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Niños ucranianos perdidos: Guerra y secuestros de Rusia ocultan otro gran problema

Categorías: Europa Central y del Este, Ucrania, Derecho, Derechos humanos, Guerra y conflicto, Medios ciudadanos, Rusia invade Ucrania, Tres años de la invasión rusa a Ucrania
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Institución para niños con discapacidades. Foto de UNICEF [1], con licencia (CC BY 2.0) [2].

El 17 de marzo de 2023, la Corte Penal Internacional emitió una orden de arresto contra el presidente ruso, Vladimir Putin, por los secuestros organizados de niños ucranianos.

Esta decisión de la Corte podría haber causado un debate sobre el abuso institucionalizado de los niños vulnerables en Ucrania.

Pero no fue así.

Un crimen de guerra

Según datos oficiales ucranianos, hay 19 514 casos confirmados [3] de traslados obligados de niños ucranianos. A los niños se los llevaron de los territorios ucranianos, sobre todo en el sur y el este que Rusia ha ocupado desde 2022, a Rusia u otras partes de Ucrania, que Rusia ha ocupado desde 2014.

La cantidad de niños secuestrados que señalan las autoridades ucranianas cambia constantemente. Parientes, ONG, activistas y entes estatales están trabajando para llevar a los niños de vuelta. El 21 de marzo de 2023, el comisionado para derechos humanos del Parlamento ucraniano, Dmytro Lubinets, informó [4] que cerca de 15 niños volvían a casa. Al día siguiente, la ONG Save Ukraine informó [5] de otros 17 niños devueltos. Sin embargo, la cantidad de niños secuestrados en el sitio web Hijos de la guerra [3] en ese periodo ha sido más alta que varias semanas atrás [6].

A mediados de febrero de 2023 la plataforma de Observatorio de Conflictos [7], financiada por el Departamento de Estado de Estados Unidos, publicó un informe del Laboratorio de Investigación Humanitaria de la Escuela de Salud Pública de Yale que identifica 43 instalaciones en Rusia y en Crimea donde al menos 6000  niños ucranianos han sido retenidos y «reeducados».

Internacionalmente, el traslado obligado de personas de los territorios ocupados es considerado un crimen de guerra [8].

Se ha especulado [9] que el secuestro y reeducación de niños ucranianos son parte de los intentos genocidas de Moscú. Más obvios son los objetivos propagandísticos [10] en Rusia para impulsar el apoyo popular a la «operación militar especial [11]» de Putin en Ucrania. Las televisoras nacionales rusas anuncian [12] los traslados como el rescate de niños pobres, abandonados y traumatizados.

El 27 de marzo de 2023, en referencia los «traslados ilegales» y citando el Estatuto de Roma [13], la Corte Penal Internacional emitió órdenes de arresto contra el presidente ruso, Vladimir Putin, y la comisionada para los derechos de los niños en la presidencia rusa, Maria Lvova-Belova.

Varios días antes, Human Rights Watch (HRW) también publicó un informe [14] que enfatiza el traslado obligado de niños ucranianos a Rusia desde instituciones residenciales y lo llama crimen de guerra. A algunos niños de estas instituciones  los han llevado familias de anfitrionas [10] en Rusia.

Pero no fue así. El principal tema del informe fue el problema de las instituciones residenciales ucranianas más ampliamente.

Errores épicos

Ucrania tiene el segundo mayor número de instituciones residenciales para niños en Europa después de Rusia, HRW escribió. Para cuando Rusia inició su invasión de Ucrania, había más de 700 instituciones de este tipo con más de 100 000 niños, como señala el informe.

A diferencia del compromiso del Gobierno de Ucrania de desinstitutionalizar [15] como parte del proceso de integración del país a la Unión Europea, ni la cantidad de instituciones ni de niños ha disminuido con los años.

Es más, dado la constante disminución de la población ucraniana en general, ha estado aumentando, dijo Marianna Onufryk, subdirectora de la ONG Red Ucraniana de Derechos del Niño [16], en entrevista con Global Voices.

Durante décadas, en Ucrania, este sistema institucional, reconocido como perjudicial al desarrollo y bienestar infantil que no se usa en la mayoría de países europeos, ha sido conocido por diversas clases de abuso.

La invasión rusa a Ucrania agregó numerosos traumas adicionales, y algunos niños se ven repentinamente atrapados en fuertes bombardeos, viviendo en sótanos sin comida ni medicinas y viendo cómo matan a otros.

Además, desde 2022, las instituciones residenciales ucranianas han pasado por una escasez grave de personal mientras la cantidad de sus ocupantes ha aumentado dramáticamente, escribió HRW en el informe. Muchos niños de las zonas ocupadas y de primera línea han sido reubicados a instituciones ya sobrepobladas en regiones más seguras. La mayoría carece de alojamiento e instalaciones adecuados, con especialistas que se encarguen de los niños con necesidades especiales.

Según los investigadores de HRW y Marianna Onufryk, los no evacuados han sido mayormente bebés y niños con discapacidades complejas por las condiciones especiales de transporte que requieren, además de las regulaciones ucranianas.

Onufryk también confirmó los hallazgos de HRW de que, en algunas instituciones,  los directores se opusieron a la evacuación. «A la pregunta directa de por qué se oponían, respondieron: ‘si me llevo a los niños, ¿dónde podría trabajar?'».

Perdidos entre el caos

Una de las partes más duras de esta historia es que más del 90 % de los niños en instituciones residenciales en Ucrania —incluidos los adoptados en Rusia— en realidad tienen al menos a un progenitor. Como se afirma en el informe, de los 105 000 niños en esas instalaciones justo antes de la invasión de Rusia, menos de 10 000 eran huérfanos. Del resto, más de la mitad asistía a instituciones como escuelas con guardería.

Después de que Rusia atacó a Ucrania a fines de febrero de 2022, los niños no huérfanos de las instituciones residenciales fueron enviados con sus familias. Eso se hizo sin ninguna consideración por el estado y necesidades de esas familias. Es más, a muchas personas que a menudo no podían cuidarse solas se les hacía encargarse de otra persona, en medio de una guerra.

El Estado y los entes administrativos locales no estaban preparados para la invasión, y se perdió el contacto con muchos de los niños enviados desde las instituciones a sus familias, dijeron HRW y Marianna Onufryk.

Sin embargo, la mayoría de las familias enviaron a sus niños de vuelta casi inmediatamente.

Muchos huérfanos de guerra, niños separados de territorios recién ocupados o capturados por las fuerzas rusas y niños de familias empobrecidas se les han unido gradualmente.  “Ha habido varios casos de instituciones que se han llenado de niños nuevos casi inmediatamente después de haber evacuado”, dijo Onufryk.

Las instituciones residenciales han demostrado impresionante capacidad de sobrevivencia. Por ejemplo, ha habido casos de documentos falsos [17] que muestran la frecuencia de las visitas de los padres para que no los priven de sus derechos. Con frecuencia, se falsifican [18] las condiciones de salud de los niños, lo que también reveló la investigación de HRW. Esto hace que adoptar a algunos niños en las instituciones sea imposible o que no lo quieran, dijo a Global Voices.

Al mismo tiempo, aunque una institución dé todo su apoyo, puede tomar hasta seis años que una decisión judicial califique como huérfano y apto para adopción a un niño con padres vivos que no se hacen cargo, agregó Onufryk.

No hay cortes ni juzgados especializados en Ucrania, y los juzgados comunes están sobrecargadas como resultado de otra reforma distorsionada. En 2022, algunos juzgados y algunas estructuras gubernamentales responsables de asuntos de menores quedaron paralizados por la ocupación, ataques militares y and caóticas  evacuaciones del personal.

De acuerdo con las normas internacionales, en esta situación el Estado prohibió temporalmente las adopciones por extranjeros.

Marianna Onufryk, como otros expertos en cuestiones de desinstitucionalización, señaló que uno de los principales problemas para que la reforma no siga adelante y las instituciones residenciales para niños prosperen en Ucrania es la pobreza. Varias medidas sencillas, como guarderías para los más pequeños en escuelas comunes, además de comidas calientes y autobuses escolares para los niños de lugares lejanos, reducirían a la mitad el número total de niños internados en instituciones, afirmó. Esto sería incluso más barato para el Estado que seguir invirtiendo millones en instalaciones anticuadas, sugirió Onufryk. Lo único que no tienen el Estado y la sociedad ucranianos es voluntad política, añadió.

La atención surgida hacia los problemas de las instituciones residenciales se ha desviado desde fines de 2013, cuando a la sangrienta revolución [19] de Kiev siguió el ataque militar encubierto ruso en el sur y el este de Ucrania, que duró ocho años hasta la invasión de 2022. Citando una investigación aún no publicada que un encuestador ucraniano hizo para la ONG Aldeas Infantiles SOS Ucrania, Marianna Onufryk dijo que, como resultado, la proporción de personas en el país que creen que los niños sufren en instituciones residenciales disminuyó del 59 % en 2018 al 27 % en 2022.

Con asuntos urgentes por todas partes, ha sido fácil que las instituciones cerradas con habitantes invisibles, un porcentaje minúsculo de la población ucraniana, desaparecieran de la vista del público.