Reflexiones de los iraníes en el extranjero: Furia contra «grupos de presión» (segunda parte)

Ilustración de Hamid Yazdan Panah, utilizada con autorización.

Esta es la segunda parte de un artículo de dos partes. La primera parte se publicó el 28 de febrero y presentó a los llamados «grupo de presión de Irán» y la rabia dirigida contra estos grupos entre los iraníes en el extranjero. Este segundo artículo profundiza en algunas de las pruebas que vinculan ciertos aspectos de los grupos de presión de Irán con funcionarios del Gobierno iraní.

En mi análisis inicial, mencioné el Consejo Nacional Iraní Estadounidense (NIAC) como una de las organizaciones vinculadas al «grupo de presión de Irán». Para algunos iraníes en el extranjero, esta organización es considerada la entidad central detrás del llamado «grupo de presión de Irán».

Durante años, el NIAC y su fundador, Trita Parsi, han enfrentado acusaciones de ser el grupo de presión fáctico del régimen iraní. Parsi y sus partidarios han desestimado estas acusaciones, las califican como una campaña llevada a cabo por troles. Para dejar atrás los insultos, conviene analizar algunos hechos.

En 2008, Parsi y el NIAC presentaron una demanda por difamación contra un escritor iraní que afirmaba que la organización había presionado en secreto en nombre del régimen iraní en Estados Unidos.

“Un caso de difamación es un proceso legal interesante porque el acusado tiene el derecho de utilizar el proceso legal como un medio para demostrar que sus afirmaciones son verdaderas. En muchas ocasiones, esto implica presentar pruebas y obligar al demandante, en este caso NIAC y Trita Parsi, a facilitar pruebas que de otro modo no habrían sido públicas. Eso es exactamente lo que sucedió en este caso”.

Durante el juicio se presentaron como pruebas correos electrónicos internos que mostraban que los empleados del NIAC se referían a sus actividades como «ejercer presión». Además, las pruebas también revelaron que Trita Parsi organizó reuniones entre miembros del Congreso y Javad Zarif, exembajador de Irán ante Naciones Unidas y luego ministro de Asuntos Exteriores.

Aunque muchos considerarían estos correos electrónicos como una prueba irrefutable, NIAC no cumplió con todas las solicitudes de pruebas del tribunal. De acuerdo con las Reglas Federales de Procedimiento Civil, el incumplimiento de las solicitudes de pruebas puede tener una serie de consecuencias y percepciones, incluida la presunción de que la información solicitada sería desfavorable para la parte que no la presente. Asimismo, el incumplimiento puede dar lugar a sanciones, como multas, que es lo que ocurrió en este caso. En realidad, el juez impuso importantes sanciones monetarias a NIAC por no entregar las pruebas solicitadas.

En el fallo del judicial, el juez describió el comportamiento de NIAC como «inexplicable e inexplorado». También afirmó que «la no presentación de [estos] correos electrónicos era indefendible y los demandantes no hicieron ningún intento coherente de explicar, ni en su escrito ni en la sesión de las mociones, por qué no se habrían presentado todos estos correos electrónicos». Como consecuencia de no haber entregado las pruebas pertinentes al tribunal, NIAC perdió la demanda y fue multado con poco más de 180 000 dólares.

Según la información disponible, NIAC ha participado en grupos de presión coordinados con algunas personas del régimen iraní. Entre las pruebas adicionales figuran los antecedentes de Trita Parsi, que es de origen iraní-sueco y es líder de NIAC. Algunas fuentes sugieren que Parsi tiene conexiones con algunas familias iraníes con intereses petroleros que han abogado por políticas de acercamiento a Irán. Se recomienda a los lectores investigar estas afirmaciones y sacar sus propias conclusiones.

Es importante tener en cuenta que la presión para entablar relaciones con el régimen iraní se ha producido en un contexto de décadas de brutal represión en Irán. El país tiene un largo historial de abusos contra los derechos humanos, como la represión de la disidencia política, las restricciones a la libertad de expresión y reunión y el maltrato a las minorías y las mujeres. En 2019, el régimen iraní reprimió violentamente las manifestaciones que exigían cambios políticos y económicos, lo que provocó la muerte de 1500 personas, según los informes.

También es fundamental reconocer que algunas personas relacionadas con el grupo de presión iraní han sido objeto de comentarios que podrían calificarse de misóginos e incitadores al odio. Tales comentarios son inaceptables y no tienen cabida en un diálogo constructivo.

Sin embargo, es necesario señalar que existen facciones dentro de la comunidad iraní, incluidas las que abogan por la restauración de la exmonarquía gobernante, que emplean tácticas divisivas e irrespetuosas para obtener beneficios políticos. Aún así, es importante situar la problemática en el contexto de los hechos y entender la frustración que sienten muchos iraníes hacia quienes defienden el régimen.

Quizá la perspectiva más reveladora provenga de los disidentes que luchan por el cambio dentro de Irán. Atena Daemi, destacada disidente iraní en el país, publicó un tuit en octubre de 2022 en el que acusaba al NIAC de actuar como grupo de presión del régimen y de encubrir sus crímenes.

“Si bien las opiniones de los iraníes en extranjero también son relevantes, al final son las voces de aquellos en Irán, como Daemi, quienes lideran la lucha por el cambio, las que tendrán la última palabra“.

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