Crisis climática es una crisis de agua en el Himalaya

En los últimos 30 años, el glacial Imja en Khumbu, Nepal, ha crecido hasta convertirse en un lago de dos kilómetros de largo mientras el permahielo y el hielo se derriten. Foto: Kiril Rusev vía Nepali Times. Usada con autorización.

Este artículo de Sonia Awale se publicó originalmente en Nepali Times y  en Global Voices reproducimos una versión editada como parte de un acuerdo para compartir contenido.

Los Himalayas son el mayor almacén de agua como hielo después de las regiones polares, y por eso se les llama tercer polo. La cadena montañosa más alta del mundo también se conoce como la Torre de Agua de Asia, pero al techo del mundo se le está acabando el agua.

Seis ríos llevan humedad del océano y la precipitan como lluvia o nieve en las montañas. Gran parte se filtra en la tierra, y las montañas actúan como esponjas gigantescas. El resto se guarda como hielo y se derrite lentamente en verano, cuando los glaciales hacen que el hielo baje.

Pero el cambio climático está calentando los Himalayas más rápido que el promedio global, lo que perturba el ciclo del agua. La lluvia se está volviendo más errática, llega en torrentes o no llega, las aguas subterráneas se agotan y los glaciares se reducen.

Los ríos que se originan en los Himalayas y la meseta tibetana sostienen a los habitantes de las montañas y también a mil millones de asiáticos ríos abajo, que tendrán menos agua durante la estación sea en las siguientes décadas.

Si no se reducen las emisiones de gas de efecto invernadero, los científicos predicen que dos tercios de los glaciales de los Himalayas se agotarán durante este siglo. Ya río recorre el campo base del Everest, y los arroyos pequeños de la caída Khumbu pueden convertirse en una catarata en un futuro no muy distante.

Khim Lal Gautam, que formó parte del equipo que midió con mayor precisión la altura del Everest en 2020, ha escalado la montaña más alta del mundo en dos ocasiones y ha notado los cambios.

«La morrena y el permahielo en el campo base del Everest se están derritiendo peligrosamente. El glaciar se está derrumbando, cada vez que vengo, hay menos y menos hielo», dice Gautam.

Añade: «El deshielo acelerado significa que este gran río atraviesa ahora el campo base. La temperatura promedio aquí ha aumentado en los últimos seis años».

The South Face of Mt Saipal (7,031m) in October 2008, 2018 and in October 2020. Photos: Wanda Vivequin and Basanta Pratap Singh via Nepali Times. Used with permission.

La cara sur del monte Saipal (7.031 m) en octubre de 2008, 2018 y en octubre de 2020. Fotos: Wanda Vivequin y Basanta Pratap Singh vía Nepali Times. Usadas con autorización.

Al otro lado del Himalaya, icónicos picos helados como el monte Machapuchare se han convertido en roca desnuda durante algunas estaciones. Entre octubre de 2008 y octubre de 2020, el monte Saipal, de 7031 m, en el extremo occidental de Nepal, perdió la mayor parte de su hielo, lo que conmocionó a montañeros, científicos y lugareños por igual.

En 2006, el serac bajo la cima del Ama Dablam que dio nombre a la montaña se desprendió y causó la muerte de seis escaladores. «Ama Dablam significa collar de la madre, y un trozo de este gran bloque de hielo se desplomó y cayó como un trueno», explica el ecologista y empresario Dawa Steven Sherpa. «Estamos perdiendo nuestras montañas, y gran parte de nuestra identidad y lo que significan para nosotros».

Los investigadores han hecho observaciones similares en el Karakórum, en Pakistán, en la meseta tibetana, en Bután y en India, donde el permahielo se derrite y los glaciares retroceden.

«Antes, los glaciares del Karakórum eran más estables que los del resto del Himalaya… pero ahora hasta estos glaciares han empezado a derretirse», afirma el especialista pakistaní en teledetección Sher Muhammad, del Centro Internacional para el Desarrollo Integrado de las Montañas (ICIMOD), de Katmandú.

El deshielo acelerado también ha hecho que aumente el número de lagos glaciares. El glaciar más largo de Nepal, el Ngozumpa, bajo el monte Cho Oyu, parece ahora un queso suizo, plagado de charcos de deshielo y escombros. El glaciar Imja se ha convertido en un lago glaciar en solo 30 años.

«Imja no era un lago antes, era un glaciar sólido», añade Dawa Sherpa. «Mi padre acampó en el glaciar hace 60 años con una expedición japonesa. Hoy necesitamos un bote de goma para estar donde estuvo entonces».

Imja Tsho Lake in Khumjung, Nepal. Image by Joachim Götz. CC BY-NC-ND 2.0.

Lago Imja Tsho en Khumjung, Nepal. Imagen de Joachim Götz (CC BY-NC-ND 2.0).

Hay 3252 lagos glaciares en Nepal, y están disminuyendo tres veces más rápido que en 1998. Muchos se están llenando de agua de deshielo y corren peligro de reventar. Las crecidas de los lagos glaciares (GLOF) son una amenaza para los asentamientos humanos, y también para los proyectos de infraestructuras, muchas centrales hidroeléctricas que se construyen a lo largo de los ríos aguas abajo.

El flujo masivo de escombros en el río Melamchi en junio de 2021, en el que murieron al menos a 30 personas, sumergió asentamientos y casi destruyó el mayor proyecto de infraestructura de Nepal para suministrar agua a Katmandú, fue causado por un fuerte aguacero monzónico que derribó sedimentos glaciales ya no cementados por el permahielo.

Aunque el deshielo de las montañas es más visible, muchas más personas se ven afectadas en todo el Himalaya por la sequía de los manantiales y la reducción del caudal de los ríos. La gente está abandonando sus aldeas y granjas por las sequías prolongadas y a los manantiales secos.

Las mujeres que se quedan tienen que asumir la carga de las tareas domésticas, como ir a buscar agua a lugares más lejanos, incluso cuando hay menos agua para regar las granjas de las terrazas. En algunas partes de Nepal, esto ha provocado un aumento del matrimonio infantil y de la tasa de abandono escolar de las niñas, lo que ha afectado los logros alcanzados por el país.

El lema del Día Internacional de las Montañas 2022, que se celebra el 11 de diciembre, es «Las mujeres mueven montañas». El cambio climático en las montañas es una crisis, y también una oportunidad para empoderar a las mujeres y las comunidades locales. Desde el recojo de agua de lluvia, la recuperación de estanques y el riego por goteo hasta la plantación de caña de azúcar y hierba Napier en las riberas de los ríos para reducir el riesgo de inundaciones, en Nepal hay muchos ejemplos de adaptación local que han dado buenos resultados. Pero, al igual que ocurre con la contaminación atmosférica, la lucha contra el cambio climático en el Himalaya requiere una colaboración transfronteriza y regional. El deterioro de la contaminación atmosférica regional está provocando una aceleración del deshielo. El carbono negro y las partículas de hollín procedentes de las emisiones de los vehículos, las industrias y los incendios están alcanzando mayores altitudes y aumentando la tasa de deshielo de los glaciares que ya se están descongelando por el calentamiento global.

Photo: Gudmundur Pall Ólafsson via Nepali Times. Used with permission.

Foto: Gudmundur Pall Ólafsson vía Nepali Times. Usada con autorización.

El director general del ICIMOD, Pema Gyamtsho, de Bután, declaró: «Tenemos que centrarnos más en la cooperación transfronteriza. Ese ha sido siempre nuestro mandato, pero creo que ahora tenemos que acelerar estas iniciativas».

El Himalaya tiene más biodiversidad que ningún otro lugar del planeta por su altitud y humedad. Los investigadores afirman que esto los convierte en un lugar extraordinario para que florezcan las especies. Pero el cambio climático está afectando a la diversidad de la vida vegetal y animal que ha evolucionado en el sensible ecosistema montañoso. Muchas especies nunca se han estudiado y podrían tener un inmenso valor medicinal y utilitario.

En la recién concluida Cumbre del Clima COP27, celebrada en Egipto, se acordó un mecanismo para compensar a los países más pobres por las pérdidas y daños derivados del cambio climático, pero no se alcanzaron los objetivos de descarbonización exigidos. Ahora hay serias dudas de que la temperatura promedio mundial pueda limitarse a 1,5 grados centígrados por encima de los niveles preindustriales.

En la segunda semana de diciembre, científicos y Gobiernos se reunieron en Montreal para buscar formas de evitar lo que denominan la «sexta extinción«, la mayor pérdida de biodiversidad del planeta desde el impacto del meteorito que acabó con los dinosaurios hace 65 millones de años. En parte, se debe a la crisis climática, pero los asentamientos humanos y el consumo también están destruyendo hábitats. Al igual que en la COP27 de Egipto, la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Biodiversidad (COP15) de Montreal también fijará objetivos para el marco mundial de la biodiversidad.

El geógrafo del Himalaya Alton C. Byers, que ha estudiado el impacto del cambio climático en el ecosistema de la región del Kangchenjunga, advierte: «Se cree que las montañas son invulnerables, invencibles. No lo son, son algunos de los ecosistemas más frágiles del mundo y por eso debemos prestarles especial consideración y protección».

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