Montenegro al límite: Defraudado por Occidente

Bandera de Montenegro y de la Unión Europea.

Este artículo de Natalie Sarkic-Todd se publicó originalmente en The Battleground el 8 de abril. Global Voices publica una versión editada como parte de un acuerdo de intercambio de contenido.

La era de Djukanović acabó. El 2 de abril, los montenegrinos votaron 59-41 a favor de su oponente, Jakov Milatović.

Los tres decenios de Milo Djukanović al mando del país alejaron a Montenegro de las guerras yugoslavas de la década de 1990 y lo llevaron a la independencia en 2006, y a la adhesión a la OTAN en 2017, lo que convirtió a este pequeño Estado en el principal candidato para adherirse a la Unión Europea de los Balcanes Occidentales.

En comparación, el nuevo presidente es prácticamente desconocido.

Milatović, analista de economía designado como ministro de Economía en 2020, cofundó el Partido Político Europa Ahora tras la caída del Gobierno 14 meses después.

Como presidente, prometió adherirse a la Unión Europea durante su mandato, revivir la economía y unir al país. Suena bien, pero si se mira detrás de la propaganda, emerge un panorama preocupante.

Jakob Milatović llegó a la presidencia gracias al apoyo que recibió de los candidatos de los partidos pro-Serbia y pro-Rusia. Parte de este apoyo fue respaldado con adhesiones inesperadas del presidente del Partido Radical de Serbia y el criminal de guerra serbobosnio convicto, Vojislav Šešelj.

Al igual que en 2020, el frente serbio-ruso unió sus fuerzas para superar la mayor proporción individual de votos.

Entonces, ¿por qué cambiar una estrategia ganadora cuando ha funcionado tan bien antes?

El problema es que dio lugar a dos gobiernos disfuncionales que colapsaron, lo que provocó inestabilidad, frenó la inversión y la adhesión a la Unión Europea, y creó más divisiones en el país.

El bloque contra Djukanović estaba de pie justo al lado de Milatović durante su discurso de aceptación, para celebrar su victoria compartida.

A su izquierda estaba Andrija Mandić, líder del ultraderechista Frente Democrático, procesado por su presunta participación en el intento de golpe de Estado contra Djukanović respaldado por Rusia en 2016; Madić le prestó a Milatović el 18 % de los votos de la primera vuelta. Sin un ápice de ironía o conciencia, el presidente electo declaró el fin de la delincuencia con un radiante Mandic a su lado.

Justo detrás de él se encontraba su antiguo jefe, Zdravko Krivokapić, profesor de universidad que fue nombrado primer ministro de manera extraordinaria por la Iglesia ortodoxa serbia.

En un Estado laico, designó a los simpatizantes de la Iglesia para dirigir las escuelas del país y llamó a participar a los que él llamaba sus “apóstoles”, entre estos Milatović, para dirigir el Gobierno.

Krivokapić besó a su protegido tras su victoria.

A su lado estaba Aleksa Becić, candidato presidencial, presidente del Parlamento y presidente de otro partido pro-Iglesia serbia.

Becić puso su nombre en carteles publicitarios por toda la capital con el fin de pedir a sus votantes (11 %) que votaran en contra de Djukanović en la segunda vuelta.

Al frente estaba Dritan Abazović, encargado de un gobierno minoritario desde agosto de 2022, cuando perdió un voto de confianza tras firmar un polémico acuerdo con la Iglesia ortodoxa serbia.

Durante su mandato, Abazović abusó del proceso parlamentario, despidió arbitrariamente a opositores, tomó el control de ministerios clave, intentó escoger personalmente a los jueces del Tribunal Constitucional e introdujo legislación para limitar los poderes del presidente.

Estas son las personas que competirán en las elecciones parlamentarias y, lo más probable, que formarán la siguiente coalición gubernamental el 11 de junio.

Si obtienen la mayoría absoluta de dos tercios, una posibilidad evidente, tendrán el poder de cambiar la Constitución, lo que significa que la independencia, el reconocimiento de Kosovo e, incluso, el ingreso a la OTAN estarían en juego.

¿Qué hizo el titular en ejercicio, Milo Djukanović, y su Partido Democrático de los Socialistas?

Le deseó éxito al presidente entrante, a quien señaló que Montenegro había emprendido otra elección democrática en su transición política en curso y le reiteró su compromiso de por vida con un «Montenegro civil, europeo y multiétnico».

Como se esperaba, Djukanović renunció al cargo de presidente de su partido pocos días después.

El apoyo a Djukanović en la segunda vuelta de votaciones también incluyó a los partidos de las minorías albanesas, bosnias y croatas, que representan alrededor del 15 % de la población.

Asimismo, el candidato recibió el apoyo de la Alianza Femenina del Partido Democrático de los Socialistas y de la asociación Madres de Srebrenica.

A ellos se le unió la única candidata presidencial mujer, Draginja Vuksanović-Stanković, que instó a sus seguidores que votaran por un «Montenegro antifascista, civil, laico, OTAN e independiente».

El eterno presidente del Partido Socialdemócrata, Vuksanović-Stanković. dimitió del Parlamento y de la política inmediatamente después de su derrota, lo que dejó a los partidos de la izquierda seriamente debilitados justo dos meses antes de las elecciones parlamentarias.

Los pensionistas fueron otro grupo demográfico clave. La generación con edad suficiente para recordar las guerras yugoslavas de la década de 1990 recuerda cómo el gobierno de Djukanović protegió a la población y dio asilo a 60 000 refugiados de la región que escapaban de la guerra y de la depuración étnica.

Entre quienes buscaban asilo, había serbios de Bosnia, Croacia y Kosovo. Djukanović también les brindó un refugio seguro a los políticos serbios que se oponían a Slobodan Milosević.

Mientras que la hiperinflación se elevaba y las sanciones contra Serbia golpeaban también a Montenegro, Djukanović trabajó para liberar al país de su órbita económica y política, y se convirtió en un aliado regional de los Gobiernos occidentales.

La adopción del euro, la recuperación de la independencia, la apertura de las negociaciones de la adhesión a la Unión Europea y el ingreso a la OTAN dieron seguridad, inversiones y una economía en crecimiento.

A su vez, eso aumentó las expectativas sociales de participar en las nuevas fortunas del país. Sin embargo, la prosperidad de los años de auge, que se reflejaba en las infraestructuras, en el sector inmobiliario y en la industria turística del país, no se extendió lo suficiente más allá de los círculos gubernamentales y empresariales, y aunque el PIB aumentó, los salarios promedio siguieron siendo bajos.

En una nación de poco más de 600 000 habitantes, la acumulación de la riqueza y del poder estuvo a la vista de todos durante décadas.

No obstante, la burbuja estaba destinada a estallar.

De esta manera, una nueva generación está por tomar las riendas de Montenegro en un momento de incertidumbre mundial.

Los fundadores de Europa Ahora son los nuevos del barrio, educados en el nuevo mundo de la banca y las finanzas internacionales, pero limitados en experiencia gubernamental.

Han captado los vientos de cambio y están ganando significativo apoyo.

El ascenso de Milatović no es muy distinto al del presidente francés Emmanuel Macron, que creó el partido neoliberal En Marcha y una exitosa candidatura a la presidencia tras un periodo como ministro de Economía.

A diferencia de Macron, Milatović mostró un enfoque claramente antieconómico cuando aumentó los salarios y las pensiones de Montenegro, lo que atacó el presupuesto de salud durante la pandemia y pidió dinero prestado a las tasas de interés más altos posibles.

La agitación política y la mala gestión financiera de los dos últimos dos años han reducido subsecuentemente las inversiones y ejercido más presión sobre el presupuesto estatal. El presidente de Europa Ahora y el exministro de Finanzas, Milojko Spajić, comentó que está preocupado por la amenaza de quiebra.

Sin duda, el partido recurrirá a sus contactos financieros para ayudar a recuperar la economía de Montenegro. Existirá la tentación de buscar nuevas formas de inversión, nuevos planes de financiamiento creativos y préstamos solo para mantener el espectáculo en marcha.

Cuando estaba en el Gobierno, Spajić declaró que quería convertir a Montenegro en un centro regional de criptodivisas. Le dio la bienvenida públicamente a Vitaly Buterin, fundador ruso de la plataforma de cadena de bloques Ethereum y le otorgó la ciudadanía montenegrina.

El Gobierno también extendió la emisión del pasaporte dorado, contra el consejo de la Unión Europea, que ha visto un crecimiento significativo de ciudadanos adinerados rusos de Montenegro y de refugiados ucranianos.

Si Milojko Spajić vuelve al Gobierno, ¿lo disuadirá el desplome de las criptodivisas este último año? Con la detención del fugitivo surcoreano de cripto Do Kwon en Montenegro en marzo, se puede esperar que sí.

Quizás la gran pregunta estratégica es si Europa Ahora podrá resistir la influencia de sus compañeros de coalición, de Serbia y, a fin de cuentas, de Rusia. ¿Adoptarán el juego de equilibrio del presidente serbio Vucić e intentarán jugar en los mismos bandos: la Unión Europea, Estados Unidos, Rusia y China?

¿Cómo conseguirá Milatović como presidente reiniciar el proceso de adhesión a la Unión Europea, que se estancó cuando él estaba en la presidencia?

¿Y cómo podrá unir al país cuando el 30 % de la población se identifica como serbia, enarbola la bandera de otro país y se considera parte del mundo serbio?

Tras su victoria, los desfiles de sus partidarios la noche de su elección sugieren lo contrario. Autos repletos de jóvenes circularon a toda velocidad por la principal arteria de la capital, mientras hacían sonar ruidosamente sus bocinas, le hacían a los peatones la señal de la victoria serbia con los tres dedos y ondeaban las banderas serbias frente a los edificios de la presidencia y el Parlamento montenegrinos de manera provocadora. Ellos y cientos de partidarios de Milatović se congregaron en torno a la Iglesia ortodoxa serbia de la ciudad para celebrar su victoria en reconocimiento simbólico de su lealtad.

Fue un comienzo poco propicio para la era posterior a Djukanović.

¿Habrá sido todo esto observado y comprendido plenamente en las capitales occidentales? Si nos guiamos por la diplomacia reciente, probablemente no.

Al parecer, Estados Unidos está dispuesto a hacer lo que sea necesario para evitar que Serbia se desplace a la órbita de Rusia. Incluso a costa de sus vecinos más pequeños de los Balcanes Occidentales.

La Unión Europea le ha restado importancia a los logros de Montenegro desde que se calmaron con la ampliación.

Además, le han dado la espalda a Djukanović, a quien han llegado a considerar que lleva demasiado tiempo en el cargo y que está asociado a la corrupción.

La historia y la geopolítica de los Balcanes están inextricablemente entrelazadas. El antifascismo es una orgullosa tradición entre los montenegrinos, cuyo movimiento partisano resistió ferozmente a los nazis alemanes, los fascistas italianos y sus simpatizantes balcánicos en la Segunda Guerra Mundial. Esa es la esencia de la resistencia a los intentos de Serbia de reafirmar su influencia sobre Montenegro.

Los montenegrinos ven cómo su democracia laica y multiétnica se ve amenazada y cómo la comunidad internacional no parece entenderlo o no se preocupa lo suficiente como para ayudarlos a resistir.

Peor aún, se ven calificados de nacionalistas o hasta de extremistas por querer defender su cultura y su país. Es un libro de jugadas familiar.

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