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Narrativas compartidas de conflictos yugoslavos de la década de 1990: Oportunidad para la reconciliación

Categorías: Europa Central y del Este, Bosnia y Herzegovina, Croacia, Kosovo, Montenegro, Serbia, Derechos humanos, Etnicidad y raza, Guerra y conflicto, Historia, Ideas, Juventud, Medios ciudadanos, Política, Relaciones internacionales
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Foto: Sanja Bistričić, usada con autorización vía Balkan Diskurs.

Este articulo deAnja Zulić se publicó originalmente en Balkan Diskurs [2], proyecto del Centro de Investigación Postconflicto [3] (PCRC). Global Voices reproduce una versión editada en virtud de un acuerdo para compartir contenidos.

Tras visitar lugares de sufrimiento, hablar con víctimas y testigos e investigar, más de cien jóvenes de los países de la antigua Yugoslavia expusieron sus puntos de vista sobre algunos de los acontecimientos más controvertidos ocurridos en la región durante la década de 1990 en una publicación de la Iniciativa Juvenil Croata por los Derechos Humanos [4], titulada Narrativas compartidas. El objetivo de este proyecto fue fomentar el diálogo constructivo y el entendimiento mutuo acerca de los hechos fundamentales del pasado para construir un futuro mejor.

Después de casi 30 años de la guerra, los jóvenes de países que han sufrido los horrores de la guerra siguen estando a merced de los discursos nacionalistas dominantes y de la propaganda belicista que los representantes de las élites políticas utilizan sin piedad como herramientas de manipulación. En los países de la antigua Yugoslavia hay varias organizaciones no gubernamentales que se dedican a fomentar la paz reuniendo a jóvenes de toda la región a que cuenten sus experiencias. Una de estas organizaciones es la Iniciativa de la Juventud para los Derechos Humanos (YIHR), red regional con oficinas que operan de forma independiente en Montenegro, Serbia, Croacia, Bosnia y Herzegovina y Kosovo.

Branka Vierda, de YIHR Croacia, afirma que los gobernantes no han implementado políticas que alivien a las generaciones “posguerra” de la carga de tener que lidiar con el pasado.

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Branka Vierda, directora del programa de YIHR Croacia. Foto de la Academia Regional y Desarrollo Democrático, usada con autorización a través de Balkan Diskurs.

“Estos jóvenes heredaron la falta de una agenda estable, significativa y responsable que entienda y nutra la cooperación y la solidaridad entre etnias, entre naciones y entre seres humanos. Nuestras identidades étnicas y nacionales están marcadas por significados que son el resultado de las políticas revisionistas que han prevalecido en la historia de la década de 1990”, explicó Vierda, y además señaló que cómo nos percibimos a nosotros y a otros miembros de nuestra comunidad tiene un gran impacto en la forma en que tratamos a los demás.

Desde su creación en 2008, la YIHR se ha resistido a las políticas nacionalistas y revisionistas de los gobernantes con difusión de hechos probados judicialmente, y ha trabajado para preservar la memoria de las víctimas civiles de la guerra que han sido olvidadas o negadas. Con el objetivo de dar a las generaciones posteriores a la guerra un espacio seguro para que se escuchen voces y perspectivas diferentes, se creó un proyecto que finalmente resultó en la publicación del libro Narrativas compartidas [6], publicado por YIHR Croacia (también disponible en inglés [7] y albanés [8]).

Narrativas compartidas nace de la reflexión y la experiencia personal de Mario Mažić, fundador de la YIHR. Mažić dio a los jóvenes la oportunidad de expresar sus opiniones sobre la guerra en una compilación única de narrativas contadas sobre los eventos regionales más controversiales de la década de 1990. El libro reúne el trabajo de más de cien jóvenes activistas de Bosnia y Herzegovina, Serbia, Croacia y Montenegro.

Los jóvenes están listos y dispuesto al diálogo

Vierda señaló que el aspecto más difícil fue ayudar a los jóvenes a superar la culpa que sentían después de visitar lugares de sufrimiento donde se habían cometido crímenes «en su nombre». La YIHR brindó apoyo a los participantes sin la intervención de psicólogos, sin psicólogos con experiencia en el manejo profesional de estas situaciones. «Ese fue el principal motivo para seguir adelante: el esfuerzo por capacitar a los jóvenes para que continúen sus vidas sin sentirse culpables, pero que sean conscientes de la responsabilidad que tienen de garantizar que tales sucesos no se repitan en el futuro. Creo que lo hemos conseguido», declaró la directora.

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El proyecto de Narrativas compartidas incluyó visitas a lugares de sufrimiento, entrevistas con víctimas y testigos e investigaciones. Foto del evento promocional del libro por Sanja Bistričić, utilizada con permiso a través de Balkan Diskurs.

Los colaboradores del libro escribieron sobre las protestas contra la guerra y la escena cultural durante la década de 1990 y destacaron ejemplos positivos de personas y organizaciones que trabajaron para preservar la paz y se opusieron a la guerra.

Vierda destacó que todas las generaciones tienen la obligación de luchar con todas sus fuerzas contra la cultura del nacionalismo y el revisionismo histórico, además indicó que los jóvenes tienen que ser conscientes de su responsabilidad social en la construcción de una sociedad mejor y más unida.

Dora Pavković, otra de las colaboradoras del libro, cree que juntos consiguieron abrir el diálogo, dejar a un lado los prejuicios e intentar ver y comprender «el otro lado». Explicó:

We managed to transfer what we had achieved among ourselves to the macro level i.e. the final result, the book Shared Narratives. It clearly shows that there are different perceptions, many stories, or more narratives about the same event. In my opinion, this is exactly the goal: to understand that we have different views on the same events, and to try to understand each other and agree on some common minimum in order to turn towards the future.

Conseguimos plasmar lo que habíamos logrado entre nosotros a un nivel macro, lo que dio lugar al resultado final, el libro Narrativas compartidas. El libro deja en claro que hay muchas percepciones, varias historias o narrativas sobre un mismo evento. En mi opinión, ese es exactamente el objetivo: comprender que hay diferentes puntos de vista sobre los mismos hechos y tratar de entendernos y acordar un mínimo común para avanzar hacia el futuro.

Jasmina Đapo, del distrito de Brčko de Bosnia y Herzegovina [10], cree que la política todavía impone narrativas y manipula a los jóvenes al revivir los temas de la guerra de la década de 1990. «Los jóvenes son nuestro futuro, así que es muy peligroso propagar la intolerancia».

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Jasmina Đapo, abogada del distrito de Brčko, en Bosnia y Herzegovina. Foto: archivo privado, utilizada con permiso a través de Balkan Diskurs.

Según Jasmina, a petición de sir Geoffrey Nice, fiscal principal en el caso contra Slobodan Milošević [12], jóvenes abogados de alrededor del mundo acudieron a La Haya para conocer la labor del Tribunal Penal Internacional con respecto a la antigua Yugoslavia [13] y los procesos judiciales, pero también para fomentar el diálogo entre los jóvenes de la región sobre los acontecimientos de la guerra.

Projects like these would have a really positive outcome, as participants would gain a new perspective and develop new friendships with their peers of other nationalities. The problem is that applicants for these projects are always the same young people or those who were already open to dialogue, while it’s difficult to engage young people who really need to gain insight into these topics and who haven’t accepted the idea of unity and tolerance in our region yet.  

I was part of the generation that returned to Brčko from various sides after the war and the start of reconciliation and return to coexistence, and the revival of the idea of ethnic diversity. I remember how it went relatively quickly with us young people. We soon realized how similar we really are, friendships were formed, and all attempts to divide us usually came from politicians and older generations who directly participated and lived through the hardships of the war. 

Iniciativas como estas podrían tener un resultado muy beneficioso, ya que los participantes conocerían nuevas perspectivas y desarrollarían nuevas amistades con sus compañeros de otras nacionalidades. El problema radica en que los participantes de estos proyectos son siempre los mismos jóvenes o son quienes ya estaban abiertos al diálogo, y resulta difícil atraer a jóvenes que realmente necesitan profundizar en estos temas y que aún no han aceptado la idea de unidad y tolerancia en nuestra región. Formé parte de la generación que regresó a Brčko desde distintos bandos tras la guerra, formé parte del inicio de la reconciliación y la vuelta a la convivencia, y también del renacimiento de la idea de la diversidad étnica. Recuerdo que todo fue bastante rápido entre nosotros, los jóvenes. Pronto nos dimos cuenta de lo parecidos que somos en realidad, se formaron amistades y todos los intentos de dividirnos venían de políticos y generaciones mayores que estuvieron directamente involucrados y experimentaron los horrores de la guerra.

Para Đapo, es fundamental que los jóvenes puedan desarrollar sus propias opiniones de forma independiente, recibir una perspectiva nueva y objetiva sobre estos temas y también escuchar las voces de los demás para fomentar el diálogo entre ellos.

Vierda coincide y señala que, si las instituciones dejaran de aferrarse a las narrativas nacionalistas, podrían aprender mucho de la actual generación posguerra acerca del diálogo inclusivo, el pensamiento crítico y la interpretación responsable del pasado.