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El bloqueo del corredor de Lachin, que comenzó el 12 de diciembre de 2022, continúa y los residentes afirman que los alimentos y la energía se agotan rápidamente mientras sin solución a la vista. En diciembre de 2022, ciudadanos azerbaiyanos que dicen ser activistas ambientales comenzaron a bloquear el corredor de Lachin, única ruta terrestre que conecta Armenia con la región de Karabaj. Los manifestantes exigen que Armenia deje de explotar yacimientos de oro y cobre-molibdeno en Karabaj, que, según Bakú, los armenios exportan ilegalmente.

Desde que comenzó el bloqueo, los armenios de Karabaj han sufrido cortes en el suministro de bienes, servicios y combustible, así como en el acceso a internet y el suministro de gas. El Gobierno de Azerbaiyán ha negado toda participación en el bloqueo. Y aunque los camiones de la Cruz Roja y de la misión rusa de mantenimiento de la paz en Nagorno-Karabaj empezaron a transportar ayuda humanitaria a la región, las autoridades locales de Stepanakert (Khankendi en azerbaiyano) afirman que la ayuda es insuficiente para la ciudad, de 120 000 habitantes.

En enero, Nagorno Karabaj empezó a racionar el trigo, el arroz, el azúcar y el aceite de cocina. En febrero, la lista se amplió a huevos, frutas y verduras. Marut Vanyan, periodista de Stepanakert, declaró a OC Media que hay filas para conseguir alimentos y que la región está luchando con el sistema de racionamiento de alimentos.

«La ciudad parece una aldea»

Desde que comenzó el bloqueo, el suministro de gas a Nagorno Karabaj desde Armenia se ha visto cortado siete veces. Funcionarios de Ereván y Stepanakert han acusado a Azerbaiyán, ya que todas las tuberías de gas pasan por territorios controlados por Azerbaiyán. «Casi no hay tráfico en la ciudad. La ciudad parece un pueblo: silencio y humo de estufas», declaró Vanyan a OC Media. «Por las tardes, la ciudad está envuelta en una oscuridad total».

La gente ha recurrido a quemar leña para calentarse y cocinar, a depender de las estufas de leña, explicó Vanyan. La escasez de suministro energético también ha interrumpido la educación, ya que algunos centros educativos han cerrado parcialmente, mientras que otros han empezado a usar estufas de leña para calentarse. La escasez de suministro eléctrico ha obligado a los ciudadanos a sufrir apagones temporales, con cortes de electricidad de una hora seis veces al día. Las autoridades locales afirman que los cortes se deben a daños en los cables eléctricos de los territorios controlados por Azerbaiyán. Según informó EVN, el 19 de febrero las autoridades de Artsaj dijeron que «las clases se reanudarán en las escuelas públicas con calefacción de gas el 20 de febrero».

El 13 de febrero, la empresa local de distribución de electricidad de Nagorno Karabaj, Artsakhenergo, informó de averías en la cadena de suministro en varias zonas de Stepanakert como consecuencia de sobrecargas en el sistema. Se ordenó a los habitantes de la ciudad que ahorraran electricidad para evitar daños mayores.

Los hospitales de la región también han informado de la escasez de suministros y equipos médicos, y han suspendido unas 600 operaciones no esenciales para poder atender casos más urgentes en los quirófanos.

La Cruz Roja también ha trasladado a hospitales de Armenia a varios pacientes que necesitaban asistencia médica urgente.

Supuestamente, el corredor de Lachin está bajo la protección de las fuerzas de paz rusas desplegadas en el territorio desde noviembre de 2020, tras el acuerdo firmado entre Rusia, Armenia y Azerbaiyán. También se encargan de garantizar la seguridad en los puntos de entrada y salida del corredor. Sin embargo, en un contexto más amplio, el papel de las aproximadamente 2000 tropas rusas de mantenimiento de la paz sigue siendo impreciso. La falta de funciones, responsabilidades y actividades claramente definidas en el acuerdo de 2020 se está convirtiendo en un problema. El bloqueo es una prueba.

El 9 de febrero, Amnistía Internacional, organización de defensa de los derechos humanos, emitió una declaración en la que advertía que el bloqueo estaba poniendo en peligro miles de vidas, y pedía «a las autoridades de Azerbaiyán y a las fuerzas de paz rusas que desbloqueen inmediatamente la ruta y pongan fin a la crisis humanitaria que se está desencadenando». Además, Marie Struthers, directora del Programa Regional para Europa Oriental y Asia Central de Amnistía Internacional, declaró:

The Azerbaijani authorities have internationally recognized sovereignty over these territories and exercise control over the territory from which the blockade is being carried out. It is Azerbaijan’s obligation to undertake to ensure that the population in Nagorno-Karabakh is not denied access to food and other essential goods and medications. For its part, the Russian peacekeeping mission is mandated to ensure the safety of the Lachin corridor. However, both parties are manifestly failing to fulfill their obligations.

Las autoridades azerbaiyanas tienen soberanía internacionalmente reconocida sobre estos territorios y ejercen control sobre el territorio desde el que se está llevando a cabo el bloqueo. Es obligación de Azerbaiyán comprometerse a garantizar que no se niegue a la población de Nagorno-Karabaj el acceso a alimentos y otros bienes y medicamentos esenciales. Por su parte, la misión rusa de mantenimiento de paz tiene el mandato de garantizar la seguridad del corredor de Lachin. Sin embargo, ambas partes incumplen manifiestamente sus obligaciones.

Siguen llamados internacionales para reabrir  el corredor

En enero, los embajadores de Reino Unido y Estados Unidos ante la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE) instaron al Gobierno de Azerbaiyán a «restablecer el acceso» y «permitir la circulación sin trabas de bienes humanitarios y civiles». El 7 de febrero, la ministra alemana de Asuntos Exteriores, Annalena Baerbock, se unió a los llamados, y afirmó que, a la luz de la escalada de la situación sobre el terreno, era «esencial que el bloqueo terminara inmediatamente».

El 10 de febrero, el Ministerio de Asuntos Exteriores francés también exigió la reapertura «inmediata» del corredor. En una entrevista con Armenpress, el ex primer ministro francés Édouard Philippe declaró que «Azerbaiyán estaba creando una crisis humanitaria sin motivo con su bloqueo ‘ilegal e ilegítimo’ del corredor de Lachin». El 14 de febrero, Josep Borrell, alto representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, declaró en un comunicado que la «Unión Europea seguía seriamente preocupada por la angustia que las actuales restricciones a la libertad de circulación y al suministro de bienes vitales estaban causando a la población local…».

El 18 de febrero, durante la Conferencia de Seguridad de Múnich, los líderes de Armenia y Azerbaiyán se reunieron por primera vez desde octubre de 2022. La reunión de octubre fue aclamada como un avance histórico, ya que los líderes de Armenia y Azerbaiyán se comprometieron a reconocer mutuamente la integridad territorial y la soberanía de la otra parte en la cumbre de la Comunidad Política Europea celebrada en Praga el 6 de octubre. La reunión de Praga contó con la mediación del presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, y el presidente francés, Emanuel Macron. En las conversaciones trilaterales de Múnich participó el secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken.

Antes de la reunión de Múnich, el primer ministro de Armenia, Nikol Pashinyan, anunció que se había ofrecido un plan de paz a Azerbaiyán el 16 de febrero. En declaraciones a los periodistas en Múnich, el presidente de Azerbaiyán, Ilham Aliyev, dijo que aunque se habían producido avances basados en la redacción del tratado de paz, «no eran suficientes». Según informa OC Media, «tres cuestiones claves siguen sin decidirse en el proceso de acuerdo de paz de Azerbaiyán y Armenia: la demarcación de las fronteras entre ambos países, la apertura de los enlaces de transporte y los derechos y la seguridad de la población armenia de Nagorno-Karabaj». En 2022, Bakú propuso su propio plan de cinco puntos.

Mientras tanto, el Grupo Internacional de Crisis (ICG) publicó un nuevo informe en enero de 2023, advirtió de la posibilidad de otra guerra en el sur del Cáucaso a menos que los riesgos se mitiguen con la participación de mediadores como la Unión Europea, que envió una misión civil de vigilancia a la frontera entre Armenia y Azerbaiyán en enero de 2023. En su informe, el ICG escribió:

While much remains to be fleshed out on the new mission, it aims (in the EU’s own words) to ‘contribute to stability in the border areas,’ ‘build confidence’ and ‘ensure an environment conducive’ to peace talks. These goals are ambitious but appropriate. Providing the EU deeper and more immediate knowledge of the situation on the ground may alert it to building tensions, helping position it for timely diplomatic engagement, and would also enhance its mediation efforts.

Aunque queda mucho por concretar sobre la nueva misión, su objetivo (en palabras de la propia Unión Europea) es «contribuir a la estabilidad en las zonas fronterizas», «fomentar la confianza» y «garantizar un entorno propicio» para las conversaciones de paz. Estos objetivos son ambiciosos pero adecuados. Dar a la Unión Europea un conocimiento más profundo e inmediato de la situación sobre el terreno puede alertarla sobre el aumento de las tensiones, y la ayudara a posicionarse para un compromiso diplomático oportuno, y también mejoraría sus esfuerzos de mediación.

Olesya Vartanyan, analista principal del sur del Cáucaso del ICG, publicó un hilo de Twitter sobre la importancia de la misión de la Unión Europea y lo que está en juego. «En teoría, este despliegue debería acortar significativamente el tiempo que tardan la Unión Europea o los Estados miembros en reaccionar si estallan nuevos combates en la frontera armenio-azerbaiyana», escribió Vartanyan.