El 30 de julio de 2020, día que se promulgó la Ley de Seguridad Nacional de Hong Kong, el Gobierno aseguró que “no afectará los derechos y libertades legítimas de las personas”. Sin embargo, dos años después, los cambios drásticos del panorama mediático local cuentan una historia diferente.
No hace mucho, las voces disidentes formaban parte del discurso público de Hong Kong. El marco de «Un país, dos sistemas», que prometió a la ciudad un alto grado de autonomía después de 1997, también se consideraba un reconocimiento de que el éxito anterior de Hong Kong como centro financiero mundial se basaba en las amplias libertades de personas y negocios. Además, el escrutinio político era prácticamente inexistente. Las librerías, muchas muy frecuentadas por visitantes de China continental, podían vender legalmente títulos polémicos, mientras que artistas y cineastas podían obtener apoyo y exposición sin necesidad de comprometer sus mensajes políticos.
Sin embargo, tras los disturbios sociales de 2019, el Gobierno central de China introdujo la ley de seguridad nacional, aprobada por el Comité Permanente de la Asamblea Popular Nacional, en la miniconstitución de Hong Kong, la llamada Ley Básica, lo que puso fin a un enfoque de casi dos décadas de no intervención en la controvertida cuestión de la seguridad nacional. Sorteando a la legislatura local, se presentó la nueva ley de seguridad nacional en cuestión de días, sin que se conocieran muchos detalles hasta que se aprobó la legislación. Aunque no estaba previsto que la ley se aplicara con carácter retroactivo, en un principio se expresó preocupación por su vaguedad y amplitud, especialmente por cómo esas «líneas rojas» indefinidas afectarían al trabajo de los periodistas. Sin embargo, las autoridades desestimaron en gran medida estas inquietudes e insistieron en que la ley solamente afectaría a un «pequeño grupo«, aunque el recuento de medios desaparecidos sugiere lo contrario.
Cierre «autoinfligido» de medios críticos
La primera gran víctima fue el tabloide Apple Daily, diario impreso que gestionaba un elaborado sitio de noticias en línea con contenido adicional para suscriptores de pago. Aunque Apple Daily era conocido por su periodismo sensacionalista, también estaba estrechamente alineado con el llamado campo prodemocrático, alianza política de partidos y activistas prodemocráticos. El 17 de junio de 2021, la Policía de Hong Kong allanó la sede del periódico y detuvo a cinco afiliados. Mientras tanto, se congelaron la mayoría de los activos financieros y cuentas bancarias de Apple Daily, lo que obligó al periódico a cerrar unos días después. El último número, del que se imprimió un millón de ejemplares (frente a los 80 000 diarios habituales) se agotó a las pocas horas de su publicación, y muchos ciudadanos hicieron fila hasta altas horas de la noche para conseguir un ejemplar. El fundador, Jimmy Lai, ha sido acusado en virtud de la ley de seguridad nacional, y está previsto que el juicio comience próximamente.
Después del cierre de Apple Daily, Stand News, popular medio en línea, fue ampliamente considerado como el medio prodemocracia más importante de la ciudad. Se fundó en 2014, en reemplazo de la popular plataforma House News. El 27 de junio de 2021, Stand News anunció que retiraría de sus plataformas los artículos publicados y que también suspendería las suscripciones de pago, con la esperanza de evitar un destino similar al de Apple Daily. Seis meses después, la Policía de Hong Kong registró su oficina, y dos redactores principales fueron acusados de publicar material sedicioso. El redactor, jefe Ronson Chan, presidente de la Asociación de Periodistas de Hong Kong, también ha sido investigado. Poco después de la redada, el medio anunció el cierre voluntario para proteger a su personal.
Mientras tanto, el ex redactor jefe de Stand News, Chung Pui Kuen, concluyó su declaración ante el tribunal por 17 artículos supuestamente “sediciosos”, que son comentarios, reportajes e imágenes críticos con los Gobiernos de Hong Kong y Pekín, como entrevistas a activistas que se presentan a las primarias prodemocráticas y críticas a que un mero lema como «acabar con la dictadura unipartidista» podría entrar en el ámbito de «incitación a la subversión» de la ley de seguridad nacional. El alegato final del juicio tendrá lugar en junio, y el caso marcará un hito en cuanto a cómo ha cambiado la libertad de expresión en Hong Kong bajo el régimen de seguridad nacional.
La desaparición de otro medio importante en línea se consideró una advertencia para el sector en general. En los días siguientes, varias otras plataformas cesaron sus operaciones, alegando la creciente presión y el riesgo asociados a su trabajo. Estaban Citizen News, Mad Dog Daily, CLS, Internet Broadcasting Hong Kong, Dare Media HK, Polymer y White Knight.
Cuando se le preguntó si la libertad de prensa en Hong Kong se estaba deteriorando, la entonces dirigente municipal Carrie Lam insistió que estos hechos no están relacionados con la ley de seguridad nacional. Del mismo modo, los medios a favor del sistema han etiquetado los cierres como meramente «autoinfligidos«.
En junio de 2022, la agencia de noticias Factwire de Hong Kong también se disolvió por su preocupación por cómo una posible ley de noticias falsas podría convertirse en un arma contra el periodismo de investigación. Factwire se creó en 2015 a través de una campaña de microfinanciación con el apoyo de más de 3000 patrocinadores. Desde entonces, ha publicado varias noticias importantes, como la denuncia de los problemas de calidad de los trenes de transporte público y los defectos de una central nuclear cercana en la provincia de Guangdong. La agencia también ganó el Premio de los Derechos Humanos 2020.
No obstante, también los medios internacionales se han visto afectados. Poco después de la promulgación de la ley de seguridad nacional, The New York Times decidió trasladar sus operaciones de noticias digitales a Seúl. También ha habido casos en los que se negaron visas de trabajo a periodistas extranjeros, como Sue-lin Wong, de The Economist. Mientras tanto, Radio Free Asia también anunció la suspensión de los programas en cantonés, lo que pondría en peligro a los colaboradores de Hong Kong. Poco después de la desaparición de Apple Daily, el sitio de noticias por suscripción Initium Media trasladó sus operaciones de Hong Kong a Singapur.
Aparte de todos los medios independientes y privados, la empresa de radiodifusión pública de Hong Kong, Radio Television Hong Kong (RTHK), que en un principio siguió el modelo de la BBC y se entendía como un medio imparcial, pero crítico. Tras la reacción a un programa de parodia, que se burlaba de los policías durante los disturbios sociales de 2019, la organización hizo importantes cambios de personal. Algunos periodistas parecían ser reprendidos por su actitud confrontacional o eran directamente despedidos. Los programas centrados en debates abiertos fueron eliminados o cambiaron de marca, y en su totalidad, RTHK quedó como portavoz del Gobierno. Para desvincularse aún más de su pasado crítico, la emisora también empezó a eliminar contenido de su archivo y de sus canales en las redes sociales.
Quedan varios medios que defienden su postura crítica al Gobierno; sin embargo, su diversidad y alcance se han reducido significativamente, mientras que la mayoría también ha adoptado ciertas directrices editoriales para minimizar los riesgos. Una estrategia parece consistir en añadir cláusulas de exoneración de responsabilidad a los comentarios críticos, aunque los medios progubernamentales ya han empezado a cuestionar esa práctica.
En tan solo 20 años, Hong Kong pasó del puesto 18 al 148 en la Clasificación Mundial de la Libertad de Prensa. A nivel local, esta cifra puede traducirse en una cobertura menos crítica, menos reportajes de investigación y un entorno de trabajo menos atractivo para los periodistas con talento.
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