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Mujeres hmong usan TikTok para denunciar la explotación matrimonial en Tailandia

Categorías: Asia Oriental, Laos, Tailandia, Derechos humanos, Juventud, Medios ciudadanos, Mujer y género
Hmong new year [1]

Juegos tradicionales en la celebración de nuevo año Hmong. Foto [1] de la página de Flickr de John Pavelka, (CC BY 2.0) [2].

Este artículo [3] de Pimkamon Pichitsiri y Kunravee Sukhimoke fue traducido por Yiamyut Sutthichaya. Se publicó originalmente en Prachatai, sitio de noticias independiente de Tailandia, y Global Voices reproduce una versión editada en virtud de un acuerdo para compartir contenidos.

Algunas jóvenes hmong utilizan TikTok para denunciar las condiciones de esclavitud que deben soportar a manos de las familias de sus maridos. Según los expertos, a menudo se ven obligadas a realizar una gran cantidad de trabajo no remunerado y se les niegan libertades.

We barely have any free time. Working in the fields every day. … So the videos we made are just about going to the fields every day, because we are just in the fields, we have no time to do anything else.

Because there is work to do on the scallions every day – picking the scallion flowers, and then having to weed, and then having to add fertiliser, we do this time after time for the whole year. … We have no time to rest.

Apenas tenemos tiempo libre. Trabajamos en el campo todos los días. … Así que los videos que hemos grabado son sobre ir al campo todos los días, porque estamos en el campo, no tenemos tiempo para nada más.

Todos los días hay que trabajar en las cebolletas, recoger flores, quitar las malas hierbas, añadir abono… Lo hacemos una y otra vez todo el año. … No tenemos tiempo para descansar.

Estas son las palabras de Pakkhom, de 20 años, joven esposa hmong cuya cuenta de TikTok [4] tiene más de 470 000 seguidores. Es una de las muchas tiktokeras hmong que han usado la plataforma para contar al público su difícil situación. Sus penurias pueden encontrarse con las etiquetas #ลูกสะใภ้ม้ง #สะใภ้ม้ง (nuera hmong) y #สาวม้ง (mujer hmong).

Los hmong [5] son un grupo étnico del este y el sureste de Asia.

Tras un recorrido por TikTok [6] y entrevistas a ocho mujeres hmong, Prachatai descubrió que muchas muchachas hmong de entre 15 y 16 años eran obligadas a contraer matrimonios concertados. Tras el matrimonio, las trasladan a casa del esposo, donde a menudo las someten a largas jornadas de trabajo en el negocio familiar, como la gestionar un centro turístico, una tienda o una granja, y en las tareas domésticas. Las entrevistadas llevaban de uno a tres años trabajando 12 horas al día, les pagaban de 500 a 30 000 baht, unos 15 a 873 dólares estadounidenses. Muchas decidieron después separarse de sus esposos.

Algunos juristas consideran que su destino constituye trabajo forzoso, según la definición de la ley de prevención y represión de la trata de seres humanos B.E. 2551 (2008).

«Es concebible que se trate de esclavitud moderna, porque las nueras no tienen poder de negociación. … No cobran salario, trabajan duro de sol a sol y no reciben prestaciones sociales porque se considera trabajo familiar, así que, según la ley, no cuentan como parte de la mano de obra», afirma Suchart Trakoonhuthip, coordinador de la Fundación MAP, organización de la sociedad civil que se ocupa de cuestiones laborales étnicas.

La esclavitud moderna es un término que incluye trata de seres humanos, trabajo forzado, trabajo infantil, esclavitud, prostitución y matrimonio forzado.

Trabajan duro, no ganan nada

Pakkhom dice que tiene que levantarse a las cuatro o cinco de la mañana para hacer las tareas domésticas y desayunar. Luego va al campo de cebolletas a quitar las malas hierbas, recoger la cosecha y añadir fertilizante. Está en el campo hasta el anochecer, antes de volver a casa para cocinar, hacer más tareas domésticas, dormir y repetir el horario al día siguiente. No tiene ni un día libre. Su tiempo libre lo dedica a plantar hortalizas en casa, recoger leña y confeccionar prendas hmong.

When men actually take us as a wife, we have no freedom. It’s just like slavery. Hmong daughters-in-law will be involved in farming, gardening, and housework — everything. No matter where we want to go, we have to get permission from our mother-in-law.

Cuando los hombres nos toman como esposas, no tenemos libertad. Es como la esclavitud. Las hmong se ocupan de la agricultura, la jardinería y las tareas domésticas, de todo. No importa adónde queramos ir, tenemos que pedir permiso a nuestra suegra.

Al menos tres mujeres hmong dijeron en entrevistas que tuvieron que trabajar mucho porque los hmong creen que cuando las mujeres se casan, sus cuerpos y almas pasan a las familias de sus esposos y que los espíritus guardianes de las mujeres también serán sustituidos por los de las familias de los esposos. Esta creencia dificulta el divorcio.

Tawan (seudónimo), de 20 años, otra hmong que dijo que ella trabaja en el complejo turístico y en el campo de coles chinas de su esposo en la provincia de Phetchabun. Cuando todo el trabajo duro está hecho, su esposo es quien recibe todos los ingresos.

At that time, I was clearly like a slave, a menial. … Everyone else was employed at tens of thousands [of baht] a month. They just had to do the cleaning. They did not have to cook at night. … [The employees] only worked from 8–5, and then they could go home and rest.

En aquella época, yo era claramente como una esclava, una sirvienta. … Todos los demás cobraban decenas de miles [de baht] al mes. Solo tenían que hacer la limpieza. No tenían que cocinar por la noche. … [Los empleados] solo trabajaban de 8 a 5, y luego podían irse a casa a descansar.

Hmong women at work [3]

Otra publicación de @adipa19 sobre las mujeres hmong en el día a día. La leyenda dice «Mientras otras viven plenamente su joven vida». Imagen de Prachatai.

Límites a la libertad

Muchos entrevistados hmong dijeron que tenían que tener permiso para salir o gastar dinero, lo que les privaba de la libertad de disfrutar de su vida o de viajar para ver a sus propias familias.

Waew (seudónimo), otra hmong de 26 años, dijo que sus suegros le prohibieron llevar falda o relacionarse con amigos en cualquier reunión social. Su suegra la maltrataba verbalmente, lo que dañó su confianza en sí misma. Y cuando quería hablar de su opinión o de su estrés, la dejaban de lado, porque no le daban importancia.

I felt really worthless. Sometimes I wanted to cry and go back home to see my mother. I never cooked for my mother, so why does she still praise me as a good, capable and hard-working person? But now I’m with them, whatever I do, they are not pleased.

Me sentía realmente inútil. A veces quería llorar y volver a casa a ver a mi madre. Nunca cociné para mi madre, así que ¿por qué sigue elogiándome como persona buena, capaz y trabajadora? Pero ahora que estoy con ellos, haga lo que haga, no están contentos.

Violencia doméstica y trabajo forzado

Tres juristas afirmaron que la forma en que se obliga a trabajar a las hmong podría constituir una violación de la ley tailandesa contra la trata de seres humanos, por constituir trabajos forzados o servicios forzados. Los infractores pueden ser condenados a seis meses de prisión o a pagar una multa de 50 000 bahts (1506  dólares). Si la víctima de los trabajos forzados muere, el delincuente también puede ser condenado a muerte.

Raporn Pongpanitanon, experto de la Oficina de Asuntos de la Mujer y Desarrollo Familiar del Ministerio de Desarrollo Social y Seguridad Humana, afirmó que lo que habían sufrido las hmong se considera violencia doméstica y que los agresores podrían ser acusados en virtud de la ley de protección de víctimas de violencia doméstica, B.E.2550 (2007).

Raporn, sin embargo, dijo que se deben investigar los detalles más a fondo para proceder con los cargos, y que la ley se ha usado generalmente en casos de negocios en lugar de disputas familiares.

Desencadenado

Waew relató el día en que se mudó a la casa de su esposo en la provincia de Mae Hong Son. Su familia política pretendía que sustituyera a tres empleados contratados por 250 bahts (75 dólares) al día. Trabajaba más de 14 horas al día para completar el trabajo de las tres personas. Su familia política se quedó con todo el dinero.

I was pregnant, but they still had no pity. They still used me to lift heavy things… I lifted it till my stomach went hard. It hurt. I went to lie down for a moment, and they called me back to work.

Estaba embarazada, pero no tenían piedad. Aún me usaban para levantar cosas pesadas… Las levantaba hasta que se me ponía duro el estómago. Me dolía. Fui a echarme un momento y me llamaron para que volviera al trabajo.

Después de esto, decidió separarse de su esposo en 2019 y vivir por su cuenta.

I’ve made a mistake once. The big one in my life. I won’t do it again. I was once married, but it turned out worthless. But today I see my own value. I have the right to choose. I listen to my own heart as best I can, and move forward.

Me equivoqué una vez. El error más grande de mi vida. No lo volveré a hacer. Una vez estuve casada, pero resultó inútil. Pero hoy veo mi propio valor. Tengo derecho a elegir. Escucho a mi corazón lo mejor que puedo y sigo adelante.

Junto a Waew, Tawan también sacó a su hijo de dos años de casa de su esposo y se fue a un campo de cultivo de fresas en Udon Thani. Pero este camino no es accesible ni práctico para todas las hmong.

*Este artículo ha sido redactado en el marco de la formación para medios de la Fundación Thomson Reuters. Los autores son responsables de todo el contenido original publicado.