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Crisis climática y ambiente en Asia Central: ¿Queda alguna esperanza?

Categorías: Kazajistán, Kirguistán, Tayikistán, Turkmenistán, Uzbekistán, Ambiente, Desarrollo, Medios ciudadanos, The Bridge

Lago Issyk Kul en Kirguistán [1], Asia Central, se ha inundado con desastres económicos y la crisis climática solo está empeorando la situación (CC BY-NC-SA 2.0) [2].

Los países de Asia Central —Kazajistán, Kirguistán, Tayikistán, Turkmenistán y Uzbekistán— enfrentan problemas climáticos severos, agravados por el cambio climático. Estos problemas son complejos e interrelacionados, y, muchos emanan del legado soviético que los países comparten.

El viernes 2 de diciembre, los Estados de Asia Central se congregaron en Taskent, capital de Uzbekistán, para iniciar el Diálogo de alto nivel sobre el cambio climático y resiliencia en Asia Central [3]. Representantes de todos los Gobiernos de Asia Central, se reunieron con la comunidad diplomática, organizaciones internacionales, representantes del sector privado y de las sociedades civiles, para entablar un diálogo multilateral, «crear una visión a largo plazo» [4] y discutir las acciones ambientales colectivas necesarias para resistir los efectos del cambio climático y los desastres naturales. Se trató de una reunión multilateral poco frecuente entre los Estados de la región y llegaba en un momento urgente.

La lista de desafíos incluye la crisis climática de Asia Central y los desastres ecológicos que provoca: intensa contaminación atmosférica, deforestación, contaminación nuclear y el desastre ecológico que supone la desaparición del mar de Aral [5]. Según la información [6] que provee la compañía de calidad del aire IQAir, la contaminación atmosférica de las ciudades de Asia Central figura entre las peores del mundo. Las investigaciones muestran que la principal fuente de contaminación atmosférica son las viejas centrales eléctricas de carbón de la era soviética [7] que calientan las ciudades durante los duros inviernos. La deforestación es otro problema serio. La UICN, unión mundial de organizaciones gubernamentales y de la sociedad civil, concluyó [8] que una de las causas de la deforestación en Asia Central sería el deterioro económico de la década de 1990, que obligó a la población a depender más de los cultivos y la ganadería, lo que les llevó a talar los bosques locales.

Vista aérea del mar de Aral en 1989 (izquierda) y en 2014 (derecha), imágenes que demuestran el nivel extremo de pérdida de agua. Foto compuesta [9] de NASA [10], dominio público.

La contaminación nuclear es otro de los peligros que amenaza las vidas de los habitantes de la región. El polígono de Semipalátinsk [11], ubicado en el noreste de Kazajistán, era un sitio de pruebas nucleares durante la era soviética. De acuerdo con los científicos del país [12], tanto los habitantes que viven cerca del sitio como los habitantes de regiones aledañas sufren de problemas genéticos y cáncer, incluso después de 30 años de la clausura del sitio. Similarmente, las minas de uranio de Kirguistán causan daños [13] a la salud de los habitantes de las poblaciones adyacentes. Y finalmente, dentro de esta sombría lista, se encuentra la desaparición del mar de Aral, probablemente la catástrofe ambiental más conocida de la región: la constante irrigación causada por la producción de algodón durante la era soviética drenó lo que una vez fue uno de los mayores mares interiores del mundo. Una publicación [14] de la NASA sirve como triste testimonio del impactante declive del nivel del agua, incluso en los últimos años.

Incluso una estrategia colectiva eficaz corre el peligro de ser obstaculizada por los problemas inherentes a los países del subcontinente, que incluyen la interferencia de Gobiernos autocráticos, corrupción, violaciones de derechos humanos y la posible obstrucción de los derechos fundamentales de expresión, asociación y reunión, al igual que la desigualdad de género. Los constantes intentos de obstaculizar los esfuerzos de la sociedad civil y de los movimientos activistas dentro de estos países no resultan muy alentadores. La Asociación Internacional por los Derechos Humanos (IPHR) da seguimiento al Monitor CIVICUS [15] y asigna una categoría según las condiciones actuales de las libertades civiles dentro de los Estados; califica a Uzbekistán y Turkmenistán como «cerrados», a Kazajistán y Tayikistán como «reprimidos» (Kazajistán bajó de categoría [16] después de la violencia que se observó durante enero [17]), y a Kirguistán como «obstruido». Freedom House [18] también califica a los países de Asia Central como «No libres», a excepción de Kazajistán, que se considera como «Parcialmente libre». En otras palabras, los activistas de la sociedad civil de Asia Central se encuentran constantemente bajo presión, y no es común que a ONG y activistas se les permita trabajar eficazmente en casos delicados asociados al ambiente. Esto significa que la sociedad civil —incluidos los grupos que se dedican a enfrentar problemas relacionados al ambiente y al cambio climático— suelen enfrentar grandes dificultades dentro de sus condiciones de trabajo.

En un informe [19] escrito para IPHR en 2022, el profesor Sébastien Peyrouse de la Universidad George Washington exploró cómo la falta de un espacio seguro para la sociedad civil para divulgar y abordar los problemas ambientales entorpece significativamente la eficacia de cualquier estrategia dedicada a mitigar los efectos del cambio climático y proteger al ambiente.

Central Asia states, like other authoritarian countries, stand out for their centralised, top-down management of environmental policy, which undermines government accountability and hinders the civil society engagement essential to raising environmental consciousness and proposing approaches to environmental issues. Authoritarian obstruction of CSOs’ independent environmental research, as well as the serious lack of dialogue between civil society and political authorities, constitutes a serious threat to the environmental future of the region and, consequently, the economic and social futures of its population.

Los países de Asia Central, al igual que otros países autoritarios, se caracterizan por gestionar sus políticas ambientales a través de una estructura centralizada y piramidal, lo que libera parcialmente la responsabilidad del Gobierno e impide que la sociedad civil se integre, cree conciencia sobre los problemas ambientales y genere estrategias para enfrentarlos. Los intentos de obstrucción de las actividades de las organizaciones de la sociedad civil de parte de los Gobiernos autoritarios, incluida falta de diálogo entre la sociedad civil y las autoridades políticas, constituyen una severa amenaza para el futuro ambiental de la región, lo que representan una amenaza para el futuro económico y social de su población.

Un mapa que muestra el deterioro progresivo del glaciar Fedchenko en las montañas de Pamir en Tayikistán. Libre de uso a través de Flickr [20] (CC BY-NC-SA 2.0) [2]

Al mismo tiempo, el cambio climático es una amenaza inminente para Asia Central. El alza en la temperatura está provocando el deshielo de los glaciares; el aumento de lluvias torrenciales desencadena deslizamientos de tierra mortales; y existe un mayor riesgo de inundaciones y daños irreparables en los ecosistemas de toda la región. El Banco Asiático del Desarrollo estima [21] que el subcontinente en promedio ha perdido el 30 % de sus glaciares en los últimos 50-60 años. Kazajistán, por ejemplo, ha perdido un 45 % de los glaciares de sus montañas en los últimos 60 años [22]. En Kirguistán, aproximadamente un 16 % [23] de los glaciares ha desaparecido en los últimos 70 años; Tayikistán también está experimentando este derretimiento. Científicos de Tayikistán atribuyen esta pérdida a que la temperatura ha aumentado en un 15 % en los últimos 70 años [24]. Los deslizamientos de tierra son una de las consecuencias del derretimiento de los glaciares, pero también son causados por alteraciones en el comportamiento de las precipitaciones, ocasionadas por el cambio climático, y el terreno montañoso que cubre gran parte de Asia Central agrava los peligros [25] de este riesgo. Estos eventos climáticos causan daño inevitable a la biodiversidad local [26].

¿Posible intervención gubernamental?

Desafortunadamente, los Gobiernos de Asia Central no están tratando estos problemas de manera sistemática. En el informe ambiental [19] del IPHR de 2022, Sébastien Peyrouse constató que los Gobiernos de Asia Central a menudo carecen de la voluntad política necesaria para actuar ante problemas climáticos y ambientales, y que los esfuerzos que sí se llevan a cabo suelen formar parte de estrategias estatales dirigidas a mejorar las relaciones públicas. Peyrouse descubrió que, aunque todos los Gobiernos de Asia Central han implementado leyes y estrategias para proteger al ambiente y enfrentar el cambio climático, no han logrado integrar estas estrategias a sus políticas económicas. Los Estados de Asia Central se han comprometido [27] a reducir su producción de gases invernaderos según fue establecido en el Acuerdo de París [28]. Y con el cielo de Almatý cubierto con denso esmog marrón, es algo que Asia Central espera con impaciencia.

El Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) considera [29] que Asia Central puede convertirse en un factor de cambio para el esfuerzo mundial contra el calentamiento global.

This region has a significant potential to make sizable contributions to global efforts to keep temperature rises below two degrees Celsius by reducing the output of greenhouse gases, modernizing production on farms, building climate-smart cities and infrastructure, protecting vulnerable ecosystems, and creating the transformational shift needed to move from a production-based economy that’s highly dependent on natural resources to a services-based economy that places greater value on natural resource protection and economic sustainability.

La región tiene el potencial de contribuir enormemente al mundo a mantener el aumento de la temperatura en menos de dos grados, lo que se puede llevar a cabo reduciendo la emisión de gases de invernadero, modernizando la producción granjera, diseñando ciudades e infraestructuras climáticamente inteligentes, protegiendo ecosistemas vulnerables e implementando los cambios necesarios para convertir economías productoras, altamente dependientes de los recursos naturales, a economías de servicios, capaces de valorar y defender los recursos naturales y la sustentabilidad económica.

Pero esto no ocurrirá a menos que los Gobiernos de los países de Asia Central permitan que la sociedad civil y los activistas se integren al diálogo.

Un ejemplo de cómo llevarlo a cabo involucra un incidente que sucedió hace algunos años en Kazajistán. La hermosa zona de Kok Zhailau (pasto verde. en kazajo), que se encuentra en las montañas aledañas a Almatý, iba a ser vendida [30] y dividida del territorio protegido del parque nacional y, según información filtrada, iba a ser convertida en un centro de esquí como parte de un proyecto multimillonario ligado a uno de los hombres más ricos de Kazajistán, Serzhan Zhumashov, que también formaba parte del consejo municipal de Almatý. El caso de un político local adinerado involucrado con grandes cantidades de dinero se volvió rápidamente en controversia, y muchos activistas fueron arrestados [31] después de alzar sus voces en protesta. A pesar de eso, múltiples activistas, artistas, escritores y ONG [32] unieron sus esfuerzos y contribuyeron a reunir 30 000 firmas [33] contra el proyecto. En 2019, tras una batalla de ocho años, el presidente Kassym-Zhomart Tokayev prohibió la construcción del centro turístico en Kok Zhailau.

Lamentablemente, es muy poco común que la opinión de los activistas sea escuchada en Asia Central. Por ejemplo, en Kirguistán, la ONG local Kloop ha intentado solucionar la falta de acceso al agua potable en poblaciones y regiones remotas [34]. Según Kloop, a pesar de los millones dedicados a mejorar el acceso al agua en Kirguistán, solo 123 poblaciones recibieron acceso a fuentes seguras de agua potable durante los últimos dos años, lo que dejó a 300 poblaciones sin agua potable. En su nuevo proyecto, Kloop ayuda a los habitantes de comunidades rurales a dar seguimiento a problemas con el agua y a responsabilizar a los funcionarios locales de garantizar agua potable limpia y segura para estas poblaciones. Sin embargo, Kloop –junto a otros medios independientes de Kirguistán– están bajo mucha presión por sus actividades periodísticas [35], lo que significa que su trabajo comunitario dedicado a facilitar fuentes de agua potable también puede verse amenazado.

Sébastien Peyrouse concluyó en el informe climático del IPHR de 2022:

The environmental situation will not improve without serious action by political authorities in the region. Such action should include allowing environmental CSOs, academics, and experts to freely conduct research, including on sensitive issues. Experts from institutes, think tanks and universities involved in the environmental sector must be able to work without pressure or fear of retaliations.

La situación ambiental no va a mejorar a menos de que las autoridades políticas de la región tomen decisiones sensatas. Estas deben incluir concederle a las organizaciones de la sociedad civil y a los expertos y académicos ambientalistas el derecho de dirigir investigaciones, aunque se trate de asuntos delicados. Los expertos de institutos, grupos de reflexión y universidades dedicados al sector ambiental deben poder trabajar sin presiones ni temor a represalias.

La sociedad civil es la base de cualquier Estado saludable. Por lo tanto, esperamos que los Estados de Asia Central permitan que la sociedad civil local sea escuchada al mismo nivel que los funcionarios estatales, otros expertos y la comunidad internacional, y que se la incluya en los esfuerzos de construir una región más resiliente ante el cambio climático.

Columna escrita por Mia Tarp Nurmagambetova, consultora para Asia Central de la Asociación Internacional por los Derechos Humanos (IPHR [36]).