Dependencia de Túnez de su hermano argelino: Reinado de la alianza contrarrevolucionaria

Mitad de la bandera tunicina y mitad de la bandera argelina con grafiti “hermanos” en un edificio en el centro de Túnez. Febrero de 2023. Foto de Saoussen Ben Cheikh. Usada con autorización.

Los argelinos constituyen el mayor número de visitantes en su vecino Túnez, con el que Argelia comparte una frontera de más de 1000 km de largo. Ambos países mantienen fuertes lazos y relaciones históricas. A pesar de tomar una trayectoria diferente durante las revueltas a favor de la democracia que ocurrieron en Túnez, la política de ambos países ha vuelto a alinearse. El reciente cambio autoritario de Túnez ocurrió al mismo tiempo que el Gobierno argelino le puso fin al movimiento opositor Hirak.

Argelia nunca abandonará a Túnez

En 2021, en una visita a Túnez, el presidente de Argelia, Abdelmadjid Tebboune, mencionó que “Túnez es una extensión de Argelia, y Argelia es también una extensión de Túnez”. Esto enfatizó los fuertes lazos entre las dos naciones, lo que recuerda su declaración anterior de que Argelia “nunca abandonará a Túnez en su batalla contra la conspiración”. El ministro de Relaciones Exteriores, Antonio Tajani, también remarcó “el rol de Argelia de garantizar la estabilidad de Túnez”, y expresó su preocupación por la inmigración ilegal de Túnez.

En los últimos años, Argelia se ha vuelto cada vez más crítica de la sobrevivencia de Túnez, país que enfrenta una crisis política y económica constante. Para entender realmente el contexto tunecino, se debe considerar su vecino más grande y rico, el “hermano Argelia” o el “khawa khawa” (hermano, hermano), como ambos países se llaman entre sí.

Las cálidas muestras de amistad y solidaridad son comunes entre tunecinos y argelinos, entre políticos y ciudadanos, enraizadas en su lucha por la independencia contra la colonización francesa. Es común ver la bandera argelina y también matriculas de automóviles en Túnez.

Cuando el turismo colapsó en Túnez tras ataques terroristas, los argelinos rápidamente informaron que intervendrían para compensar la pérdida de turistas occidentales. En 2019, al rededor de tres millones de argelinos visitaron Túnez, principalmente ciudades costeras, para descansar y en busca de la diversión que no encuentran en su país, que es más conservador.

Los jóvenes argelinos, en particular los hombres, aprecian el ambiente más liberal de Túnez, que tiene bastantes discotecas, bares y hoteles para relajarse, beber alcohol y socializar. “Vamos a Túnez para relajarnos y divertirnos. En Argelia, todo es controlado y la sociedad juzga constantemente tu moral, y eso te hace sentir que estás cometiendo un crimen si bebes o tienes novia”, dijo un joven argelino en referencia a su estilo de vida más estricto. Su amigo, un conductor de taxi que visita regularmente Túnez, añadió: “Desde que Argelia cortó lazos diplomáticos con Marruecos y cerró todas las fronteras, Túnez se ha convertido relativamente en nuestra única salida accesible”.

Saied y Tebboune: los mismos hombres fuertes vuelven al antiguo orden autoritario

Argelia y Túnez, ambos con poblaciones jóvenes y educadas que desean un cambio, tienen diferentes enfoques de la reforma política. Atormentada por el recuerdo de la guerra civil que tuvo como consecuencia 200 000 muertes durante la “Década Negra”, Argelia fue más precavida ante la llegada de la Primavera Árabe.

Sin embargo, en 2019, cuando el entonces presidente Abdelaziz Bouteflika buscaba un quinto mandato, millones de argelinos tomaron las calles e iniciaron el Hirak, el movimiento político más importante desde la independencia de Argelia.

A pesar de lo anterior, el nuevo presidente electo Abdelmadjid Tebboune, que fue parte del antiguo ‘sistema’ y se desempeñó varias veces como ministro durante el gobierno de Abdelaziz Bouteflika, centralizó el poder y acabó con el Hirak aún cuando hizo una campaña por una ‘nueva Argelia‘. Esto se logró a través de la combinación de reformas legislativas represivas, censura, arrestos y elecciones organizadas cuidadosamente.

Por otro lado, Túnez ha experimentado una transición a la democracia relativamente pacífica después de la caída del autoritario líder Ben Ali durante la Primavera Árabe. No obstante, el presidente Kais Saied, electo en 2019 con una plataforma anticorrupción y reformista, ha sido acusado de centralizar el poder y desautorizar instituciones democráticas.

Tanto Tebboune como Saied se han presentado como revolucionarios con una retórica populista para superar mejor la transición y consolidar un orden contrarrevolucionario. Saied ha prometido corregir el camino de la revolución y dar “poder al pueblo arruinado por las élites”.

Sin embargo, los dos líderes han endurecido la represión, actualmente hay casi 300 activistas encarcelados en Argelia, según grupos de derechos humanos. También han modificado las constituciones para reprimir la disidencia y han demonizado y arrestado a quienes se oponen a su retroceso democrático.

Lo que Argelia busca de Túnez es estabilidad y evitar cualquier repercusión democrática. Cuando Saied tomó todo el poder, paralizó el Parlamento, disolvió el Gobierno y tomó el control del sistema jurídico con la excusa de un “peligro inminente” que nunca se concretó, Tebboune expresó su “comprensión” a estas medidas excepcionales descritas por muchos como un golpe de Estado. También criticó el proceso de democratización de Túnez cuando mencionó que el país ha elegido un sistema de gobierno “incompatible con las configuraciones de los países del tercer mundo”.

Dependencia económica de Túnez de Argelia

A medida que la crisis de Túnez empeora, Saied perdió la confianza de las instituciones internacionales. Sus acciones lo aislaron de los aliados occidentales que desaprueban el sabotaje de la transición. Para salvar al país de una crisis financiera, Saied buscó otros patrocinadores en la región del Golfo (Emiratos Árabes Unidos, Arabia Saudita). Sin embargo, Estados Unidos les pidió a estos países que no lo apoyaran.

En consecuencia, Saied se acercó a Argelia, que también ha iniciado una represión similar.

Argelia se ha vuelto indispensable para la sobrevivencia de Túnez, y la lista de favores es larga. En febrero de 2020, Argelia hizo un depósito de 150 millones de dólares estadounidenses al Banco Central tunecino. Concedió generosamente un préstamo de 300 millones de dólares estadounidenses para “apoyar a la economía tunecina en crisis” en 2021 y otros 200 millones de dólares estadounidenses en 2022. Argelia también le vende a Túnez combustible y gas a precios especiales.

Durante la crisis de COVID-19, hacia mediados de 2021, Argelia donó oxigeno y equipo médico a Túnez a pesar de también sufrir escasez. Argelia también provee productos básicos al mercado, ya que Túnez no puede pagar sus importaciones. Argelia ayudó con la escasez y envió azúcar, aceite de cocina y otros productos de la vida diaria. El rescate argelino del Gobierno tunecino en crisis ha calmado el rencor de la población que se enfrenta por primera vez a estanterías vacías, racionamiento y retrasos de los pagos de los funcionarios públicos del Estado.

Argelia defiende a Túnez

Después de la revolución y con las amenazas del terrorismo internacional como contexto, Túnez enfrentó ataques como el asesinato de figuras políticas, policías y turistas, y los asaltos desde su frontera con Libia como el golpe de Estado yihadista en Ben Guerdane en 2016.

Con la falta de recursos y experiencia para lidiar con estas amenazas, Túnez buscó la ayuda de Argelia, conocida por su poderoso Ejército y su experiencia en la lucha contra grupos terroristas. Los dos países firmaron varios acuerdos militares, con los que Argelia tiene gran ventaja según muchos analistas, y actualmente Argelia protege las fronteras de Túnez.

La gran dependencia de Túnez de Argelia lo pone en una situación delicada. Túnez depende de Argelia para la seguridad nacional y la producción de electricidad. El periodista argelino exiliado Abdou Semmar, sentenciado a muerte por sus reportajes en Argelia, ha llegado a afirmar que “Si no fuese por Argelia, Túnez habría colapsado porque Argelia garantiza la seguridad financiera y militar tunecina y ayuda a proveer productos básicos”.

Argelia también se beneficia

Argelia tiene gran interés en su vecino, pero su apoyo a Túnez tiene condiciones. De acuerdo con Hasni Abidi, del Centro de Estudios e Investigaciones del Mundo Árabe y Mediterráneo en Ginebra, “Argel quiere que Túnez siga su posición diplomática a cambio de apoyo financiero, por ejemplo, en instituciones internacionales como la Unión Africana o que siga su posición diplomática respecto a Marruecos”.

Aunque Túnez ha seguido tradicionalmente una política exterior neutral y pragmática, recientemente le dio una bienvenida de Estado al líder del Frente Polisario, organización nacionalista que busca la independencia del Sahara Occidental de Marruecos, en la Conferencia Japón–Africa de 2022. Esto provocó la ira de Marruecos, que retiró a su embajador.

Sin embargo, la relación no siempre es tan directa. Cuando la destacada activista del movimiento Hirak Amira Bouraoui entró ilegalmente a Túnez desde Argelia con el fin de huir de una sentencia de dos años por “ofender al islam e insultar al presidente”, Túnez la dejó salir e irse a Francia a pesar de las demandas por su extradición, lo que provocó gran enfado del Gobierno argelino.

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