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Undertones en Afganistán: «Talibán 2.0″, mujeres, resistencia

Categorías: Asia Central y Cáucaso, Afganistán, Etnicidad y raza, Gobernabilidad, Guerra y conflicto, Medios ciudadanos, Mujer y género, La caída de Kabul, dos años después, Observatorio de Medios Cívicos, Observatorio de seguimiento por países 2021-2022

Undertones

Este artículo forma parte de Undertones, el boletín del Observatorio de Medios Cívicos [1] de Global Voices. Los investigadores reflexionan sobre los ecosistemas mediáticos de sus países, las narrativas más fuertes del año y lo que podemos esperar en 2023. En esta ocasión presentamos a Afganistán. Cada vez que hagas clic en una narrativa, podrás ver más análisis y publicaciones de medios relacionados que la sostienen. Suscríbete a Undertones [2].

Los talibanes tomaron el control de Afganistán cuando Estados Unidos y sus aliados retiraron sus tropas en agosto de 2021. Aunque miles de personas se vieron obligadas a abandonar el país, millones siguen soportando el régimen talibán, que afirma que ha cambiado desde la última vez que estuvo en el poder, en la década de 1990, contra toda evidencia de lo contrario.

Los talibanes buscan un vocero

Inmediatamente después del derrocamiento de los talibanes, derogaron los derechos de las mujeres a trabajar y asistir a la escuela. En 2022, se impusieron castigos en plazas públicas en estricto cumplimiento de su interpretación de la sharia islámica. A pesar de los muchos abusos contra los derechos humanos denunciados [3], los talibanes afirman que han cambiado desde la última vez que gobernaron hace 20 años. Los partidarios de los talibanes sostienen que «los talibanes han cambiado [4]» y que la versión actual es un nuevo y mejorado «Talibán 2.0″.

«En la televisión, aparecen bien vestidos y hablan con elocuencia para atraer a la comunidad internacional», afirma uno de nuestros investigadores para Afganistán, que permanece en el anonimato por motivos de seguridad. «Es como si hubiera dos Afganistanes».

Los representantes del régimen invitados a hablar [5] con los medios son cordiales y encantadores, mientras que los que trabajan sobre el terreno, lejos de las cámaras, son brutales y bárbaros, afirma nuestro investigador. Para quienes son testigos de lo que ocurre en las calles de Kabul, los «talibanes gobiernan con miedo y siguen siendo tan brutales como en la década de 1990 [6]«.

En 2022, los talibanes se reunieron con potencias internacionales, comoIrán [7], Catar [8], Rusia [9] y Estados Unidos [10]. Durante estas conversaciones en ámbitos internacionales, el régimen adapta su discurso en función de con quién estén hablando, afirma nuestro investigador.

Muchos sostienen que Occidente «es hipócrita y tiene un doble rasero con los talibanes [11]«, que se preocupa solo si se planean actividades terroristas contra Estados Unidos o sus aliados, por lo que hace la vista gorda ante las crisis políticas, humanitarias y de derechos humanos sobre el terreno.

Las mujeres en el punto de mira

«Las mujeres han sido uno de los grupos más poderosos y valientes que han desafiado a los talibanes en las calles, en los medios, en restaurantes y cafés y, en general, en los espacios públicos», afirma nuestra investigador. Las mujeres también han sido castigadas por eso: las secuestran, violan, torturan y castigan públicamente [12]. Se las ha despojado de sus derechos y se las considera ciudadanas de segunda clase.

El 20 de diciembre, los talibanes prohibieron [13] el acceso de las mujeres a las universidades. Las escuelas permanecen cerradas [14] para las niñas; se sigue exigiendo a las mujeres que se cubran totalmente, y se reprime violentamente cualquier signo de rebelión.

Las mujeres han creado complejas redes de comunicación por WhatsApp para comunicarse con otras mujeres en el extranjero y arrojar luz sobre lo que ocurre en Afganistán. Proclaman que «las afganas no se doblegarán ante el régimen malvado de los talibanes [15]«.

Sin embargo, las cosas no pintan bien para ellas antes 2023, predice nuestro investigador, señala que los talibanes han sido cada vez más descarados con los castigos públicos. «Están mostrando sus verdaderos colores en esta demostración pública de fuerza», añade nuestro investigador. Los hombres también son víctimas de flagelación.

Para los talibanes y sus partidarios, una narrativa muy popular ha sido: «Las mujeres que protestan en Afganistán han sido corrompidas por la exposición a los valores occidentales [16]«. Esta narrativa se ha visto impulsada por el hecho de que muchas mujeres han empezado a participar activamente en la sociedad cívica y en la vida económica del país en las décadas posteriores a la intervención estadounidense.

Ver nuestra historia dedicada exclusivamente a narrativas talibanes sobre las mujeres afganas [17].

Resistencia en el norte

Los talibanes –movimiento islámico fundamentalista predominantemente pastún– controlaron Afganistán de 1996 a 2001. Otros grupos étnicos están especialmente expuestos a la violencia.

Andarab y Panjshir, dos regiones montañosas al norte de Kabul, se convirtieron en focos de resistencia tras la toma del poder en 2022. Para estas facciones rebeldes, dirigidas por minorías étnicas, «la resistencia contra los talibanes es la única opción que les queda [18]«.

Los grupos guerrilleros son múltiples: algunos son famosos, como la Fuerza Nacional de Resistencia [19], otros están formados por antiguos militares y otros carecen de rostro. Comparten un objetivo: afirman proteger su tierra contra un ocupante brutal que impone un modo de vida que no es el suyo. Estos grupos son diferentes de Daesh (Estado Islámico de Irak y el Levante), que también está presente en Afganistán, e impulsan su propio programa totalitario.

Los talibanes lanzaron varias expediciones militares [20] para aplastar la resistencia, pero no lo han conseguido. Debido al frío, estos bastiones de la resistencia se han reducido por ahora. La primavera suele ser una época de recrudecimiento de los combates.

Los partidarios de los talibanes sostienen que el principal objetivo de los movimientos de resistencia es la partición basada en las etnias, argumentan que «los movimientos de resistencia están dividiendo Afganistán [21]» y no deben permitirse. O, yendo más lejos, afirman que «la invasión talibán ha traído la paz a las luchas de poder en Afganistán [22]«.

Nuestro investigador afirma que 2023 será decisivo para estos grupos rebeldes. Hay tres escenarios posibles: una fórmula de reparto de poder con los talibanes, que es lo que viene planteando la comunidad internacional, un debilitamiento de las fuerzas rebeldes o su fortalecimiento gracias al apoyo extranjero.

«¿Podrán los grupos rebeldes de oponer una resistencia adecuada o serán completamente sometidos por los talibanes?», se preguntan.

Otros relatos dignos de mención que circulan en Afganistán: