Las familias Lytovchenko y Kyrkach-Antonenko. Composición de Свої.City [1]. Uso legítimo.
Este artículo de Anna Kurtsanovska se publicó [2] inicialmente en el medio ucraniano Свої.City. Global Voices publica una versión abreviada y editada del texto como parte de un acuerdo para compartir contenido.
Desde que comenzó la guerra rusa contra Ucrania, los avances en tecnología reproductiva han hecho que las parejas se planteen una difícil decisión: ¿deben hacer los preparativos para tener hijos en el futuro incluso cuando una o ambas partes se marchan a defender Ucrania y posiblemente mueran? La criopreservación de espermatozoides y embriones (proceso de congelar células o tejidos corporales) se ha vuelto popular entre las familias de soldados ucranianos que desean preservar la posibilidad de concebir en caso de muerte de uno de los miembros de la pareja.
La criopreservación es un método de congelación y conservación a largo plazo de material biológico en nitrógeno líquido (-196 °C). Se utiliza ampliamente para congelar esperma, óvulos y embriones fecundados. Desde el comienzo de la guerra, la demanda de criopreservación ha aumentado considerablemente. Para los soldados, el procedimiento es gratuito. Según Iryna Sudoma, directora de la Clínica Nadia, actualmente la clínica conserva muestras de esperma de más de 300 militares.
Decisiones imposibles
Natalia y Vitaly Kyrkach-Antonenko estuvieron juntos 18 años. Estaban enamorados y eran felices. Natalia estaba embarazada e iba a tener una niña.
El 9 de noviembre de 2022, hubo intensos combates alrededor de Svatove. Cerca del mediodía, un proyectil explotó cerca de la trinchera donde Vitaly y sus compañeros se refugiaban. Un fragmento alcanzó el casco Kevlar de Vitaly y se rompió. Vitaly murió ese mismo día.
Vitaly estaba receloso del aumento de la presencia militar rusa cerca de la frontera ucraniana. El 16 de febrero de 2022, visitó una oficina de reclutamiento, preparó sus documentos y se sometió a un reconocimiento médico para alistarse en las Fuerzas Armadas de Ucrania.
Vitaly y Natalia Kyrkach-Antonenko. Fotografía proporcionada a Свої.City por Natalia. Uso legítimo.
La pareja soñaba con tener una familia grande. Cuando comenzó la guerra a gran escala, Natalia estaba embarazada, pero tuvo un aborto espontáneo debido al estrés.
«Lloramos mucho y soñábamos con tener otra oportunidad para tener un hijo. En agosto, decidí viajar junto a mi amado esposo y conseguí quedarme embarazada por segunda vez», contó Natalia.
Poco antes de su muerte, Vitaly obtuvo un muy esperado permiso para ausentarse del trabajo por unos días. Durante el permiso, la pareja visitó un centro de medicina reproductiva donde se sometieron a todas las pruebas necesarias y dejaron muestras para ser congeladas. Luego del proceso de criopreservación, completaron los trámites necesarios ante notario.
Cuando Vitaly murió, Natalia tenía trece semanas de embarazo. Gracias a la ayuda de los médicos y a la medicación, pudo tener un embarazo sano a pesar de su dolor y su pérdida.
«Quizás use el material biológico de mi amado esposo en el futuro»
Nadia Lytovchenko cría a su hijo de un año y medio como madre soltera. Su esposo Andriy era comandante de pelotón en la Subdivisión 241 de Defensa Territorial. A Andriy lo mataron a los 33 años el 12 de julio de 2022 cerca de Dementiyivka, en la región de Kharkiv.
La familia Lytovchenko. Fotografía entregada a Свої.City por Nadia. Uso legítimo.
«Estuvimos juntos siete años y llevábamos cinco años casados. Hicimos criopreservación de material biológico después de estar juntos en la Operación Antiterrorista (ATO) en 2015 y 2016 trabajando como paramédicos (la zona de la Operación Antiterrorista [3] es el nombre oficial que recibió la zona de guerra en el este de Ucrania entre 2014 y 2018). Fuimos los iniciadores porque después de plantear este tema una vez, decidimos que debíamos hacerlo. Por ejemplo, esto es habitual para los militares en Estados Unidos», declaró Nadia. Luego agregó:
Якби був живий чоловік, то ми неодмінно народили хоча б ще одну дитину. Зараз я розмірковую над тим, аби скористатися можливістю використати біоматеріал Андрія. Поки це тільки міркування, але, можливо, я повернуся до цього питання вже після війни.
Si mi esposo estuviese vivo, habríamos tenido al menos un hijo más. Ahora estoy pensando en aprovechar la oportunidad de utilizar el material biológico de Andrii. Por ahora, solo es una especulación, pero tal vez volveré a pensarlo después de la guerra.
Volodymyr Hunko y Oksana Borkun. Fotografía entregada a Свої.City por Oksana. Uso legítimo.
Yehor, soldado y desplazado interno de Donetsk que lleva el nombre de batalla «Yeti», se casó en la segunda mitad de 2022. Esperan tener hijos. Antes de partir a primera línea, el combatiente visitó un centro de reproducción.
Oksana Borkun también es esposa de un combatiente muerto. Volodymyr Hunko estuvo defendiendo a su país desde 2014. Pasó por las batallas de Ilovaisk [4] y Shyrokyne [5], y finalmente fue capturado y retenido como prisionero de guerra durante cuatro meses. Fue asesinado el 30 de julio de 2022 en Bajmut a los 33 años.
Oksana cuenta que, por dos meses tras la muerte de su esposo, no podía ver niños en ningún lugar. Si los veía, se echaba a llorar inmediatamente.
Перед від’їздом він сказав: ‘Не переживай, все в нас ще буде. І діти! Через три дні повернусь і будем робити.’ І не повернувся вже… Володя тонув у дітях, так їх любив. Тільки брав на руки і відразу розчинявся. Завжди жартував: ‘У нас будуть дуже гарні діти, бо ми гарні і класні.’ Я кожен раз про це мріяла.
Antes de irse, dijo: ‘No te preocupes, lo tendremos todo. También niños. Volveré dentro de tres días y los haremos’. Pero no volvió… Le gustaban tanto los niños que se ponía muy emotivo en su presencia. Los tomaba en brazos e inmediatamente se derretía. Siempre bromeaba diciendo: ‘Tendremos hijos muy hermosos porque somos guapos y geniales’. Yo soñaba constantemente con esto.
Oksana añadió: «Era el único hijo de su familia. Daría cualquier cosa por que pudiese seguir su legado, el legado de su familia. Alguna fuerza decidió lo contrario. Quizá era mi última oportunidad, no lo sé…».