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Lucha contra el extremismo violento en el Sahel y África Occidental: Verdadero desafío para jefes religiosos

Categorías: África Subsahariana, Benín, Burkina Faso, Chad, Costa de Marfil, Ghana, Guinea, Guinea Ecuatorial, Guinea-Bissau, Mali, Mauritania, Níger, Nigeria, República Centroafricana, Senegal, Sierra Leona, Togo, Derechos humanos, Educación, Etnicidad y raza, Gobernabilidad, Guerra y conflicto, Medios ciudadanos, Política, Religión, Benín: Renacimiento de un patrimonio cultural, Sahel: La mayor crisis terrorista del mundo, Togo, un país con dos caras

Captura de pantalla del canal de YouTube de Deutsche Welle [1].

El extremismo violento en el Sahel [2] y en África Occidental se puede explicar por diversos determinantes, como historia, geografía, política y economía en la región. Ese fenómeno designa a todas las doctrinas no complacientes cuyos seguidores rechazan toda moderación o toda alternativa contraria a su filosofía.

En efecto, después de la ola de independencias ocurridas en 1960 [3], diversos Estados africanos se encontraron ante la gestión de la cosa pública, incluso antes de la llegada de la democracia. Pero eso es sin tener en cuenta que la convivencia enfrentaría diversas formas de extremismo de variables como la multitud de religiones y de etnias existentes. África tiene más de 2000 etnias [4].

Como recordatorio, este extremismo puede adoptar diversas formas [5] políticas, económicas, sociales o religiosas.

El extremismo violento no es solamente religioso

El extremismo violento se caracteriza mucho más por una «diferencia en el idioma», explica Michel Alopko, secretario general del marco de concertación de confesiones religiosas de Benín, en entrevista con Global Voices (GV) sobre la responsabilidad de los líderes religiosos en la lucha contra el extremismo violento.

Diferentes grupos, religiosos, políticos, ambientales, etnonacionalistas pueden llevar al extremismo violento. Según el profesor Jocelyn Bélanger [6], especialista en procesos de radicalización: «el principal factor [7] que incita a una persona a asociarse a un grupo radical es el dolor social».

Así, la ideología surge en un proceso de radicalización violenta [8] después de que continúa la etapa de compromiso. Como nota Bélanger, «una educación religiosa es incluso un contraindicador» [7] en un proceso de radicalización.

En el Sahel, son muchos los factores que pueden favorecer la aparición y propagación del extremismo violento: marginación de unos grupos étnicos frente a otros, desigualdad, discriminación, mala interpretación de los preceptos religiosos, en particular del islam y el cristianismo, mala gestión de los recursos públicos, corrupción, negación de derechos y libertades civiles, escasas oportunidades de empleo [9] y medios de subsistencia inadecuados.

Sobre los factores que favorecen la expansión del terrorismo, el actual secretario general de Naciones Unidas sostiene en un tuit que es el resultado de varios factores:

El terrorismo es la negación y la destrucción de los derechos humanos.
———–
«El terrorismo restringe su alcance, [lo hace] rastreando y explotando las debilidades y la inestabilidad de los sistemas políticos, económicos y de seguridad».

Antonio Guterres se expresa sobre la lucha contra el terrorismo y la prevención del extremismo violento.

En otro tuit, el activista Jeunesse Wakanda [14] opina sobre la correlación que establece entre religión y extremismo violento:

Lo que era válido en agosto de 2018 en estas imágenes sigue siendo válido hoy. El extremismo violento es una noción que nos afecta, porque la religión en África es pacífica.

Según el ex secretario general de Naciones Unidas, Ban Ki-moon [17], el extremismo violento no se limita a una sola religión:

El extremismo violento no es exclusivo de ninguna religión, afirma Ban Ki-moon.

La religión como medio para combatir el extremismo violento

La mayoría de las sociedades africanas están profundamente ligadas a la religiosidad. En el Sahel y África Occidental, la religión musulmana supera a la cristiana [21] en una población estimada en más de 920 millones de personas a mediados de 2014 [22]. Dado el vínculo directo entre creyentes y líderes religiosos, es esencial subrayar el papel tan importante de estos últimos en prevenir el extremismo violento, proteger civiles y reconciliaciarse [23], argumenta Anne Gueguen, ex representante permanente adjunta de Francia ante Naciones Unidas, en su discurso ante la reunión del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas en Arria el 24 de abril de 2018.

Según el Glosario de Naciones Unidas [24], «la fórmula Arria» es una disposición que permite a los miembros del Consejo de Seguridad escuchar, en reuniones informales fuera de la sala del Consejo, a personas cuya experiencia parezca susceptible de iluminar al Consejo en los asuntos que le conciernen.

«La religión, en general, tiene un papel y una influencia definidos [21] dentro de los grupos humanos», afirma Moussa Mara, ex primer ministro de Malí y presidente del partido Yelem, en artículo sobre el papel del islam en África publicado en el medio Jeune Afrique. Además, dada la creciente teorización de la religión, especialmente la islámica, como factor que contribuye al esfuerzo bélico de los terroristas, la responsabilidad de los líderes religiosos en la lucha contra el extremismo violento no es poca cosa.

En primer lugar, los líderes religiosos están cerca de todos los actores de la sociedad civil. En segundo lugar, «el papel de los líderes religiosos es importante [25] en la gestión de la sociedad», explica Bakary Sambe, director regional del grupo de expertos maliense Instituto de Tombuctú [26].

Por lo tanto, parece igualmente crucial que, aparte del Estado, que tiene la responsabilidad primordial de proteger a la población, los líderes religiosos también puedan considerarse «socios fuertes en la prevención de atrocidades criminales y su incitación [27]«, reza el Plan de Acción de Líderes y Actores Religiosos de Naciones Unidas.

Como afirma la Unidad Regional para la Prevención de la Radicalización y la Lucha contra el Extremismo Violento (CellRad [28]) en su cuenta de Twitter:

CellRad: En la lucha contra el extremismo violento, la religión debe considerarse una solución, no el problema.

El papel de los líderes religiosos en prevenir y luchar contra el extremismo violento pasa por el diálogo y la promoción de la paz dentro de sus diferentes confesiones religiosas. En términos sencillos, su misión es educar. E «inculcar valores [27] de tolerancia y no violencia, aceptación y respeto mutuo, y actuando para reducir las tensiones entre comunidades», afirma el Plan de Acción de Líderes y Actores Religiosos de Naciones Unidas.

Para animar a los líderes religiosos en su papel de actores que trabajan por la paz y la cohesión social, el secretario general del marco de consulta de las confesiones religiosas de Benín, Michel Alokpo, declaró al sitio web Benín Inteligente [38]:

Si une église possédait sa propre radio et sa propre télévision, nous devrions véhiculer les messages de paix sur ces derniers. Nous pouvons aussi œuvrer pour la création d'un consortium entre les différents ordres religieux. Et l'État doit pouvoir nous aider dans cette transmission de promotion de la paix.

Si una Iglesia tuviera su propia radio y televisión, deberíamos transmitir ahí los mensajes de paz. También podemos trabajar por la creación de un consorcio entre las distintas órdenes religiosas. Y el Estado debería poder ayudarnos en esta transmisión de la promoción de la paz.

Este mensaje también está presente en el resumen de las conclusiones de la Gran Cita 2023 [39] sobre extremismo violento en África Occidental y Central, mencionado en este tuit:

🚨 Declaración de conclusiones – Grand Cita 2023
Prevención del extremismo violento en África Occidental y Central: realidades y perspectivas – Dakar, Senegal

Algunos puntos importantes del resumen de conclusiones.
✍🏽

💬Página 2 (punto 6).

Como señala este artículo de Reflets [39], la situación sigue siendo preocupante:

Dans leurs conclusions, ils sont convenus au constat général, que l’extrémisme violent et ses diverses manifestations s’étendent et continuent d’avoir des conséquences négatives pour les Etats en Afrique de l’Ouest, au Sahel et en Afrique centrale. Depuis que le que le Secrétaire général des Nations-Unies, M. Antonio Guterres, a lancé, en 2015, le Plan d’action international pour la Prévention de l’extrémisme violent (PEV), et malgré les efforts militaires et sécuritaires, ces violences n’ont pas diminué.

En sus conclusiones, coincidieron en la observación general de que el extremismo violento y sus diversas manifestaciones se están extendiendo y siguen teniendo consecuencias negativas para los Estados de África Occidental, el Sahel y África Central. Desde que el secretario general de Naciones Unidas, Antonio Guterres, puso en marcha el Plan de Acción Internacional para Prevenir el Extremismo Violento (IPPE) en 2015, y a pesar de los esfuerzos militares y de seguridad, esa violencia no ha disminuido.