Según las estadísticas, en Rusia conviven más de 190 grupos étnicos, de los cuales los rusos étnicos representan alrededor del 80 % del total de 146 millones de habitantes. Sin embargo, Moscú mantiene un discurso rusocéntrico heredado en gran medida de la tradición colonial soviética. Pero su invasión de Ucrania ha desencadenado nuevas iniciativas anticoloniales y antibelicistas entre algunas de sus naciones no rusas. Global Voices habló en ruso por correo electrónico con la instagramera buriata Seseg Jigjitova, que usa el arte visual para dar a conocer la necesidad de descolonizar las narrativas de Moscú.
Jigjitova es originaria de Buriatia, región del sur de Siberia situada alrededor del lago Baikal y lugar de una de las naciones mongólicas de Rusia, los buriatos. Es arquitecta de formación y vive en Berlín, y recientemente ha empezado a usar su trabajo como ilustradora para dibujar y escribir en ruso sobre la descolonización, según el ejemplo de lo que describe como la experiencia de varios «grupos étnicos asiáticos» (buriatos, tuvanos, sajos y otros pueblos que viven en Siberia y Extremo Oriente) como grupos minoritarios percibidos a través de la lente de los rusos étnicos.
Su trabajo en Instagram combina imágenes y texto para ilustrar el discurso de la colonización, sus manifestaciones y consecuencias. El arte va acompañado de sus comentarios, así como de reacciones a sus textos breves, lo que revela un rico debate sobre un tema que sigue siendo delicado y en gran medida ignorado en el discurso público dominante en Rusia. Es más, la oposición a Putin refleja a menudo la misma visión rusocéntrica, como se ha visto con Alexéi Navalny. Global Voices preguntó a Jigjitova por qué esto sigue siendo un punto ciego:
Я вижу в этом страх потери привилегий и определенного статуса. По-человечески мне этот страх очень даже понятен. Ведь если мы начнём копать глубже, то мы увидим, что деколонизация затрагивает все сферы жизни: начиная от школьного образования, топонимов, языков, медиа, культуры и заканчивая самым главным – мышлением, а также идеей превосходства колонизаторов над колонизируемыми. Действительно, сложно не испытывать тревогу, понимая, что этот глубинный процесс неизбежен, и, более того, он уже начался, а ты – хочешь не хочешь – его активная часть.
Для русских оппозиционеров и их последователей быть против Путина – уже довольно радикально и смело. Я здесь абсолютно не хочу нисколько умалять их вклада в антивоенную и анти-пропагандистскую борьбу. Однако, судя по всему, многие просто не хотят зреть в корень проблемы и, как следствие, признать Россию колониальной страной.
Справедливости ради, необходимо признать, что и коренным народам РФ предстоит очень большая работа по деколонизации себя. И в первую очередь, осознать свой так называемый статус субалтерна – почти бесправного члена общества, которого большинство не слышит, не видит и просто не желает воспринимать. Это – отправная точка, с которой надо начать двигаться. Объективно, без прикрас осознать своё положение и что и как к этому привело.
К счастью, наша слабость может обернуться и нашей силой: когда угнетённые народы, разделяющие одну на всех боль, солидаризируются, происходит синергетический эффект. В этом наше преимущество, неочевидное для большинства. К тому же, мы не только солидаризируемся друг с другом – азиатскими республиками России – но и получаем моральную поддержку других народов: казахов, монголов, восточных европейцев.
Любопытно, что Свободная Бурятия – единственная этническая организация, которой российские оппозиционные медиа регулярно дают эфир. Предположу, что это связано с тем, что глава фонда, А. Гармажапова, неоднократно публично заявляла о приверженности идеи сохранения федерации. А тот же В. Милов, например, в одном из своих интервью говорил, как он рад, что «мы вместе» (имея в виду Бурятию). Параллельно с этим, многие оппозиционные эксперты и медиа-лидеры говорят о возможности распада РФ исключительно как катастрофе.
Уверена, людям нужно давать шанс решать собственную судьбу самостоятельно. При этом, конечно, необходимо раскрыть все архивы и сделать их доступными, признать колониальное прошлое и настоящее и максимально объективно и прозрачно обсудить все “за” и “против”. В конце концов, деколонизация вовсе не обязательно означает отделение. Но если отделение – это осознанный выбор общества вследствие деколонизации… то почему нет?
Lo que veo en esto es miedo a perder privilegios y una cierta posición. Como ser humano, comprendo este miedo. Si profundizamos, veremos que la descolonización afecta a todos los ámbitos de la vida: escuelas, topónimos, lenguas, medios, cultura y, lo que es más importante, formas de pensar, así como la noción de que los colonizadores son superiores a los colonizados. Realmente, es difícil no sentir ansiedad cuando uno se da cuenta de que este proceso de largo alcance es inevitable. Además, ya ha comenzado, y tú eres su participante activo, lo quieras o no.
Para los líderes de la oposición rusa y sus seguidores, estar contra Putin, incluso eso es muy radical y atrevido. De ninguna manera quiero menospreciar su contribución a los esfuerzos contra la guerra y la propaganda. Sin embargo, parece que mucha gente simplemente no está dispuesta a llegar a la raíz del problema y, como resultado, reconocer que Rusia es un país colonial.
Para ser justos, hay que reconocer que los pueblos indígenas de la Federación Rusa tienen mucho trabajo por hacer para descolonizarse. En primer lugar, tienen que reconocer su condición de subalternos, de miembros casi sin poder de una sociedad en la que la mayoría no los oye, ni los ve, ni quiere aceptarlos. Este es el punto de partida desde el que debemos empezar a movernos. Ver nuestra situación tal y como es, sin adornos, y reconocer qué nos ha llevado a acá y cómo.
Afortunadamente, nuestra debilidad también puede convertirse en nuestra fuerza: cuando los pueblos oprimidos que comparten el mismo dolor que uno se unen, se crea una sinergia. Esta es una ventaja que tenemos y que no es obvia para la mayoría. Pero hay más. No solo encontramos solidaridad entre nosotros, las repúblicas asiáticas de Rusia, sino que también encontramos apoyo moral entre otros pueblos: los kazajos, los mongoles, los europeos del Este.
Lo interesante es que Buriatia Libre [grupo en el exilio de opositores buriatos a las políticas de Putin] es la única organización étnica que aparece regularmente en los medios de la oposición rusa. Supongo que esto se debe a que Aleksandra Garmazhapova, que dirige la organización, ha expresado repetida y públicamente su compromiso con la preservación de la federación. Mientras tanto, en una de sus entrevistas, Vladimir Milov [opositor a Putin], por ejemplo, dijo lo contento que estaba de que «estemos juntos» (refiriéndose a Buriatia). Al mismo tiempo, cuando se habla del posible colapso de la Federación Rusa, muchos expertos de la oposición y líderes de los medios lo hablan únicamente en términos de catástrofe.
Estoy convencido de que hay que dar a la gente la oportunidad de elegir su propio destino. Para eso es necesario, por supuesto, abrir todos los archivos y hacerlos accesibles [públicamente], reconocer el pasado y el presente coloniales y mantener una conversación sobre todos los pros y los contras de la forma más objetiva y transparente posible. Al fin y al cabo, descolonización no tiene por qué significar secesión. Pero si, como consecuencia de la descolonización, la sociedad opta conscientemente por la secesión… ¿por qué no?
En esta imagen, un hombre en uniforme militar agarra a una persona y el texto de arriba dice «Necesitamos más carne» en referencia a los jóvenes buriatos que son enviados desproporcionadamente al frente ucraniano como «carne de cañón» (que en ruso se llama literalmente «carne de cañón»).
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Esta es una serie sobre o interpretación del debate interno ruso. Todas las situaciones y personajes son ficticios, todas las coincidencias son casuales.
La demonización de esos grupos étnicos procede de distintas fuentes: los nacionalistas rusos, pero también el Vaticano o algunos nacionalistas ucranianos. Global Voices preguntó a Jigjitova cuál era el origen de esta constante marginación de los grupos étnicos no blancos o no cristianos.
Да, мне кажется, это всё та же древняя шарманка о «тёмных, жестоких дикарях» и «белых людях, несущих свет и гуманность».
Вот, Патриарх Кирилл недавно выступил с заявлением, что, мол, «православная совесть» не позволяла русским колонистам жестоко обращаться с местным населением во времена колонизации Саха. Здесь тоже, вновь и вновь, сказки про добровольное вхождение сибирских народов и регионов в состав Российской империи. А ведь люди продолжают в них верить.
Москва в царское и в советское время превратила Сибирь в каторгу – естественную тюрьму. Место, которое для одних было родной землёй и домом, а для других – удобной возможностью расправиться с неугодными, послав их подальше от себя.
Sí, creo que es la misma cantaleta de siempre sobre los «salvajes ignorantes y crueles» y los «blancos que traen la luz y la humanidad».
Recientemente, el patriarca Kirill [jefe de la Iglesia ortodoxa rusa] declaró que durante la colonización de Saja fue su «conciencia ortodoxa» la que no permitió a los colonos rusos maltratar a la población local. Aquí también, una y otra vez, oímos la historia de cómo los pueblos y regiones siberianos se incorporaron voluntariamente al Imperio ruso. Y, sin embargo, la gente sigue creyendo estas historias.
Durante las épocas zarista y soviética, Moscú convirtió a Siberia en su campo de trabajos forzados, una prisión natural. Un lugar que para algunos era su tierra y su hogar, y para otros una forma cómoda de deshacerse de los indeseables enviándolos lo más lejos posible.
En su arte, Jigjitova deconstruye el colonialismo ruso con el ruso como lengua de comunicación. Global Voices le preguntó qué espera conseguir y qué reacción obtiene:
В своём инстраграм-аккаунте я делюсь собственными наблюдениями и опытом, расту вместе со всеми. Я получаю много положительных отзывов от представителей коренных народов, некоторые из них пишут мне в личные сообщения с обратной связью, время от времени разворачиваются очень интересные дискуссии. Иногда я использую свои сторис, чтобы публиковать мнения людей, желающих высказаться анонимно, – я очень ценю это доверие. Мне важно говорить о своей антивоенной позиции и, если необходимо, давать площадку для таких же антивоенных голосов коренных народов. Ростки нашей деколонизации пока что очень слабые и маленькие, но они растут и крепнут. И я очень хочу поддержать «своих» в процессе обретения субъектности.
Осознание колониального прошлого России, колонизации Сибири и её последствий очень важно для настоящего и будущего. Без разбора полётов не будет процветания – ни для потомков колонистов, ни для колонизированных. Нужно перестать ставить памятники колонизаторам в сибирских городах и праздновать «добровольное присоединение». Вместо этого нужно сделать всё возможное, чтобы сохранить языки, вернуть истинные, коренные названия рекам, озёрам, местностям, деполитизировать учебники истории и прекратить эту безумную гегемонию всего русского. У бурятов, например, есть своя литература – не менее великая. Эвенкийские народные сказки абсолютно достойны того, чтобы их изучали во всех школах. А тувинцы, несмотря ни на что, сохранили свой язык – 85% говорят на родном языке, и это огромный ресурс и потенциал аутентичности.
Это самое очевидное, первое, что приходит в голову. Конечно, процесс деколонизации и излечения коллективных травм займёт многие десятилетия, обретёт новые формы и переизобретёт старые. Так что мне, на самом деле, сложно ответить, каковы признаки «настоящей» деколонизации. Я могу только делиться своей перспективой.
En mi cuenta de Instagram publico mis propias observaciones y experiencias y crezco con los demás. Recibo muchos comentarios positivos de los indígenas: algunos me envían mensajes personales con sus opiniones y de vez en cuando veo cómo se desarrollan debates muy interesantes. A veces uso mis historias [de Instagram] para dar a conocer las opiniones de personas que quieren hablar desde el anonimato, y valoro mucho su confianza. Para mí es importante hablar de mi propia posición antibelicista y, si es necesario, ofrecer una plataforma para voces indígenas igualmente antibelicistas. Los comienzos de nuestra descolonización son todavía muy frágiles y pequeños, pero están creciendo y haciéndose más fuertes. Y realmente quiero apoyar a «los míos» en el proceso de crecimiento de su agencia.
Reconocer el pasado colonial de Rusia, la colonización de Siberia y sus consecuencias es muy importante para el presente y el futuro. Sin mirar atrás y aprender las lecciones, no habrá prosperidad para los descendientes de los colonos ni para los colonizados. Debemos dejar de construir monumentos a los colonizadores en las ciudades siberianas y de celebrar su «anexión voluntaria» [a Rusia]. En cambio, debemos hacer todo lo posible por preservar las lenguas, devolver sus verdaderos nombres indígenas a ríos, lagos y localidades, despolitizar los libros de texto de historia y detener esta demencial hegemonía de todo lo ruso. Los buriatos, por ejemplo, tienen su propia literatura, y no es menos grandiosa. Los cuentos populares evenkis merecen estudiarse en todas las escuelas. Y los tuvanos, a pesar de todo, han conservado su lengua: el 85 % habla su lengua materna, y esto es un enorme recurso y una oportunidad de autenticidad.
Estas son algunas de las cosas más obvias que vienen a la mente. El proceso de descolonización y curación del trauma colectivo llevará sin duda muchas décadas; adoptará nuevas formas y reinventará las antiguas. Por eso me resulta difícil decir cuáles son los signos de una descolonización «real». Solo puedo contar mi perspectiva.
En esta imagen, dos intelectuales debaten sobre los pueblos indígenas. El de la izquierda, en respuesta a la pregunta «¿Qué opina del deseo de quienes quieren separarse de nosotros?», dice: «Sí, sin nosotros [refiriéndose a los rusos étnicos] volverán a sus pueblos». El de la derecha añade: «Imposible. Tenemos que reformar la redistribución de los recursos… Ellos [los indígenas] no podrán gestionar esos recursos, aún no están preparados… cuando yo diga que están preparados, entonces…».
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El ruso usa dos palabras para referirse a la identidad rusa: la primera es «русский» [russki], que significa ruso étnico, y «россиянин» [rossiyanin], que significa ciudadano de la Federación Rusa. Global Voices preguntó a Jigjitova sobre su propia relación con el término ruso como marcador de identidad:
Мне не хочется говорить о русской идентичности. Я не знаю, как русские идентифицируют себя. Про себя точно могу сказать: я – нерусская, я – бурятка. Спасибо моим родителям, которые воспитывали во мне «нормальность» бурятской идентичности. В то же время, во мне очень много русского, всё же мы все выросли на русской классической литературе. Это, безусловно, дало мне многое, но эта же всеобщая зацикленность на всём русском ещё больше у меня отняла – по сути, целые другие миры и опыты.
Так получилось, что мы, нерусские, знаем всё про русских, но они ничего не знают о нас. Более того, мы сами в этом коллективном беспамятстве мало что знаем о нас самих. Я очень рада, что всё больше коренных людей задаются вопросом: что значит быть бурятом, тувинцем, саха и т.д.? Это сейчас один из самых главных вопросов для нас.
No quiero hablar de la identidad étnica rusa. No sé cómo se identifican los rusos étnicos. Lo que puedo decir con certeza sobre mí es que no soy de etnia rusa; soy buriata. Agradezco a mis padres que me animaran a considerar mi identidad buriata como algo normal. Al mismo tiempo, tengo mucho de rusa; al fin y al cabo, todos crecimos con la literatura clásica rusa. Sin duda, esto me ha aportado mucho, pero esta fijación universal por todo lo ruso me ha quitado aún más, esencialmente otros mundos y experiencias enteros.
Sucede que nosotros, los no rusos, lo sabemos todo de los rusos [étnicos], pero ellos no saben nada de nosotros. Además, en este olvido colectivo, sabemos poco de nosotros mismos. Me alegra mucho que cada vez más indígenas se planteen la pregunta: ¿Qué significa ser buriato, tuvano, sakha, etc.? Es una de las cuestiones más importantes para nosotros en este momento.
Las citas de Jigjitova fueron traducidas del ruso al inglés por Marina Khonina.