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Bolsonaro conservó elemento religioso en apariciones públicas, entre protestas y el final de su mandato

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Jair Bolsonaro saluda a sus simpatizantes delante del Palacio de Planalto, sede del poder ejecutivo de Brasil | Foto: Marcos Corrêa/Brazil Presidency/CC 2.0 [1].

Jair Bolsonaro, expresidente de extrema derecha de Brasil, dejó oficialmente el cargo, pero su legado continuará impactando al país en los años por venir. Un elemento clave que conservó hasta los últimos días de su gobierno fue la presencia de la religión en sus discursos y apariciones públicas.

Antes del 1 de enero, día de la toma de mando del gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva, Bolsonaro viajó a Estados Unidos para evitar entregar la banda presidencial. El 30 de diciembre, en una transmisión en directo a través de Facebook [2], repitió su consigna: Dios, patria, familia y libertad.

Solo semanas antes del 12 de diciembre, el mismo día en que el izquierdista Lula fue proclamado como presidente electo de Brasil, Bolsonaro se presentó ante sus simpatizantes [3] que se congregaron frente al palacio de la Alvorada, la residencia oficial de la presidencia en Brasilia, con un sacerdote católico a su lado.

Ese mismo día, los bolsonaristas intentaron invadir [4] el edificio de la Policía Federal, en la capital federal, destrozaron y quemaron autos y buses, y se enfrentaron a la Policía. Desde las elecciones, han estado promoviendo protestas y cometiendo actos vandálicos [5] en todo el país, en rechazo a los resultados y para pedir intervención militar.

Tres días antes, y tras un mes de silencio [6], Bolsonaro dio un discurso en el que los animaba a continuar [7]. El 12 de diciembre se limitó a escuchar mientras el sacerdote lo comparaba con san Juan Bautista [8], y sus simpatizantes repetían frases en oraciones, según informó Metropoles [9].

La religión ha sido un elemento que Bolsonaro ha explorado en sus discursos y pactos desde hace algún tiempo, algo que se fortaleció cuando fue elegido presidente. Y el peso del voto religioso [10] fue un factor clave en la elección, que intentó capitalizar en ambas campañas, incluso más en la segunda vuelta.

Fue cuando la violencia y el acoso político entre iglesias ganó protagonismo, con escenas de discusiones [11] entre fieles y sacerdotes, ataques en eventos religiosos [12] y denuncias de líderes religiosos que presionaban los votos [13] para determinados candidatos.

En las semanas anteriores a las elecciones, se intensificaron [14] las publicaciones publicadas en redes sociales sobre las campañas electorales dentro de las iglesias brasileñas, lo que causó acciones de justicia electoral. Los acontecimientos suelen involucrar a iglesias evangélicas [15] y a simpatizantes de Bolsonaro, lo que intensificó la polarización en la disputa ideológica y marcó la pugna de 2022.

‘Maniobra electoral masiva’

“Vi a líderes religiosos en el púlpito ofreciendo material de campaña electoral y dando discursos pro-Bolsonaro sin temor. Era claro para mí que el lugar que debería ser mi iglesia, era en realidad el de una maniobra electoral masiva”, dijo Luiz Otávio, 18 años, evangélico de General Carneiro, Paraná, al sur de Brasil.

Le reveló a Global Voices en una conversación de WhatsApp que ha asistido a Iglesias evangélicas desde que era niño. Tras haber concurrido a diferentes templos en la ciudad, la última a la que asistió fue a la Iglesia Cuadrangular, de confesión pentecostal. Ha dejado esta costumbre debido al acoso por no estar de acuerdo y no aceptar las posiciones políticas de la Iglesia.

“Siempre han dicho que los de ‘izquierda’ son los enemigos, ya que cerrarían las iglesias. Pero escuchar a un pastor, en lo alto del altar, orando a Dios para que libre a Brasil del comunismo fue la gota que colmó el vaso”, comentó.

Una situación similar le ocurrió a Guilherme Sampaio, quien afirma ser asistente asiduo de la Iglesia evangélica Vinde a mim (Vengan a mí) desde 2020. La propaganda política entre los pastores de la congregación se intensificó durante las elecciones, y el culto se convirtió en una tribuna fiel a la campaña electoral de Bolsonaro.

“También empezaron a publicar en la página de Facebook [16] de la Iglesia que un cristiano no vota por Lula. Que Lula defiende cosas contrarias al pensamiento cristiano, como el aborto”, manifestó a Global Voices vía WhatsApp. Las publicaciones parecen haber sido eliminadas después de un tiempo.

Los ataques en el perfil de redes sociales privadas de Sampaio fueron también constantes, lo que provocaron que dejara la iglesia.

“El día de las elecciones, hice una publicación (política) en mi cuenta de Facebook y miembros de la Iglesia comentaron con ataques de varias formas. Dijeron incluso que no tenía derecho de entrar a Israel (país al que viajaré con la Iglesia en noviembre). Tuve que dejar de ir a la Iglesia por eso, pero continúan publicando cosas para atacarme”.

Los debates ideológicos y conservadores se esparcieron rápidamente entre los evangélicos, que representan un tercio [17] de la población brasileña y que prefieren [18], de manera abrumadora, al Bolsonaro de extrema derecha que a Lula.

Brasil, un Estado secular

Lula publicó una carta abierta [19] dirigida a los evangélicos durante la campaña electoral para mostrar oposición sobre afirmaciones como la del cierre de iglesias [20]. La carta también fue un intento de disminuir su rechazo dentro de este electorado.

En más de veinte páginas, destaca el aumento de las iglesias evangélicas durante los gobiernos anteriores del Partido de los Trabajadores (PT) y las políticas promulgadas por el partido en beneficio a las personas religiosas. También resalta la secularidad del Estado, como indica la Constitución brasileña [21].

La más reciente Constitución Federal del país, de 1998 [22], que se redactó tras 21 años de dictadura militar [23], mantiene la idea de que el Estado no se puede manifestar de manera religiosa y que garantiza la libertad confesional. Además, la ley brasileña decreta que pastores y sacerdotes no pueden pedir el voto [24] en la iglesia.

Más del 30 % [25] de los brasileños se identifican ahora como evangélicos, a pesar de que la mayoría sigue siendo católica. En muchos países, incluso en Estados Unidos, estas iglesias evangélicas y sus fieles se están convirtiendo en una fuerza política [26] importante en toda América Latina.

Bolsonaro invirtió un tiempo considerable de campaña en una agenda fuerte [27] para hacer proselitismo dentro de los espacios religiosos. En la segunda vuelta, estas actuaciones se daban con más frecuencia, lo que causó agitación y controversia en los lugares donde se llevaron a cabo las actividades, como en la celebración [28] de ‘Nuestra Señora Aparecida’, la patrona de Brasil, que se venera el 12 de octubre.

Con casi la mitad [17] de la población [29] que se identifica como católica, cada año el culto a la Aparecida, en la ciudad del mismo nombre, en el Estado de São Paulo, moviliza a miles de fieles.

Bolsonaro asistió a la misa en la basílica de la Aparecida y fue blanco de críticas por suscitar e impulsar campañas políticas dentro del santuario. Cuando se marchó, uno de los sacerdotes que conducía la misa comentó [30] que no era «un día para pedir votos, sino para pedir bendiciones».

Los videos [31] publicados en las redes sociales mostraron a los bolsonaristas causando alborotos y agrediendo [32] verbalmente a otras personas dentro de la iglesia.

Unos días después [33], también en São Paulo, una mujer interrumpió a un sacerdote tras haber mencionado los nombres de defensores de derechos humanos asesinados en Brasil, como Marielle Franco [34], concejala de Río asesinada en 2018, así como el experto indígena Bruno Pereira y el periodista Dom Philips [35], ambos ejecutados en la región de Amazonas en 2022.

Incluso el arzobispo de São Paulo, el cardenal Odilo Scherer, tuvo que explicar en Twitter por qué se viste de rojo —color que se suele relaciona con la izquierda [36] en política— atuendo tradicional para su cargo:

Si alguien encuentra raro mi atuendo rojo (perfil), que sepan que el color de los cardenales es rojo (sangre), que simboliza el amor por la Iglesia y la disposición al sacrificio si es necesario. Dios los bendiga a todos. ¡Pero… que nadie hiera a nadie!

La victoria de Lula

El 31 de octubre, tras la victoria de Lula, algunos de los líderes evangélicos más influyentes que apoyaron a Bolsonaro empezaron a cambiar los discursos de oposición [38] que dieron para el futuro presidente.

Silas Malafaia, uno de los defensores más firmes de Bolsonaro en esta elección, no había hablado con el presidente desde el 1 de noviembre, según [39] Metropoles. Edir Macedo, líder de la Iglesia Universal del Reino de Dios, quien también brindó su apoyo a Bolsonaro, dijo que los miembros de la Iglesia deberían «perdonar» a Lula [40]. También afirmó que el triunfo de Lula representa la «voluntad de Dios».

Lula asumió el cargo el 1 de enero.