Cómo el “gaslighting” político daña las políticas públicas: Estudio sobre Sudáfrica, Brasil y Estados Unidos

Vista aérea de la selva amazónica. En 2019, el expresidente brasilero Jair Bolsonaro negó que la Amazonia estuviera en peligro y cerca de un desastre climático e impidió que Brasil tuviera ayuda económica destinada a financiar una intervención para evitar el desastre y ejecutar una política climática. Crédito de la imagen: Neil Palmer/CIAT. Usada bajo una licencia Creative Commons Attribution-NonCommercial-NoDerivs 2.0 Generic (CC BY-NC-ND 2.0)

En 2022, la palabra del año para el diccionario de inglés Merriam-Webster fue gaslighting. El término se refiere a la manipulación psicológica de una persona, por lo general durante un período prolongado, que hace que la víctima se cuestione la validez de sus propios pensamientos, su percepción de la realidad o sus recuerdos y suele llevarla a la confusión, la pérdida de la confianza y autoestima.

La editorial que publica el diccionario explicó que, a diferencia de la mayoría de años, la selección de ese término no fue por un momento en particular, sino más bien a un fenómeno generalizado que invadió el panorama político en 2022. ¿Por qué razón la búsqueda de la palabra gaslighting en la plataforma en línea del diccionario aumentó un 1740 % en 2022? El troleo político, las teorías conspirativas del “Estado profundo” y las noticias falsas.

El panorama político de 2022 está inextricablemente relacionado con el fenómeno del gaslighting político, la erosión de la autonomía epistémica y la confianza en sí mismos del público en general para transmitir una agenda política en particular.

Las tácticas de quienes practican este tipo de manipulación incluyen mentir, atacar ad hominem a quienes critican, exagerar los logros y resultados exitosos, negar los hechos y las acusaciones que resultan inconvenientes y culpar a otros por los fracasos. Esto es particularmente peligroso cuando llega a los debates sobre políticas, donde el objetivo es aprobar y elaborar la mejor legislación posible para los ciudadanos de un país. Sudáfrica, Estados Unidos y Brasil son solo algunos ejemplos de países que revelan cómo se utiliza el gaslighting en los patrones de comunicación de los políticos.

ANC headquarters. Image credit Babak Fakhamzadeh. Attribution-NonCommercial 2.0 Generic (CC BY-NC 2.0)

Oficina central del CNA. Crédito de la imagen: Babak Fakhamzadeh. Usada bajo una licencia Creative Commons Attribution-NonCommercial 2.0 Generic (CC BY-NC 2.0).

Sudáfrica

En Sudáfrica, el gaslighting político se puede observar en el partido gobernante, su discurso y participación en el debate político del Congreso Nacional Africano (CNA) en torno a su proyecto del ley para el Seguro Nacional de Salud (SNS). El proyecto de ley, que busca garantizar el acceso universal a una asistencia médica de calidad, similar al Servicio Nacional de Salud del Reino Unido, tiene el rechazo de todos, excepto un partido de la oposición, con el argumento de que la legislación es precipitada y se corre el riesgo de desencadenar un completo colapso en el ya sobrecargado sistema de asistencia médica del país. El tema predominó en todos los titulares sudafricanos durante 2022.

A pesar de la resistencia de la oposición, que tomó la sociedad civil, el partido gobernante da por hecho el proyecto de ley que actualmente tiene en estudio la Asamblea Nacional. Si bien el proyecto todavía necesita pasar tres de cuatro etapas para convertirse en ley, el Departamento de Salud ya abrió 44 vacantes para especialistas para una sede piloto del SNS en noviembre de 2022. Cuatro días después, el principal partido opositor, la Alianza Democrática (AD), anunció su intención de iniciar acciones legales para que no se apruebe el proyecto de ley del SNS por ser “ilegal”.

Las críticas de cuatro partidos opositores, que van desde la inclinación religiosa hasta la socialista radical, dicen que el proyecto de ley viola la declaración de derechos humanos, infringe la autonomía provincial y es económicamente inviable. Sin embargo, el CNA respondió a esta crítica constructiva afirmando que a quienes lo critican no les “importa la gente”, y llevó el debate a la asistencia médica en general y no al proyecto en particular. Eso es una manipulación de los hechos. Peor aún, se trata de un claro ataque ad hominem, que se centra en la figura de la oposición en lugar de su argumento. Otra retórica del CNA incluyó hacer de la aprobación del proyecto de ley una extensión de su papel en la liberación de Sudáfrica del apartheid, una exageración de los logros. En un intento de evadir la responsabilidad por la calidad de esta ley, otras declaraciones simplemente sugirieron que ningún proyecto de ley es “cien por ciento”.

Estados Unidos

Ese comportamiento no es exclusivo de Sudáfrica. Ciertamente, el panorama político de Estados Unidos estuvo tan profundamente asociado con el gaslighting político durante el período 2016-2020 que se acuñó el término “gaslighting trumpiano” en referencia al entonces presidente.

Si nos centramos en el impacto del gaslighting practicado por Trump en relación con la política de COVID-19, el expresidente difundió historias falsas con frecuencia, una herramienta muy utilizada por quienes practican este tipo de manipulación para hacer que sus víctimas se cuestionen su visión sobre la realidad. Otros ejemplos incluyen su declaración de que la pandemia era un engaño perpetrado por el Partido Demócrata en febrero de 2020, su afirmación de que cualquiera podía acceder a las pruebas tres meses después, su declaración de que el COVID-19 desaparecería en octubre de 2020 y su afirmación de que el total de víctimas era exagerado en enero de 2021 lo que insinuaba que las muertes no eran reales. Trump negó las realidades de la pandemia, lo que ralentizó la respuesta legislativa y reguladora estadounidense frente al COVID-19.

Trump también es culpable de haber utilizado la técnica de gaslighting de la exageración, específicamente con respecto al éxito de la respuesta de su gobierno frente a la pandemia. Un ejemplo es su afirmación de que su gobierno salvó a dos millones de estadounidenses del COVID-19. Se ha comprobado que esto es falso dado que la cifra está basada en un modelo laissez-faire sin mitigación. De nuevo, se cuestionan percepciones de la realidad, lo que consolidó el poder de Trump con solo una rápida intervención en la pandemia. Es más, un estudio de The Lancet determinó que el 40 % de las muertes de estadounidenses por COVID-19 se podría haber evitado con una mejor política pública.

Brasil

Otro ejemplo de gaslighting político que obstaculiza las políticas públicas se puede encontrar en América del Sur, más específicamente en el caso del expresidente brasileño Jair Bolsonaro. A Bolsonaro se lo catalogó como el “Trump de los trópicos” por su uso de técnicas de gaslighting similares a las de su homólogo estadounidense. Se pueden observar ejemplos concretos en la reacción de Bolsonaro frente a los incendios en el Amazonas de 2019. Varios líderes extranjeros habían prometido su intervención y ayuda frente a los incendios vinculados con el grave problema de deforestación de la región llamada “los pulmones del planeta”. Bolsonaro, un fuerte nacionalista, criticó y rechazó la ayuda del entonces presidente vecino, el chileno Sebastián Piñera, y del francés Emmanuel Macron.

Incluso llegó a declarar que la información acerca de la deforestación era falsa y hasta rechazar un paquete de ayuda de 20 millones de dólares del G7. Negar el simple hecho de que la Amazonia estaba en peligro y cerca de un desastre climático impidió que Brasil gozara de una ayuda económica destinada a financiar una intervención para evitar el desastre y ejecutar una política climática. Dicho esto, Bolsonaro luego aceptó una ayuda de 12 millones de dólares de Gran Bretaña, una suma mucho menor.

La historia de Bolsonaro no cambió en 2022 cuando la deforestación en la Amazonia brasileña alcanzó un nivel récord: 4000 kilómetros cuadrados deforestados en seis meses. A pesar de que el Gobierno incentivó a madereros, ganaderos y acaparadores de tierras, el ministro de Ambiente insistió en que había sido “extremadamente duro” en la lucha contra los delitos ambientales, una clara exageración de los logros y un indicador de la práctica de gaslighting. Otro indicador de gaslighting en este estudio es el uso de estrategias de desinformación por parte del Gobierno.

Meta informó la eliminación de 62 páginas y cuentas de Facebook e Instagram responsables de publicar información falsa relacionada con la deforestación en abril de 2022, algunas de las cuales estaban vinculadas a miembros de las fuerzas armadas brasileñas. Al dirigirse a una audiencia nacional, la campaña de información falsa causó el efecto de gaslighting sobre el público brasileño en general, lo que dificultó que los ciudadanos responsabilizaran al gobierno de Bolsonaro y actuó como una barrera para las políticas climáticas que podrían evitar la completa destrucción de la selva tropical amazónica.

El gaslighting político no solo está muy extendido, desde Sudáfrica hasta Estados Unidos y Brasil, sino que puede incluso impedir la ejecución de importantes políticas públicas. Al desviar las críticas y no participar en el debate político, los políticos no son verdaderamente considerados responsables por el público en general. Los argumentos ad hominem, la información falsa y la desinformación, la manipulación de datos, la exageración de los logros y el fortalecimiento del ego debilitan los esfuerzos por cuestionar las decisiones que toman quienes están en el poder. Así, las políticas públicas importantes se pasan por alto o se apuran en el Parlamento y son mal legisladas.

Inicia la conversación

Autores, por favor Conectarse »

Guías

  • Por favor, trata a los demás con respeto. No se aprobarán los comentarios que contengan ofensas, groserías y ataque personales.