hacer frente a amenazas sanitarias, asignó a Venezuela un puntaje de 20.9 puntos sobre 100 — el peor de América Latina y uno de los 10 peores países del mundo. El COVID-19 ha agudizado la crisis sanitaria en Venezuela, ensañándose con el personal de salud — que, a finales de 2020, constituyó el 33% de las muertes por el virus, en comparación con el 1-5% del resto del mundo.

Parte de los programas de Healing Venezuela ha apuntado, precisamente, a dos de los factores más graves de la crisis sanitaria del país: el grave desabastecimiento de insumos médicos y el deterioro de los hospitales, a través de la donación de material vital  y de infraestructura, así como la salida masiva del personal sanitario, a partir del financiamiento de los gastos básicos de estudiantes de postgrado de medicina, en ocho grandes hospitales venezolanos.

GV: Cómo ayuda Healing Venezuela, concretamente?

SV: Hasta la fecha, Healing Venezuela ha enviado al país 12 toneladas de insumos médicos, ha dado apoyo a 200 médicos residentes y ha donado más de 200 mil comidas a niños y niñas — cifras nada despreciables para una organización apolítica, cuya existencia data de apenas seis años, y que está compuesta únicamente de voluntarios de origen venezolano — junto a valiosos “agregados” como parejas, amigos y otros aliados locales que también han hecho suya la causa venezolana.

Foto de profesionales de la salud agradeciendo a Healing Venezuela

GV: Cuéntanos unos ejemplos de cómo se vive la situación médica en Venezuela.

SV: Gracias a Healing Venezuela, he conocido diversas historias, como la de Roberto (no es su verdadero nombre), quien es un médico residente que ha sufrido los estragos de la crisis de Venezuela. Como muchos de sus colegas, no podía costear el pasaje de autobús que le llevaba al hospital donde trabaja, en el interior del país. La precariedad de recursos no le permitía siquiera comprar un par de zapatos para remplazar el de sus desgastadas suelas. La ayuda que recibió Roberto de parte de Healing Venezuela le permitió acceder a una mejor alimentación y trasladarse al hospital, calzando zapatos nuevos. Así como Roberto, centenas de médicos residentes han podido continuar su labor y evitar formar parte del éxodo del personal de salud que, en 2021, sumaba un 70%.

Otro ejemplo es el de un paciente que llamaremos Juan. Cuando Juan llegó al departamento de gastroenterología de otro hospital caraqueño, con una hemorragia interna que hacía pender su existencia de un hilo, se había instalado, milagrosamente, el equipo que salvaría su vida. Fue el esfuerzo de personas de la diáspora venezolana en Inglaterra, reunidas en torno a Healing Venezuela, que lo hizo posible.

GV: ¿Cómo percibes la relación entre las historias de migración y la ayuda de la diáspora venezolana?

SV: Para mí, es como si el pesar del duelo migratorio, de tantas pérdidas y hasta remordimientos, se transformaran en fuente de honra, y en un ímpetu de solidaridad y hermandad que desdibuja las distancias geográficas y las del corazón.

La diáspora venezolana es tan diversa como la población misma. Healing Venezuela no es la excepción. Sus voluntarias van desde adolescentes hasta adultos mayores. Tal como un día me comentó Cinzia De Santis, fundadora de la organización, ‘la diáspora venezolana ha jugado y sigue jugando un rol importantísimo en el alivio de la crisis de salud’ al punto que, ‘sin el involucramiento de la diáspora, la crisis en Venezuela sería aún más severa’.

Foto de pacientes agradeciendo a Healing Venezuela

GV: ¿Qué obstáculos han encontrado?

SV: En un país cuyo sistema de salud se encuentra en “terapia intensiva”, son muchos los desafíos que enfrenta Healing Venezuela al implementar sus programas.  Trabajar en Venezuela es muy complicado. Conversando con Cinzia sobre esto, me comentó que, en su opinión, entre los peores obstáculos se encuentran aquellos de naturaleza logística, la escasez y la inflación — que, aunque más controlada, sigue siendo un problema. También está el tema de la violencia, puesto que la delincuencia pone en riesgo la distribución de los insumos e infraestructura donados, y la integridad del personal sanitario y de las personas que participan en los programas.

Igualmente, con la interrupción de los viajes internacionales durante la pandemia del COVID-19, Healing Venezuela tuvo que cambiar su estrategia: ahora compran material médico de proveedores confiables en el país, pudiendo apoyar, actualmente, a 11 centros de salud — principalmente, en zonas rurales del país.

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