¿Por qué a Sudamérica no parecen importarle los problemas de corrupción en el Mundial?

El jugador argentino Diego Maradona celebra su segundo gol marcado a Inglaterra durante la Copa Mundial de la FIFA 1986. Imagen bajo dominio público.

La Copa del Mundo de la FIFA es el acontecimiento deportivo que más público ha atraído a lo largo de su historia. Aunque solo 32 países clasifican para disputar las rondas finales, millones de aficionados al fútbol de todo el mundo lo ven. Todos ven el mismo partido, pero no la misma cobertura mediática. En este caso, la cobertura de los medios latinoamericanos fue bastante diferente de la de otros medios occidentales, debido a las diferencias culturales, políticas e históricas.

En 2022, el Mundial se celebrado en Catar y se vio eclipsado por graves escándalos de corrupción en torno a su organización y a las políticas discriminatorias contra la comunidad LGBTQ del país anfitrión. Esto ha hecho que muchos aficionados al fútbol de todo el mundo boicotearan el torneo, al tiempo que muchos medios importantes criticaron al organizador, o sea la FIFA, por permitir que Catar organizara los partidos.

La relación entre fútbol y política siempre ha sido fuerte, no viven en dos mundos separados, y no es la primera vez que se celebra en un entorno tan controvertido. Por ejemplo, el Mundial de 1934 se celebró en la Italia de Mussolini, en 1978 Argentina lo organizó en medio de una terrible dictadura militar, y en 2018 fue la Rusia de Putin la que lo celebró. En cada caso, la percepción de la política dentro de la Copa del Mundo varía enormemente dependiendo de dónde se esté viendo.

Los escándalos de corrupción y la cobertura a favor de la comunidad LGBTQ del Mundial no ha llegado a los principales medios sudamericanos de la misma manera que en el hemisferio norte. Haciendo un breve análisis de contenido de algunas palabras claves en los principales medios, podemos detectar donde temas como «corrupción» y «LGBT» han estado en la atención, o no.

Elegí cinco medios del hemisferio norte y cinco de Sudamérica. De esos medios, analicé todo el texto usado en sus últimos 15 artículos sobre la Copa del Mundo desde antes de que comenzara el evento. Luego conté cuantas veces aparecían las palabras «LGBT» y «corrupción» en la cobertura. Como muestra la tabla siguiente, los medios de Alemania, Estados Unidos y Reino Unido mencionaron «corrupción» y «LGBT» con bastante más frecuencia durante la cobertura de la Copa del Mundo 2022, siendo Alemania el país que más veces lo hizo (más de 10), que los medios sudamericanos, con los medios colombianos y peruanos entre los menos, con una mención en cada tema.

Media Mentions on WC Issues

Menciones sobre cuestiones relativas a Catar 2022. A partir de los 15 últimos textos de los artículos publicados antes del inicio del Mundial por cada uno de los medios de comunicación – Menciones en los medios sobre temas LGBT y Corrupción en el Mundial.

Desde este análisis, se desprende que los grandes medios de Europa Occidental y Estados Unidos mencionan con más frecuencia los temas LGBT y de corrupción que en Sudamérica, donde apenas se mencionan. Aunque la muestra no es grande, apunta a una diferencia en la forma en que los medios decidieron cubrir el Mundial.

Esto podría no resultar sorprendente en el contexto sudamericano debido a la falta de sensibilización sobre los derechos LGBT en comparación con los países desarrollados. Además, se podría argumentar que, tradicionalmente, el conservadurismo de los medios deportivos les haría mantenerse alejados de cualquier tema LGBT. En cuanto a los escándalos de corrupción, los autores sugieren que la percepción de la corrupción en Sudamérica está muy normalizada. Esto hace que los escándalos de corrupción procedentes de la FIFA solo resulten ligeramente atractivos para el público sudamericano.

Aunque la cobertura mediática de la Copa del Mundo en Sudamérica carece del ángulo político de los escándalos de corrupción y las políticas anti-LGBT de Qatar, la experiencia sudamericana de los partidos de fútbol tiene otro tinte político. Para nosotros, es una oportunidad de demostrar que el talento puede florecer en ausencia de dinero, infraestructuras y poder. Nos impresiona que un chico, criado en una favela brasileña o en una villa argentina, pueda jugar tan bien o incluso mejor que los europeos criados y formados en un contexto privilegiado.

También existe cierto grado de solidaridad con otros países de los países en desarrollo, ya que se siente como David luchando contra Goliat. Esto hace que los sudamericanos apoyen a equipos como Marruecos cuando enfrentan a potencias futbolísticas como Francia o España. En una prueba aún más tangible y masiva de la «fraternidad de los no favoritos», vimos a los aficionados bangladesíes volverse locos por el equipo de Messi, a pesar de estar geográficamente a 16 000 kilómetros de Argentina, y probablemente también muy distantes culturalmente. Un partido de fútbol en la Copa del Mundo puede escribir definitivamente la historia cultural de un país y alcanzar un legado de jerarquía mitológica, como cuando Maradona venció a los ingleses en 1986.

Fútbol y políticas están condenados a coexistir, aunque no se diga explícitamente en los titulares. La mayor parte de la cobertura de Sudamérica no se centró en la corrupción o los derechos humanos, pero el trasfondo político del fervor futbolístico tiene todo que ver con ganar a las superpotencias privilegiadas.

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