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Respétala por quien es

Categorías: Caribe, Trinidad y Tobago, Derechos humanos, LGBTQI+, Medios ciudadanos, Mujer y género, The Bridge, Celebramos los derechos LGBTQ+ en todo el mundo
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Imagen vía Canva Pro [1].

Por la Dr. Gabrielle Hosein

Este artículo se publicó [2] originalmente en Trinidad and Tobago Newsday y se reproduce a continuación con la debida autorización.

El Día Internacional de la Mujer [3] (DIM), que se conmemora hace más de cien años, celebra las contribuciones de las mujeres y las feministas al progreso social. Reconoce las diferencias de género y sexualidad, así como las luchas políticas y económicas que siguen definiendo la vida de las mujeres y las niñas. Además, afirma también la solidaridad permanente con el avance de los derechos de la mujer.

Es un llamado a energizar la rabia, la alegría y la esperanza de los movimientos colectivos que buscan el fin de las creencias y los sistemas patriarcales en su intersección con otras jerarquías, desigualdades, exclusiones y formas organizadas de violencia, en las que se incluye la violencia de la guerra y contra la tierra.

En resumen, el DIM engloba conmemoración, celebración, revitalización, reconocimiento y solidaridad, ya sea con nuestras hermanas que luchan contra el fundamentalismo religioso en Irán [4], con las mujeres indígenas que luchan [5] por los ecosistemas amazónicos y sus formas de vida tradicionales o con las madres que luchan por la supervivencia de sus familias en peligrosas travesías marítimas desde Siria a Europa [6] o desde Venezuela a Trinidad. [7]

Es un día para expresar también la solidaridad con las mujeres transgénero. Las mujeres transgénero no nacen mujeres, pero llegan a identificarse como tales en algún momento de sus vidas. Son una minoría entre las niñas y mujeres del mundo y enfrentan [8] dificultades específicas, como falta de aceptación por otras personas que promueven estereotipos que presentan a las mujeres transgénero en términos de perversión, amenaza y miedo, y también se centran en las diferencias biológicas, reproductivas, de ciclo vital o sociales entre las mujeres transgénero y aquellas que nacieron mujeres.

¿Por qué hacer énfasis en esto hoy? En primer lugar, cuando un grupo entiende lo que significa ser excluido, estereotipado e incluso demonizado, como lo han sido las mujeres caribeñas [9] durante siglos desde la colonización, existe una mayor responsabilidad para garantizar compasivamente que los demás vivan sin ese daño [10].

En segundo lugar, la lucha feminista apunta de manera fundamental a una división binaria del sexo, el género y la sexualidad que el patriarcado y sus seguidores de la homofobia [11], el sexismo [12], la violencia [13] y la división sexual del trabajo, mantienen en pie. Este binarismo nos divide a todos en dos sexos: hombre y mujer; dos géneros: femenino y masculino y dos sexualidades: heterosexual y no heterosexual.

En la sociedad occidental, este binarismo siempre ha reflejado la subordinación de las mujeres. No solo ha definido cómo pueden mostrarse, comportarse y ejercer el poder, sino también qué trabajo pueden hacer, a quién pueden amar y cuánta violencia (y su amenaza constante) deben soportar. Las mujeres transgénero, al igual que las mujeres en las luchas feministas históricas, se resisten a ese binarismo. Debemos luchar codo a codo.

Nacer mujer no da derecho a excluir a las mujeres transgénero de la categoría “mujer”.  Existen muchos tipos de mujeres con diferentes experiencias biológicas y sociales. Además, en última instancia, todas las mujeres se hacen, no nacen, ya que todas debemos moldearnos para convertirnos en representaciones aceptables de nuestro sexo o asumir los costos.

Algunas que nacieron biológicamente de sexo femenino ni siquiera desean identificarse como mujeres, sino como personas no binarias o como hombres. Quienes son mujeres y tienen aspecto femenino desde su nacimiento tendrán experiencias específicas de desigualdad y vulnerabilidad debido a su sexo y género. Otras que se vuelven mujeres o femeninas en otras etapas de la vida tendrán sus propias experiencias. Todas existen. Todas son válidas. No se amenazan entre sí.

Las mujeres transgénero son otra manifestación de la feminidad con todas sus contradicciones, desafíos y complejidades. En distintos contextos, muchos tipos de mujeres no eran o no son consideradas mujeres de verdad: las que tienen discapacidad, las que no tienen hijos, las inmigrantes, las pobres, las negras, las indígenas, las lesbianas, las promiscuas [14], las que tienen apariencia masculina [15], las que tienen trabajos de “hombre”, las que son corpulentas o consideradas gordas [16], las que tienen demasiado vello corporal o facial, las que padecen enfermedades mentales [17], las que no tienen ciclo menstrual o las que son trabajadoras sexuales.

Esta historia, estos contextos y las a veces difíciles conversaciones que se están produciendo a escala mundial acerca de lo que significa ser mujer podrían requerir un curso en la Universidad de las Indias Occidentales [18] de 12 semanas solo para explicarse. Por lo tanto, no te apresures a opinar si tienes más que aprender sobre debates y activismo enormemente matizados y, en definitiva, arraigados en la justicia.

Si alguien se identifica como mujer, aunque no creas que deba ser así, solo respétalo. No es tu vida. Si alguien no se identifica como mujer, aunque creas que debería ser así, solo respétalo. No es tu vida. Si alguien no es el tipo de mujer que se espera que sea, tampoco es tu vida.

Tu objetivo consiste en crear un mundo mejor en el que todas las mujeres (y todas las personas) estén seguras, sean iguales, libres y amadas; en el que ser mujer o femenina no sea una fuente de vulnerabilidad, exclusión o desigualdad y en el que dejemos de juzgar la coherencia del sexo, el género o la sexualidad de los demás.

Defendamos el viaje de cada mujer para llegar a ser quien está destinada a ser. Ese cálido gesto es una forma de conmemorar el Día Internacional de la Mujer.