Presidente Erdoğan tiene la misión de reparar los lazos, pero ¿a qué precio?

Imagen de Markus Winkler. Uso libre con licencia Unsplash.

Es una nueva era en las relaciones entre Turquía y algunos de sus otrora enemigos. El más reciente fue el infame apretón de manos entre el presidente Erdoğan y el egipcio Abdel Fattah el-Sisi durante la inauguración de la Copa Mundial de la FIFA 2022 en Catar el 20 de noviembre.

Las relaciones entre Egipto y Turquía se deterioraron después de que el expresidente Mohamed Morsi fue derrocado en un levantamiento respaldado por militares en 2013. Morsi era líder de la Hermandad Musulmana, que mantenían vínculos con el gobernante Partido Justicia y Desarrollo (AKP) turco. Los dos países también están en extremos opuestos en Libia, donde Egipto se ha alineado con el Parlamento oriental de Tobruk, mientras que Turquía apoya al Gobierno con sede en Trípoli, según Al-Monitor. Así que no es de extrañar que, para algunos observadores, la imagen no tuviera mucho peso. En una entrevista con Al-Monitor, el exembajador de Turquía en El Cairo, Safak Gokturk, afirmó: «La foto de los dos presidentes dándose la mano tiene un alto valor noticioso pero bajo valor significativo».

Del mismo modo, en declaraciones a Al-Monitor, Sinan Ulgen, presidente del Centro de Estudios Económicos y de Política Exterior (EDAM)de Estambul, y exdiplomático, afirmó que un apretón de manos simplemente no bastaba para superar «la erosión de la confianza entre ambos países», que Ulgen describió como demasiado grandioso.

La foto tampoco sentó bien a la oposición nacional, que criticó el apretón de manos de Erdoğan en una serie de tuits y declaraciones.

La revista satírica Leman también publicó esta imagen en su portada, en referencia a una reciente foto que Cristiano Ronaldo y Lionel Messi difundieron en las redes sociales de cuando jugaban una partida de ajedrez:

Quedaron tablas 2022.
——–
Derginiz Leman (s.1602)

En el frente sirio, hay indicios desde Ankara de que el presidente Erdoğan podría reunirse pronto con el presidente Assad. Aunque en octubre de 2022, el presidente Erdoğan dijo que una reunión con el presidente Assad no era posible, un mes después, el presidente de Turquía habría dicho: «no hay resentimiento ni amargura en la política.»

En un artículo sobre la posible reunión que describió como la «diplomacia de la inteligencia», el periodista Abdulkadir Selvi escribió que la reunión probablemente tendría lugar bajo los auspicios del presidente ruso Vladimir Putin antes de las elecciones generales de Turquía de 2023.

Este cambio se produjo poco después de que Turquía lanzó su mayor campaña aérea hasta la fecha –la operación «Garra-Espada»– contra grupos kurdos sirios tras una explosión en Estambul el 13 de noviembre de la que Ankara acusó a militantes kurdos, concretamente al Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK) y a las Unidades de Protección del Pueblo Sirio (YPG). Ambos grupos negaron toda responsabilidad en el atentado, en el que murieron seis personas y más de 80 civiles resultaron heridas. En una entrevista con Al-Monitor, Mazlum Kobane (también conocido como Mazloum Abdi), comandante de las Fuerzas Democráticas Sirias (FDS) con respaldado de Estados Unidos, dijo que sus investigaciones apuntaban a los «grupos de la oposición siria que operan bajo el control de Turquía» y que había vínculos con el Estado Islámico.

Por su parte, el opositor Partido Democrático del Pueblo (HDP), al que el Estado acusa de colaborar con el PKK y enfrenta un posible cierre, condenó la operación Garra-Espada.

En un comunicado emitido por su portavoz, el partido político insinuó que el gobierno estaba utilizando el bombardeo como «pretexto para legitimar e impulsar su agresión contra los kurdos de Siria», así como para impulsar la imagen del partido gobernante de cara a las elecciones generales del próximo verano. En declaraciones a Al-Monitor, Mazlum Kobane se mostró de acuerdo. «La verdad es que Erdoğan tiene ante sí dos caminos antes de las elecciones. Puede llegar a un acuerdo con el movimiento kurdo, y eso le daría ventaja en las elecciones, o desencadenar una guerra. Han elegido la guerra. Erdogan ha elegido la guerra», declaró Kobane a Al-Monitor.

Si hay un país entusiasmado con el posible acercamiento entre Erdoğan y Assad es Rusia. En una conferencia de prensa durante la décima novena reunión de las conversaciones del formato de Astana sobre Siria, el enviado presidencial especial ruso para Siria, Alexander Lavrentyev, dijo que esta decisión era «vital» y «podría ayudar a evitar incidentes mortales con civiles.»

«[Turquía y Siria] son vecinos y deberían ser amigos», declaró Lavrentev durante la rueda de prensa.

Fijar los lazos con Siria puede tener intereses adicionales en juego para el partido gobernante y el presidente Erdoğan. Como explican los autores Batu Coşkun y Gökhan Çınkara en este artículo, la decisión puede estar motivada por las demandas internas de los partidarios tradicionales del AKP, cada vez más resentidos con los inmigrantes. «Erdoğan calcula que llegando a un acuerdo con Assad, puede iniciar un proceso en el que algunos de los cuatro millones de sirios que viven en Turquía regresen a Siria. Erdoğan está cambiando en esta dirección, ya que sus bases tradicionales de apoyo exigen ahora que los migrantes abandonen el país, lo que deja a Erdoğan y a su partido luchando por encontrar una solución», explican Coşkun y Çınkara.

Olvidar el asesinato de Khashoggi

En junio de 2022, el presidente Erdoğan también recibió al príncipe heredero Mohammed bin Salman de Arabia Saudí (MBS). Fue la primera visita de MBS a Turquía desde el brutal asesinato del periodista Jamal Khashoggi en Estambul en 2018. El líder del gobernante AKP dejó en el pasado las acusaciones vertidas contra el Gobierno saudita tras el asesinato. Meses antes de la visita de MBS, un tribunal de Turquía dijo que trasladaba a Arabia Saudita el juicio contra 26 sospechosos vinculados al asesinato del periodista. Tras esta decisión, el presidente Erdoğan viajó a Arabia Saudita, donde anunció una «nueva era» en las relaciones entre Turquía y Arabia Saudita. Según el Washington Post, el arreglo de los lazos fue «un esfuerzo por atraer inversiones de la petrolera Arabia Saudita durante una crisis económica que se agrava en Turquía y que ha estado marcada por una inflación disparada».

En un tuit sobre la visita de MBS a Turquía, la prometida de Khashoggi, Hatice Cengiz, escribió,

Sobre el viaje del príncipe heredero saudita a Turquía: Su visita a nuestro país no cambia el hecho de que es responsable de un asesinato. La legitimidad política que gana con las visitas que hace cada día a un país diferente no cambia el hecho de que es un asesino.

Según el experiodista Aslı Aydıntaşbaş, actual investigador del grupo del Consejo Europeo de Relaciones Exteriores, el presidente Erdoğan estaba «cambiando su agenda hacia Medio Oriente, donde, tras la Primavera Árabe, la línea de Turquía era apoyar el cambio de abajo arriba. Esa misión y ese objetivo están ahora totalmente abandonados, admisión por parte de Turquía de la duración de las monarquías del Golfo y también una decisión pragmática de querer hacer negocios».

Ambos líderes volvieron a reunirse en noviembre al margen de la Cumbre del G20.

Por último, Turquía también ha logrado avances significativos en sus lazos con Israel. Por primera vez desde 2008, un presidente israelí –Isaac Herzog en este caso– visitó Ankara en marzo de 2022. En agosto, los dos países anunciaron la normalización de los lazos, incluido el regreso de embajadores y cónsules. Ankara hizo explícita su postura sobre la causa palestina, y el ministro de Asuntos Exteriores, Mevlut Cavusoglu, dijo que el deshielo no era una señal de que Turquía estuviera «renunciando a la causa palestina», en declaraciones con periodistas en febrero de 2022 antes de la visita de Herzog.

El 17 de noviembre, el presidente Erdoğan habló por teléfono con el designado primer ministro Benjamin Netanyahu. Ambos habían hablado por última vez en 2013, cuando Israel se disculpó oficialmente ante Turquía por el asalto a una flotilla con destino a Gaza en 2010, en el que murieron diez ciudadanos turcos. Las relaciones entre ambos han fluctuado mucho desde entonces.

En una carta de felicitación al nuevo primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, el presidente Erdoğan dijo: «Lo felicito por su victoria en las elecciones y creo que el nuevo gobierno continuará la cooperación entre los (dos) países en todos los ámbitos, de una manera que traerá la paz y la estabilidad a nuestra región», según la información de i24News, según la oficina de Netanyahu.

Próximas elecciones

Al igual que Aydıntaşbaş, el columnista Ilham Uzgen, en reciente artículo para el periódico BirGun, analizó los recientes avances en política exterior, y concluyó que, ante las elecciones generales de 2023, el presidente Erdoğan está usando todas las herramientas a su disposición para asegurarse una posible victoria. «Erdogan y su equipo saben seguir la evolución y las tendencias mundiales y regionales, adoptar posiciones en consecuencia y adaptarse a las condiciones cambiantes. En el proceso previo a las elecciones, las herramientas a su disposición en el frente económico son más limitadas que en política exterior. Por eso se centró en la política exterior y la seguridad con todos sus medios, tratando de consolidar su posición desde aquí», escribió Uzgen.

Ya se trate de los lazos de Ankara con Washington DC y la Unión Europea, o del papel de Turquía en la guerra de Ucrania, el presidente Erdoğan parece estar convirtiendo «estos acontecimientos separados a su favor». Pero la cuestión sigue siendo si los recientes acontecimientos son garantías para su consolidación en el poder cuando lleguen las elecciones.

Hay otro ángulo, que Steven A. Cook describe en este artículo de opinión para Foreign Policy. «Lo que no me trago es que esta reciente oleada de diplomacia anuncie una nueva era de paz, amor y entendimiento en Medio Oriente. Más bien, los diversos reajustes y acercamientos que hay en la región no son más que otro medio por el que sus líderes pueden perseguir la misma competencia y conflictos de años pasados», escribió Cook. Concretamente sobre el acercamiento de Turquía a Egipto e Israel, Cook describió la maniobra como un deseo de Turquía de «desescalar en algunos lugares para poder escalar en otros».

La oposición local también ha criticado los recientes avances diplomáticos del presidente Erdoğan. A mediados de año, cuando Ankara y Tel Aviv estaban restableciendo lazos diplomáticos, el líder del principal partido de la oposición, el Partido Republicano del Pueblo (CHP), Kemal Kılıçdaroğlu, tuiteó:

Visité a la familia de Çetin Topçuoğlu, martirizado en el Mavi Marmara. Mi objetivo era informar personalmente a las familias de los mártires de Mavi Marmara sobre nuestra postura sobre este tema en nuestro gobierno.
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Creo en Turquía, que tiene voz en la región y capacidad para dirigir una diplomacia inteligente (a puerta cerrada). Pero martirizar a ciudadanos [turcos] en aguas internacionales tiene un precio. Mi mensaje a Israel es que esta cuestión aún no está cerrada para nosotros».

Kılıçdaroğlu también se expresó sobre la visita de MBS a Ankara:

Creo en Turquía, que tiene voz en la región y capacidad para dirigir una diplomacia inteligente (a puerta cerrada). Pero martirizar a ciudadanos [turcos] en aguas internacionales tiene un precio. Mi mensaje a Israel es que esta cuestión aún no está cerrada para nosotros».
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También tengo algunas palabras para Bin Salman, que vino a nuestro país. El asesinato en nuestra tierra también tiene su precio. Nuestra cuenta con él tampoco está cerrada. Puede estar jugando con Erdogan, pero Turquía es un gran Estado, tendrá que pagar por lo que ha hecho en nuestra tierra.

Pero eso no basta, explica el columnista Fehim Tastekin en su artículo para Al-Monitor. Una táctica predominante en el opositor CHP, «responder a las bravatas nacionalistas con bravatas nacionalistas o golpear a Erdoğan con sus propios cambios de dirección, parece plantear la perspectiva de que la oposición compita con el partido gobernante sobre quién es más nacionalista». Y en medio de los esfuerzos de normalización de Ankara con sus rivales regionales, una oposición que tome también la carta nacionalista podría no hacer retroceder a Erdoğan tanto como se esperaba».

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