«Esta vida árabe»: Excavación personal de la generación árabe «silenciosa»

Autora Amal Ghandour. Foto usada con autorización.

En «Esta vida árabe«, las memorias de la investigadora y escritora libanesa-jordana Amal Ghandour guían a los lectores a través de una exploración matizada de la compleja historia de Medio Oriente durante el último medio siglo.

A través de su viaje como miembro privilegiado de una generación que alcanzó la mayoría de edad política en la década de 1980, Ghandour ofrece una visión única para comprender los rincones de la región. Desde la quietud de los albores de la década de 1970 hasta las complejidades de la era posterior a los levantamientos de la Primavera Árabe y el silencio cómplice de su generación. «Esta vida árabe» ofrece un examen rico y esclarecedor del dinámico pasado y presente de la región.

En una entrevista por correo electrónico con Global Voices, Ghandour profundiza en los temas de su libro y reflexiona sobre las luchas y los retos a los que se enfrenta actualmente la región de Medio Oriente y Norte de África.

La entrevista ha sido editada en aras de la brevedad y la claridad..

Mariam Abuadas (MA): Sostienes que los levantamientos árabes de 2011 pusieron de manifiesto la dificultad de desalojar a los Estados policiales en Medio Oriente y el Norte de África. ¿Cómo pueden la sociedad civil y la próxima generación contrarrestar más eficazmente estos regímenes autoritarios?

Amal Ghandour (AG): In exploring how civil society might confront authoritarian regimes more effectively, we need to be sensitive to the richness of Arab contexts. For starters, we need to define it. This sphere typically includes NGOs, independent political parties, non-state trade and labor unions, professional associations, the independent press, even the private sector. But in most Arab countries, civil society is anemic and beholden to the state; many of its actors are neutralized and its space sprawling with NGOs working in their little silos.

To be effective in transformational change and/or countering repression, this civic ecosystem has to grow claws, and police states have proved very adept at clipping these. It’s a complex dynamic.

Politics is never static, and the reality is that ours are particularly fluid times. The uprisings may have failed in this first round, but so have the regimes. We are at a kind of impasse. The ruling systems have a serious dilemma: they are quite capable of repression, but they are utterly incapable of delivering for the people.

But we really need to be careful not to generalize, and to take each country on its own. There is no one-size-fits-all answer.

Amal Ghandour (AG): Al explorar cómo la sociedad civil podría enfrentar los regímenes autoritarios con mayor eficacia, debemos ser sensibles a la riqueza de los contextos árabes. Para empezar, necesitamos definirla. Este ámbito suele incluir a las ONG, los partidos políticos independientes, los sindicatos no estatales, las asociaciones profesionales, la prensa independiente y hasta el sector privado. Pero en la mayoría de los países árabes, la sociedad civil es débil y está en deuda con el Estado; muchos de sus actores están neutralizados y su espacio desbordado de ONG que trabajan en sus pequeños silos.

Para ser eficaz en el cambio transformador o en la lucha contra la represión, a este ecosistema cívico le tienen que crecer garras, y los Estados policiales han demostrado ser muy hábiles para cortarlas. Es una dinámica compleja.

La política nunca es estática, y la realidad es que los nuestros son tiempos especialmente fluidos. Tal vez los levantamientos hayan fracasado en esta primera ronda, pero también ha ocurrido con los regímenes. Estamos en una especie de callejón sin salida. Los sistemas gobernantes enfrentan un grave dilema: pueden reprimir, pero son totalmente incapaces de servir al pueblo.

Pero hay que tener cuidado de no generalizar y considerar cada país por separado. No hay una respuesta única.

MA: Basándonos en tu investigación del pasado y en la evolución de la región en la actualidad, ¿qué dirección crees que tomará la región y qué lugar ocupa en ese futuro la generación de la burguesía árabe «silenciosa»?

AG: It’s early days. We need to appreciate the unpredictability of the moment and parse the region. Each country and corner of the Arab world has its own peculiarities, rhythms and prospects. Still, we can discern a couple of region-wide emerging patterns and trends.

We are in a post-ideological age strangely unencumbered by grand ideologies of any bent, including, I dare say, Islamism, which has been bleeding for quite a while now. The political arena has been wiped clean. It’s cathartic and disorienting.

In recent years, we have seen post-Islamism beginning to gain strength in the Middle East. And today, we see signs that the Saudi Kingdom and Islamic Republic are poised to lend momentum to its expansion.

Israel’s own trajectory strongly suggests that we are upon an extremely dangerous time for both Israelis and Palestinians. The impunity with which the Israeli state is putting on full public display its racist, anti-Palestinian, and fundamentalist character is almost sure to provoke major crises between the river and the sea, whose consequences could well be seismic.

And where does the silent Arab “bourgeoisie” fit in all this? I tend to be at my most skeptical when it comes to my “class.” We have proved ourselves hardcore pragmatists and committed incrementalists. We may be very well aware of the urgency of our problems, but unless our interests are genuinely threatened by the status quo or the situation becomes untenable, I suspect we will content ourselves with quiet advocacy — if that.

AG: Es pronto. Tenemos que apreciar la imprevisibilidad del momento y analizar la región. Cada país y rincón del mundo árabe tiene sus propias peculiaridades, ritmos y perspectivas. Aun así, podemos discernir un par de pautas y tendencias emergentes en toda la región.

Nos encontramos en una era posideológica extrañamente libre de grandes ideologías de cualquier tendencia, incluido, me atrevería a decir, el islamismo, que ha estado sangrando durante bastante tiempo. La arena política ha quedado limpia. Es catártico y desorientador.

En los últimos años, hemos visto cómo el posislamismo empezaba a ganar fuerza en Medio Oriente. Y hoy vemos señales de que el Reino Saudita y la República Islámica están preparados para dar impulso a su expansión.

La propia trayectoria de Israel sugiere claramente que estamos en una época extremadamente peligrosa tanto para los israelíes como para los palestinos. La impunidad con la que el Estado israelí está exponiendo en público su carácter racista, antipalestino y fundamentalista es casi seguro que provocará grandes crisis entre el río y el mar, cuyas consecuencias bien podrían ser sísmicas.

¿Y dónde encaja en todo esto la silenciosa «burguesía» árabe? Suelo ser más escéptico cuando se trata de mi «clase». Hemos demostrado ser unos pragmáticos empedernidos y unos incrementalistas comprometidos. Puede que seamos muy conscientes de la urgencia de nuestros problemas, pero a menos que nuestros intereses se vean realmente amenazados por la situación, o que se vuelva insostenible, sospecho que nos contentaremos con una defensa silenciosa, si es que…

Portada del libro Esta vidas árabe. Fotografía entregada por la autora y usada con permiso.

MA: ¿Cómo explicas el comentario histórico del libro los relatos de los árabes «no silenciosos», los héroes anónimos que desafiaron la situación? ¿Cuál es la lección más importante que se puede ofrecer a una nueva generación que arriesga su vida en los frentes de protesta o que trabaja para defender el espacio cívico en la región?

AG: Oh, boy! You’re breaking my heart here. I certainly hope that the book is not misunderstood as being in any way dismissive towards the many unsung (and sung) heroes that grace our contemporary history. They count and have their place in our story even if their efforts, in the end, did not succeed in guiding us towards a more promising present.

But I certainly think that these heroes in their context and time deserve more attention, and we have recently seen superb scholarship with such purpose and emphasis. Elizabeth Thompson’s How the West Stole Democracy from the Arabs stands out in this genre.

As for the lessons for those fighting on the frontlines, there are few. One of the most consequential constants in our Arab predicament is incessant, often aggressive, foreign interference in our affairs. Those activists you mention have no genuine regional or international allies, and when they do, it’s a fleeting, cynical and capricious alliance. That presents a genuine dilemma. You can’t insulate the political battlefields.

Protests alone, no matter how loud and frequent and big, will not deliver regime change or systemic reforms. Mobilization is not organization, and fury is not strategy. The key to sustained grassroots pressure is organized politics: mass disobedience campaigns, sit-ins, strikes, agitation, worker and professional bodies joining and fueling dissent. Of course, police states are particularly adept at breaking or fragmenting it.

We have seen activists in more than one Arab country quickly grow very confident, even euphoric, at the first sign of seeming trouble for regimes. They tend to underestimate the resilience of the system, overestimate their own strength and misjudge the level and extent of dissent required to force a serious conversation with the state.

So, apathy has no place in this picture. Every inch counts and every small victory matters to people’s quality of life.

AG: ¡Oh, caramba! Me rompes el corazón. Espero que el libro no se malinterprete como una muestra de desprecio hacia los muchos héroes anónimos (y conocidos) que adornan nuestra historia contemporánea. Cuentan y tienen su lugar en nuestra historia, aunque si sus esfuerzos, al final, no lograron guiarnos hacia un presente más prometedor.

Pero sin duda creo que estos héroes, en su contexto y en su época, merecen más atención, y recientemente hemos visto magníficas obras académicas con tal propósito y énfasis. En este género destaca Cómo Occidente robó la democracia a los árabes, de Elizabeth Thompson.

En cuanto a las lecciones para los que luchan en primera línea, hay pocas. Una de las constantes más importantes de nuestra difícil situación árabe es la incesante, y a menudo agresiva, injerencia extranjera en nuestros asuntos. Los activistas que mencionas no tienen verdaderos aliados regionales o internacionales y, cuando los tienen, se trata de alianzas fugaces, cínicas y caprichosas. Esto plantea un auténtico dilema. No se pueden aislar los campos de batalla políticos.

Las protestas por sí solas, por ruidosas, frecuentes y grandes que sean, no conseguirán un cambio de régimen ni reformas sistémicas. La movilización no es organización, y la furia no es estrategia. La clave para una presión popular sostenida es la política organizada: campañas de desobediencia masiva, sentadas, huelgas, agitación, organismos de trabajadores y profesionales que se unan y alimenten la disidencia. Por supuesto, los Estados policiales son especialmente hábiles a la hora de romperla o fragmentarla.

Hemos visto cómo los activistas de más de un país árabe se mostraban rápidamente muy confiados, incluso eufóricos, a la primera señal de aparentes problemas para los regímenes. Tienden a subestimar la resistencia del sistema, a sobrestimar su propia fuerza y a calcular mal el nivel y el alcance de la disidencia necesaria para forzar una conversación seria con el Estado.

Por tanto, la apatía no cabe en este panorama. Cada centímetro cuenta y cada pequeña victoria es importante para la calidad de vida de la gente.

MA: Al entretejer tu infancia en el contexto político de la historia de la región, ¿hasta qué punto fue difícil presentar un relato histórico de los acontecimientos y evitar al mismo tiempo una retrospección optimista? ¿Cómo influyó esto en tu proceso de escritura?

AG: Memory is a deceptive friend. You think it’s there to give your past depth and perspective, but oftentimes it plays tricks on you. I was aware that, in looking back on my childhood and teenage years, my recollections might paint them as happier and perhaps more hopeful than they actually were. My renderings of old Amman and Beirut, as well. I wanted to be faithful to that uncertainty in the text. And so, my descriptions are often infused with a tentativeness that is alert to the passage of time and the mind’s hesitations.

AG: La memoria es una amiga engañosa. Crees que está ahí para dar profundidad y perspectiva a tu pasado, pero a menudo te hace malas jugadas. Era consciente de que, al rememorar mis años de infancia y adolescencia, mis recuerdos podrían pintarlos como más felices y quizás más esperanzadores de lo que fueron en realidad. También mis representaciones de las antiguas Ammán y Beirut. Quería ser fiel a esa incertidumbre en el texto. Por eso, mis descripciones están a menudo impregnadas de una vacilación que alerta sobre el paso del tiempo y las vacilaciones de la mente.

MA: ¿Cómo pueden las escritoras contar mejor sus historias en una región en la que las mujeres se autocensuran y enfrentan ataques físicos y digitales contra su libertad de expresión?

AG: That’s a very good question, and, alas, I have no easy answers. The truth is that we (Arab men and women) live in very difficult settings. The rules for one and all are onerous. What little breathing space we enjoy is, to a large extent, determined by family, education, income, locale, social context, character. And what is quite bad for society at large is even worse for us women, for all the obvious reasons.

It’s just a very hard slog. And there is no path to progress but persistent, relentless, nimble pushback. Look at what Iranian women have achieved in education and the literary field, for example, over the past 40 years in spite of the Islamic Republic’s belligerence and society’s own prejudices. Look at them now. Is it an unvarnished triumph? Of course not; but it certainly is a feat. And it’s instructive, not only about what can be accomplished but also about what it takes to make strides.

Recently, throughout the Arab world, new media platforms and digital rights organizations have emerged. This young generation is truly intrepid, showing a lot of grit and creativity in both wrongfooting and circumventing social strictures and state controls.

I am not entirely pessimistic on this front. It’s an evolving story. There truly is nothing static about it.

AG: Es una muy buena pregunta y, por desgracia, no tengo respuestas fáciles. La verdad es que nosotros (hombres y mujeres árabes) vivimos en entornos muy difíciles. Las normas para unos y otros son onerosas. El poco respiro del que disfrutamos viene determinado, en gran medida, por la familia, la educación, los ingresos, la localidad, el contexto social, el carácter. Y lo que es bastante malo para la sociedad en general es aún peor para las mujeres, por razones obvias.

Es un camino muy duro. Y no hay más camino hacia el progreso que el retroceso persistente, implacable y ágil. Miren lo que han conseguido las mujeres iraníes en educación y en el campo literario, por ejemplo, en los últimos 40 años, a pesar de la beligerancia de la República Islámica y de los propios prejuicios de la sociedad. Míralas ahora. ¿Es un triunfo sin paliativos? Por supuesto que no; pero sin duda es una hazaña. Y es instructiva, no solo sobre lo que puede lograrse, sino también sobre lo que hace falta para avanzar.

Recientemente, en todo el mundo árabe han surgido nuevas plataformas mediáticas y organizaciones de derechos digitales. Esta joven generación es verdaderamente intrépida, y demuestra mucha garra y creatividad tanto para burlar como para sortear las restricciones sociales y los controles estatales.

No soy pesimista en este frente. Es una historia en evolución. No tiene nada estático.

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