Los musulmanes de todo el mundo observan el Ramadán, un mes de ayuno y reflexión espiritual. El Ramadán, que este año se celebra entre el 23 de marzo y el 22 de abril, es uno de los cinco pilares del islam o normas básicas que sirven como piedra angular de la fe islámica, junto con el testimonio de fe (shahadah), la oración (salat), la limosna (zakat) y la peregrinación para quienes tienen medios económicos.
Durante los 30 días del Ramadán, los musulmanes se abstienen de comer, beber, fumar y de actividades sexuales, entre otros placeres, desde la salida del sol hasta la puesta del sol. El objetivo del ayuno es reforzar el autocontrol, la compasión con quienes pasan necesidades y la relación con Dios.
Sin embargo, el Ramadán tiene otra cara. Es un acontecimiento muy esperado y celebrado en el mundo islámico pues es una oportunidad única para las comunidades de reunirse para socializar, compartir experiencias culturales y dar limosna.
El sagrado momento de la oración en Ramadán
Durante el Ramadán, los musulmanes aumentan la frecuencia del rezo y se reúnen todas las noches a la caída del sol, tras romper el ayuno, para un rezo especial en grupo conocido como «tarawih«.
El espíritu de unión
El sagrado mes del Ramadán también acerca a los musulmanes en una experiencia cultural compartida y conexión social. Tras el iftar (momento en el que se rompe el ayuno), muchas familias de reúnen para participar en actividades culturales familiares, asistir a obras teatrales y escuchar música.
En otras partes de la región, miles de palestinos celebran alegremente el mes del Ramadán con cantos y bailes alrededor de la icónica puerta de Damasco en Jerusalén todas las noches después de romper el ayuno.
Sin embargo, el martes 4 de abril de 2023, se produjo un repentino y sombrío cambio al detenerse las festividades, lo que dejó a muchos desalentados y estupefactos.
Fuerzas israelíes fuertemente armadas asaltaron la mezquita de Al Aqsa por segunda noche consecutiva el 5 de abril, atacaron a cientos de fieles que se habían reunido para la oración. Videos muestran cómo lanzaron granadas aturdidoras y balas de goma, golpearon violentamente con porras a quienes rezaban y vaciaron la mezquita por la fuerza para dejar paso a los fieles judíos que entraban en el complejo de Al Aqsa. Este año, el Ramadán, la Pascua judía y la Pascua cristiana han coincidido en la misma semana.
El inesperado cambio en el ambiente destaca la actual ocupación que continúa cerniéndose como una sombra sobre la región.
Partir el pan y crear vínculos
A la vez que el espíritu del Ramadán enfatiza la compasión y la generosidad hacia quienes pasan necesidad, también es un momento en el que algunas personas tienden a derrochar. Aunque despilfarrar durante un periodo de restricción pueda parecer contradictorio, tiene un potencial impacto positivo en la economía. Los expertos han apuntado que el incremento de gasto durante el Ramadán puede estimular el crecimiento económico, especialmente para los negocios locales que se benefician de la alta demanda.
Este año es algo diferente. Los musulmanes en todo el mundo enfrentan significativas dificultades por el aumento del costo de los alimentos, pues otros factores que incluyen la guerra de Rusia en Ucrania, los efectos persistentes de la pandemia de COVID-19 y los sucesos relacionados con el cambio climático continúan pasando factura a la economía mundial.
Además de los retos económicos, muchos musulmanes en el mundo sufren conflictos y desplazamientos. Según ACNUR, más de la mitad de los desplazados forzados bajo el ámbito global de ACNUR provienen del mundo islámico.
A pesar de las dificultades, los musulmanes siguen comprometidos a reunirse para las comidas, con el fin de pasar tiempo con amigos y familiares y mostrar su generosidad hacia personas con necesidades en este momento especial del año.
En Siria, pese a las devastadoras consecuencias del terremoto mortal que se cobró la vida de más de 57 000 personas en Siria y Turquía el 6 de febrero de 2023, alrededor de mil ciudadanos se reunieron para un iftar grupal en Alepo, entre los escombros.
En Jordania, donde el 24,1 % de la población vive por debajo del umbral de pobreza, las familias se han ofrecido a ayudar a los miembros de su comunidad frente a los elevados precios.
Bien sea por la fe, la cultura o la construcción de una comunidad, el Ramadán sirve de testimonio de la resiliencia y fuerza del espíritu humano para enfrentar la adversidad y las dificultades.