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El recorrido de la música parang de Trinidad, en podcast informativo

Categorías: Caribe, Trinidad y Tobago, Arte y cultura, Etnicidad y raza, Historia, Ideas, Medios ciudadanos, Migración e inmigración, Mujer y género, Música, Religión, COVID-19
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Sonrisas: grupo de músicos toca parang. Foto [1] by Marc Aberdeen on Flickr, CC BY-ND 2.0 [2].

En el punto álgido de la pandemia de COVID-19 [3], el Gobierno de Trinidad y Tobago celebraba periódicamente ruedas de prensa televisadas para mantener informado al público, pero cada vez que el primer ministro Keith Rowley hacía acto de presencia, los ciudadanos se preparaban para el anuncio [4] de nuevas restricciones [5]. «A partir de esta medianoche [6]» se convirtió en una temida frase que dio lugar [7] a numerosos memes [8]. Con unas tasas de contagio mucho menores que en el punto álgido de la pandemia, un usuario de Twitter aprovechó la oportunidad para darle la vuelta a la frase «A partir de esta medianoche»:

Vean ahora…
😩😩😩

El parang [11] es un género de música folclórica que se interpreta en Navidad. El parang se canta tradicionalmente en español, y se introdujo en Trinidad y Tobago desde Venezuela, aunque la música tiene raíces más profundas en las culturas indígena y africana. Sobre el tuit, la tuitera Attillah Springer comentó [12] en dialecto trinbagonese: «Ahora que en este estado, tenemos algo que escuchar y reflexionar por qué el parang es tan importante». Incluyó un enlace [13] a su serie [14] de podcasts Wajang Diskotheque, que «reúne obras literarias, artes visuales, cine y música del pasado y del presente en diferentes formatos».

El episodio, titulado «Parang Jam», se emitió originalmente en diciembre de 2020, cuando Trinidad y Tobago, como gran parte del resto del mundo, estaba bajo restricciones por la pandemia. La alegría habitual, la socialización, el baile y otras festividades –incluido el canto del parang, muy arraigado en la tradición de desplazarse de casa en casa dentro de una comunidad para interpretar la música– obviamente no habrían sido posibles, pero el podcast les llevó algo a los hogares de la gente en un momento en que más necesitaban esa sensación de conexión.

El podcast está narrado por Elisha Bartels y Adam Andrews, explora la emigración y la nostalgia del hogar en Navidad, y está lleno de información interesante sobre la historia del parang, intercalada entre fragmentos de canciones locales favoritas.

La canción «Río Manzanares [15]«, por ejemplo, escrita en 1958 por el venezolano José Antonio López, habla de la pérdida y la añoranza del hogar, temas que muchos no suelen asociar con la tradición del parang. «En el fondo es la historia de una familia desplazada», explican [13] los presentadores, «que emprende un peligroso viaje hacia la incertidumbre. ¿Cuál de nuestras familias no conoce esto, no tiene este trauma incrustado en su ADN? Especialmente en esta parte del mundo, donde la mayoría llegamos de forma forzada o coaccionada».

En los últimos años, Trinidad se ha convertido [16] de nuevo en destino de miles de emigrantes económicos venezolanos, que también deben estar añorando su hogar en esta época del año.

Aunque muchos trinitenses se limitan a clasificar el parang en la categoría de «música navideña», el podcast enfatiza [13] su importancia como música de un pueblo desplazado que se aferra desesperadamente a su lengua materna, a sus recuerdos y a las canciones de su hogar, y que escribe otras nuevas para llenar los vacíos:

Like many of the pre-Christian traditions of Europe, the Middle East and beyond, parang’s history is one of the co-opting of Indigenous and African musical forms to apply them to a Christian context. Parang is not just a music of joy at the birth of Christ, but also tells part of the story of conquest and conversion.

Como muchas de las tradiciones precristianas de Europa, Oriente Próximo y más allá, la historia del parang es la de la cooptación de formas musicales indígenas y africanas para aplicarlas a un contexto cristiano. El parang es música de alegría por el nacimiento de Cristo, y también cuenta parte de la historia de la conquista y la conversión.

Otra canción que el podcast presentó como una forma de sostener a la gente en tiempos difíciles fue «La Gaita [17]» de los hermanos Lara, grupo tan integrado en el género de la música parang que es como una institución. Los fundadores del grupo, Willie, Tito, Antonio y Víctor, eran hermanos nacidos en Venezuela en la década de 1920. Aunque el último de los fundadores falleció en 2014, el grupo continúa [18] y su música sigue despertando recuerdos en la gente. Como dice [13] el presentador del podcast, Adam Andrews: «Recordar el olor de la cocina de tu abuela cuando el pastel negro [19] acaba de salir del horno… recordar las manos callosas de tu bisabuelo que podían hacer llorar a la gente al son de su cuatro».

También es interesante que la música parang prosperara en zonas como Santa Cruz y St. Joseph, partes de Trinidad conocidas por sus plantaciones de cacao [20] y café. Los trabajadores «pañol» de estas fincas, como se llama localmente a las personas de ascendencia venezolana, tenían poco tiempo libre para visitar a familiares y amigos, pero la Navidad era «una época de relativa libertad y la aprovechaban al máximo». Se movían por su comunidad cantando canciones que «empezaban describiendo la historia del nacimiento de Cristo y rápidamente pasaban a temas profanos».

El baile, con pasos que incorporan estilos castellanos y salseros, forma parte integrante de la experiencia parang. Es casi imposible escuchar música parang y no querer moverse. Una vez más, aunque el parang se considera predominantemente música «española», el podcast señala que también contiene elementos de la estructura rítmica y melódica de África Occidental; sin embargo, «nunca hablamos al respecto como música derivada de África del mismo modo que podríamos considerar el calipso», a pesar de que América Latina comparte con el Caribe la experiencia del colonialismo y la violencia que se le asocia. Como sugiere [13] Elisha Bartels, si alguna vez nos preguntamos «cómo un país que no ha sido colonia de España desde hace más de 200 años puede seguir cantando canciones en español, recordemos que siete peligrosas millas es todo lo que nos separa de Venezuela».

El parang, que se extiende hasta Trinidad desde lugares como Sucre, en el noreste de Venezuela, es una intersección única de culturas indígenas y africanas, ya que mucho antes de que Colón llegara a la región, los «pueblos indígenas del delta del Orinoco usaban el golfo de Paria como puerta de entrada al resto del Caribe».

El podcast también cuenta con la inimitable Daisy Voisin [21], considerada la reina del parang, que soñaba con que la música ganara prominencia mundial. Su grupo, La Divina Pastora, debe su nombre a la estatua de la Virgen Negra que está en una iglesia católica de Siparia, ciudad del sur de Trinidad de donde procede Voisin.

Se cuenta que un monje capuchino trajo la estatua de Venezuela a Trinidad y afirmó que le había salvado la vida. La estatua de la Virgen es muy venerada por sus poderes unificadores y curativos. Cada año, el día de su fiesta se celebra una procesión [22] a la que asisten católicos e hindúes, que la veneran como Sipari Mai, manifestación de la diosa Kali [23]. La Virgen también era «sagrada para los warao tanto como para los católicos», señala el podcast, «que consideraban diabólicas las prácticas espirituales de los warao».

Una canción que refleja poderosamente algunos de los problemas a que enfrentan Trinidad y Tobago, y la región en general, es «Mi Negrito [24]«, de San José Serenaders, sugiere [13] el podcast. La letra, desgarradoramente interpretada por Gloria Alcázar, venezolana que llegó a Trinidad para aprender inglés y acabó casándose con el fundador del grupo, Lennox Flores, habla del amor de la cantante por un hombre negro:

In these days when the bodies of women on both sides of the Gulf of Paria continue to be sites of violence at the hands of friends, strangers, lovers, buyers … in these days when women bodies are moved as if they have never known freedom, we reflect on Gloria Alcázar’s words; we reflect on our fear and lust for difference, and our desire for proximity to whiteness, even as we laugh in the face of sinking boats. We reflect on cycles of oppression and how easy it is to dismiss the suffering of others when we haven’t confronted our traumas around race, class and migration.

En estos días en los que los cuerpos de las mujeres a ambos lados del golfo de Paria siguen siendo escenarios de violencia a manos de amigos, extraños, amantes, compradores… en estos días que los cuerpos de las mujeres se mueven como si nunca hubieran conocido la libertad, reflexionamos sobre las palabras de Gloria Alcázar; reflexionamos sobre nuestro miedo y nuestra lujuria por la diferencia, y nuestro deseo de proximidad a la blancura, incluso cuando nos reímos ante los barcos que se hunden. Reflexionamos sobre los ciclos de opresión y sobre lo fácil que es ignorar el sufrimiento de los demás cuando no nos hemos enfrentado a nuestros propios traumas relacionados con la raza, la clase social y la migración.

Sin duda, el parang da alegría, pero al entender de dónde viene y cómo creció, también ofrece la oportunidad de reflexionar más profundamente sobre temas, incluso mientras el género sigue experimentando y evolucionando.

Escucha el episodio completo «Parang Jam» del podcast Wajang Diskotheque aquí [13].