¿Los jóvenes de India están ahora más desinteresados que nunca por la política?

Mitin Vijay Sankalp de Narendra Modi en Goa. Fotografía de Joegoauk Goa en Flickr (CC BY-SA 2.0).

Este artículo fue escrito por Vishal Rajadurai, estudiante de segundo año en Oberlin College, como parte del programa Global Voices Young Voices. El programa ofrece a los jóvenes un espacio para contar sus experiencias con los movimientos sociales orientados a la juventud, la tecnología, las cuestiones políticas y las tendencias. Encuentra nuestro programa Young Voices: Nigeria aquí.

India tiene la mayor población joven del mundo: más de 1408 millones de personas, casi el 49 %, tienen entre 15 y 40 años. Este grupo demográfico es la base de una nación, esencial para su crecimiento económico y social, especialmente en un país en rápido desarrollo como India. Sin embargo, según un informe publicado por el Centro para el Estudio de las Sociedades en Desarrollo (CSDS)-Konrad Adenauer Stiftung (KAS), el 46 % de los jóvenes de India tiene poco o ningún interés político, e incluso quienes tienen interés parecen no estar afiliados a ningún partido, lo que es lamentable dado el futuro muy prometedor del país.

Esto es preocupante por el número de situaciones urgentes que requieren la participación y el compromiso de los ciudadanos. La lucha eficaz contra el cambio climático, la persistente incertidumbre sanitaria derivada de la pandemia del COVID-19, el desempleo y la pobreza son asuntos que deben abordarse rápidamente. Según el informe 2021 de UNICEF, los niños de India se encuentran entre los más «afectados» por el cambio climático, que pone en peligro servicios básicos como la higiene, la educación y su desarrollo. Temas como estos deben ser abordados por las nuevas y brillantes mentes políticas para hacer progresar al país. Pero eso aún no ha ocurrido.

El sistema político de India ha permanecido relativamente intacto desde su independencia en 1947. Esto ha creado un círculo vicioso de campañas políticas prácticamente indistinguibles en los últimos 75 años. Desde la independencia, solo dos partidos han gobernado el país: el Partido Bharatiya Janata (BJP) y el Congreso Nacional Indio (Congreso o INC). Ambos partidos representan a un grupo demográfico similar: la población hindú y de clase media. La principal diferencia entre ambos es que, mientras que el Congreso tiene una cosmovisión cultural más tradicional de nacionalismo laico, el BJP se adhiere a una retórica hindú de extrema derecha. El primero también tiene una historia más rica por su papel en la lucha por la independencia de esta nación, aunque padece de un amplio nepotismo y corrupción. El BJP ha logrado promover y reformar programas progresistas durante los últimos 20 años, lo que le da ventaja en el Congreso.

Aspectos fundamentales

En 2021, India ocupó el puesto número 85 de 180 países en el Índice de Percepción de la Corrupción de Transparencia Internacional. En consecuencia, gran parte de lo que se dice en torno a la política es negativo. Esto desalienta a los jóvenes de involucrarse en la política, lo que crea una colección de información con barreras de comprensión sobre como debe gestionarse la mayor democracia del mundo.

Soy india y estoy en mi segundo año de universidad en Estados Unidos. Estudié en un internado en Ooty durante ocho años. Durante esos años, el discurso político nunca me ha llenado de emoción ni de suspenso.

Para la generación de los milénicos y la generación Z resulta difícil reivindicar un «interés» por la política cuando el sistema está plagado de corrupción, nepotismo y chovinismo. En 2011, Rahul Gandhi, expresidente del Congreso, reconoció que había entrado en política por su familia, lo que ejemplifica el nepotismo en su máxima expresión. Muchos partidos también discriminan a las minorías para eludir a la mayoría de hindús y obtener votos para sus campañas. Narendra Modi, actual primer ministro de India y miembro del BJP, llegó al poder en 2014 cuando su partido impulsó un programa vil y lleno de prejuicios contra los musulmanes y persuadió a una considerable base de votantes prohindúes para que se unieran a su campaña.

Recientemente, Human Rights Watch señaló que el gobierno de Modi ejerce una violenta represión de activistas y periodistas críticos con la actuación del Gobierno en los últimos años. El Gobierno también ha aprobado varias políticas provocativas contra los musulmanes. En 2022, el gobierno del BJP en el estado de Karnataka prohibió el hiyab en las aulas. La cultura en torno a la política también es maliciosa. En lugar de intentar ofrecer a los votantes un razonamiento superior basado en políticas, muchos políticos recurren a tácticas deshonestas para intimidar a sus rivales. Estas cuestiones son solo el principio de los problemas del sistema político indio.

La edad mínima para que un representante pueda presentarse a las elecciones es de 25 años. Teniendo en cuenta que los legisladores de mayor edad ocupan una gran parte del Parlamento, este exige una importante dedicación y esfuerzo a los jóvenes, y los incentivos no motivan suficientemente este nivel de compromiso. En 2019, el 47 % de los parlamentarios, 253 del total de 543 diputados, tenían más de 55 años, la cifra más alta de la historia política del país. Además, el 13 % (de los diputados) tiene menos de 40 años, y solo el 2,2 % tenía menos de 30 años. En la actualidad hay menos de un tercio de diputados entre 25 y 40 años en comparación con 1957, lo que manifiesta el cambio en la diferencia de edad entre votantes y representantes.

En 1952 y 1957, el gabinete estaba compuesto por jóvenes políticos con ganas de dar a India lo mejor. Sin embargo, en las décadas transcurridas desde entonces, ha ocurrido todo lo contrario. En consecuencia, India no ha podido mejorar en cuestiones clave como el desempleo, la pobreza y la hostilidad religiosa y, en cierto modo, ha erosionado la parte más importante de su ADN: la diversidad de su pueblo.

¿Queda alguna esperanza? 

Un nuevo y exitoso partido que es conocido como Aam Aadmi Party (AAP), que se traduce como «partido de la gente común», se fundó inicialmente en Nueva Delhi para luchar contra la corrupción generalizada a principios de la década de 2010. El AAP no sigue necesariamente una única ideología, [el partido] no tiene un «ismo»; y si lo tiene, es simplemente «ciudadanismo». En este sentido, no tiene una ideología bien definida, el partido no es ni de izquierda, ni de centro, ni de derecha. En realidad busca el bien de las necesidades individuales de los ciudadanos y resuelve sus problemas sin intenciones ni sesgos políticos.

El AAP gobierna la capital del país, Nueva Delhi, desde 2013, cuando se presentó a sus primeras elecciones importantes y venció al Congreso, que había ocupado el cargo durante los 15 años anteriores sin oposición. El partido ha crecido exponencialmente desde su primera victoria electoral en 2013 y recientemente obtuvo el 13 % de los votos en Gujarat.

Estos votos de Gujarat permitieron al AAP cumplir el objetivo para ser reconocido como partido nacional, y se estima que el AAP obtenga una enorme publicidad en las elecciones del 2024. Esta es una de las pocas señales alentadoras en el panorama político de India. Sin embargo, deseoso de ganar en Gujarat, el AAP está atento a la mayoría hindú, y excluye a las minorías de su política integradora. Y lo que es más importante, el partido guardó silencio sobre la violencia entre comunidades en Delhi en 2019. Esto expone las estrategias necesarias para ganar en varios estados, en contraste con los principios progresistas y el laicismo que proclama el partido.

Sin embargo, las potencias políticas de India, el BJP y el Congreso, cuentan con bastantes recursos y alianzas repartidos por todo el país, lo que sugiere que AAP no podrá desplazar a nombres tan conocidos como Narendra Modi y Rahul Gandhi. No obstante, ejerce una presión que puede llevar al BJP y al Congreso a modernizar su representación y reformar sus ideas para atraer a las nuevas generaciones.

Actualmente, el panorama político de India es caótico. Hay varios problemas, desde técnicas poco éticas a prejuicios hacia las minorías, pasando por la falta de interés y participación de los jóvenes en la política. Quizá el mayor de todos sea la falta de conexión entre la juventud y sus representantes. Alrededor del 48 % de los 350 millones de jóvenes del país no están afiliados a ningún partido. Además, el 75 % de los jóvenes políticamente interesados simplemente no participan en las campañas o programas políticos tradicionales. Esto demuestra lo poco involucrados que están los jóvenes de la escena política.

Para superar el poco interés de los jóvenes, el Gobierno debería adoptar varias iniciativas y cambios para facilitar el proceso de participación de los jóvenes en la política y aumentar la representación formal de la juventud a través de consejos, parlamentos o comités juveniles. Sin embargo, estas reformas suelen esperar resultados idealistas y requieren financiación. Dado que el presupuesto ya se está reduciendo por la preocupación por el déficit fiscal, las prioridades pueden estar en otra parte. Por desgracia, es poco probable que se lleven a cabo reformas significativas, ya que los funcionarios del Gobierno, especialmente los de alto rango, son reacios a renunciar a tradiciones arraigadas en favor de una estructura burocrática moderna y progresista.

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