
De izquierda a derecha, Ivan Sigal, Nathan Matias y el profesor y el miembro de la junta escolar Randy Villegas en Visalia, California. Foto de Ivan Sigal (CC BY 4.0)
Este artículo forma parte de una serie de J. Nathan Matias para una carrera de más de 800 kilómetros en bicicleta durante junio de 2023 con el fin de recaudar fondos para Rising Voices, programa de Global Voices sobre lenguas indígenas o en peligro de extinción, y la Red de Justicia de California Central. Dona a esta iniciativa aquí.
Cuando Randy Villegas explica las razones para no vivir en el Valle Central de California, su entusiasmo deja claro que está a punto de convencerte de lo contrario.
Randy comienza por repasar los retos que enfrentan los jóvenes que crecen en ciudades como Visalia, donde Ivan Sigal y yo nos reunimos con él durante nuestra carrera de más de 880 kilómetros que sigue el trazado de la Marcha de Campesinos de 1966. Randy nos cuenta que esa noche entregará los diplomas en la graduación de una escuela superior, el único miembro latino de la junta escolar en una ciudad mayoritariamente latina.
¿Cómo es posible que tantas personas estén representadas de una forma tan desigual? Son muchas las razones, dice Randy, pero los dos factores más importantes son la forma en que la gente entiende las elecciones y hasta qué punto cree que votar sirve para algo. En Visalia, solo el 6% de los latinos tiene un grado universitario, la menor proporción de Estados Unidos tras Bakersfield (5%). Solo un tercio de los estudiantes de secundaria de Visalia alcanzan la calificaciones suficientes para acceder a la universidad, y las instituciones más parecidas con programas de cuatro años están a una hora de distancia. Antes de que sus padres obtuvieran la ciudadanía estadounidense, Randy temía dejarlos sin ayuda para capear crisis inesperadas. Preocupaciones similares han impedido a muchos estudiantes asistir a la universidad incluso con las calificaciones exigidas.

Nathan Matias y Randy Villegas. Foto de Ivan Sigal (CC BY 4.0).
Los estudiantes que deciden iniciar un grado de cuatro años, pocas veces ven un futuro en su ciudad natal. Y por qué habrían de verlo en una región conservadora con tanta desigualdad, se pregunta Randy. No necesitas un grado universitario para ser líder comunitario eficaz, pero aunque crece el número de licenciados universitarios entre los jóvenes latinos de familias de cierta posición, siguen siendo una minoría entre los profesionales y los líderes cívicos de la región.
Fue en ese momento de nuestra conversación cuando me di cuenta de que Randy estaba considerando las ventajas de quedarse, esas ventajas que cuenta a sus estudiantes de la escuela superior Sequoias, donde enseña Ciencias Políticas. Nos habla de numerosas historias que la gente podría considerar desalentadoras: la ciudad cercana que solo recientemente ha cambiado su racista mascota escolar, las campañas de propaganda que se hacen pasar por prensa regular, el conflicto sobre el primer Mes del Orgullo en la historia del distrito escolar de Visalia o el reciente intento de demoler viviendas habitadas para construir un campo de golf. Pero por cada una de estas historias hay una contrapartida de alguien que se tomó el tiempo de defender su comunidad y ganó.
«Aquí es donde está la lucha», nos dice Randy, y señala innumerables formas de marcar diferencias desde el ámbito local. En su opinión, el Valle Central está lleno de oportunidades para mejorar la vida de gente que históricamente ha sido excluida de la vida civil. Y que quede tanto por hacer solo es evidencia de que los pequeños cambios pueden marcar una diferencia enorme.
Según Randy, los expertos en ciencias políticas tienden a creer que los jóvenes con familiares que no son ciudadanos de Estados Unidos tienen menos probabilidades de adoptar un compromiso político porque no lo aprenden de sus padres. Pero tras años de entrevistas y campañas en el Valle Central para su investigación de doctorado, Randy ha visto directamente que las organizaciones comunitarias y los propios jóvenes pueden ejercer poderosas formas de participación cívica.

Las bicis de Nathan e Ivan frente a un café en el Valle Central de California. Foto de J. Nathan Matias.
A menudo, los expertos en ciencias políticas piensan que a la gente con menos recursos le cuesta ser políticamente efectiva, pero Randy sabe de primera mano lo que Chris Zepeda-Millán describe en su artículo Weapons of the (Not So) Weak: Immigrant Mass Mobilization in the US South («Armas de los [no tan] débiles: Movilización masiva de inmigrantes en el sur de Estados Unidos»): cómo la gente puede movilizarse para cambiar cuando enfrenta un reto común y tiene fuertes redes de apoyo. Randy resplandece cuando nos habla de 99 Rootz, jóvenes latinos que participan en la vida civil en las ciudades agrícolas situadas a lo largo de la carretera 99 en formas que también los preparan para la universidad. También he notado que lleva una camiseta con el logo «Loud 4 Tomorrow«, perteneciente a un grupo de Delano que intenta transformar las escuelas de la zona organizando a votantes jóvenes.
Además de sus persuasivos argumentos, la propia vida y logros de Randy son en sí mismos un poderoso ejemplo que puede animar a los estudiantes a volver al Valle Central y asumir liderazgos cívicos. Randy es lo que la periodista Melissa Montalvo, de Reno, llama un búmeran: alguien que volvió tras finalizar sus estudios universitarios. En lugar de buscar un puesto fijo en alguna universidad importante, Randy se trasladó a Visalia, donde imparte ciencias políticas en dos escuelas superiores comunitarias locales en el condado de Tulare. Como miembro de la junta escolar, Randy da vías hacia la educación superior a los estudiantes locales. Como profesor, las cinco clases que enseña cada semestre ayudan a que esos mismos estudiantes alcancen su potencial de liderazgo.
Ya va siendo hora de que Ivan y yo volvamos a la carretera. Aún tenemos por delante cientos de kilómetros para encontrar otros momentos de solidaridad, comunidad y liderazgo cívico tras los pasos de los campesinos en 1966. Mientras pedaleamos hacia el norte, y Randy se prepara a entregar diplomas, noto cómo cambia mi perspectiva. Venía en busca de un pasado legendario, y me veo más impresionado por el futuro de esta preciosa, desgarradora y complicada región.
Consulta la historia de este viaje, sus objetivos y el itinerario de Nathan e Ivan en nuestra página de cobertura especial.