Consecuencias de la discriminación y autoritarismo en línea hacía las minorías

Imagen por cortesía de Ameya Nagarajan

Los estudios han demostrado que la discriminación a menudo se correlaciona con preferencias autoritarias. La discriminación contra las minorías religiosas, en particular, es más grave en los regímenes autoritarios que en los países democráticos. Por ejemplo, Myanmar tiene una larga historia de reglas militares represivas, mala gobernabilidad y una guerra civil contra grupos étnicos minoritarios. Además, la continua persecución del Ejército birmano a los rohinyá ha obligado a más de 700 000 rohinyás a huir a Bangladesh, mientras miles de mujeres y niñas han sido violadas.

La represión siempre ha sido uno de los problemas más difíciles que enfrentan las comunidades y grupos más vulnerables. Las tecnologías digitales han agregado nuevas dimensiones que los regímenes autoritarios pueden intentar reprimir o desmoronar. Alrededor del mundo, los grupos que han sido históricamente discriminados enfrentan el estigma, que los excluye de participaciones públicas, tiendas, servicios, espacios y las recopilaciones de datos. La lucha contra la exclusión que enfrentan estos grupos se ve complicada por una conectividad inaccesible o muy costosa. De acuerdo con el Banco Mundial, las personas con discapacidad (más de mil millones de personas alrededor del mundo) enfrentan barreras para comunicarse, interactuar y acceder a la comunicación y a participar en actividades sociales cívicas. Si bien las tecnologías están ayudando a vencer algunas de estas barreras, su mera existencia es insuficiente para cerrar las brechas en el ecosistema socioeconómico para las personas con desventajas.

Muy a menudo, los grupos más vulnerables están más propensos a la discriminación y al acoso, dado que los objetivos fuera de línea suelen ser las mismas víctimas que sufren abuso virtual, en especial, mujeres jóvenes, minorías raciales y miembros de la comunidad LGBTQ+. Frecuentemente, el impacto desigual de la tecnología afecta más a mujeres y a grupos marginados, ya que es menos probable que accedan a internet y que ejerzan sus derechos de manera digital. Así como la digitalización de la economía se expande alrededor del mundo, la desigualdad de género en el mundo físico se replica en el mundo digital. Como consecuencia, las mujeres y otros grupos marginados tienen pocas oportunidades de trabajo y enfrentan barreras adicionales para participar en el mundo laboral. Además, el daño que sufren estas personas se ve agravado por cómo el contenido dañino se expande a través de internet, a una velocidad y escala que es casi imposible de controlar. Entonces, internet refuerza la misma discriminación con la cual los grupos marginados han luchado históricamente, los disuade de la participación pública en línea y hace su integración social mucho más difícil de lo que ya es.

El acoso en línea se ha convertido vergonzosamente en una de las principales características de la red mundial. Hoy en día, es difícil imaginar internet sin acoso virtual, desde violencia en línea hasta Gobiernos autoritarios que silencian la disidencia, la toxicidad en línea es común para casi todos los usuarios de internet. Si bien la evidencia muestra que cualquier persona es susceptible, exhaustivas investigaciones muestran que las mujeres, gente de color, minorías religiosas y miembros de la comunidad LGBTQ+ tienen más probabilidades de ser objeto de acoso. El crecimiento de internet ha expandido este problema y las formas en que la gente puede ser un objetivo; con el aumento de los celulares inteligentes, el acoso es ahora una situación que ocurre todo el tiempo para quienes históricamente han sido discriminados.

Los esfuerzos para luchar contra la discriminación en línea han fallado en gran parte. De acuerdo con el último informe del relator especial sobre asuntos de minorías, Fernand de Varennes, el odio virtual solo empeora la situación de los grupos vulnerables. En la mayoría de los países, tres cuartas partes o más son víctimas del discurso de odio en línea, son miembros de grupos minoritarios, y las mujeres son víctimas en número desproporcionado. De manera similar, las personas de la comunidad LGBTQ+, musulmanes, hispanos o latinos, y negros enfrentan un alto porcentaje de discriminación por identidad en Estados Unidos, lo que hace que sea más difícil y menos seguro estar en línea para alguien que pertenece a uno de estos grupos.

Al mismo tiempo, los Gobiernos han desplegado sofisticadas estrategias para incrementar la represión de estos grupos. Ese es el caso en Egipto, donde la Policía ha usado aplicaciones como Grindr para rastrear, arrestar y torturar a miembros de la comunidad LGBTQ+. Del mismo modo, las autoridades y las agencias de inteligencia piden que Tinder almacene los datos de sus usuarios (incluidos mensajes y fotos) en servidores locales en Rusia, mientras la aplicación se ha convertido en una fuente de información delicada en línea durante la invasión a Ucrania. Por otro lado, después de que los talibanes tomaron el control en la región en 2021, la gente en Afganistán están intentando eliminar toda información relacionada con su pasado y opiniones políticas de sus perfiles de redes sociales para evitar cualquier persecución. Lamentablemente, los talibanes han usado estas plataformas para amenazar y rastrear algunos de la comunidad LGBTQ+.

Pese a que internet no es un espacio virtual completamente separado del ámbito fuera de línea, tampoco es una mera réplica del mundo real. Las tecnologías digitalizadas han presentado nuevas dinámicas dentro del mundo virtual que nunca antes se habían visto. Asimismo, las plataformas digitales han desarrollado nuevas formas para interactuar y construir identidad a través de sus diseños y algoritmos. Sin embargo, estas nuevas dinámicas presentadas por grandes compañías también están afectando a las comunidades en desventajas. Si bien debe haber algunos intentos de disminuir el impacto desequilibrado que estás tecnologías tienen contra estos grupos, la realidad prueba que los grupos más vulnerables son los que son segregados y expulsados de la participación en línea.

Se ve a los grupos minoritarios concentrados como amenazas contra regímenes autoritarios dado que es más probable que se movilicen y participen en acciones colectivas. Tomando en consideración que el objetivo general es permanecer en el poder y mantener el control sobre la sociedad, los grupos minoritarios disidentes suelen ser objeto de campañas de acoso. Por lo tanto, se espera que se fomenten campañas de discriminación en línea y fuera de línea para silenciar puntos de vista opuestos. Sin embargo, el mundo digital ha aumentado la capacidad de los regímenes autoritarios para penetrar en diferentes niveles de la sociedad y movilizar a los grupos mayoritarios contra las minorías a través de internet.

Por último, las minorías constituyen gran parte de los objetivos de la incitación al odio en línea y es de los principales objetivos de los regímenes autoritarios, y por eso las plataformas de redes sociales deben priorizar sus esfuerzos para abordar la dirección de las incitaciones de odio. Pese a que algunas plataforma ya han cambiado la dirección, aún queda un largo camino. Todo esto deja en claro que comprender y abordar la discriminación fortalece la capacidad de los países e instituciones para responder y prevenir el autoritarismo digital. Las prácticas rigurosas del monitoreo del autoritarismo son, por lo tanto, un requisito crucial y un instrumento para recuperar la que voz que a menudo se les quita a los grupos marginados.

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