Financiación para movimientos LGBTQ+ del sur de Asia

Foto de Alexander Grey de Pexels. Utilizada bajo licencia Pexels.
Este artículo es de Deya Bhattacharya, responsable de Movimientos de la organización internacional sin fines de lucro Asociación para los Derechos de la Mujer y el Desarrollo (AWID), y se basa en una serie de entrevistas de AWID a asociados del sur de Asia en 2022. En aras de la seguridad, hemos omitido los nombres cuando ha sido necesario.
Los movimientos LGBTQ+ del sur de Asia se están organizando con audacia en toda su diversidad, o luchan por su reconocimiento legal, el hacen artivismo, defienden la reducción de daños o tienen apoyo comunitario en épocas de catástrofe. Sin embargo, estos movimientos siguen teniendo muy ñoca financiación, ya que trasladar recursos a la región es cada vez más difícil, y muchos grupos de esos movimientos siguen siendo invisibles y no están a la vista de los financistas.
«En el contexto más amplio del sur de Asia y a escala mundial, el dinero significa poder, ¿y qué hacemos nosotros como movimientos LGBTQ+?». pregunta Priya*, activista trans de Daca (Bangladesh). «Bueno, como activistas LGBTQ+, desmantelamos y destruimos el poder. Y por eso muchos interesados quieren asegurarse de que el dinero no llegue a nosotros».
Según un grupo dirigido por personas trans en Pakistán:
Winning grants is now no longer a reason for happiness for us. After we have written grant applications, passed technical assessments, spoken to donors about how we would like to use this amount in our work, filled up several forms, comes the biggest hurdle of it all — actually receiving the funds, while advocating with governmental agencies about the usefulness of our work. This is not sustainable!
Recibir subvenciones ya no es motivo de felicidad para nosotros. Después de redactar las solicitudes de subvención, superar las evaluaciones técnicas, hablar con los donantes sobre cómo nos gustaría emplear esa cantidad en nuestro trabajo, llenar varios formularios, llega el mayor obstáculo de todos: recibir realmente los fondos, al tiempo que defendemos ante los organismos gubernamentales la utilidad de nuestro trabajo. Esto no es sostenible.
Como señaló un joven organizador queer residente en Bután:
We are ruled by a unique fear in this country. It is called the fear of revocation of registration certificates. We cannot resource our work, and yet we are always scared that as soon as funder money enters our bank accounts, our registration certificates will be pulled, that the biggest backlash will be the stoppage of our work.
En este país nos gobierna un miedo único. Se llama miedo a la revocación de los certificados de registro. No podemos agregar recursos a nuestro trabajo y, sin embargo, siempre tenemos miedo de que, en cuanto el dinero de los financiadores entre en nuestras cuentas bancarias, nos retiren los certificados de registro, que la mayor reacción sea la paralización de nuestro trabajo.
Los movimientos LGBTQ+ del sur de Asia siguen haciendo una labor pionera y crítica para desafiar a los sistemas heteropatriarcales, aunque apenas cuentan con financiación. A diario, estos movimientos enfrentan misoginia, homofobia y heteronormatividad, y a menudo viven en contextos hostiles en las intersecciones de género, sexualidad, raza, clase, casta y discapacidad. Esta marginación y la dinámica de poder resultante los exponen a un conjunto único de violaciones de los derechos humanos, incluidos riesgos particulares de violencia y discriminación en el acceso a la educación, la atención de salud, la vivienda y el empleo. También se les margina sistemáticamente en los movimientos feministas y LGBTQ+ mundiales, y en los espacios democráticos y de derechos humanos. Esta situación se agrava por la constante reducción del espacio cívico en el sur de Asia, ya que los Gobiernos utilizan sistemas legales y normativos para restringir y reprimir la disidencia. Como consecuencia, los derechos y los problemas de las personas LGBTQ+ están gravemente infradotados.
Conjunto único de retos
A medida que el deterioro del espacio cívico se manifiesta para los movimientos LGBTQ+ y los organizadores individuales en el sur de Asia, también es importante comprender los efectos de este déficit democrático en continua expansión sobre los flujos de recursos y dinero. Los movimientos del sur de Asia tienen cada vez más restricciones para acceder a recursos para su trabajo. Estas barreras incluyen normativas y procesos que restringen su capacidad para acceder a los recursos, como limitar lo que se puede recibir, excesivas sanciones estatales cuando se incumple una normativa financiera aparentemente arbitraria y prohibir métodos para acceder a los recursos que eluden la normativa. También hay cada vez más obstáculos para registrar sus organizaciones. Esta erosión de su derecho colectivo a acceder a los recursos se ve exacerbada por el acoso, la violencia, la discriminación y otras formas de opresión interseccional.
Ya hay pruebas de que solo el 1% de toda la financiación para la igualdad de género se destina a movimientos feministas. Desde la pandemia del COVID-19, ha habido una ola de donantes y financiadstas dispuestos a mostrarse a favor de los movimientos LGBTQ+ con mayor flexibilidad, procesos de solicitud y supervisión más flexibles y, lo que es más importante, más recursos y la promesa de apoyar más a los grupos que operan en contextos hostiles y violentos. Sin embargo, los grupos feministas del sur de Asia no pueden acceder a estas flexibilidades debido a la estricta supervisión normativa del Gobierno. Anita*, organizadora trans de Calcuta que también defiende la justicia de los recursos, afirma: «La flexibilidad no es suficiente cuando estas flexibilidades siguen estando ligadas al marco en el que los grupos necesitan tanta documentación para recibir incluso pequeñas cantidades de apoyo».
A pesar de ser estar invisibilizados por los sistemas normativos, los financiadores están dispuestos a solidarizarse de forma creativa, colaboran con los movimientos para garantizar que el dinero y el fortalecimiento de las capacidades lleguen a ellos. Por ejemplo, una entidad financista dirigido por personas queer de Estados Unidos, pero con carteras de financiación mundiales, ha informado de la creación de centros regionales para facilitar la dotación de recursos y los espacios de interacción, intercambio de conocimientos y aprendizaje. Otro financiador mundial dedicado al trabajo sexual ha encontrado formas de crear apoyo para desarrollar capacidades a través de socios regionales en el sur de Asia, y ha creado marcos para que el acompañamiento, término que utilizan los financistas para describir el apoyo no monetario a sus socios beneficiarios, se centre en las necesidades de estos grupos. Además, los propios movimientos están logrando grandes avances al operar con presupuestos limitados y encontrar formas innovadoras de financiarse a sí mismos.
Trato como «agentes extranjeros»
Los movimientos LGBTQ+ del sur de Asia enfrentan, entre otros retos, violencia, estigma de la discriminación y criminalización de facto por parte del Estado. Los países del sur de Asia no castigan directamente a las personas queer, pero sus códigos jurídicos contienen disposiciones penales como indecencia, vagancia, libertinaje, pornografía, prostitución y exposición al VIH, que utilizan para acosar a las personas queer. Además, los movimientos LGBTQ+ del sur de Asia son llevados al límite del ecosistema de financiamiento, ya que muchos países de la región ven los fondos extranjeros de donantes y financiadores como «influencia extranjera«. Por ejemplo, en Maldivas, las restricciones para aceptar fondos internacionales para el trabajo de justicia social son imprecisas, pero a menudo atraen las disposiciones contra la blasfemia del Código Penal y, por lo tanto, es probable que provoquen reacciones extremas. Un joven organizador queer de Maldivas afirma que el espacio cívico maldivo «se ha reducido y podría decirse que no existe desde hace años. Ahora hay mucha reacción y no estamos acostumbrados a que nos arrebaten nuestros espacios tan rápidamente. Se siente muy inseguro».
Cuestiones intersectoriales sin financiación adecuada
El activismo y la movilización LGBTQ+ no solo tienen lugar en los tribunales, sino también en las clínicas de salud y las escuelas, en la política y la comunidad, y para eso se necesita financiación. Como dice un joven activista queer de India: «El argumento de la influencia extranjera se agrava contra nosotros y también nos impide arbitrariamente acceder al dinero y a nuestra propia voz contra las fuerzas opresoras».
En el sur de Asia, los activistas LGBTQ+ a menudo trabajan en las intersecciones de género, sexualidad, casta y discapacidad para desafiar la opresión sistémica mientras desarrollan conocimientos básicos sobre cuidado comunitario y colectivo, seguridad digital, artivismo, defensa legal y política y normas cambiantes. La región es testigo de movimientos LGBTQ+ que se organizan por la justicia económica, los derechos de las trabajadoras sexuales, la justicia ambiental, el VIH/sida y la reducción de daños, los derechos laborales, la justicia por discapacidad y la política contra las castas.
Sin embargo, este trabajo rara vez se financia. El informe de Mama Cash, fondo de mujeres de Países Bajos sobre el estado de la financiación de los grupos LBQ titulado «Vibrantes, pero con pocos recursos», describe cómo los grupos LBQ vinculan el bienestar y los derechos de sus comunidades con una serie de cuestiones de justicia social. Este informe también indica que, si bien el 85% de los donantes encuestados “tenían interés en financiar el activismo en múltiples rubros, más de la mitad (57%) de la financiación específica de LBQ a nivel mundial proviene de carteras LGBTQI”. Esto significa que gran parte del trabajo interseccional que hacen estos movimientos en el sur de Asia no tienen fondos suficientes o simplemente no tienen fondos.
Por ejemplo, el informe de la Red de financiadores de derechos humanos (HRFN) sobre Financiamiento para la organización interseccional indica:
…grants for LGBTQI people and persons with disabilities are among the most siloed funding streams within human rights philanthropy, with just 33% of LGBTQI grants and 37% of grants for persons with disabilities mentioning additional identities. These findings echo concerns raised by the Disability Rights Fund about funders consistently overlooking persons with disabilities in their grantmaking, despite the well-documented ways disability increases the risk of abuse for women and girls, racial and ethnic groups, and other historically oppressed communities.
…las subvenciones para personas LGBTQI y personas con discapacidad están entre los flujos de financiación más aislados dentro de la filantropía de derechos humanos, con solo el 33% de las subvenciones para personas LGBTQI y el 37% de las subvenciones para personas con discapacidad, y menciona identidades adicionales. Estos resultados toman las preocupaciones planteadas por el Fondo por los Derechos de Personas con Discapacidad sobre los financistas que pasan por alto sistemáticamente a las personas con discapacidad en sus subvenciones, a pesar de las formas bien documentadas en que la discapacidad aumenta el riesgo de abuso para mujeres y niñas, grupos raciales y étnicos, y otras comunidades históricamente oprimidas.
Un organizador de Karnataka, India, cuyo trabajo está en la intersección de derechos trans, discapacidad y casta, habla sobre esta oportunidad perdida.
Our work continues to be challenging because sustained collaboration across different themes and issues is basically what will ensure that our communities will live safer lives with their human rights intact. However, funders categorize our identities and issues so often certain intersectional work that we do becomes ‘un-fundable’ if it is not a priority for the funder. Ultimately, our organizing will suffer.
Nuestro trabajo sigue siendo un reto porque la colaboración sostenida entre diferentes temas y cuestiones es básicamente lo que garantizará que nuestras comunidades vivan más seguras con sus derechos humanos intactos. Sin embargo, los financistas categorizan nuestras identidades y problemas, por lo que a menudo el trabajo interseccional que hacemos se convierte en «no financiable» si no es una prioridad para el financiador. En última instancia, nuestra organización se verá afectada.
Anita*, organizadora trans de Kolkata que trabaja en la intersección de derechos trans y trabajo, habla sobre varios temas que nunca están en la lista de prioridades de los donantes porque estos también son grupos que históricamente nunca han sido significativos para el ecosistema de financiación. “Trabajamos con recicladores trans en las afueras de Calcuta, y la marginación múltiple de la identidad y el trabajo estigmatizado hace que nuestro activismo sea muy difícil. Este no es un problema o un movimiento que sea popular, por lo que los donantes probablemente no nos busquen cuando hagan sus carteras”.
Demandas de los movimientos
A medida que el clima político en el sur de Asia se vuelve cada vez más desigual con legislaciones draconianas sobre financiación extranjera, la inmensa reacción contra los activistas que intentan recaudar dinero para su organización y los organismos cuasilegales que crean regulaciones arbitrarias sobre cómo los movimientos LGBTQ+ pueden acceder y utilizar la financiación, ahora más que nunca es importante que los donantes, patrocinadores y aliados se unan en comunidad con los constructores de movimientos en la región para cocrear oportunidades y soluciones. Los diversos movimientos LGBTQ+ señalan el camino al evaluar los desafíos actuales, al: (i) crear más accesibilidad para que estos movimientos accedan a financiamiento, lo que significa crear más flexibilidad en sus procesos y documentación; (ii) aumentar el financiamiento directo a estos movimientos; (iii) crear programas que los recursos trabajen en las intersecciones de los derechos LGBTQ+ y otros temas; (iv) dotar a los movimientos de recursos para su trabajo operativo e institucional sostenido y (v) aumentar los recursos no monetarios para los movimientos, en forma de producción de conocimiento, investigación y fortalecimiento de capacidades.
A pesar de los recursos muy limitados a los que pueden acceder y las restricciones fiscales promulgadas por los Gobiernos, los grupos LGBTQ+ en el sur de Asia están participando en defender, construir comunidades y movimientos, y otras estrategias para abogar por la justicia para sus electores. Además, los patrocinadores y donantes están haciendo todo lo posible para encontrar formas de apoyar estos movimientos. También hay un espacio único dentro del ecosistema para influenciar en la colaboración a los financistas para que asignen fondos adicionales y plazos para un apoyo básico flexible, así como para apoyar creativamente a los movimientos para que se financien de forma autónoma.
Este articulo es parte de The Bridge (El puente), presentacion con opiniones, comentario e investigacion desde la perspectiva singular de la Comunidad de Global Voices. · Todos los articulos