Niños yanomami mueren de desnutrición en plena tragedia indígena en Brasil

Indígenas Yanomami atendidos en hospital de Boa Vista | Foto: Felipe Medeiros/Amazônia Real

Este artículo es de Felipe Medeiros, con la colaboración de Kátia Brasil, y  se publicó originalmente en el sitio web Amazônia Real el 28 de enero de 2023. Reproducimos una version editada en virtud de un acuerdo de colaboración con Global Voices.

«Pesa 4300. Es el peso de un niño de dos, tres meses». La frase es del pediatra Ricardo Frota que está tratando a una bebé de la etnia yanomami, de un año y cuatro meses, y que debería tener al menos el doble.

La niña sufre desnutrición grave, la enfermedad del hambre responsable de la mayor tragedia actual en la historia de los pueblos indígenas de la Amazonia.

En el Hospital Infantil Santo Antonio de Boa Vista, capital de Roraima, en el norte de Brasil, niños indígenas de hasta cinco 5 años se recuperan de enfermedades tratables como diarrea aguda, enfermedades respiratorias, neumonía y malaria, entre otras. Estas enfermedades han mantenido en riesgo la vida de los niños rescatados de la emergencia sanitaria y humanitaria en que se ha convertido la Tierra Yanomami, la mayor tierra indígena de Brasil, invadida por la minería.

«Esta niña ingresó con desnutrición, enfermedad de base asociada a gastroenteritis, diarrea y conjuntivitis», explicó el pediatra al reportero sobre el diagnóstico de la niña.

El hospital es el único del estado que atiende a pacientes de 29 días a 12 años, incluidos niños indígenas e inmigrantes venezolanos. A finales de enero, cuando el periodista estuvo allí, las salas estaban llenas de niños yanomami.

La bebé estaba con su padre, que también sufría desnutrición, al igual que su hija mayor, que fue admitida en la enfermería. El padre no habla portugués y el intérprete de yanomami no estaba cuando el reportero hizo la visita. La madre de la niña murió el 27 de enero, en otro hospital, también por desnutrición grave. Tenía 33 años.

«Teníamos un cuadro de desnutrición [entre los niños yanomami] que se consideraba leve. Desde hace unos años, este número de desnutrición severa y hospitalizaciones empezó a aumentar mucho», dice el pediatra Frota.

En 2022, según un estudio de la Secretaría Municipal de Salud de Boa Vista, 703 niños yanomami fueron hospitalizados en el Hospital Infantil Santo Antônio, 58 por desnutrición. En los primeros 25 días de 2023, el hospital atendió a 27 niños de la etnia con desnutrición severa, y dos murieron por complicaciones vinculadas a esto.

La secretaría no informó el número de muertes de niños yanomami en la unidad en 2022, así como tampoco divulgó los datos de hospitalizaciones y muertes entre 2019 y 2021, solicitados por el informe.

Este año, según la secretaría, del 1 al 26 de enero, 45 niños yanomami fueron hospitalizados con diversas enfermedades, ocho estaban graves en la Unidad de Cuidados Intensivos.

Además de desnutrición severa, según la secretaría, los diagnósticos de los niños yanomami ingresados en enero son de casos recurrentes y tratables como Síndrome Respiratorio Agudo Severo (SRAS), 47 casos, deshidratación (20), gastroenterocolitis aguda (15) y malaria (9).

«Algunos de los pacientes presentaban más de una causa de enfermedad al ingresar», señalaba una nota del hospital infantil.

El 20 de enero, el presidente Luiz Inácio Lula da Silva (PT, Partido de los Trabajadores) declaró emergencia sanitaria y humanitaria en la Tierra Indígena Yanomami (TIY), que sufrió una invasión de mineros sin precedentes en los últimos cuatro años, durante el gobierno de Jair Bolsonaro (PL, Partido Liberal). Según los yanomami, el número de mineros llega a casi 30 000.

En una entrevista con Amazônia Real , el líder Davi Yanomami culpó al expresidente por la muerte de su pueblo: «En los cuatro años que apoyó a los mineros trajo enfermedades, coronavirus, malaria, gripe, disentería, lombrices y otras enfermedades. Fue él quien mató».

La desnutrición afecta al crecimiento y desarrollo de los niños. En 2021, las madres yanomami denunciaron que sus hijos nacían con malformaciones como consecuencia de la minería ilegal. Otras enfrentan la interrupción de sus embarazos.

El agua del río, contaminada con mercurio, llega a los peces y a la caza. La lactancia materna se ha convertido en un riesgo. Una denuncia del II Foro de Líderes Yanomami y Ye'kwana, no atendida por el gobierno de Bolsonaro, hablaba de otros casos de enfermedades tratables, como malaria, diarrea y neumonía.

Durante la pandemia del COVID-19, el gobierno de Bolsonaro distribuyó cloroquina al pueblo yanomami como tratamiento contra el coronavirus, reconocido como ineficaz. En aquel momento, la distribución del medicamento fue calificada de violación por Darío Kopenawa Yanomami, vicepresidente de la Hutukara Associação Yanomami (HAY), en declaraciones a Amazônia Real:

Por que o próprio presidente ficou fazendo campanha da cloroquina na Terra Indígena? Falta respeito às lideranças locais, falta consultar, falta dialogar com os representantes do povo Yanomami.

¿Por qué el propio presidente siguió haciendo campaña a favor de la cloroquina en tierras indígenas? Hay una falta de respeto por los líderes locales, una falta de consulta y diálogo con los representantes del pueblo yanomami.

El efecto de la minería

Después de la elección de Lula, las mujeres yanomami lanzaron una nueva alerta en una carta escrita en noviembre de 2022. Un extracto del documento dice:

Nossas crianças já estão sofrendo os efeitos do que está sentindo agora. Lula, os olhos dos peixes estão mudando. Parece que os olhos estão soltos e até os animais são diferentes, parecem magros e doentes. Estamos com medo de comer os peixes doentes. Estamos com medo de que nossas crianças fiquem deficientes.

Nuestros hijos ya están sufriendo los efectos de lo que está ocurriendo ahora. Lula, los ojos de los peces están cambiando. Parece que los ojos están flojos e incluso los animales están diferentes, parecen delgados y enfermos. Tenemos miedo de comer esos peces enfermos. Tememos que nuestros hijos queden discapacitados.

Con autorización del Hospital da Criança Santo Antônio, Amazônia Real entró a la enfermería. En el bloque G, en un ala exclusiva para indígenas de varias etnias, fue posible ver a niños y niñas yanomami. El lugar está adaptado a las tradiciones socioculturales y las camas tienen hamacas.

«No hay día que nuestra UCI no esté ocupada con 15 camas, y más de la mitad son yanomami», dice una enfermera que trabaja en la Unidad de Cuidados Intensivos y no ser identificada.

Trabaja en el hospital desde hace siete años y cuenta que los indígenas son atendidos por la Casa de Salud Indígena Yanomami, organismo vinculado al Ministerio de Salud, pero «en los últimos tres años la demanda aumentó mucho».

Entre las familias indígenas que pasan por los pasillos del hospital infantil, llama la atención el estado de desnutrición de niños y padres.

Muchas madres ni siquiera pueden producir leche materna por la desnutrición. Es necesario que el equipo médico complemente la dieta de los bebés con una sonda. Los pierden el pelo, tienen cicatrices y llagas en la piel.

Davi Yanomami, líder indígena, explicó que la tierra indígena vive una fiebre del oro más grave que la registrada en la década de 1990, cuando se demarcó y ratificó el territorio de nueve millones de hectáreas, limítrofe de los estados de Amazonas y Roraima con Venezuela. En aquella época se expulsó a 40 000 mineros.

«La minería mata a cualquier persona, a cualquier animal, la vida del río. Hay 577 niños indígenas yanomami que murieron en cuatro años», declaró a Amazônia Real.

Estado de calamidad

El titular de la Secretaría de Salud Indígena (Sesai), Ricardo Weibe Tapeba, afirmó a finales de enero que más de mil indios yanomami habían sido «rescatados» de tierras indígenas por causa de enfermedades.

Podemos presenciar realmente o estado de calamidade que o território vive. É um cenário de guerra. A nossa unidade de Saúde Indígena, nosso povo lá de Surucucu, assim como a unidade de saúde aqui em Boa Vista são praticamente campos de concentração.

Podemos presencial realmente el estado de calamidad en que se encuentra el territorio. Es un escenario de guerra. Nuestra unidad de Salud Indígena, nuestra gente en Surucucu, y la unidad de salud aquí en Boa Vista son prácticamente campos de concentración.

En el Hospital Infantil Santo Antônio, los niños indígenas hospitalizados reciben alimentos según las tradiciones socioculturales de su etnia. Según el nutricionista Pedro Oliveira, reciben productos como mandioca, batata, calabaza y carimã. El problema es que no siempre pueden seguir el tratamiento tras salir de la unidad, por falta de recursos.

A principios de febrero, Davi Yanomami y su hijo Darío denunciaron la calamitosa situación que vive su pueblo ante el secretario general adjunto de Naciones Unidas para Asuntos Económicos y Sociales, Li Junhua. Los líderes indígenas hablaron de las invasiones del territorio y de la violencia contra el pueblo yanomami, incluida la violencia sexual contra las mujeres y el avance de la minería, que hasta ahora no habían recibido respuesta del Gobierno federal.

El 6 de febrero, el actual gobierno federal empezó una operación para expulsar a 20 000 mineros del territorio indígena.

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