El camino de sobrevivencia de un fotógrafo gay iraní

Autorretrato. Desde que se conoció su identidad gay, la vida de Ashkan Shabani ha estado en riesgo, ya que sus padres querían matarlo para defender el honor de la familia. Foto de Shabani, usada con autorización.
Ashkan Shabani habló sobre su recorrido personal como fotógrafo iraní y miembro de la comunidad LGBTQ+ en una entrevista con Global Voices a través de Zoom. También contó algunas de sus experiencias como integrante de la comunidad cuando vivía en Turquía. En el artículo se muestran fotografías que representan visualmente su camino. La entrevista ha sido editada por razones de claridad.
En 2020, mientras el mundo luchaba por sobrevivir la pandemia de COVID-19, Ashkan Shabani libraba su propia batalla por la sobrevivencia.
Durante 13 años, ocultó su identidad de homosexual, la mantuvo en secreto cuando vivía con su familia en Irán. Sin embargo, ese delicado equilibrio se rompió cuando su padre lo sorprendió con su novio, con quien llevaba ocho años en pareja. Lo que siguió fue una pesadilla que transformó su vida de una duplicidad frustrante a una desesperada lucha por sobrevivir. Tenía ante sí dos opciones: una institución mental o la muerte.

Autorretrato de Ashkan y su pareja en un lugar tranquilo de las selvas norteñas de Irán, cerca del mar Caspio. Foto cedida por Shabani, usada con autorización.
I hadn't seen my boyfriend in a long time due to the quarantine restrictions, and in a moment of misjudgment, I made a grave mistake. I invited him over, knowing that my parents were not at home.
My father returned home earlier, catching us both off guard. Shock and panic surged through me. I instinctively urged my boyfriend to run for his safety.
My father's fury erupted, and he beat me mercilessly. At 26 years old, I felt powerless to stop him. Growing up with relentless beatings and constant humiliation made finding the courage to fight back incredibly challenging.
My father presented me with two choices: commit myself to a mental institution where I would be subjected to electroconvulsive therapy to «cure» my homosexuality, or face death.
I chose to flee.
Hacía tiempo que no veía a mi pareja por las restricciones de la cuarentena, y en un momento de torpeza, cometí un grave error. Lo invité a casa, porque mis padres no estarían.
Mi padre volvió a casa más temprano y nos encontró desprevenidos. Me sacudió la sorpresa y el pánico. Instintivamente, le dije a mi novio que corriera para salvaguardar su seguridad.
Mi padre estalló en furia y empezó a golpearme sin piedad. Con 26 años, me sentía impotente para detenerlo. El haber crecido con palizas implacables y constantes humillaciones hizo que me resultara casi imposible reunir el coraje para defenderme.
Entonces me presentó dos opciones: internarme voluntariamente en una institución mental, donde me someterían a terapia electroconvulsiva para «curar» mi homosexualidad, o morir.
Opté por huir.

Proyección de un gay ejecutado en Irán. Ashkan vive con miedo de sufrir un destino similar. Las organizaciones de derechos humanos estiman que entre 4000 y 6000 personas han sido ejecutadas en Irán desde 1979 por su orientación sexual. Foto de Shabani, usada con autorización.
Durante más de cuatro décadas, Irán ha negado la existencia de las personas LGBTQ+, lo que ha generado una desoladora realidad donde su sola existencia se encuentra bajo la constante amenaza de ejecución. Las relaciones entre personas del mismo sexo están extensamente estigmatizadas, y la Policía restringe seriamente la posibilidad de que las personas de esta comunidad tengan una vida normal. En consecuencia, la comunidad LGBTQ+ de Irán sufre invisibilización y discriminación sistemáticas, rechazo familiar y obstáculos legales.
Una infancia turbulenta

Retrato familiar de Ashkan cuando era niño con sus padres en el mar Caspio, en el norte de Irán. Foto cedida por Shabani, usada con autorización.
Shabani nació en Irán, cerca del mar Caspio, y creció en un entorno sumamente conservador. Sus padres ejercían un control sofocante sobre cada aspecto de su vida: dictaban cómo se vestía, sus actividades e, incluso, sus interacciones sociales. Pero el aspecto más agonizante de su crianza era el abuso.
I suffered from extensive childhood abuse at the hands of my parents. My father would use sharp objects to cut me when I didn't pray, study enough, or play according to his expectations. To this day, the scars on my hand serve as a reminder of the pain I endured. He would force-feed me hot pepper and inflict burns on my skin by heating spoons on the stove. He suspected that I was different…Perhaps too different.
Sufrí demasiado abuso infantil a manos de mis padres. Mi papá usaba objetos afilados para cortarme cuando no oraba, no estudiaba lo suficiente o no jugaba según sus expectativas. Hasta ahora, las cicatrices que tengo en las manos son un recordatorio del dolor que padecí. Me hacía comer a la fuerza pimientos picantes y me quemaba con cucharas calientes que ponía sobre el fuego de la cocina. Tenía la sospecha de que yo era diferente… quizá demasiado diferente.
El ser diferente era algo que Shabani mismo no podía entender. De niño, su comportamiento no se alineaba con las expectativas sociales sobre los varones. En vez de entusiasmarse con las actividades «típicas», como el fútbol o las armas y autos de juguete, sus pasatiempos preferidos eran los que se asociaban a lo femenino, como cocinar y jugar a la casita con las niñas.
In elementary school, I felt something was off, but I couldn’t understand what. This made it incredibly hard to accept myself. I felt completely alone, with no one to seek guidance from and no information. To make matters worse, I was constantly being beaten up by my family who were trying to hide my nature from other family members.
I was clueless and believed I was the only person experiencing these feelings. I would pray to God, begging Him to change me.
During high school, I gained access to the internet in an internet café. Initially, the Persian database was limited, but when I started searching in English, it opened up a whole new world. I learnt the word gay, and then I realized my own nature. I learnt that there were many people out there just like me. It was a revelation to realize that I was not alone. From that point on, I began using platforms like Yahoo, Messenger, and Facebook to connect with others, to find people who shared similar experiences.
En la primaria, sentía que algo no estaba bien, pero no entendía qué, y eso hacía mucho más difícil aceptarme a mí mismo. Me sentía muy solo, sin nadie que me guiara o me diera información. Para empeorar las cosas, mi familia me golpeaba constantemente porque trataban de ocultar mi comportamiento ante otros familiares.
Me encontraba desorientado y creía que era el único que sentía eso. Le rezaba a Dios para suplicarle que me cambiara.
Durante la secundaria, pude acceder a internet en un cibercafé. Al principio, la base de datos persa era limitada, pero cuando empecé a buscar en inglés, se me abrió todo un mundo nuevo. Descubrí la palabra gay y comprendí mi propia naturaleza. Me enteré de que había muchas personas como yo en el mundo. Fue toda una revelación darme cuenta de que no estaba solo. Desde ese momento, empecé a usar plataformas como Yahoo, Messenger y Facebook para conectarme con otras personas, para buscar gente que tuviera experiencias similares a la mía.
Una luz de esperanza en tiempos difíciles

La palabra «maricón» garabateada sobre una pared cerca de la casa de Shabani en Irán. Foto de Shabani, usada con autorización.
Tras haber abandonado su casa a los 26 años, Shabani tuvo una vida nómada, migraba constantemente de una ciudad a otra. Dormía en parques y espacios públicos, siempre tratando de llevar un paso de ventaja. Sin embargo, su padre estaba bien conectado y parecía tener una extraña habilidad para localizarlo y enviarle amenazas de encontrarlo, violarlo y matarlo con ayuda de sus tíos. Era un ciclo perenne de miedo y desesperación.
Y en medio de esa vida caótica, se presentó una inesperada oportunidad que le cambiaría la vida: le otorgaron una beca de 18 000 dólares para estudiar fotografía con Ed Kashi, aclamado y premiado fotógrafo de Nueva York. Shabani reveló enseguida su desesperada situación a Kashi, que respondió con suma compasión y apoyo, una amabilidad que rara vez había sentido en su vida.
Ed was incredibly supportive. He and his wife would call me every day, becoming the parents I never had the chance to meet.
At the same time, my own mother began sending me hurtful messages on Telegram, telling me that I was no longer her son and expressing her wish for my death.
Reading those messages, I felt a deep despair that led me to contemplating killing myself. I found myself standing on a bridge in southern Iran, ready to end it all.
At that moment, Ed called me on WhatsApp video. We were both crying, but he changed my mind and gave me the idea to leave Iran.
I sold my camera and bought a plane ticket to Turkey. I left my homeland, my entire life was condensed into one suitcase, my laptop, and a cherished old camera that I still have to this day.
Ed me brindó todo su apoyo. Él y su esposa me llamaban todos los días, se volvieron los padres que nunca había tenido oportunidad de conocer.
Al mismo tiempo, mi madre empezó a enviarme mensajes hirientes por Telegram, me decía que ya no era su hijo y que deseaba mi muerte.
Leer esos mensajes me causó una profunda desolación y me llevó a pensar en el suicidio. Llegué a pararme en la cima de un puente en el sur de Irán, dispuesto a poner fin a todo.
En ese momento, Ed me hizo una videollamada por WhatsApp. Ambos lloramos, pero me disuadió y me dio la idea de irme de Irán.
Vendí la cámara y compré un boleto aéreo a Turquía: Abandoné mi patria, toda mi vida se redujo a una maleta, mi computador portátil y una antigua pero preciada cámara que aún conservo.
De la sartén al fuego

Grupos conservadores y religiosos de Turquía protestan contra las personas LGBTQ+ con objeciones religiosas, defendiendo los valores de la familia tradicional. Foto cedida por Shabani, usada con autorización.
Por desgracia, los problemas de Ashkan no se terminaron cuando llegó a Turquía. Sufría mucha nostalgia y tristeza, y su pareja lo dejó poco después de haber partido de Irán. Para colmo, conoció otra realidad llena de discriminación, acoso y miedo en Turquía, donde se ha potenciado el discurso de odio y la violencia contra la comunidad LGBTQ+.
When I first arrived in Turkey, I settled in a conservative neighborhood where I encountered constant hostility. People would stare, push me away when I tried to board the bus, and hurl offensive words and obscene gestures [at me]. The discrimination I faced was primarily due to my nationality but amplified by my sexuality.
The most horrifying experience of discrimination I encountered was in August 2021, when I was documenting the wildfire in South Turkey. I was capturing images when the police approached me, checked my press card and documents, and confiscated my camera. They demanded access to my mobile phone and discovered my sexual orientation while browsing my pictures. That's when the mocking began, with one officer subjecting me to humiliating touches. They forced me into their police car and abandoned me in the heart of the fire, in a location inaccessible to cars.
Recién llegado a Turquía, me establecí en un vecindario conservador donde me encontré con una hostilidad constante. La gente me miraba fijo, me empujaban cuando trataba de subir a un autobús y me lanzaban palabras ofensivas y gestos obscenos. La discriminación que sufría era, principalmente, por mi procedencia, pero se acentuaba por mi sexualidad.
La experiencia de discriminación más aterradora que viví ocurrió en agosto de 2021, cuando documentaba los incendios forestales en el sur de Turquía. Estaba captando imágenes cuando se me acercó la Policía, verificaron mi carnet de prensa y documentación, y me confiscaron la cámara. Exigieron acceder a mi celular y descubrieron mi orientación sexual por la galería de fotos. Y entonces empezaron a burlarse mientras un policía me sometía a tocamientos humillantes. Me metieron por la fuerza en la patrulla y me abandonaron en medio del incendio, en una ubicación inaccesible para los vehículos.
Durante la campaña para las elecciones generales de mayo en Turquía, el presidente Recep Tayyip Erdoğan y el ministro del Interior, Süleyman Soylu, atacaron a la alianza opositora por apoyar a la comunidad LGBTQ+. El 2 de mayo, Soylu fue noticia porque amenazó con prohibir un comercial de televisión por «evocar al lesbianismo». En 2022, una canción de amor entre dos hombres suscitó reacciones violentas de los grupos conservadores de Turquía, que afirmaban que el video no tenía cabida en su país.
Queer, Vida, Libertad

Frente a las agresiones físicas, los abusos verbales, la discriminación e, incluso, los asesinatos, este club gay de Estambul sobrevive como uno de los pocos espacios seguros para que las personas queer se expresen libremente, a pesar de los esfuerzos del Gobierno de restringir los derechos LGBTQ+. Foto de Shabani, usada con autorización.
Pese a todas estas dificultades, Shabani sigue decidido a luchar por la libertad y la igualdad para la comunidad LGBTQ+ de Irán y de todo el mundo. Su pasión se alimenta del movimiento Mujer, Vida, Libertad y de la esperanza de volver algún día a su hogar, donde pueda vivir sin miedo de ser perseguido o discriminado.

Autorretrato con una pancarta que lleva la cara de Mahsa Amini. Shabani exhibe esta pancarta con orgullo durante una protesta de iraníes en Estambul contra el opresivo régimen de Irán. Foto de Shabani, usada con autorización.
Ever since I became a photographer, I've felt an urge to make a difference. I yearn for people to understand us and to accept us. The women in my country, Iran, have inspired me with their ability to bring people of all ethnicities together and stand up for their rights.
I know that I'm lucky to be among the few who escaped this tragic fate. Many others like me end up committing suicide or getting killed at the hands of their own families. I want to ensure that these things never befall anyone in the Middle East, regardless of their location, be it Afghanistan, Syria, Egypt, Iran, or elsewhere.
To those facing similar experiences, my advice is to remember that they are not alone and to let go of fear. I am ashamed of myself for not standing up to my parents and my friends when I was younger. However, now I feel an incredible sense of liberation, as if a heavy burden has been lifted. Although I am uncertain about what the future holds, I cannot return to Iran or stay in Turkey, but for the first time in my life, I am not afraid. I feel free.
Desde que me hice fotógrafo, he sentido la necesidad de marcar un hito. Anhelo que la gente nos entienda y nos acepte. Las mujeres de mi país, Irán, me inspiraron con su capacidad de reunir a personas de todas las etnias y defender sus derechos.
Sé que soy de los pocos afortunados por haber escapado de un destino trágico. Muchos otros como yo terminan suicidándose o asesinados por sus propias familias. Quiero asegurarme de que esto no vuelva a pasarle a nadie más en el Medio Oriente, no importa dónde esté, sea en Afganistán, Siria, Egipto, Irán o en cualquier lugar.
A quienes están viviendo una experiencia así, les recuerdo que no están solos y que no se dejen paralizar por el miedo. Me avergüenzo de no haber confrontado a mis padres y amistades cuando era más joven. Sin embargo, ahora experimento una increíble sensación liberadora, como si hubiera estado cargando algo muy pesado. Aunque no estoy seguro de lo que depara el futuro, no puedo volver a Irán ni quedarme en Turquía, pero por primera vez en mi vida no tengo miedo. Me siento libre.

Libertad. Cuando Ashkan Shabani llegó a Turquía, una de las primeras vistas que lo recibió fue el estrecho del Bósforo de Estambul. Foto de Ashkan Shabani, usada con autorización.
Este articulo es parte de The Bridge (El puente), presentacion con opiniones, comentario e investigacion desde la perspectiva singular de la Comunidad de Global Voices. · Todos los articulos