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Rusos en el extranjero se unen a protestas mundiales por primer aniversario de la invasión rusa de Ucrania

Categorías: Europa Central y del Este, Alemania, República Checa, Rusia, Ucrania, Activismo digital, Derechos humanos, Guerra y conflicto, Libertad de expresión, Medios ciudadanos, Protesta, RuNet Echo, Tres años de la invasión rusa a Ucrania

Marcha por la libertad de Ucrania en Berlín. Foto de Global Voices

El 24 de febrero de 2023 se cumplieron 365 días de la invasión a gran escala de Ucrania por parte de Rusia, tras la anterior de 2014. Con motivo del primer aniversario de la invasión, varios grupos de rusos residentes en el extranjero se han reunido para manifestar públicamente su apoyo a Ucrania y su rechazo a la ideología imperialista y autoritaria del presidente ruso, Vladimir Putin.

Cuando Moscú se anexionó partes del este de Ucrania y Crimea en 2014, apenas hubo protestas ni en Rusia ni entre los rusos residentes en el extranjero. Tras la invasión de 2022, las cosas cambiaron significativamente. Dentro de Rusia, el Gobierno está deseando proyectar una muestra de unidad con los ciudadanos uniéndose en torno a Putin: el 23 de febrero, varios autobuses reunieron a unas 100 000 personas en el estadio Luzhniki de Moscú para participar en un multitudinario mitin político [1] y un concierto en apoyo de lo que todavía se denomina oficialmente «Operación Militar Especial» en Rusia. A lo largo de 2022, sin embargo, solo hubo 18 días en los que no se detuvo a nadie dentro de Rusia por protestar [2] contra la guerra.

Pero en el extranjero, las cosas son diferentes. Varias organizaciones opositoras de los rusos en el extranjero, junto con grupos de particulares, han hecho un llamado a la acción pública para unirse y sumarse a los ucranianos y sus partidarios para conmemorar el aniversario del 24 de febrero. Entre ellas se encuentra la Fundación Rusia Libre [3], grupo de Estados Unidos que aboga por la democracia en Rusia:

Rusos contra la guerra
La movilización no se detendrá.
Los dirigentes rusos siguen sacrificando vidas por sus propias ambiciones imperiales. Somos rusos. Debemos condenar en voz alta las acciones de nuestro Gobierno.
Di no a la guerra.
————
¡Los rusos exigimos la retirada completa de las tropas rusas del territorio internacionalmente reconocido de Ucrania! Mostremos al mundo que los rusos condenan públicamente las acciones del Gobierno ruso. Estés donde estés, ¡únete a la protesta contra la guerra en tu ciudad el 24 de febrero!

Muchos otros lanzaron llamado similares. Zhanna Nemtsova, hija del líder opositor asesinado Boris Nemtsov, publicó que iba a asistir a una protesta en Lisboa y pidió a todos los rusos en el extranjero que se unieran a los ucranianos.

Mañana y durante el fin de semana, tendrán lugar en todo el mundo protestas contra la invasión rusa de Ucrania. Creo que deberíamos salir. Salvo la protesta callejera masiva, todas las demás formas de solidaridad con los ucranianos siguen siendo invisibles.

La Fundación Anticorrupción [8], también en Estados Unidos y asociada a Alexéi Navalny, uno de los principales opositores políticos al líder Putin que actualmente está encarcelado en Rusia, lanzó un llamado similar:

Manifestaciones contra la guerra alrededor del mundo.
————-
¡Rusos de todo el mundo organizan concentraciones contra la guerra!

Busca tu ciudad en la lista y únete.

Estos llamado fueron escuchados y dieron lugar a actos públicos de diversa envergadura en más de cien lugares de todo el mundo, como Berlín y Praga, a los que Global Voices acudió para observar los acontecimientos.

Berlín: unidos desde el principio

Captura de pantalla de la página del evento en Facebook [12].

En Berlín, la marcha por la libertad de Ucrania reunió a más de 10 000 personas [13] y terminó en la emblemática puerta de Brandemburgo. La procesión pasó por delante de la embajada rusa, situada en la avenida Unter den Linden.

Ucranianos, alemanes, así como rusos y personas de otras nacionalidades se unieron y se manifestaron juntos.

Este cartel en ruso de la manifestación de Berlín dice: «Madres rusas: ¡derroquen a Putin!». Foto de Daria Dergacheva, usada con autorización.

Praga: Un grado de separación

Praga es un centro importante para tres comunidades afectadas de distinta manera por la guerra: ucranianos, rusos y bielorrusos.

Los ucranianos han vivido en la antigua Checoslovaquia como minoría reconocida desde la creación del país en 1918 y en el este de Checoslovaquia representaban casi el 5 % [14] de la población. Tras la creación de la República Checa en 1993, los ucranianos se trasladaron allí sobre todo por motivos económicos y, en 2021, la comunidad ucraniana, que incluye a trabajadores del sector servicios y de la construcción, pero también a estudiantes, personal médico e inversionistas adinerados, se estimaba en casi 200 000 personas [15]. Tras el comienzo de la guerra, el 24 de febrero de 2022, muchos ucranianos se refugiaron en República Checa; se calcula que medio millón [16] viven ahora en el país.

La emigración rusa se remonta a 1917, cuando los súbditos del Imperio ruso que se oponían a la Revolución bolchevique buscaron refugio en toda Europa. En la entonces Checoslovaquia, el Gobierno puso en marcha un programa especial llamado Ruská pomocná akce [17] (Programa de ayuda a los rusos) que daba condición de refugiado y ayudas para escuelas y universidades en ruso, pero también en ucraniano y bielorruso. Tras la Segunda Guerra Mundial y, sobre todo, después de la invasión de 1968 por los ejércitos del Pacto de Varsovia [18], se calcula que el número de soldados soviéticos y sus familias —de muchas etnias, como rusos, ucranianos y bielorrusos— destinados en Checoslovaquia superaba los 110 000 [19].

A mediados de la década de 1990 empezó a llegar una nueva generación de rusos, con empresarios, estudiantes y, con los años, opositores al gobierno de Putin. Se calcula que hoy viven en la República Checa unos 100 000 [20] rusos, algunos con ciudadanía checa o de otros países.

Los bielorrusos, presentes desde 1917, también empezaron a llegar a mediados de la década de 1990 y hoy representan una comunidad mixta de especialistas en informática, estudiantes, opositores al presidente Lukashenko e inversionistas adinerados. En la actualidad se calcula que los bielorrusos son al menos 4000 [21], pero probablemente la comunidad sea mucho mayor en realidad.

La historia, a veces coincidente pero mayormente divergente, de estos tres grupos en República Checa es probablemente una de las razones por las que, el 24 de febrero de 2023, ucranianos y rusos empezaron a hacer sus manifestaciones por separado.

Por la parte rusa, el Comité Ruso contra la Guerra [22], con sede en Praga, organizó una exposición en la Plaza de la República, en el centro de la ciudad, para mostrar la labor de los voluntarios rusos que apoyan a Ucrania y a los ucranianos. Entre las iniciativas destacadas figuran la recaudación de fondos, la ayuda humanitaria, las clases gratuitas de checo para refugiados ucranianos, la ayuda para encontrar trabajo en la República Checa y los programas para niños.

Exposición al aire libre en la Plaza de la República, en Praga, sobre el apoyo independiente a Ucrania. Foto de Filip Noubel, usada con autorización.

Anton Litvin, figura clave del movimiento contra Putin de los rusos en el extranjero que vive en Praga, pronunció un discurso inaugural bajo la bandera blanca-azul-blanca, [23] que simboliza la oposición a Putin, ante unas cien personas e invitó a líderes de la comunidad a hablar de su trabajo y sus motivaciones.

Algunos de los temas recurrentes de los discursos pronunciados el 24 de febrero revelaron las preocupaciones de muchos rusos que viven en el extranjero, se oponen a Putin y apoyan a Ucrania, como el profundo sentimiento de culpa y vergüenza por ser rusos o hablar ruso, la obligación moral de no permanecer en silencio, la gratitud hacia la sociedad y las autoridades checas, el impacto terapéutico de prestar ayuda y, lo más importante, la necesidad de autodescolonizarse y ser respetuosos con el sentir de los ucranianos. Muchos también reconocieron su posición de privilegio en comparación con quienes se oponen a su Gobierno dentro de Rusia, donde cualquier manifestación pública contraria a Putin o expresión de sentir antibelicista es castigada inmediata y duramente.

Tras la reunión, Litvin animó a la gente a unirse de forma individual a la manifestación encabezada por ucranianos en la cercana plaza Wenceslao. También pidió que no mostraran ningún cartel de protesta en ruso, ni la bandera blanca-azul-blanca, para respetar el sentir ucraniano. Muchos ucranianos acusan a los rusos, incluidos los actuales opositores a Putin, de haber permanecido en silencio tras la invasión de 2014, por lo que censuran la presencia de rusos en las concentraciones de apoyo a Ucrania.

La bandera blanca-azul-blanca es la única bandera mostrada por los rusos contrarios a Putin en la Plaza de la República, en Praga. Foto de Filip Noubel, usada con autorización.

En la principal manifestación organizada por los ucranianos en la plaza Wenceslao se exhibieron otras banderas, como la bandera blanca-roja-blanca de la oposición bielorrusa contra Lukashenko, así como banderas ucranianas y checas.

La bandera blanca-roja-blanca bielorrusa es el símbolo de la oposición contra Lukashenko y estuvo muy presente en la manifestación pro-Ucrania en la plaza Wenceslao, en Praga. Foto de Filip Noubel, usada con autorización.

Foto de Filip Noubel, usada con autorización.

La pancarta que se muestra a continuación resume la actitud de muchos checos que apoyan a Ucrania: «Cuando caiga el último soldado ucraniano, Putin vendrá por ti».

Esta pancarta mostrada en una manifestación en Praga dice: «Cuando caiga el último soldado ucraniano, Putin vendrá por ti». Foto de Filip Noubel, usada con autorización.