Tiempo de reflexión sobre encierros, cuarentenas y bloqueos en la Asamblea Asia-Pacífico de Derechos Digitales

Drapac23

Digital Rights Asia-Pacífico 2023. Fuente: EngageMedia

Por Phet Sayo

Este artículo se publicó originalmente en EngageMedia, organización de medios, tecnología y cultura sin ánimo de lucro, y reproducimos una versión editada como parte de un acuerdo para compartir contenidos con Global Voices. En esta entrada de blog, el Director Ejecutivo de EngageMedia, Phet Sayo, invita a viejos y nuevos aliados en el espacio de los derechos digitales a unirse al proceso colaborativo de creación de sentido y reflexionar sobre las lecciones y los desafíos en la navegación por el panorama de los derechos digitales antes de la Asamblea de Derechos Digitales Asia-Pacífico 2023 (DRAPAC23).

Al convocar la asamblea, EngageMedia prevé un espacio para que los agentes de cambio construyan y fortalezcan el conocimiento, las colaboraciones y el impulso para avanzar en el movimiento de los derechos digitales después de más de dos años de convocatorias virtuales y oportunidades limitadas de creación de redes.

El gran 404 de veinte-veinte (término que inventamos mi hijo y yo para referirnos a la pandemia de COVID-19, que comenzó en 2020) parece extrañamente lejano y reciente a la vez. Personal y profesionalmente, fue motivo de grandes cambios para mí. En los últimos tres años, mi familia se fue de Delhi a Toronto, a Vancouver, para encontrarnos de nuevo en Asia.

Sobre oportunidades de cambio, mi situación es casi 180 grados diferente de lo que era antes de la pandemia. Me he convertido en lo que se denomina un «nómada digital». Me he vuelto independiente de la ubicación.

En muchos sentidos, todos nos hemos vuelto independientes de la ubicación. A la enfermedad COVID-19 no le importa dónde estemos, mientras que el tiempo que pasamos en línea en otros lugares, para trabajar, estudiar y jugar, ha aumentado drásticamente..

Nos quedamos en pandemia. Aunque en cierto modo es cierto y vale la pena celebrarlo, dudo en promover la Asamblea DRAPAC23 como un acontecimiento pospandémico. Deseo que veamos la asamblea no tanto como una oportunidad para volver a lo de siempre, sino más bien como una oportunidad para reflexionar sobre cómo los negocios y la vida se han vuelto inusuales. Al pensar en lo inusual, no estoy pidiendo que volvamos a las cosas anteriores a COVID-19; estoy pidiendo que pensemos en los encierros, las cuarentenas y los bloqueos.

Con respecto a los bloqueos, me refiero a los bloqueos tecnológicos y políticos que ahora aceptamos como normales. Según el consejo de nuestras organizaciones hermanas, de los directores de la Asociación para el Progreso de las Comunicaciones y de LIRNEasia, sugiero que los agentes del cambio en los movimientos por los derechos digitales tenemos que mejorar nuestra forma de vincular las normas tecnológicas, el desarrollo y la gobernabilidad con los derechos humanos.

Recopilar datos para el bien público es una perspectiva válida, pero merece un escrutinio por debajo de la realidad. La sociedad civil sigue sin poder intervenir en las instituciones y procesos regionales y mundiales en los que los derechos se incorporan al desarrollo y despliegue tecnológicos.

En cuanto a los bloqueos y cuarentenas, la pandemia demostró que los flujos de datos y las infraestructuras de red son fundamentales para la resiliencia de nuestra especie. Nuestra interdependencia acelerada de los flujos de datos en nuestra infraestructura global de internet amplió las agendas positivas y negativas que enfrentan nuestras sociedades en red. En la pandemia, el capitalismo de la vigilancia se extendió y expandió enormemente «dentro» del aula y el lugar de trabajo, es decir, mis hijos en Canadá e India y yo mismo operábamos en diferentes zonas horarias y estábamos atados a planes de datos y a la cultura Zoom. Nuestras pantallas sustituyeron al aula y al lugar de trabajo.

El virus COVID-19 ha convertido el distanciamiento en el modo de vida por defecto: trabajamos, aprendemos y jugamos a distancia, sin importar la distancia real. Operar a distancia tiene nuevos costes, y los pobres y marginados siguen siendo los más afectados.

Desde una perspectiva basada en los derechos, los que somos críticos tenemos que recalibrar nuestra posición, para reconocer la agenda positiva de la adopción masiva y acelerada de internet. Hay razones para enmarcar el acceso a la infraestructura como «el» derecho básico, a partir del cual se habilitan nuestros derechos económicos, sociales, culturales y políticos. Al mismo tiempo, las luchas por los derechos humanos en línea, es decir, la libertad de expresión y de reunión, son más pertinentes que nunca, precisamente por la agenda positiva en torno al acceso a las infraestructuras. Creo que podemos ser defensores de ambas cosas. No tenemos que cambiar beneficios positivos por impactos negativos. En la práctica, la teoría, la investigación y la política, nos queda mucho por hacer.

Lo primero que hay que hacer es dar sentido a las cosas. En la Asamblea los invitamos a dar sentido a los bloqueos de redes y telecomunicaciones. Les invitamos a dar sentido al auge de las leyes de control cibernético. Les invitamos a entender cómo se desordena la información y cómo el odio puede moverse a la velocidad de la luz. Te invitamos a reflexionar sobre la censura y la vigilancia masivas, y sobre la reducción de los espacios cívicos. Les invitamos a reflexionar sobre la interseccionalidad y las diferentes formas de enmarcar los retos en torno a la ciudadanía de los datos. Le invitamos a considerar nuestra adopción de la inteligencia artificial y lo que parece ser el inevitable aumento de la AGI. Le invitamos a dar sentido a la justicia y la protección de datos. Le invitamos a dar sentido a la regionalidad. Les invitamos a dar sentido a las exigentes funciones de la sociedad civil.

En segundo lugar, ninguna organización de la sociedad civil puede asumir la naturaleza multidisciplinaria e interdisciplinaria de los sectores en los que trabajamos. Les invitamos a darle sentido con nosotros, a aportar diversos conocimientos para obtener una imagen más clara e integrtal del estado de la cuestión. Reclamamos una mayor coordinación/colaboración para gestionar la complejidad y optimizar nuestros recursos para avanzar en las agendas acordadas. Pedimos solidaridad para poder trabajar a gran escala y tener la fortaleza necesaria para afrontar retos sin precedentes.

Les invitamos a la Asamblea DRAPAC23 (del 22 al 26 de mayo), para avanzar colectivamente hacia la creación de sentido común y la colaboración.

Aunque la pandemia no ha terminado, ha llegado el momento de una reunión mascarilla a mascarilla. Estoy deseando ver a viejos amigos y hacer nuevos en Chiang Mai.

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