
Imageb Tural Tagiyev. Uso gratuito bajo licencia Unsplash.
Desde la introducción de las modificaciones restrictivas de las leyes de las organizaciones no gubernamentales (ONG) en 2014, el trabajo de la sociedad civil en Azerbaiyán se ha vuelto el juego del gato y el ratón. La mayoría de las organizaciones no gubernamentales desarrollan mecanismos para autosostenerse y continuar funcionando, mientras que otros continúan trabajando en esquivar la ley o han escogido depender del financiamiento gubernamental. Estas nuevas maneras de operar significan cambiar la atención foco de sus rubros, a problemas humanitarios, ambientales o agrícolas en vez de problemas políticos delicados como la transparencia electora, la libertad de las redes sociales o derechos humanos.
Tras haber invertido 18 años en entrenar personas y presionar al Gobierno de Azerbaiyán para prestar servicios a niños con discapacidades, a la ONG Ayuda Unida para Azerbaiyán (UAFA) se le acabaron las oportunidades de fondos debido a las restricciones introducidas por la ley de las ONG en Azerbaiyán en 2014. Desde entonces, su fundadora, Gwen Burchell, ha estado desarrollando varias estrategias para generar ingresos, como inversión en empresas sociales y asociaciones con el Gobierno.
Muchos suministros introducidos con la nueva legislación dificultaron la capacidad de las ONG para pedir fondos extranjeros. En una entrevista con Global Voices, Mahammad Guluzade, el director de MG consulting LLC, que habló como experto independiente, explicó que pese a todos los requisitos para registrar ayudas económicas vigentes desde 2004, no fue hasta 2014 que los nuevos requisitos obligaron a las ONG a registrar la información de sus donantes y donaciones en el Ministerio de Justicia.
Además de los requisitos de registro, la ley impuso una prohibición de facto a las ONG que reciben donaciones de dinero y hacen casi imposible recibir donaciones anónimas o solicitar contribuciones al público. Hay otras limitaciones también, comentó Guluzade, como restricciones al acceso de las cuentas bancarias pues «docenas de ONG no están registradas como entidad legal, lo que les dificulta recibir fondos porque no tienen cuentas bancarias».
Por años, las ONG han enfrentado barreras burocráticas, que a menudo retrasan el proceso de registro porque el ministerio ha rechazado múltiples cartas que se basan en requisitos que cambian continuamente. Estos requisitos a menudo son solicitudes sobre más información sobre la organización, el proyecto o los documentos de la organización y de futuras actualizaciones. En algunos casos toma meses, incluso años, completar el proceso, si es que se finalizó. De acuerdo con el Índice de Sostenibilidad de las Organizaciones de la Sociedad Civil en Azerbaiyán 2021, publicado en noviembre del 2022, esto es bastante común entre ONG que trabajan en asuntos relacionados al desarrollo democrático.
Probablemente, como resultado de la presión internacional para abordar este problema, el Gobierno implementó los «gabinetes individuales en línea», plataforma en línea para presentar registros de subvenciones, servicios de envíos, contratos y paquetes de donaciones. Los resultados de la encuesta realizada por MG Consulting LLC dentro del proyecto Capacitación de las organizaciones de la sociedad civil para la transparencia de USAID (ECSOFT), que en abril de 2022 mostró que el plazo para registrar las subvenciones se redujo significativamente cuando las solicitudes se enviaron en línea; en gran parte de los casos, no se solicitaron documentos adicionales.
Aun así, hoy en día para evitar la jurisdicción del Ministerio de Justicia, los donantes a menudo prefieren trabajar mediante contrato de servicios individuales. Como resultado, las ONG participan más en actividades de investigación en vez de ayudar directamente a grupos y comunidades, como, por ejemplo, mujeres, desplazados internos, personas con discapacidad, etc. Otra práctica para lidiar con la legislación restrictiva ha sido dar fondos a entidades comerciales afiliadas, alternativa menos atractiva para los donantes porque los impuestos y las deducciones de impuestos al valor agregado al que las empresas están sujetas en Azerbaiyán.
Las ONG buscan formas de sobrevivir
De acuerdo con el reciente informe de «Economía social en el barrio oriental y en los Balcanes occidentales» de AETS Consortium y la Unión Europea, hay cientos de organizaciones que se especializan en prestar servicios sociales y de salud para grupos vulnerables en Azerbaiyán. Se estima que un 10% ha establecido empresas sociales para reducir su dependencia de la financiación extranjera y fortalecer su sustentabilidad económica. Estos micro y pequeñas empresas emplean a menos de 35 personas con un ingreso anual menor a 200 000 manats (117 000 dólares).
UAFA, la ONG Ayuda Unida para Azerbaiyán, está en ese 10%. Gwen ha creado cuatro modelos de negocios sociales; la tienda en línea ENJOY Chocolates; el curso fundacional implementado en colaboración con la Universidad de Georgetown; «Mektebim» (Mi escuela), modelo de educación preescolar inclusiva para niños dirigido por mujeres empresarias de todo el país, y «Braille Teach’, dispositivo que enseña el alfabeto Braille en cualquier idioma. Otra ONG con ese modelo de negocio social es Birgə və Sağlam (Juntos y Sanos). La organización brinda servicios sociales a niños con autismo y a sus familias, y en 2017, lanzó Kashalata, taller de café donde adolescentes y jóvenes con autismo toman clases vocacionales.
Las organizaciones no gubernamentales financiadas por el Gobierno
Si bien el Gobierno ha restringido la manera en que las ONG obtienen sus fondos extranjeros, las agencias gubernamentales han aumentado los fondos estatales disponibles para dar subvenciones a pequeña escala. Como, por ejemplo, la agencia de apoyo de las ONG financiadas por el Estado financió 415 subvenciones por el valor de 3.7 millones de manats (aproximadamente 2.18 millones de dólares) en total, de acuerdo con el índice de la Organización de la Sociedad Civil Sostenibilidad para Azerbaiyán en 2021. Otras instituciones afiliadas al Estado siguieron su ejemplo, como el Ministerio de Educación, que asignó subvenciones a 179 proyectos en 2021, mientras que la Fundación Juventud apoyó a 66 proyectos locales y tres internacionales.
Unas 3000 ONG que reciben este financiamiento son conocidas como Organizaciones no Gubernamentales organizadas por el Gobierno (GONGO) pero a menudo reciben críticas de la sociedad azerbaiyana que sigue siendo independiente. Uno de estos GONGO es la Sociedad Dilara Aliyeva para la protección de los derechos humanos de las mujeres, estigmatizada por recibir fondos gubernamentales y representar a la sociedad civil en el Grupo de Trabajo Conjunto para los Derechos Humanos, espacio para negociar con el Gobierno las solicitudes del sector. Sin embargo, este GONGO también es una de las pocas organizaciones que aún pueden contar con la financiación de donantes extranjeros, incluidos el fondo Marshall, la Casa Noruega de los Derechos Humanos, IDEE (Instituto para la Democracia en Europa del Este), IND (Instituto Nacional Democrático), las embajadas de Estados Unidos, Reino Unido, Noruega y varias organizaciones internacionales.
La ley nacional solo permite a las organizaciones recibir una subvención al año, lo que hace casi imposible para las ONG que dependen en gran medida del financiamiento del Gobierno tengan un impacto significativo. Además, el monto limitado que reciben apenas les permite sobrevivir y los fuerza a dedicarse a proyectos más baratos. Esto último también se reflejó en el informe de Departamento de Estado de Estados Unidos 2022 sobre las prácticas de derechos humanos, que dice que las subvenciones del Estado repartidas en 2021 apoyaron principalmente a «proyectos de sensibilización»; practicar nuevas habilidades, tales como usar la tecnología informática y afrontar el problema de la pandemia del COVID-19 y la Segunda Guerra del Alto Karabaj».
Ambiente hostil para las ONG internacionales
El historial de libertades y derechos de Azerbaiyán tuvo un deterioro dramático desde mediados de 2012. Como resultado, el país fue testigo de un éxodo de ONG y donantes de Azerbaiyán. Entre 2012-2017, más de 50 organizaciones internacionales cerraron sus oficinas. Según Guluzade, «la legislación incluye la obligación de los donantes extranjeros para registrar una oficina en Azerbaiyán y firmar un acuerdo presencial con el Ministerio de Justicia para seguir dando subvenciones a ONG locales. La definición de un donante también fue reducida, lo que genera que sea difícil para los donantes extranjeros encajar en estos requisitos. En el gabinete de ministros toma más de un año adoptar nuevas reglas en registrar nuevas subvenciones, lo que baja el proceso aún más».
La ley también concede al Gobierno discrecionalidad ilimitada en su proceso de toma de decisiones en las ONG. No especifica un limite de tiempo para los procedimientos de registro. Es más, según Guluzade, los casos exitosos pueden demorar hasta dos años, dado que el Ministerio revisa las subvenciones y beneficios en gran detalle. El Informe de Estado del País menciona que una ONG internacional pudo registrarse en 2021, sin embargo, el informe no indica proyectos específicos que han estado implementando con éxito. Se sabe que al menos un proyecto de una ONG internacional cerró porque no pudo registrarse.
El Índice de Sostenibilidad de las Organizaciones de la Sociedad Civil se refiere a otras medidas de restricción que regulan la gestión de las ONG. Entre ellos figura el requisito de que los administradores extranjeros de la oficina de representación o sucursales tengan al menos un permiso de residencia temporal, que es un proceso complejo y extenso sin garantía de éxito. Los directores adjuntos de las sucursales de las ONG también deben ser ciudadanos de Azerbaiyán si el director de la sucursal es extranjero.
En consecuencia, estos procedimientos subjetivos y el riesgo de un cierre repentino de operaciones desalientan a las ONG internacionales a iniciar proyectos en Azerbaiyán. Para operar en este entorno, algunas organizaciones trabajan a través de sus oficinas centrales en el extranjero, gestionan muchos procesos clave desde allí en lugar de Azerbaiyán. Por ejemplo, la sede de una ONG extranjera puede realizar directamente operaciones financieras y de contrataciones con consultores y proveedores locales. En tales casos, es posible que directores de proyectos extranjeros ni siquiera busquen vivir temporalmente en Azerbaiyán, sino que simplemente viajan al país con visas de plazo limitado, como mucho.