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Miedo institucional de Francia al multilingüismo: Entrevista con el activista lingüístico Michel Feltin-Palas

Categorías: Europa Occidental, Francia, Derecho, Derechos humanos, Educación, Etnicidad y raza, Historia, Lenguaje, Literatura, Medios ciudadanos, Periodismo y medios, Pueblos indígenas

Captura de pantalla del canal de YouTube de France 3 Occitanie [1] que muestra una escuela bilingüe occitana-francesa.

Francia, con más de 20 lenguas regionales [2], siempre ha sido un país multilingüe, pero su Gobierno central sigue reacio a reconocer y aceptar plenamente esa diversidad. En una entrevista con Global Voices, el experto lingüístico y activista Michel Feltin-Palas explica las razones de esta reticencia.

Feltin-Palas es periodista del semanario francés L’Express [3], en el que publica un boletín dedicado a la diversidad lingüística de Francia. También es autor de varios libros dedicados al tema, incluido el último, «Sauvons les langues régionales [1]» («Salvemos las lenguas regionales»), publicado en 2022, en el que analiza las razones históricas y políticas argumentadas por el Gobierno francés para limitar el reconocimiento de las oficialmente llamadas «lenguas regionales». El libro hace referencia a 20 lenguas que se han hablado históricamente en lo que hoy es la Francia metropolitana.

Feltin-Palas desentraña los orígenes de este temor a la diversidad lingüística por parte de las instituciones estatales francesas, especialmente en el ámbito legislativo y educativo:

La France est un pays qui pourrait ne pas exister. A priori, il n’y avait aucune raison pour qu’un Alsacien se retrouve un jour dans le même État qu’un Basque, un Corse et un Auvergnat. Le pouvoir central a donc toujours craint que ces cultures diverses ne débouchent sur des revendications séparatistes. En conséquence, il a cherché à imposer une langue unique, le français. Quant aux cultures locales, elles sont réduites à de simples folklores et bannies de l’école. « Uniformiser constitue un excellent moyen pour mieux diriger un pays aussi vaste et divers que la France », souligne l’historien Olivier Grenouilleau (Nos petites patries, Gallimard).

Pendant longtemps, la diffusion de la langue française dans des territoires où elle n’était pas parlée a été perçue comme une manière d’apporter la « civilisation ». De ce point de vue, en effet, un parallèle peut être en effet établi avec la colonisation. Jules Ferry déclarait ainsi le 28 juillet 1885 devant les députés : « Il faut dire ouvertement qu'en effet les races supérieures ont un droit vis à vis des races inférieures […] parce qu'il y a un devoir pour elles. Elles ont un devoir de civiliser les races inférieures ». ll n’est pas abusif de considérer que la même vision a eu cours pour l’Hexagone, où Paris, incarnation de la « civilisation », s’est fixé pour « devoir » d’arracher le bas-peuple à la médiocrité de ses « patois » à travers l’école publique.

Francia es un país que podría no existir. En efecto, no hay ninguna razón para que un alsaciano acabe viviendo un día en el mismo Estado que un vasco, un corso o un auvernés. Al poder central de Francia siempre le ha preocupado que todas esas culturas tan diversas pudieran acabar fomentando el separatismo, por eso se impuso una lengua única: el francés. En cuanto a las culturas locales, se reducen a simple folclore y se prohíben en las escuelas. Como escribe el historiador francés Olivier Grenouilleau en su libro «Nos petites patries» [«Nuestras pequeñas patrias»]: «La uniformidad es un medio excelente para dirigir un país tan vasto y diverso como Francia».

Durante mucho tiempo, llevar el francés a zonas donde no se hablaba se percibía como una forma de llevar la «civilización». Desde esta perspectiva, se puede establecer un paralelismo con la colonización. Así, Jules Ferry [4] [primer ministro de Francia y más tarde ministro de Educación] declaró el 25 de julio de 1885 en el Parlamento francés que «hay que decir abiertamente que las razas superiores tienen un derecho con respecto a las razas inferiores […] porque tienen un deber, el deber de civilizar a las razas inferiores». Así pues, no es descabellado considerar que la misma visión prevalecía en Francia, y en París, la encarnación de la «civilización», se ha impuesto el «deber» de elevar a las clases inferiores de la mediocridad de su «patois» mediante la escuela pública.

Muchas de estas 20 lenguas tienen una rica tradición literaria, tanto oral como escrita, y sin embargo ese patrimonio sigue estando ausente en gran medida del panorama educativo e incluso cultural. Feltin-Palas explica:

L’explication est la même. L’Etat français, à travers l’école, a tenté d’imposer une vision simple : il y aurait en France une seule culture, la culture française, les autres n’étant que de simples folklores sans intérêt. Apprendre aux élèves qu’il existe d’autres littératures n’est pas compatible avec cette vision. Un éditeur scolaire a ainsi osé écrire dans un livre scolaire que Bernat de Ventadour, l’un des
plus grands troubadours, écrivait en… « français du Sud » ! Et pourtant… Frédéric Mistral a reçu le prix Nobel de littérature pour une œuvre en provençal. Mais il n’est pas enseigné.

La explicación es la misma que la anterior, el Estado francés trató, a través del sistema educativo, de imponer una visión simple: que Francia tiene una sola cultura, la francesa, mientras que las demás son simples manifestaciones del folclore y, por tanto, carecen de interés. Enseñar a los niños que existen otras literaturas no es compatible con esa visión. Un editor de manuales escolares incluso se atrevió a escribir que Bernat de Ventadour [5], uno de los más grandes trovadores [6] [poetas que escriben en occitano [7]], escribió en… ¡»francés meridional»! Y sin embargo. . . Frédéric Mistral recibió el Nobel de Literatura [en 1904] por su obra en provenzal [una de las variantes de la lengua occitana]. Pero no se enseña en las escuelas.

Muchas de las «lenguas regionales» contienen diferentes dialectos y, en algunos casos, diferente ortografía, como ocurre con el occitano. Feltin-Palas da su opinión sobre este debate, a menudo acalorado:

La réponse est complexe. Il existe des points communs entre le provençal, le gascon, l’auvergnat, le languedocien, le limousin, le vivaro-alpin. Il existe aussi entre eux des différences. Dès lors, certains préfèrent insister sur ce qui les rassemble, d’autre sur ce qui les sépare.
Concernant la graphie, il en existe deux grandes familles. La première, dite graphie « classique », se réfère à une période glorieuse de la langue occitane, celle des troubadours, et s’inspire de leurs habitudes d’écriture. Elle a l’avantage du prestige, elle a le défaut de la complexité car, depuis, la prononciation a beaucoup changé. Les locuteurs qui ne la connaissent pas ont donc du mal à retrouver leur langue en la lisant. Les non-locuteurs la prononcent très mal. La seconde, dite « mistralienne » ou « fébusienne », a été définie plus récemment. Elle a l’avantage d’être plus facile à maîtriser par un lecteur francophone. Elle a l’inconvénient d’être plus proche du français.
Pour ma part, je préfère ne pas entrer dans ces deux querelles, aussi légitimes soient-elles. De mon point de vue, tous ceux qui défendent ces langues appartiennent au même camp, quel que soit le nom qu’ils leur donnent, et doivent rester unis face à ceux qui veulent les voir disparaître.

La respuesta es compleja, hay rasgos comunes entre el provenzal, el gascón, el auvernés, el languedociano, el lemosín y el vivaro-alpino [nombres que dan los hablantes a las seis principales variantes del occitano]. También hay diferencias, por lo que en este contexto, algunos prefieren centrarse en lo que las une, mientras que otros lo hacen en lo que las separa. En cuanto a la ortografía, existen dos grandes grupos; el primero se denomina «ortografía clásica» y hace referencia a la época dorada de la lengua occitana utilizada por los trovadores. Se basa en la ortografía de aquella época y es prestigiosa pero compleja, ya que la pronunciación ha evolucionado desde la Edad Media. Por ello, los hablantes actuales que la desconocen tienen dificultades para reconocer su propia lengua, y los no hablantes la pronuncian mal. La segunda se denomina «ortografía-mistral» y se estableció más recientemente. Su principal ventaja es que es más fácil de pronunciar para los francófonos; su inconveniente es que se parece más al francés. Personalmente, prefiero no tomar partido en esos debates, aunque reconozco que son bastante legítimos. Mi opinión es que las personas que defienden esas lenguas están en el mismo bando, independientemente de los términos que utilicen, y deben permanecer unidas frente a quienes tienen como objetivo hacerlas desaparecer.

Dada la importancia de la denominación, ¿cuáles crees que son los términos más respetuosos y apropiados para aplicar a lo que el Estado francés denomina «lenguas regionales»?

Si je suivais mes convictions, je parlerais de langues « historiques », « autochtones », « minoritaires » ou « minorisées ». Mais tous les spécialistes d’Internet que j’ai interrogés sont formels : dans les moteurs de recherche, ces termes ne sont quasiment pas usités. Dès lors, je ne toucherais par mes articles que les personnes déjà convaincues, pour lesquelles j’ai évidemment le plus grand respect, mais tel n’est pas mon but. Ce que je tente de faire, à ma modeste mesure, c’est de sensibiliser un public plus large. Dès lors, j’ai dû faire un choix. Rester sur ces appellations, plus justes linguistiquement, et être peu lu. Ou utiliser « langues régionales » et diffuser plus largement ces idées. A partir du moment où je cherche l’efficacité, j’ai opté pour la seconde option. Je ne prétends pas avoir raison, mais tel est l’état de mes réflexions.

Según mis convicciones personales, yo hablaría de lenguas «históricas», «indígenas», «minoritarias» o «de uso reducido». Pero los expertos en internet con los que he hablado del tema lo tienen claro: en los buscadores, nadie utiliza esos términos. Por tanto, si los utilizo en artículos, solo captaría la atención de quienes conocen esos términos. Siento un gran respeto por esas personas, pero mi objetivo es sensibilizar al público general tanto como pueda. Así que tuve que tomar una decisión: sería más apropiado desde el punto de vista lingüístico mantener los términos que he mencionado antes, pero entonces me leería menos gente. O podría utilizar el término «lenguas regionales» y difundir mis ideas más ampliamente. Dado que me interesa el impacto, me decidí por la segunda opción. No pretendo estar en lo cierto, pero este es mi punto de vista actual.

¿Cómo explica el éxito del euskera [8], o lengua vasca, en comparación con otras lenguas regionales de Francia?

Le basque constitue une exception. Il s’agit en effet de la seule langue régionale de métropole à gagner des locuteurs, et ce grâce au développement massif de l'enseignement en langue basque, qui permet de «produire» des locuteurs suffisamment nombreux pour remplacer les plus anciens. Ce succès s’explique lui-même par la mobilisation de la société civile basque. Le développement d'une langue dépend en effet de trois facteurs principaux : la densité de locuteurs dont on dispose autour de soi ; le sentiment de compétence linguistique et la motivation de chacun. Ce dernier élément, décisif, comprend lui-même deux dimensions. Un aspect utilitaire : une personne sera plus encline à apprendre une langue si celle-ci permet la réussite dans les études et l'obtention d'un emploi (ce pour quoi de nombreux Français cherchent à maîtriser l'anglais). Et un aspect identitaire, lié au sentiment d'appartenance, à l'amour de son territoire, à l'attachement que l'on porte à sa culture. Côté espagnol ces deux dimensions se cumulent. Côté français, c'est surtout l'aspect identitaire qui joue, même si l'aspect utilitaire est en progression.

El euskera es una excepción: Es más, es la única lengua regional de la Francia continental en la que ha aumentado el número de hablantes. Esto es gracias a la educación a gran escala en euskera que ha dado lugar a «producir» suficientes hablantes para reemplazar a los más antiguos y este éxito se debe a la movilización de la sociedad civil vasca. El desarrollo de una lengua depende de tres factores claves: densidad de hablantes, grado de competencia lingüística y motivación de cada hablante. Este último elemento es clave, y tiene dos vertientes. Hay un aspecto práctico: una persona se siente más inclinada a aprender una lengua si esta le permite graduarse y encontrar un trabajo (por eso mucha gente en Francia aprende inglés). Y un factor de identidad: está ligado a un sentimiento de arraigo, de pertenencia a un territorio, de apego a la propia cultura. En la parte española [de la región vascófona], se combinan esos elementos. En la parte francesa, predomina el factor identitario, pero el factor práctico es cada vez más importante.

¿Cree que la «educación inmersiva», en la que se enseña a los niños todas las asignaturas en su lengua regional durante los primeros años, finalmente recibe el reconocimiento del Estado como la única forma de promover eficazmente esas lenguas?

La réponse est complexe. D’un point de vue pédagogique, on sait qu’il s’agit de la meilleure méthode pour « produire » de bons locuteurs dans une société désormais francophone. On sait aussi que les élèves qui suivent ce cursus ne sont aucunement handicapés en français, au contraire : un rapport officiel du ministère de l’Education nationale à propos du réseau Diwan (les écoles immersives en breton) reconnaît que ses élèves obtiennent de meilleurs résultats en français que le reste du système scolaire !

L’enseignement immersif constitue donc le moyen idéal de combiner réussite scolaire et respect de la diversité culturelle. Hélas, il faut aussi compter avec l’idéologie… A Paris, de puissantes institutions– le ministère de l’Education nationale, le Conseil constitutionnel, le Conseil d’Etat – continuent de considérer que les langues dites régionales menacent l’unité de la nation et l’apprentissage du français. Espérons que les faits finissent par apaiser les esprits…

La respuesta es compleja. Desde el punto de vista pedagógico, es el mejor método para «producir» buenos hablantes en una sociedad que ya es totalmente francófona. También se sabe que los alumnos matriculados en ese sistema educativo no están en desventaja en lo que se refiere al francés. Más bien al contrario, un informe oficial del Ministerio de Educación francés sobre las escuelas diwan [9] [escolarización por inmersión en brezhoneg [10] o bretón, una lengua celta] reconoce que los alumnos de esas escuelas obtienen mejores resultados en francés en comparación con los alumnos del sistema escolar ordinario. La escolarización por inmersión representa el mejor medio de combinar con éxito educación y diversidad cultural. Pero por desgracia, hay que enfrentarse a la ideología. En París, poderosas instituciones como el Ministerio de Educación, el Consejo Constitucional o el Consejo de Estado siguen considerando las lenguas regionales como amenazas para la unidad de la nación y el aprendizaje de la lengua francesa. Esperemos que los hechos puedan algún día hacer entrar en razón a esas mentes.