Creando al homo militaris: Patriotismo militarizado ruso

Ilustración tomada de Russia Post con autorización. El lema en ruso dice «Dar a luz carne».

La promoción de militarismo patriótico de parte del Kremlin ha tenido un profundo impacto en la sociedad Rusia. Pero el legado soviético de cinismo y de “doble pensar” funciona como mitigador. Global Voices reproduce un artículo de Mariya Omelicheva, catedrática de la Universidad de Defensa Nacional (Estados Unidos), de Russia Post con su permiso.

Hay un nuevo movimiento ruso enfocado en los jóvenes llamado Movimiento de los Primeros, organizado por iniciativa del Gobierno ruso. El 80 % de los adultos rusos apoyan la idea de una organización que inculque patriotismo y “valores tradicionales rusos” en los jóvenes.

Múltiples escuelas rusas han abierto espacios conmemorativos para honrar a los “héroes” rusos de la “operación militar especial” en Ucrania (el Gobierno ruso llama así a la invasión de Ucrania). El presidente Putin formalizó estas prácticas en una orden presidencial. La principal página web rusa de comercio digital y compras, Wildberries and Ozon, ha notado ventas sin precedentes de bienes con logos de PMC Wagner (ejército privado en el que trabajan principalmente convictos).

Por casi una década, el Gobierno ruso se ha involucrado en campañas para promover el patriotismo militarizado. El principal propósito de esto es legitimar el régimen con el objetivo de defender la nación.

Esta campaña sistemática depende de medios tradicionales y en línea, instituciones culturales, religiosas y escuelas. La campaña ha dejado tenido un profundo impacto en los rusos, y creado un nuevo arquetipo de ciudadano ruso: el homo militaris.

El homo militaris se caracteriza por una mentalidad conspiradora y que acepta la destreza militar como símbolo de la grandeza de Rusia, admira las victorias militares de Rusia, especialmente en relación con el heroísmo de sacrificio de la Segunda Guerra Mundial. Sin clamar por la violencia, el homo militaris apoya incondicionalmente cualquier acción del Gobierno y el Ejército, usual característica de la solidaridad patriótica.

El fallido intento de conquistar Ucrania rápidamente no detuvo la evolución del homo militaris. Al contrario, le dio contexto a mitos de guerra. Sin embargo, el Gobierno ruso hasta la fecha no podido transformar la creencia de la gente en esta guerra mitificada a disposición de ofrecerse como soldados voluntarios.

Una limitación crítica del patriotismo militarizado ruso es que está marcado por los legados soviéticos y postsoviéticos de cinismo político, así como el hábito de encontrar atajos al tratar con el Gobierno. Esos hábitos comúnmente resultaron en demostraciones de patriotismo simbólico en público, pero con mentiras al Estado en privado, evitando compromisos personales con el estado.

El homo militaris en base a las encuestas

Engañado por teorías y narrativas conspirativas anti-rusas, el homo militaris ha aceptado la visión de que Rusia está encerrada en una rivalidad existencial con otras naciones poderosas. El homo militaris es una persona que cree en la solidaridad “orgánica” con el Gobierno y considera el apoyo a sus acciones, sin importar lo brutales que sean, como un signo de patriotismo.

En 1990, los ciudadanos rusos que emergieron del colapso de la Unión Soviética eran más introspectivos en su búsqueda de la fuente de los problemas de Rusia y se orientaron hacia Occidente. La situación empezó a cambiar rápidamente con la llegada política de Vladímir Putin. Mientras que en la década de 1990 aproximadamente la mitad de los rusos no estaba seguros o no pensaba que Rusia tuviera enemigos externos, en la década de 2000 casi el 80 % había desarrollado esta opinión. Desde 2014, Estados Unidos y Ucrania han sido nombrados consistentemente como las naciones menos “amistosas”. En 2021 se rompió la marca anterior con un 83 % de los rusos creyendo qué Rusia tenía enemigos y un 62 % teme otra guerra mundial.

El porcentaje de rusos que considera a Rusia como una potencia aumentaron de 31 % en 1999 a 68 porciento tras la anexión de Crimea en 2014, y ronda sobre el 70 % desde 2017. El significado que los rusos le dan a la idea de “gran poder” también ha cambiado con el paso del tiempo. En 1990, solo el 30 % de los rusos veían a la fuerza militar y su arsenal nuclear como constituyentes de situación de gran poder. Para 2015 este porcentaje aumento a 51 %, y no ha disminuido significativamente desde entonces. Logros como el desarrollo económico del país, el bienestar general de la población y los logros científicos y culturales han dado paso a la victoria en la “Gran Guerra Patriótica” (Segunda Guerra Mundial) como símbolo de la grandeza de Rusia. Si bien las opiniones sobre la Segunda Guerra Mundial y su lugar en la historia de Rusia del siglo XX se han mantenido estables, ha crecido un sentir de vergüenza por la disolución de la Unión Soviética.

El poderío militar se ha vuelto un componente esencial para la imagen país de los ciudadanos rusos, la opinión del Ejército ruso ha evolucionado también. Desde 2014, el Ejército ha sido citado como la segunda institución más confiable, después del presidente Putin, pero entre 2017 y 2021 llego al primer lugar, superando a Putin. En 1990, solo un tercio de los rusos estaba a favor de gastar más recursos en el Ejército, desde 2014 más de la mitad de los rusos apoyan incrementar el gasto militar.

Los motivos de la Segunda Guerra Mundial se han convertido en el centro de las creencias de los rusos sobre sí mismos. El régimen de Putin ha enfatizado este tema para idear una identidad nacional de una Rusia triunfante.

La creación del homo militaris

La aparición del homo militaris que ofrece apoyo incondicional al Gobierno y al Ejército que libra una brutal guerra en Ucrania es consecuencia de una campaña que lleva décadas tratando de legitimar el régimen autoritario bajo la idea de defender Rusia. En el corazón de esta campaña está el proceso de “enemificación” que involucra la construcción de enemigos internos y externos que buscan destruir la gran civilización/Estado ruso. El régimen se ha dedicado a infundir miedo sobre otra guerra en la que Rusia tendría que defenderse de una amenaza comparable a la de la Alemania nazi.

A diferencia del Estado soviético que, aunque militarizado, se presentaba como amante de la paz, el régimen de Putin está creando un poderoso culto a la guerra que debería servir como símbolo de la grandeza de Rusia.

El Día de la Victoria ruso, celebrado tradicionalmente el 9 de mayo, ha evolucionado de un día en que se recuerda solemnemente a los veteranos a una extravagante muestra de los logros militares rusos. El Gobierno ha ofrecido un generoso apoyo financiero para producir películas sobre batallas históricas.

Al criminalizar el no conformismo y el pensamiento alternativo, el Kremlin genera una narrativa de “nosotros” contra “ellos”: los patriotas de la madre patria unidos en “solidaridad orgánica” junto al régimen, mientras un creciente movimiento de disidentes domésticos, feministas, activistas LGBTQ+, neonazis estadounidenses y ucranianos son “ellos”. La “operación militar especial” de Rusia en 2022 es vista como la continuación natural de la Segunda Guerra Mundial.

Pese a las derrotas del Ejército ruso en Ucrania, la guerra le ha permitido al Kremlin cementar su campaña de movilización patriótica. El Gobierno ha reformulado su “operación militar” en una guerra existencial entre la civilización rusa y Occidente, interpretación que es apoyada por la mayoría de los ciudadanos rusos.

Esta reformulación de la guerra, reforzada por los esfuerzos externos para aislar a Rusia, han puesto una elección binaria para muchos rusos: o tomas el lado del Gobierno y el Ejército como un verdadero patriota ruso, o quedas excluido de las comunidades nativas, declarado como traidor e incluso perseguido. En línea con el régimen, la iglesia ortodoxa declaró que una “muerte heroica” en una guerra justa eliminaría cualquier pecado mortal.

Los limites de la socialización militarizada

Ningún gobierno autoritario ha logrado jamás crear una sociedad homogénea. A pesar de que la mayoría de la población rusa se moviliza alrededor de la bandera, hay muchos, entre el 14 y el 26 %, que no apoyan a Putin ni al Gobierno ruso, respectivamente, y su brutal guerra en Ucrania.

Los jóvenes tienden a ser más críticos en relación a la guerra, lo que explica el énfasis especial del Kremlin en el adoctrinamiento militar dirigido a los jóvenes.

Sin embargo, es posible que los verdaderos límites de la campaña de militarización patriótica de Putin no estén tan presentes en la generación joven. En cambio, la mejor apuesta es el legado soviético de cinismo y «doble pensamiento». El viejo hábito de engañar al Estado y eludir sus demandas mientras al mismo tiempo mantiene una muestra de apoyo público y obediencia no ha desaparecido.

Por lo tanto, un ruso puede respaldar al Gobierno en su guerra en Ucrania, pero generalmente no está dispuesto a ofrecerse como voluntario para luchar en la guerra y trata de esquivar la movilización. Como ciudadano, el homo militaris demuestra su lealtad al Estado a través del simbolismo colectivo y la actuación. Como persona, sus intereses están en el espacio privado, y en su mayoría desea obtener alguna ventaja personal.

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