Cómo el cambio climático está afectando la producción de alimentos en Guyana y San Vicente y las Granadinas

Productos en un mercado de Guyana. Foto de David Papannah, utilizada con autorización.

Este artículo se publicó por primera vez en Cari-Bois Environmental News Network (con el apoyo de Climate Tracker y la beca Caribbean Climate Justice Journalism Fellowship de Open Society Foundations) como parte de una serie destinada a ofrecer a los científicos, exploradores y entusiastas de la naturaleza del Caribe una plataforma para expresarse. Publicamos una versión del artículo como parte de un acuerdo para compartir contenidos.

Por Richardeen Williams y David Papannah

A nivel mundial, las comunidades tradicionalmente marginadas y los hogares de bajos ingresos socioeconómicos están sintiendo el impacto del aumento de los precios de los alimentos. A medida que sigue aumentando el costo de productos básicos como arroz, trigo y verduras, se ha vuelto cada vez más difícil para las personas pagar sus comidas diarias.

Los pequeños estados insulares en desarrollo (PEID) como el Caribe han intentado aumentar la producción de alimentos para combatir el aumento de los costos alimentarios, pero el cambio climático ha dificultado estos esfuerzos. Tanto en Guyana como en San Vicente y las Granadinas, los esfuerzos para aumentar la producción de alimentos se han visto afectados por el aumento del nivel del mar, la degradación del suelo y eventos climáticos cada vez más extremos como inundaciones, lo que hace que la acción estratégica sea fundamental para garantizar que los productores de alimentos en estos países sean más resistentes al clima.

San Vicente y las Granadinas

Vendedores de productos frescos en el Downtown Vegetable Market de San Vicente. Foto de Richardeen Williams, utilizada con autorización.

Las exportaciones de alimentos son vitales para la economía de San Vicente y las Granadinas, pero en los últimos años, a pesar de los continuos esfuerzos por reforzar la seguridad alimentaria del país, los agricultores han tenido que hacer frente a los efectos del cambio climático.

La agricultura ha sido la principal fuente de ingresos de Admarie Bobb hace más de diez años, pero mantenerse al día con los cambiantes patrones climáticos en Greggs y Richland Park, las zonas que cultiva en San Vicente, se han convertido en una lucha. Por ejemplo, producir cosechas abundantes durante la estación seca ha sido cada vez más difícil, y los intentos de mejorar el riesgo se han vuelto insuficientes, ya que los cultivos se marchitan en el calor abrasador, o no producen cosechas suficientes. En las últimas sequías, Bobb también ha tenido problemas para alimentar a sus rebaños de ovejas y vacas, porque la hierba no crece lo suficiente en la montaña durante la estación seca.

Cuando se trata de cambios climáticos, el aumento de las temperaturas no es el único problema que enfrenta Bobb. Mientras que el intenso calor de la estación seca hace difícil cultivar patatas y pepinos, la intensidad de las lluvias durante la estación húmeda ha afectado a la capacidad de cultivos como chayote y tomate, hasta el punto de que muchos de sus compañeros han dejado la agricultura. Sin embargo, está decidida a perseverar, a pesar de que sigue siendo una lucha generar suficientes ingresos para ella y pagar a sus trabajadores.

Guyana

Un vendedor del mercado guyanés. Foto de David Papannah, utilizada con autorización.

Comúnmente conocida como el «granero del Caribe», Guyana ha podido producir diversos productos y satisfacer una cantidad abundante de sus necesidades alimentarias. Sin embargo, en 2021, los agricultores no pudieron cumplir con las demandas del mercado. Ante las devastadoras inundaciones, sus tierras simplemente no pudieron ser cultivadas a tiempo.

Durante semanas e incluso meses en algunas zonas, las inundaciones han afectado las granjas, lo que resultó en la pérdida de una cantidad considerable de cultivos. Esto ha generado una alta demanda de productos de calidad, lo que ha provocado un aumento significativo en los precios de los alimentos. El costo de apio, chalote, bora, calalú, repollo, calabaza y provisiones básicas de la dieta guyanesa se ha disparado, al igual que los precios de otros productos, como pimientos dulces y berenjenas.

Yog Mahadeo, consultor de la Asociación de Consumidores de Guyana, afirmó que los efectos del cambio climático en la producción de alimentos y los precios siguen poniendo una carga sobre los consumidores. Haciendo referencia al emergente sector del petróleo y gas natural de Guyana, Mahadeo agregó que ninguna cantidad de riqueza monetaria puede reemplazar la seguridad alimentaria y la soberanía de un país. Señaló que, en adelante, las autoridades deben asegurarse estratégicamente de que Guyana siga produciendo una cantidad sustancial de sus propios alimentos.

Sin embargo, para lograr esto, es necesario continuar con los esfuerzos para ayudar a los agricultores a volverse más resilientes al clima e impedir que los precios de los alimentos se disparen, especialmente porque el cambio climático también afectará la capacidad de gasto de los consumidores. Después de todo, los efectos del cambio climático, ya sean inundaciones o sequías, tienen un efecto en cadena que seguirá afectando diversos aspectos de la sociedad.

Experiencias como estas resaltan la importancia de desarrollar la resiliencia al clima y fortalecer la seguridad alimentaria en estas dos naciones de CARICOM. Las dificultades que enfrentan los agricultores a pequeña escala subrayan la necesidad urgente de esfuerzos globales para mitigar el cambio climático y sus efectos perjudiciales en todos los aspectos de la cadena de suministro de alimentos.

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