
Imagen de Access Now Usada con licencia (CC BY 4.0).
Este artículo se ha escrito en el marco de la colaboración de Advox con Small Media Foundation para presentar la iniciativa UPROAR, serie de ensayos que destacan los retos en materia de derechos digitales en los países que están en el proceso del Examen Periódico Universal de Naciones Unidas.
Túnez se enorgullecía de su alto nivel de alfabetización, especialmente entre las mujeres. Pero, desde la revolución de 2011, el país está en caída libre. El abandono escolar ha aumentado, y miles abandonan la escuela cada año sin saber leer, escribir ni usar la información en línea significativamente.
Túnez a dos velocidades
Las cosas no mejoran en Túnez, con un nuevo y sombrío indicador sobre educación. El ministro de Asuntos Sociales de Túnez, Malek Zahi, declaró que «hay hoy más de dos millones de analfabetos, lo que representa un enorme reto para nuestro desarrollo». Equivale a casi el 20% de la población tunecina. Para comparar, esta tasa es de apenas el 1% en la mayoría de los países occidentales. El analfabetismo es mayor en las regiones rurales y del interior del centro y el noroeste, lo que refleja la disparidad económica del país. Y lo que es más alarmante, el analfabetismo se da hoy entre los jóvenes: el 70% de los analfabetos están entre quienes abandonaron prematuramente la escuela, con edades comprendidas entre los 12 y los 18 años. A una edad en la que deberían ser nativos digitales, muchos jóvenes tunecinos empiezan su vida sin las competencias básicas para desenvolverse en un mundo cada vez más complejo y digital.
En este contexto, es probable que la brecha social y digital entre los tunecinos con mayor y menor nivel educativo aumente en los próximos años si no se interviene específicamente en las competencias digitales. Cuanto más crezca la brecha, mayor será el riesgo de que los más pobres queden excluidos y rezagados, lo que amenaza la cohesión social. Hadjer, profesor de escuela pública a quien se le pidió que se jubilara anticipadamente, habló con Global Voices sobre la deplorable situación:
The middle-class, which used to be the backbone of the country, has shrunk. Today there is a two-speed Tunisia with a parallel system in education, healthcare, employment … People are living in social silos and insulating themselves. Parents who can afford it are putting their children into private schools. The poorest are wandering the streets, doing precarious badly paid jobs or looking to smuggle themselves abroad.
La clase media, que era la columna vertebral del país, se ha reducido. Hoy existe un Túnez a dos velocidades, con un sistema paralelo en educación, salud, empleo… La gente vive en silos sociales y se aísla. Los padres que pueden permitírselo matriculan a sus hijos en escuelas privadas. Los más pobres deambulan por las calles, hacen trabajos precarios mal pagados o buscan emigrar clandestinamente.
Analfabetismo digital: «Internet es complicado de usar»
Aunque el costo sigue siendo un obstáculo para los más pobres y los jóvenes, como se señala en un reciente estudio sobre la inclusión digital en Túnez hecho por el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), un problema mayor es la falta de conocimientos y comprensión de la propia tecnología de la información. La principal razón para no usar internet es no saber cómo usarlo. Aunque la gente tenga acceso a la tecnología, necesita unos conocimientos básicos para hacer un buen uso de internet. Najoua, funcionaria pública que trabaja en un programa para integrar a los jóvenes en el mercado laboral, declaró a Global Voices:
Unfortunately access to the internet hasn’t necessarily translated to empowerment. Many don’t know how to use the internet to find online useful information and services. The internet is still not perceived and understood as a space that can be used for learning and help to get skills, services and even jobs.
Por desgracia, el acceso a internet no se ha traducido necesariamente en empoderamiento. Muchos no saben cómo usar internet para encontrar información y servicios útiles en línea. Internet sigue sin percibirse y entenderse como un espacio que puede usarse para aprender y ayudar a tener competencias, servicios e incluso empleos.
Esto se debe a que, en Túnez, cómo comprende internet la población está sobre todo en las redes sociales, y más concretamente en Facebook, que es la red social más usada en Túnez. En enero de 2020 había más de 6,9 millones de usuarios activos, lo que representa el 75% de la población. Es la principal fuente de información y desinformación. Muchos han denunciado que las redes sociales han alimentado las tensiones sociales. El profesor de periodismo Sadok El Hammami explicó que, en Túnez, «Facebook está invadiendo nuestra vida cotidiana y necesita regularse para que no sea una amenaza para nuestras vidas».
Esto es doblemente importante, dado que quienes no han recibido educación tienen menos desarrollada la capacidad de pensamiento crítico y, por tanto, son más vulnerables a la propaganda y las noticias falsas. Cuando el presidente tunecino Kais Saied afirmó que existía un «plan criminal para cambiar la composición demográfica tunecina por parte de potencias extranjeras» en febrero de 2023, un torrente de noticias falsas en las redes sociales propagó el odio contra los subsaharianos. La gente no supo distinguir entre la verdad y la mentira, y desató una ola de insultos racistas.
Debido a su falta de concienciación y de herramientas, navegar por internet de forma segura y proteger los datos y la privacidad es un reto aún mayor para las mujeres. Según la plataforma mediática Nawaat, el 80% de las mujeres tunecinas han sufrido violencia en línea. Esta violencia es multidimensional (incluye acoso sexual, acecho e intimidación) y está muy extendida en las redes sociales, eb las que los tunecinas pasan la mayor parte de su tiempo. Aumentan la ansiedad, la depresión y el aislamiento social..
Falta contenido inclusivo y accesible
A medida que el mundo avanza rápidamente hacia la era digital, las instituciones deben adoptar medidas proactivas integrales para garantizar que las necesidades de las comunidades más pobres se tengan en cuenta en la oferta –que garantice que los contenidos sean inclusivos– y en el conjunto de competencias –que asegura que las personas tengan los conocimientos digitales suficientes para beneficiarse plenamente y participar–. Y es que diseñar, probar e implantar soluciones digitales, por muy simplificadas que estén, sigue siendo un proceso costoso. Es necesario fomentar la empatía y el conocimiento sobre la pobreza digital si se quieren abordar los problemas de falta de inclusión por el lado de la oferta. Los contenidos en línea deben estar en un lenguaje y un medio fáciles de entender. Pero actualmente, la mayoría del contenido en línea es escrita. El diario tunecino La Presse destaca que, como «la mayoría de los contenidos digitales son escritos, su asimilación resulta complicada para quienes no dominan los fundamentos básicos de la lectura, la escritura o la aritmética». Con más de la mitad del contenido web en inglés, el árabe, hablado por cerca del 4,5% de la población mundial, representa menos del 1% del total de los contenidos en línea. Las personas que dominan principalmente árabe, con una capacidad limitada para leer en inglés o francés, quedan al margen de la mayoría del contenido en línea.
Alfabetización en línea y fuera de línea: Una cuestión de justicia social
En 2021, con apoyo de la comunidad internacional, Túnez puso en marcha la «Escuela de la segunda oportunidad» para reinsertar cada año en la educación y la formación profesional a unos mil jóvenes de entre 12 y 18 años que abandonan los estudios en todo el país. El programa es multidisciplinario y personalizado en función de las necesidades de los alumnos. Se centra en la alfabetización básica e incluye el uso de internet. Las organizaciones de la sociedad civil también están realizando diversos proyectos de alfabetización mediática e informacional con escuelas y jóvenes. Estas iniciativas, aunque bienvenidas y tan necesarias para dotar a todos los ciudadanos de las habilidades necesarias para comprender, comprometerse y crear información, deberían acelerarse y ampliarse.
A medida que el mundo avanza más rápido y más profundamente hacia una sociedad digital del conocimiento y los servicios, con el comercio electrónico, el aprendizaje electrónico y la administración electrónica, entre otros, es fundamental que todos, especialmente los menos formados, puedan sacar el máximo partido de la transformación digital. No hay tiempo que perder para integrar la alfabetización digital en cualquier programa educativo para los más vulnerables, de modo que internet pueda ser una fuerza para el bien.