La amenaza de incendios forestales: Tema candente en el Caribe

Imagen vía Canva Pro.

El Caribe atraviesa la estación seca y, a pesar de que esta época del año viene acompañada de cielos azules despejados y gran variedad de flores tropicales en todo su esplendor, también trae el peligro de los incendios forestales.

Desde Jamaica, Emma Lewis, autora de Global Voices, señaló en su blog personal que, debido a la falta de lluvias regulares, las colinas de Kingston se han estado quemando continuamente desde principios de 2023:

Fires in the usually green, forested hills around our capital city, where the beautiful homes of the better-off Kingstonians nestle, have now become commonplace. […] Homes are increasingly threatened. […] Down here in the plain, we look up with alarm, and our senses are filled with smoke. Those living closer to the fires find soft black ashes falling on their gardens.

Los incendios en las verdes y boscosas colinas que rodean nuestra capital, donde se encuentran las hermosas casas de los habitantes de Kingston más acomodados, se han convertido en moneda corriente. […] Las casas están cada vez más amenazadas. […] Desde aquí abajo, en la llanura, observamos alarmados la situación, mientras nuestros sentidos se ven afectados por el humo. Quienes viven cerca de las zonas incendiadas ven las cenizas grises caer sobre sus jardines.

En su cuenta de Twitter, Lewis dice que los incendios y los árboles han sido «un tema constante de conversación» en los últimos tiempos, muchos usuarios expresan su preocupación por la sequía. La Red de Monitoreo de Sequías y Precipitaciones del Caribe (CDPMN, por su nombre en inglés), con sede en Barbados creada hace 13 años en respuesta a la necesidad de «mitigar y reaccionar al fenómeno progresivo de la sequía», expresó en su pronóstico de precipitación de marzo de 2023 que, hasta mayo, la frecuencia de lluvias seguirá disminuyendo.

En Jamaica, el profesor Michael Taylor y sus colegas del Grupo de Estudios Climáticos de Mona, en la Universidad de las Indias Occidentales, han pronosticado sequías cada vez más largas para la región del Caribe. Sin embargo, Lewis explica que no ve que el Gobierno esté cambiando su estrategia en relación con el ambiente o el desarrollo, a pesar de conocer los efectos adversos de la crisis climática sobre los Pequeños Estados Insulares en Desarrollo como Jamaica:

We continue to build highways, widen roads – and yes, the cutting down of trees in the city has reached almost epidemic proportions. Our mayor [Delroy Williams] is very upset about it and is talking to the Jamaica Public Service Company (JPS) about their habit of chopping madly at any tree within arm’s reach of an electric wire.

Seguimos construyendo autopistas, ensanchando carreteras, y la tala de árboles en la ciudad ya alcanza proporciones epidémicas. Nuestro alcalde [Delroy Williams], preocupado por esta situación, está conversando con la Compañía de Servicios Públicos (JPS, por su nombre en inglés) sobre el hábito de cortar sin reparo cualquier árbol cuyas ramas alcancen un cable eléctrico.

Algunos usuarios jamaicanos de Twitter comenzaron una campaña con fotografías a los árboles grandes que quedan en la ciudad y registran dónde están ubicados para recordar su presencia y su vulnerabilidad a la gente. Mientras tanto, el fuego amenaza a los árboles de las colinas jamaicanas, y otras naciones de la región se encuentran en situaciones similares cada año con la llegada de la estación seca:

All afternoon, Jamaica Defence Force helicopters with large orange buckets suspended underneath have been whirring back and forth, scooping up water from the Mona Reservoir and dropping it on fires that are otherwise impossible to reach. Kudos to them, and to the incredibly hard-working members of the Jamaica Fire Brigade, who deserve a huge raise in pay and better equipment.

Durante toda la tarde, hemos oído los zumbidos de los helicópteros de la Fuerza de Defensa de Jamaica, que van y vienen con grandes baldes naranjas suspendidos, donde llevan el agua que recogen en el embalse de Mona y arrojan al fuego en lugares que de otra forma serían imposibles de alcanzar. Nuestro reconocimiento para ellos y la Brigada de Bomberos de Jamaica, trabajadores incansables, que merecen un gran aumento de salario y mejores equipos.

Lewis dice que los ministros no han hecho demasiados comentarios sobre la situación, «todos tienen agua que corre por sus tuberías», mientras que «muchas comunidades urbanas y rurales, no la tienen». Una ambientalista jamaicana lo expresó de manera concisa en Twitter:

La sequía está cambiando nuestro paisaje. A medida que los árboles y las plantas se secan y mueren, me doy cuenta de cuánto esconde nuestra exuberante vegetación habitual. Además, hay tantas hojas secas sobre el suelo que parece el otoño de otras latitudes. Nuestro césped cruje.
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La sequía es el más insidioso de los desastres: lenta, silenciosa y letal.

En el Caribe, una situación que ya es difícil se agrava por las prácticas culturales:

[W]e are remarkably careless with fire. Quite apart from cigarette butts and matches being thrown away, which with our tinder-dry vegetation can start a fire in seconds, we actually do light fires — in our yards, on roadsides, and to clear fields.

Somos demasiado descuidados con el fuego. Además de las colillas de cigarrillos y los fósforos que tiramos en cualquier lado y que con nuestra vegetación seca pueden encenderse en segundos, solemos prender fuegos: en nuestros patios, al costado de caminos y para limpiar terrenos.

Poco tiempo atrás, en Jamaica, esta práctica causó daños en un sitio histórico, cuando alguien prendió fuego a un cementerio judío con la intención de limpiarlo. Lewis contó sus propias preocupantes anécdotas: un fuego al costado de un camino de su vecindario, muy cerca de casas, árboles y cables de luz, en apariencia para quemar unas vainas de akí (Blighia sapida); el hábito de barrer cosas fuera de nuestras casas y luego prenderlas fuego es algo normal en las zonas residenciales, donde las personas están muy cerca unas de otras.

En el extremo opuesto del archipiélago, en Trinidad y Tobago, los incendios forestales anuales son realmente preocupantes. El ambientalista John Stollmeyer no se anduvo con rodeos cuando advirtió en 2019:

The one phenomenon that is inexorably undermining our [society's] long-term ability to prosper is the annual increase in the loss of forest cover due to fire. […]

Forested land is important to the wellbeing of the country. 60% of the rain that falls on Trinidad is from transpiration. Bare land increases surface run off and contributes to flooding.

This is an issue of urgent national security that will require dedicated manpower to begin the procedures of regeneration.

El fenómeno que inexorablemente está debilitando la capacidad de prosperar a largo plazo de nuestra sociedad es el aumento anual de la pérdida de cubierta forestal debido al fuego. […]

Las tierras forestales son importantes para el bienestar del país. El 60 % de la lluvia que cae en Trinidad proviene de la transpiración de las plantas. La tierra desnuda aumenta la escorrentía superficial y contribuye a las inundaciones.

Este es un asunto urgente de seguridad nacional que requerirá de personal destinado a comenzar los procedimientos de regeneración.

Sus sugerencias incluyeron adoptar estrategias para recoger y acopiar agua en el paisaje y enseñar al personal de la Fuerza de Defensa habilidades como la construcción de sistemas de contención y drenaje. Además, agregó que «se deberían establecer campamentos temporales, con abastecimiento de alimentos y elementos esenciales, en zonas cercanas a los focos de incendios para que los equipos puedan vivir cerca del trabajo».

En 2020, cuando un incendio (uno de muchos) se propagó por Lady Chancellor Hill, muy cerca de Puerto España, la capital de Trinidad y Tobago, el periodista Kim Johnson volvió a publicar una columna que había escrito 20 años atrás:

Today’s image of apocalypse must be ground zero of a nuclear explosion, or a world doused in napalm. […] Now my mental image of extinction is the Northern Range […] it came as a shock the first time I noticed the state of our mountains in broad daylight […] I felt my human rights had been abused. Huge bald swathes stripped of all greenery. Scorched earth with a ragged carpet of cinders and a scattering of blackened, skeletal trees. […] I heard people moan about the heat but didn’t see the agony of the hills.
Now that I’m aware, it’s the animals I grieve for. The countless agoutis, iguanas, snakes, tattoos, manicous, ocelots, deer, mongoose, lappes and mattes that have been roasted alive.

La imagen actual del apocalipsis debe ser la zona de impacto de una explosión nuclear o un mundo bañado en napalm. […] En este momento, mi imagen mental de la extinción es la cordillera del norte […] fue muy impresionante ver por primera vez el estado de nuestras montañas a plena luz del día […] sentí que mis derechos humanos habían sido violados. Enormes franjas peladas, despojadas de toda vegetación. Tierra quemada con una alfombra irregular de cenizas y algunos árboles ennegrecidos diseminados. […] Oí personas quejarse del calor, pero no vi la agonía de las colinas.

Ahora que soy consciente, lo que me entristece son los animales. La innumerable cantidad de agutíes, iguanas, serpientes, tatúes, zarigüeyas, ocelotes, venados, mangostas, lapas y lagartos que han sido quemados vivos.

Johnson continuó comparando Trinidad con Jamaica:

Ever notice how razor grass takes over a vacant lot if you give it half a chance? How weeds peep mischievously through any crack in the pavement?
What you mightn’t realise is how rare and precious that is. You don’t see it, for example, in Jamaica, where “rain a fall but the dutty tuff,” as Bob Marley put it.
The jungle there is concrete.
Maybe if more Trinis were to experience its oppressive ugliness we’d be less eager to incinerate our hills, cut down our trees and barbeque every walking, crawling, flying, climbing, hopping or slithering creature.

¿Alguna vez notaste cómo ese césped cortante se apodera de un terreno baldío si le das la mínima oportunidad? ¿Cómo se asoman las hierbas en cada rajadura del pavimento? De lo que quizás no te diste cuenta es de lo raro y precioso que es eso. No se ve, por ejemplo, en Jamaica, donde “cae la lluvia pero la tierra es dura” como decía Bob Marley.

La selva allí es de hormigón.

Quizás si más trinitenses sintieran su opresiva fealdad no desearíamos incendiar nuestras colinas, talar nuestros árboles ni asar cualquier criatura que camine, vuele, trepe, salte o repte.

Años más tarde, sin embargo, nada parece haber mejorado demasiado:

Amigo, estos incendios en Trinidad dan miedo.

Por su parte, hace unos años, la Agencia Nacional de Ambiente y Planificación (NEPA, por su nombre en inglés) lanzó una campaña de educación pública sobre incendios forestales y anunció una nueva orden de “No a la quema a cielo abierto” para el período desde el 1 de febrero hasta el 31 de octubre, pero, como en muchas otras naciones caribeñas, el sencillo método de “cortar y quemar” ha sido siempre el preferido de los agricultores y muchos otros para limpiar tierras y utilizarlas. Según Lewis, «esto se puede salir de control muy fácilmente. Si el que corta y quema se distrae media hora, el daño ya está hecho».

En 2022, se informó que Trinidad y Tobago sufrió un 30 % de aumento en los incendios forestales. Aún así, en la república insular de Jamaica, y probablemente en muchos otros territorios de la región, las personas ignoran que la quema a cielo abierto es ilegal o no obedecen las reglas, pero con los impactos del cambio climático ya haciendo efecto, manejar mal el problema de los incendios forestales no es algo que la región pueda darse el lujo de hacer. Esto intentó enfatizar el activista ambiental trinitense Gary Aboud en un video que publicó recientemente en las redes sociales:

Como si el polvo sahariano no fuera suficiente.

El video registró la quema de neumáticos en la comunidad de Sea Lots en las afueras de Puerto España el 16 de marzo de 2023.

La crisis climática ha demostrado que todo el mundo está inextricablemente relacionado. Por ejemplo, la lucha anual del Caribe con el polvo sahariano ilustra cómo lo que ocurre en una región puede tener efectos de larga duración sobre otra. Y, con un desastre ecológico adicional acechando debido a un incendio de un mes de duración en el pico Macaya, en Haití, y personas que continúan quemando materiales tóxicos como forma de protesta o para deshacerse de basura, las naciones del Caribe deberían preguntarse, cuanto antes, cómo piensan manejar este desafío, que se calienta más cada año.

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