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Falsos verificadores de hechos rusos difunden propaganda sobre la guerra en Ucrania

Categorías: Europa Central y del Este, Rusia, Ucrania, Activismo digital, Guerra y conflicto, Libertad de expresión, Medios ciudadanos, Periodismo y medios, GV Advox, Día Mundial de la Libertad de Prensa 2023, Rusia invade Ucrania
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Arte callejero en Tirana, Albania con el lema «Apoyemos a Ucrania». Foto de Filip Stojanovski (CC-BY 3.0 [2]).

Este artículo de Ana Anastasovska se publicó originalmente en Truthmeter.mk [3], servicio de comprobación de hechos de Macedonia del Norte, miembro de International Fact-Checking Network (IFCN) [4]. Publicamos una versión editada en virtud de un acuerdo de intercambio de contenidos entre Global Voices y la Fundación Metamorfosis.

Poco se sabe sobre quién está detrás del sitio web ruso de verificación de hechos «War on fakes [5]«. Los creadores del sitio web se identifican únicamente como «administradores de varios canales rusos apolíticos de Telegram», y no nombran a ninguno de sus autores. El sitio no tiene cabecera, datos de contacto ni dirección. El servicio de verificación de hechos de Poynter [6] comprobó este sitio web y considera que sus comprobaciones de hechos son partes de desinformación que usan técnicas bien conocidas de la propaganda rusa –incoherencia, gran número de afirmaciones, repetición de declaraciones sobre falsedades evidentes– para confundir al público que intenta averiguar qué está ocurriendo realmente en Ucrania.

Durante más de un año, desde el comienzo de la invasión total de Ucrania, Rusia y sus partidarios han estado tratando agresivamente de tergiversar el papel de Moscú en la guerra con lo que los expertos llaman un arma muy poderosa de su arsenal: las campañas de desinformación. Los miembros de la comunidad mundial de verificadores de hechos –incluido Truthmeter– desmienten a diario muchas mentiras que intentan desviar la atención de los posibles crímenes de guerra rusos o desprestigiar a los oponentes del Kremlin. Sin embargo, los canales rusos de difusión de desinformación no se detienen y aplican diversas técnicas para confundir al público. Un ejemplo es un sitio web [5] y un canal de Telegram gestionados por Rusia que afirman falsamente estar verificando hechos para combatir la «guerra de información iniciada contra Rusia.» Más concretamente, el sitio (War on Fakes) afirma en su «Manifiesto» (presentado bajo el título «Manifiesto» en la columna derecha de su sitio web) que «consideran importante dar información imparcial sobre lo que está ocurriendo en Ucrania y en los territorios de Dombás, porque vemos indicios de una guerra de información iniciada contra Rusia».

El 4 de marzo de 2022, poco después de que Rusia atacó Ucrania, este sitio web publicó un texto [7] en el que revelaba la idea de que los ucranianos estaban librando una guerra informativa contra los rusos. Según este texto de War on Fakes, los ucranianos estaban difundiendo «falsificaciones, producciones y desinformación» para retratar a las fuerzas rusas de «manera hostil», y al parecer también estaban usando actores profesionales y software de edición de video para escenificar imágenes de soldados rusos muertos y ciudades ucranianas devastadas.

PolitiFact, servicio de comprobación de hechos del Instituto Poynter estadounidense sin fines de lucro, analizó [6] este sitio web y consideró que sus comprobaciones de hechos eran partes de desinformación que usan técnicas bien conocidas de la propaganda rusa –incoherencia, gran número de afirmaciones, repetición de declaraciones sobre falsedades evidentes– para confundir al público que intenta averiguar lo que está ocurriendo realmente en Ucrania. Luiz Romero, redactor colaborador de PolitiFact, escribió:

War on Fakes employs a common strategy of Russian propaganda: It uses misleading information to produce noise that overwhelms readers, making them suspicious of official sources of information, and unable to believe — amid a multitude of false, deceiving and surreal claims about the war — in the very possibility of objective truth.

The project does that through the hijacking of the fact-checking format. Readers who go to fact-checks expecting the ultimate truth are actually met with deception.

War on Fakes emplea una estrategia común de la propaganda rusa: usa información engañosa para producir ruido que abruma a los lectores, los hace desconfiar de las fuentes oficiales de información e incrédulos –en medio de una multitud de afirmaciones falsas, engañosas y surrealistas sobre la guerra– en la posibilidad misma de una verdad objetiva.

El proyecto lo consigue a través del secuestro del formato de verificación de datos. Los lectores que acuden a los verificadores esperando la verdad última se encuentran en realidad con el engaño.

Hay muy poca información sobre quién está detrás de este sitio web ruso de «verificación de hechos». No hay autores con nombre en el sitio web, y quienes están detrás se identifican como «administradores de varios canales rusos apolíticos de Telegram». El sitio no tiene cabecera (imprint, impressum), datos de contacto ni dirección.

Por el contrario, los verdaderos medios de verificación de hechos se adhieren a un conjunto de normas que incluyen reglas estrictas para la transparencia del personal, la propiedad y las fuentes de ingresos. Estas normas son una forma de autorregulación que se aplica mediante la adhesión al Código de Principios de la Red Internacional de Verificación de Hechos [4] (EFCN), que opera a escala mundial, así como a la Red Europea de Normas de Verificación de Hechos [8] (EFCSN), que ha elaborado un Código de Integridad Profesional para los verificadores de hechos europeos aprobado por 44 organizaciones europeas.

Los miembros de estas redes se someten voluntariamente al proceso público de auditoría anual independiente o evaluación externa que certifica que su trabajo producido ha sido objetivo y fiel a los códigos. Nada de esto han hecho los falsos verificadores, como War on Fakes, que no es miembro de ninguna de estas redes.

¿Cómo desmiente la «desinformación» War on Fakes?

Buscando en las verificaciones de este sitio web, hemos encontrado un verificador ruso relacionado con la información sobre el bombardeo del edificio residencial de Dnipro en el que murieron 46 personas. La información facilitada por funcionarios y expertos ucranianos, incluido el Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales, con sede en Estados Unidos, afirma que el edificio residencial fue alcanzado por un misil de crucero ruso Kh-22. La explosión del edificio de nueve plantas fue el ataque individual más mortífero en Ucrania durante la invasión rusa. Sin embargo, War on Fakes, afirma «exclusivamente» [9] que el edificio fue destruido por un misil de defensa antiaérea ucraniano.

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Al igual que los verificadores de hechos reales, «War on Fakes» usa imágenes con la palabra «fake» impresa con letras rojas en negrita. Captura de pantalla de waronfakes.com, uso legítimo.

En enero de 2023, Truthmeter [11] también escribió sobre el intento de Rusia de culpar a Ucrania del estallido del mismo edificio. La investigación posterior a ese ataque demostró que el edificio fue alcanzado por un misil ruso del tipo Kh-22. La defensa ucraniana no tiene capacidad para operar este tipo de misil. Así lo publicaron los medios internacionales [12], según datos de la defensa aérea ucraniana que publicaron precisamente de dónde procedía el ataque [13], es decir, de la dirección de Kursk en Rusia.

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Misil antibuque Raduga Kh-22 bajo un avión Tupolew Tu-22M. Foto [15] de dominio público del usuario de Wikipedia JNO.

El objetivo principal de este potente misil de largo alcance [16] diseñado en la época soviética es destruir buques a una distancia de hasta 600 kilómetros aproximadamente. Fue diseñado como misil antibuque para acorazados pesados: destructores, cruceros o portaaviones.

Desde mayo de 2022, en el marco de su agresión total contra Ucrania, Rusia ha empezado a utilizar estos misiles como armas pesadas para destruir objetivos en tierra. En junio, varios misiles de este tipo devastaron un centro comercial en Kremenchuk [17], y mataron a más de 20 civiles. Los misiles suelen ser disparados desde el aire por bombarderos estratégicos Tu-22M [18].

El objetivo es confundir al público y minar la confianza en auténticos verificadores

Roman Osadchuk, representante de Laboratorio de Investigación Forense Digital del Atlantic Council, declaró a AFP [19]:

Since Russia's invasion, the ‘War On Fakes’ initiative has become a powerhouse of spreading false debunks … It is an effective tool of state propaganda and disinformation … It works primarily because fact-checking usually serves for readers as an ‘authoritative’ source to seek ‘objective information.’

Desde la invasión rusa, la iniciativa «War On Fakes» se ha convertido en una potencia de difusión de falsos desmentidos … Es una herramienta eficaz de propaganda estatal y desinformación … Funciona principalmente porque la verificación suele servir a los lectores como fuente «autorizada» para buscar «información objetiva».

Secuestrar el formato de comprobación de hechos no hace sino reforzar la guerra informativa relacionada con la invasión, como la denominan los analistas, lo que  provoca nuevos retos para los auténticos desacreditadores de la desinformación. Madeline Roache, de NewsGuard, también declaró a AFP [19]:

Fake fact-checks risk undermining trust in credible media and legitimate fact-checking institutions … They can also warp perceptions of Ukraine and the West, and make it seem as though facts about the war are impossible to obtain.

Las falsas comprobaciones de hechos corren el riesgo de socavar la confianza en los medios creíbles y en las instituciones legítimas de comprobación de hechos… También pueden distorsionar la percepción de Ucrania y Occidente, y hacer que parezca que los hechos sobre la guerra son imposibles de obtener.

War on Fakes ha publicado con frecuencia una serie de verificaciones sobre el mismo tema, a veces con muchas afirmaciones opuestas que abruman a los lectores. El artículo de AFP [19] también cita a Jakub Kalensky, analista principal del Centro Europeo de Excelencia para la Lucha contra las Amenazas Híbridas, que declaró: «El objetivo es confundir a la audiencia, sobrecargarla. … El resultado ideal será un consumidor que acabe diciendo ‘hay demasiadas versiones de los hechos, me resulta imposible averiguar dónde está la verdad'».

No es la primera vez que los rusos se apoyan en el formato de verificación para difundir desinformación. En 2017, el Ministerio de Asuntos Exteriores ruso puso en marcha el proyecto [20] «Publicaciones poco fidedignas» como parte de su página web, donde publicaba verificaciones. El análisis de Ben Nimmo [21], en aquel momento investigador principal del Laboratorio de Investigación Forense Digital del Atlantic Council, mostró que ni una sola de las 11 historias publicadas en el primer mes de Publicaciones poco fidedignas era creíble.

Además, en 2017, la cadena de televisión estatal RT inició un proyecto de noticias en su sitio web llamado FakeCheck [22], que, según anunció, tenía como objetivo «separar los hechos de las noticias falsas.» Según Nimmo [23], de los nueve artículos publicados en las dos primeras semanas de su creación, cuatro contenían «datos incorrectos y posiblemente parciales con pruebas irrelevantes o insuficientes».