Erosión costera redibuja la costa noreste de San Vicente

El Gobierno de San Vicente y las Granadinas planea apuntalar más de 305 metros de costa en Sandy Bay, donde el mar ha erosionado casi 60 metros de costa. Fotografía de Kenton X. Chance, usada con autorización.

Por Kenton X. Chance

Este artículo se publicó originalmente en Cari-Bois Environmental News Network. Esta versión se publica como parte de un acuerdo para compartir contenidos.

En la costa nororiental de San Vicente, a unos 40 km de la capital, Kingstown, está la comunidad de Sandy Bay. Aunque sus pintorescas vistas del océano han resistido el paso del tiempo, Doxford Lavia, de 54 años, recuerda la costa de un modo distinto al actual. Mientras daba una vuelta por la zona a Cari-Bois, se detuvo en un terraplén junto al mar y señaló una enorme roca situada a unos 15 metros de donde estaba: «¿Ves todo lo que hay ahí, donde está esa piedra? Eran cocoteros y tierra cuando yo era pequeño».

La zona forma parte del patio trasero de una hilera de casas que el Gobierno identificó recientemente para su demolición, a medida que el mar sigue erosionando más la costa. «Si miras desde aquí hacia delante, podríamos haber jugado al fútbol o al críquet», recuerda Lavia mientras señala una zona en la que el mar está creando otra bahía en la comunidad; pero no hace falta llevar más de cinco décadas viviendo en Sandy Bay, como Lavia, para darse cuenta de que el mar está redibujando la línea costera de la comunidad.

Doxford Lavia, de 54 años, vecino de Sandy Bay, observa la erosión costera en su comunidad el 30 de enero de 2023. Foto de Kenton X. Chance, usada con autorización.

En los últimos diez años en particular las olas, que se vuelven aún más poderosas cuando hay sistemas meteorológicos intensos, han estado azotando la costa que sustenta económicamente una gran población de garífunas, pueblo indígena de San Vicente (cuando el país aún estaba colonizado por los británicos, los garifuna -históricamente conocidos por el exónimo de «caribes»- fueron enviados a esta parte de la isla para vivir a la sombra del volcán de La Soufrière, que entró en erupción unos años después y cobró muchas vidas).

Efectos del cambio climático en San Vicente

Uno de los fenómenos meteorológicos más intensos que han azotado San Vicente y las Granadinas fue el sistema de vaguada que tuvo un impacto devastador a su paso por la isla el 24 de diciembre de 2013, y se cobró 12 vidas. En menos de cuatro horas, el sistema dejó a su paso pérdidas y daños por valor de alrededor del 20 % del producto interior bruto (PIB) del país.

En los últimos años, el gobierno del primer ministro, doctor Ralph Gonsalves, ha tenido que responder al impacto del cambio climático en el país, desde huracanes y sequías hasta inundaciones y el alza del nivel del mar.

Comparando los impactos recientes con estudios realizados en la costa noreste de San Vicente desde 1947, los investigadores han observado una erosión considerable, y algunas zonas que antes formaban parte de la línea costera han sido ganadas por el mar.

Aproximadamente 24 kilómetros al sur de Sandy Bay, hay otro tramo de costa que se erosiona rápidamente, esta vez en Shipping Bay. Durante su última presentación del presupuesto, el hijo del primer ministro, Camillo Gonsalves, ministro de Finanzas, declaró: «La erosión de Shipping Bay amenaza con socavar la autopista de Windward y cortar el acceso rodado a la mitad de la zona de barlovento de San Vicente. No podemos permitir que eso ocurra».

Urgen obras de defensa costera en Shipping Bay para evitar que el mar aísle la zona del resto de San Vicente. Foto de Kenton X. Chance, usada con autorización.

El Parlamento del país aprobó recientemente un presupuesto de 1300 millones de dólares del Caribe Oriental (algo menos de 500 millones de dólares estadounidenses) para 2023, cuyo 6 % se destina a proyectos de adaptación al clima y protección ambiental. Se aprobaron 800 000 dólares del Caribe Oriental (aproximadamente 296 000 dólares estadounidenses) para crear 64 metros de revestimiento de piedra para amortiguar el impacto de las olas rompientes en Shipping Bay.

Sin embargo, se necesitará una suma aún mayor para hacer frente al impacto del cambio climático en Sandy Bay, problema que el Gobierno lleva más de una década tratando de resolver.

Erosión costera en Sandy Bay

El reto de Sandy Bay se ha visto agravado por los recientes ciclones tropicales, que han tenido un efecto especialmente desastroso en los territorios norte de San Vicente, zona que también se vio muy afectada por la erupción en 2021 del volcán de La Soufrière, que, antes de esta actividad, no había entrado en erupción desde 1979.

La protección costera de Sandy Bay es tan urgente que, según el Ministro de Hacienda, sin esa protección «el pueblo de Sandy Bay podría dejar de existir». El Gobierno ha conseguido 13,5 millones de dólares del Banco de Desarrollo del Caribe para financiar proyectos de protección costera en Sandy Bay. Al menos, es un comienzo.

El proyecto Resistencia de las defensas marinas de Sandy Bay pretende construir tres segmentos de revestimiento de piedra de 730 metros de longitud para proteger la costa. Las obras incluirán el relleno de la zona situada frente a los revestimientos recién construidos para que actúen como zona tampón entre la infraestructura existente y el mar, así como la construcción de un muro de contención de hormigón armado de 350 metros de longitud y una altura de entre 2,5 y cuatro metros, y otro muro de contención de mampostería de 250 metros de longitud y una altura de entre tres y cinco metros. También incluye unos cien metros de pasarelas pavimentadas y 900 metros cuadrados de zonas ajardinadas.

En 2022, el Gobierno de San Vicente y las Granadinas gastó 26 millones de dólares del Caribe Oriental (9,6 millones de dólares estadounidenses) en defensas costeras en Georgetown, comunidad de la costa nororiental de San Vicente y capital de la región. Foto de Kenton X. Chance, usada con autorización.

Las obras a hacerse en Sandy Bay también rediseñarán otra sección de la costa este de San Vicente. En 2022, el Gobierno completó las defensas costeras de San Souci y Georgetown, financiadas en el marco del Proyecto Regional de Reducción de la Vulnerabilidad a los Desastres (RDVRP) del Banco Mundial, por valor de 8,6 y 26 millones de dólares del Caribe Oriental, respectivamente (3,1 y 9,6 millones de dólares estadounidenses).

En Georgetown, la capital regional del noreste de San Vicente, un estudio de viabilidad demostró que el litoral de la zona había retrocedido más de 60 metros en 40 años. La defensa contra el mar existente se diseñó para hacer frente a la posibilidad de un huracán cada 150 años y a un alza del nivel del mar de 25,4 cm.

Aumento del nivel del mar también afecta a las Granadinas

El aumento del nivel del mar también amenaza a las comunidades de las Granadinas, donde el turismo es el principal sostén económico. El líder opositor, Godwin Friday, representa al norte de las Granadinas, que comprende las islas de Bequia y Mustique, y ha informado repetidamente al Parlamento de los notables efectos C del nivel del mar en esa zona. Dijo que en Paget Farm, al sur de Bequia, la gente ha recurrido a defensas improvisadas para protegerse del aumento del nivel del mar, mientras que Hamilton, comunidad situada al oeste de Port Elizabeth, la principal ciudad de Bequia, necesita infraestructuras de protección costera.

Tras destacar la ubicación del país en el cinturón de huracanes del Atlántico, Friday señaló que a pesar de que San Vicente y las Granadinas «tiene una pequeña huella de carbono, [sufrirá] desproporcionadamente porque [son] islas pequeñas con costas vulnerables».

Friday reconoce la creciente intensidad y frecuencia de los ciclones tropicales en el Atlántico, apoya que el país siga destinando fondos a la defensa fluvial y marítima, y lo considera una inversión para salvaguardar vidas y propiedades.

Sobre la erosión costera en las Granadinas

Hace más de dos años, el Gobierno puso en marcha una barrera de emergencia para proteger la mundialmente famosa bahía de Salt Whistle, en la isla de Mayreau, al sur de las Granadinas. Camillo Gonsalves declaró que la necesidad urgente de intervenir no permitió completar de antemano todos los estudios y diseños necesarios, pero defendió la acción explicando: «Si hubiéramos esperado a que los ingenieros terminaran la ingeniería y los diseñadores el diseño, habríamos perdido la bahía tal y como la conocemos para siempre».

En el paquete fiscal del Gobierno para 2023, se ha asignado dinero para evaluaciones y diseños detallados de ingeniería en la bahía de Salt Whistle, incluido un análisis de la barrera temporal existente para determinar científicamente su eficacia y vida útil.

Empresa costosa

Cecil Harris, director de programa del Proyecto de Gestión de Desastres Naturales de la Construcción del puente Dickson en San Vicente y las Granadinas, afirma que las obras de defensa costera en cualquier parte del mundo son una empresa extremadamente cara. En San Vicente y las Granadinas, la rehabilitación del litoral puede costar hasta 20 000 dólares del Caribe Oriental (unos 7400 dólares estadounidenses) por pie lineal de costa, dependiendo del tipo de diseño de la defensa marítima.

Otra sección de las obras de defensa costera en Georgetown, en la costa noreste de San Vicente.. Foto de Kenton X. Chance, usada con autorización.

Tras calificar la reunión de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático de 2022 (COP27) de «espejismo en el desierto», el ministro de Finanzas de San Vicente declaró que el cambio climático sigue provocando una situación desproporcionada en la que se ven afectados los pequeños Estados insulares en desarrollo, y que los países desarrollados no están cumpliendo con su responsabilidad financiera en la crisis.

Aunque al final de la COP27 se anunció la creación de un fondo para pérdidas y daños, Gonsalves se ha mostrado escéptico: «Hay que leer la letra pequeña para saber que, aunque las naciones ricas acordaron crear un fondo para pérdidas y daños, nadie acordó poner dinero real en el fondo».

También se refirió al compromiso fallido de 2009 de los países desarrollados de movilizar 100 000 millones de dólares al año para hacer frente a las necesidades de mitigación y adaptación climática de los países en desarrollo, y afirmó: «Ninguna de esas promesas globales que acaparan titulares está ni cerca de cumplirse». A este ritmo, la operación diplomática se considerará un éxito mucho después de que el paciente ambiental esté ya muerto».

A pesar de lo costoso de los esfuerzos y de la falta de financiación desarrollados, San Vicente y las Granadinas no está en condiciones de sentarse a esperar. Con el cambio climático afectando a las costas del país, y también a su propia existencia, la acción es clave, al igual que las medidas de adaptación al clima.

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