A pesar de los mejores esfuerzos del Gobierno de Venezuela para promover los puntos centrales de Rusia en su guerra contra Ucrania, muchos venezolanos ven la guerra como un ejemplo más de la hostilidad rusa de la que también son víctimas. Desde el Euromaidán de 2014, los venezolanos han mostrado su apoyo a Ucrania, no desde una posición de solidaridad lejana, sino como personas que comparten una lucha similar.
En abril de 2023, el ministro de Relaciones Exteriores ruso, Sergei Lavrov, aterrizó en Venezuela para reunirse con funcionarios de alto nivel y diplomáticos, como el presidente Nicolás Maduro. Esta visita fue parte de un viaje oficial del ministro para conseguir el apoyo de los aliados de Rusia en Brasil, Venezuela, Nicaragua y Cuba.
Sin embargo, no era necesario que Lavrov fuera hasta Caracas para quedarse tranquilo de que Rusia podía contar con el «respaldo total» del Gobierno venezolano, ya que el presidente Maduro lo ha manifestado desde el comienzo de la guerra. El regimen de Maduro apoya la guerra, y también se involucra de manera activa con fuentes estatales rusas para promover la narrativa de que la guerra es legítima, y que Ucrania, la OTAN y Occidente son los verdaderos agresores de Ucrania.
La organización sin fines de lucro venezolana Transparencia Venezuela describe en su informe «Rusia y Venezuela: Aliados para Desinformar» cómo el sistema de medios públicos venezolano y las instituciones estatales reproducen o citan a menudo información publicada por medios rusos, como Russia Today o Sputnik, medios rusos que funcionan como herramientas para la propaganda del Kremlin.
Según Transparencia Venezuela, los trabajadores de los medios estatales han recibido instrucciones específicas sobre cómo informar sobre la guerra, lo que incluye llamarla «invasión» contraria al derecho internacional, sino como una «operación militar especial», como sostiene Rusia enfáticamente.
Transparencia Venezuela también menciona cómo los medios e instituciones estatales han promovido etiquetas a favor de Rusia en las redes sociales, como ser #VenezuelaApuestaALaPaz y #VenezuelaConRusia. La interacción con estas narrativas está inflada y es parte más de una campaña organizada que un comportamiento orgánico.
La mayoría de los venezolanos, cansados de todo lo que venga del Gobierno, no parecen haberse creído estas narrativas. Algunos días después de que Rusia comenzó la invasión en 2022, distintos grupos de venezolanos tomaron las calles para manifestar contra la hostilidad rusa. Esto pasó en un país cuyo Gobierno suele penalizar protestas. Hoy, los venezolanos siguen manifestándose en las redes sociales en contra de la guerra en Ucrania y de las relaciones de Rusia con el gobierno de Maduro.
La declaración «Paren a Putin» es tanto un rechazo a la guerra como a la influencia rusa en la política de Venezuela durante los últimos 20 años. La solidaridad hacia Ucrania nace desde un sentir antibélico, y también desde un sentido de queja contra las influencias extranjeras que han sido fundamentales para la sobrevivencia de un Gobierno que está actualmente bajo investigación de la Fiscalía de la Corte Penal Internacional, tal como el gobierno de Putin.
En los últimos 20 años, las instituciones venezolanas están cada vez más entrelazadas con el Kremlin
Según Vendata, base de datos de código abierto que recopila información pública sobre Venezuela, entre 2001 y 2022, Rusia y Venezuela firmaron al menos 255 acuerdos sobre diversos temas, que van desde energía, agricultura y servicios financieros a defensa y seguridad nacional. Como suele ser el caso con el Gobierno de Venezuela, muchos (sino la mayoría) de estos acuerdos se caracterizan por la falta de transparencia, lo que hace que sea difícil dar cuenta de los intercambios de bienes y servicios multimillonarios.
Desde la presidencia del fallecido Hugo Chávez hasta ahora con Maduro, Venezuela ha recurrido a Rusia y a China para hacer compras por miles de millones en equipamiento militar y servicios técnicos, lo que incluye sistemas de vigilancia. El Kaláshnikov ruso se convirtió en el rifle militar de Venezuela. El fuerte intercambio entre ambos países a través de los años hizo que Venezuela se volviera el mayor socio militar de Rusia en la región, como da cuenta el experto Evan Ellis.
La compra de equipamiento militar no es una simple operación comercial. Según el experto Ramón Cardozo, también es una indicación de alianzas militares, y significa la aproximación a estrategias y puntos de vista militares en lo referente a la seguridad nacional y la defensa.
En el pasado reciente, Rusia desplegaba equipamiento y personal militar en Venezuela cada vez que recibían críticas de Occidente por sus actos de hostigamiento contra sus vecinos. Semanas antes de la invasión a Ucrania, funcionarios de alto mando de Rusia sugirieron posibles despliegues militares en Venezuela y Cuba si la OTAN no respondía a sus «preocupaciones sobre la seguridad» con respecto a la situación de Ucrania.
Algunos expertos y exintegrantes del Gobierno sugieren que puede haber una presencia permanente de tropas rusas en Venezuela, lo que incluiría a mercenarios del ahora desacreditado Grupo Wagner, que según se dice, tendrían la tarea de proteger al presidente Maduro y a los intereses de Rusia en negocios oscuros en el país. La Constitución de Venezuela prohíbe estrictamente las bases militares extranjeras.
Aún así, la influencia rusa en Venezuela no debería medirse solo en términos de compra de equipamiento y servicios técnicos. Como países revisionistas con sistemas de valores similares, Rusia y Venezuela son socios en proteger y estabilizar sus propios gobiernos autoritarios.
Rusia fue fundamental en el plan internacional de Venezuela para evadir sanciones y vender petróleo antes de que las penalidades lo entorpecieran. Rusia también participa en la extracción de oro y otros minerales en el sur de Venezuela, actividad con un sinfín de quejas por violaciones a los derechos humanos, violencia endémica y ecocidio. Al participar en estas actividades. Rusia ha ayudado al régimen de Venezuela a obtener los fondos para mantener su modelo autoritario.
Es por es que, durante las protestas contra la guerra, los venezolanos que llevaban las banderas de Venezuela y de Ucrania no estaban simplemente rechazando una guerra de hostigamiento ilegal en un lugar remoto del mundo. Las palabras de un manifestante famoso, querido por muchos, resonaron en muchos venezolanos: «Ucrania, también resistimos».