Película «Días ardientes» es sombrío reflejo de la actual situación política de Turquía

Captura de pantalla del video de vista previa de la película publicado en YouTube.

«Kurak Günler» (Días ardientes) es una película turca que se estrenó en mayo de 2022 en la sección Un Certain Regard del 75° Festival de Cine de Cannes. Desde entonces, la película ha recibido una serie de premios en varios festivales de cine y ha recibido críticas estelares a nivel internacional, pero en Turquía ha sido objeto de fuertes críticas. En diciembre de 2022, el Ministerio de Cultura exigió a los productores que devolvieran los fondos que recibieron hace dos años para crear la película.

La película lleva a los espectadores a un viaje con un joven fiscal, Emre (Selahattin Paşalı), que acaba de ser enviado a la remota ciudad de Yanıklar en Anatolia. La audiencia rápidamente se da cuenta de que la ciudad está plagada de corrupción, nepotismo y otras dinámicas turbias de poder antes de las elecciones locales para la alcaldía. Esta pequeña ciudad de provincia también sufre una grave escasez de agua (de ahí el nombre de la película) y grandes socavones causados por el uso excesivo de aguas subterráneas para fines agrícolas que los funcionarios locales, como el alcalde de la ciudad, se niegan a abordar. La película explora temas de amnesia social, negación, la crisis climática y los problemas causados por proyectos de infraestructura a corto plazo que carecen de soluciones ecológicas a largo plazo.

A medida que avanza la película, el joven fiscal Emre también está en medio de un caso de violación, pero como está drogado la noche del incidente, su memoria no es clara. A pesar de todo, y de su posible participación en el acto, el fiscal no detiene la investigación del caso de violación.

Socavones como alegoría

Captura de pantalla del video de vista previa de la película publicado en YouTube.

Según la autora y guionista Zehra Çelenk, los socavones se han vuelto notorios en la cinematografía turca en los últimos años como metáfora del país. «No es una coincidencia que veamos socavones con más frecuencia. Son muy útiles como metáfora del país. Ya a que hemos dejado atrás los agujeros y los pozos, estamos viviendo en la época de los socavones», escribió Çelenk en su reseña de Kurak Günler.

La película comienza y termina con un socavón.

En una entrevista con un medio, el director de la película, Emin Alper, dijo que era perfecto el uso de socavones en la película para la historia que estaba tratando de contar. «Al igual que en Un enemigo del pueblo de [Henrik] Ibsen, estaba buscando un caso que sirviera a los intereses a corto plazo de las personas pero que fuera devastador para la naturaleza y las personas a largo plazo. Los socavones fueron muy relevantes para esto», explicó Alper.

Críticas progubernamentales

Alper dijo que desde el principio el guion de Kurak Günler fue muy político, a diferencia de sus películas anteriores, y que estuvo motivado por la reciente agitación política en Turquía. «En el fondo de esta motivación estaba el sentir de soledad derivado del clima político en el que hemos estado viviendo en los últimos años, la atmósfera pesada del sistema que nos ha engullido, las decepciones que hemos vivido una tras otra y los daños nos han dejado», explicó Alper.

Desde que «Días ardientes» se estrenó en el Festival de Cine de Cannes, ha sido objeto de una intensa campaña de críticas por parte de entidades progubernamentales. Una de las razones fue una sutil referencia a una relación homoerótica entre el fiscal potencialmente cerrado Emre y un periodista local Murat (Ekin Koç). Si bien no hay escenas de sexo como tal entre ambos personajes, la película incluye algo de tensión sexual y romántica evidente entre ellos. La decisión de Alper de agregar este giro a la trama fue impulsada por la creciente homofobia en Turquía y cómo el tema se ha politizado en los últimos años.

Captura de pantalla tomada del video de vista previa de la película publicada en YouTube.

Esta homofobia se ejemplifica cuando los dos personajes principales enfrentan las amenazas de los vecinos del pueblo. Insisten en reelegir al alcalde local a pesar de que ha estado abusando del problema de la escasez de agua para mantenerse en el poder, y en cambio, el pueblo se vuelve contra el fiscal y el periodista. En entrevista con el director de la película, Alper habla de cómo la ira y la memoria mal dirigidas se aplican en la Turquía real, em referencia a algunos de los casos judiciales de alto perfil, así como al deterioro de la situación política en el país. “Especialmente desde 2016, después del golpe fallido, Turquía entró en un período en el que se estandarizó la anarquía. Para mí, reflejaba esta realidad, y que la gente se olvidara de todos los daños infligidos por un grupo o una entidad antes de las elecciones”, expresó Alper.

Reacción del ministerio

El ataque de cobertura negativa no sorprendió al equipo de la película. Las industrias del arte en Turquía se han politizado cada vez más en los años recientes, por lo que Alper y el equipo eran conscientes de una posible reacción negativa. Como tal, el equipo mantuvo informado al Ministerio de Cultura en todo momento de los cambios en el guion, conscientes de que el Ministerio podría retirar su financiación en cualquier momento. «Seguimos los procedimientos oficiales al pie de la letra», explicó Alper en una entrevista. El trabajo en el guion de la película comenzó en 2018 y finalizó en 2021. El Ministerio recibió actualizaciones detalladas de todos los cambios, incluidas explicaciones viñeta por viñeta sobre por qué se realizaron estos cambios y por qué eran necesarios.

Y, sin embargo, eso no impidió que la Dirección General de Cine del Ministerio exigiera la devolución de los fondos asignados con intereses. Según Alper, el Ministerio no especificó por qué exactamente exigía la devolución de los fondos, solo que los cambios realizados en el guion se consideraron inapropiados. Alper fue informado de esta decisión 20 meses después de que se envió el guion final para su revisión, cuando la película ya había comenzado a recibir elogios internacionales.

Alper cree que la razón del repentino cambio de opinión tuvo que ver con la campaña de desprestigio que empezó poco después del estreno de la película en Cannes por sus temas «homosexuales». Pero el director de la película también dijo que la reacción violenta puede haber sido provocada como resultado de un discurso que pronunció mientras recibía un premio en un festival de cine en Turquía. Durante su discurso, el director de la película expresó su apoyo al encarcelado Çiğdem Mater, coproductor de la película, así como a otros presos de las protestas de Gezi, incluido el filántropo Osman Kavala, y se expresó en solidaridad con los estudiantes y académicos de la Universidad del Bósforo, que desde 2021 han estado exigiendo la destitución de un rector designado por el Gobierno.

«Días ardientes» no es la primera película en ser víctima de la censura impuesta por el Gobierno. La periodista Jennifer Hatham escribió sobre la historia de las películas en Turquía «censuradas o prohibidas» por las instituciones estatales del país.

En 2017, en una entrevista con Al-Monitor, el codirector del cortometraje «El último schnitzel», Ismet Kurtulus, habló sobre el poco claro proceso de toma de decisiones de las instituciones estatales cuando se impidió que su cortometraje debutara en el Festival de Cine Independiente de Estambul !f después de que a los directores de las películas se les negó una licencia de la Dirección de Cine y Derechos de Autor de Estambul en el Ministerio de Cultura. Apenas unos días antes del festival y la proyección programada, la agencia solicitó eliminar algunas escenas, a lo que los directores de la película se negaron. Dado que todas las películas requieren obtener una licencia para ser elegibles para la proyección de películas en Turquía, «El último schnitzel» no pasó el filtro.

A diferencia de «El último schnitzel», «Días ardientes» se proyectó en todo el país, y generó apoyo tanto de la industria cinematográfica como de los fanáticos. Mientras tanto, la respuesta estatal a la película se ha convertido en otro ejemplo descarado de cuán intolerante se ha vuelto el Gobierno con las voces, el arte y la cultura alternativos en los últimos años.

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